¡°Nada es poscolonial: esto todav¨ªa est¨¢ vigente en los tributos que paga el continente africano, en el extractivismo¡±
La artista afroeuropea Sandra Mujinga considera que el colonialismo sigue vigente y, parte de su obra, busca reescribir conceptos que permitan otras conexiones ente las personas y con el planeta
Para Sandra Mujinga (nacida en Goma, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, en 1989) no hay m¨¢s ajenidad en Noruega que en Kenia. Esta mujer afroeuropea que se cri¨® en Oslo ¡ªciudad a la que lleg¨® con dos a?os¡ª vivi¨® una parte de su adolescencia en Nairobi, donde se estableci¨® junto a su familia entre los 12 y los 15. De su madre, aprendi¨® el oficio de las telas, luego estudi¨® en la Academia de las Artes de Oslo y en la actualidad su apellido resuena sin fronteras en el ¨¢mbito de la pl¨¢stica contempor¨¢nea.
Mujinga ya es una reconocida artista cuya obra se encuentra en las colecciones del MoMa de Nueva York o la del Hamburger Banhoff de Berl¨ªn. Por primera vez, sus creaciones llegan a Espa?a. Dos de sus instalaciones ¨DRewordling remains (La reescritura de los restos) y Sentinels of change (Centinelas del cambio)¨D, precisamente las elegidas para la Bienal de Venecia en 2022, se exponen en La Casa Encendida de Madrid hasta el 28 de abril, en el marco de la muestra colectiva Loving the alien.
Su amor por lo extra?o la lleva a explorar temas sociales de los que tiene marca en la propia piel, a trav¨¦s de la ficci¨®n especulativa. En esta b¨²squeda, se reconoce en los textos la escritora de ciencia ficci¨®n norteamericana Octavia Butler, pero tambi¨¦n en el pensador camerun¨¦s Achille Mbembe, quien habla de la necropol¨ªtica como ¡°una suerte de tecnolog¨ªa del poder cuyo objetivo es la regulaci¨®n de poblaciones a trav¨¦s de la producci¨®n de sujetos disponibles y desechables¡±. Est¨¢ segura de que esos sujetos ¡°siempre se han visto obligados a desplazarse¡± y, justamente, porque ¡°todos estamos destinados a movernos todo el tiempo¡±, ella quiere reconsiderar las fronteras. ¡°?frica se cre¨® antes que esos l¨ªmites¡±.
En el di¨¢logo mantenido con Mujinga en Madrid, donde asisti¨® a la inauguraci¨®n de la muestra el pasado febrero, , la artista rememora con alegr¨ªa sus a?os de adolescencia en Kenia y Uganda, y recuerda que ser congole?a no le allanaba el camino a la otredad, en ?frica oriental. Hoy vive entre Berl¨ªn y Oslo, y nos acerca reflexiones con esculturas en tela, que hablan de extra?eza y pertenencias, con la reconocible luz verdosa de lo digital, ese universo hipervigilado que, sin embargo, nos conecta.
Pregunta. ?Qu¨¦ significa su obra Centinelas del cambio?
Respuesta. Son palabras que se representan en un dinosaurio y otra figura. Luego est¨¢n los restos del mundo plasmados en los otros tres cuerpos. Pens¨¦ en ellos como dos obras diferentes, pero tambi¨¦n los presento como un grupo de cuerpos ligados por la idea de una reutilizaci¨®n (o reescritura) de los restos; en este caso, de los conceptos, para poder repensarlos.
P. ?Cu¨¢les son esos conceptos a reescribir?
R. En este caso, se trata del uso de tejidos existentes (s¨¢banas y cortinas viejas) y sobre la forma en la que se crea una nueva piel: en ese proceso, hay una combinaci¨®n de piel vieja (como las telas usadas) con nuevas pieles. Estas pueden ocultar, en un sentido de camuflaje, pero el acto de esconderse tiene que ver tambi¨¦n con la vigilancia.
P. ?Por qu¨¦ coloca estas dos obras juntas en el mismo espacio?
R. Es una forma de enlazarlas, como la continuaci¨®n de una serie. El elemento del dinosaurio, que pertenece al pasado, nos remite a una manera de pensar en los fantasmas, por ejemplo, y en c¨®mo estos est¨¢n presentes en nuestra vida. Resulta interesante indagar acerca de cu¨¢les son las historias antiguas que llevamos con nosotros, si proceden del colonialismo o de animales extintos como los dinosaurios, y c¨®mo nos dejan las huellas que tenemos en la actualidad. El uso de elementos del pasado nos sirve, adem¨¢s, para reimaginar el futuro y c¨®mo podemos vivir juntos. O reimaginar la fragilidad, como si esta fuera una piel, que al tiempo que se deteriora se est¨¢ reconstruyendo por s¨ª misma. Lo fuerte o lo d¨¦bil expresan formas de albergar sensibilidades.
Ni en el Congo soy congole?a ni en Noruega soy noruega; siempre he estado viviendo en este espacio intermedio, pero tambi¨¦n creo que es un lugar interesante
P. ?Hay relaci¨®n entre la presencia de la idea de vigilancia en su obra y los lugares en los que ha vivido en Europa?
R. He vivido en Berl¨ªn (Alemania) y en Oslo, la capital de un pa¨ªs que sigue siendo muy blanco, poco diverso, pero eso tambi¨¦n me ha llevado a viajar. Para m¨ª la vigilancia est¨¢ ligada a nuestra actividad online, donde somos conscientes de que entregamos nuestros datos. Aunque la noci¨®n de vigilancia est¨¢ relacionada, asimismo, con c¨®mo se crea la tecnolog¨ªa ¡ªesto del reconocimiento facial, por ejemplo¡ª y con que esto puede estar sesgado hacia las personas negras y marrones. Aqu¨ª hay un recordatorio de que la tecnolog¨ªa y la vigilancia se crean a partir de un grupo demogr¨¢fico dado y, a su vez, se dirigen a otros grupos demogr¨¢ficos determinados.
P. Internet es, adem¨¢s, una sala inc¨®moda que nos recibe con la frialdad de esta luz verde tan irreal de las pantallas que usted recrea en su instalaci¨®n.
R. En efecto, no hay nada confortable all¨ª, as¨ª que siempre hay una negociaci¨®n en la que tienes conciencia de esa vigilancia. Est¨¢s pensando en ello. Te preguntas qu¨¦ estoy dando, qu¨¦ me est¨¢ quitando y a qu¨¦ estoy renunciando para estar en esta comunidad y encontrar gente.
P. ?Hay algo en sus reflexiones art¨ªsticas que aluda a esa coexistencia de almas de antepasados con seres presentes que recrean los rituales de algunas culturas de ?frica occidental?
R. En m¨ª esto no resuena porque, aunque nac¨ª en el Congo, crec¨ª en Noruega y perd¨ª a mis padres en la adolescencia. As¨ª que el camino es otro, pero tambi¨¦n interesante, porque en ambos lados tengo los mismos problemas: ni en el Congo soy congole?a ni en Noruega soy noruega. Siempre he estado viviendo en este espacio intermedio, pero tambi¨¦n creo que es un lugar interesante. Antes s¨ª quer¨ªa pertenecer a un lugar, pero ahora para m¨ª el hogar es mi cuerpo. As¨ª que puedo estar en todas partes y entonces el acto del pensamiento sobre el cuerpo es como pensar en la casa.
P. ?Qu¨¦ le inspira?
R. Mi trabajo est¨¢ inspirado en lo que le¨ª de Octavia Butler, en Achille Mbembe, Frank Wilderson (que habla del afropesimismo), Fred Morton, James Baldwin y Sylvia Wynter, quien es muy importante para m¨ª. Adem¨¢s me inspiro en los animales: el elefante aparece mucho en mi trabajo.
P. En Occidente se ha transmitido la idea de naturaleza virgen que los intr¨¦pidos descubren, olvid¨¢ndose de las otras criaturas que ya viv¨ªan en esos lugares ¡°salvajes¡±.
R. Cuando ves El Rey Le¨®n te das cuenta de que all¨ª no hay personas. Esta mirada forma parte del reduccionismo del continente africano donde los humanos no importan. Hay m¨¢s empat¨ªa para proteger a los animales que para protegerte a ti. Hay un libro de Alexis Pauline Gumbs que es realmente interesante ¡ªUndrowned: Black Feminist Lessons from Marine Mammals (2020)¡ª, en el que ella habla de la violencia de nombrar. Hombres que llegan a un lugar, lo describen y nombran, y tambi¨¦n all¨ª hay violencia.
Si pens¨¢ramos que estamos conectados, sabr¨ªamos que lo que ocurra en un bosque afectar¨¢ al aire y tambi¨¦n nos afectar¨¢ a nosotros
P. ?Cu¨¢ndo piensa en su posici¨®n en la escena art¨ªstica, se sit¨²a cerca de hijas de las di¨¢sporas que reelaboran cuestiones raciales?
R. Creo que vivimos en un mundo donde las cuestiones raciales siguen ah¨ª. No puedes escapar de ello. No es que uno tenga elecci¨®n. Si uno pudiera elegir, no querr¨ªa que fuera as¨ª. Es porque en realidad vivimos en un mundo donde las condiciones materiales son demasiado diferentes, por lo que es un elemento que se presenta constantemente. Sin ir m¨¢s lejos, cuando decimos poscolonialismo suena muy extra?o, porque nada es poscolonial: esto todav¨ªa est¨¢ vigente en los tributos que paga el continente africano, en el extractivismo. Son esas las huellas con las que tenemos que convivir.
P.Si el poscolonialismo es, en realidad, colonialismo, ?cu¨¢les cree que son las otras cosas de las que no estamos hablando?
R. De la interconexi¨®n real de los seres humanos y creo que el cambio clim¨¢tico nos ayudar¨¢ a pensar en c¨®mo estamos conectados en el planeta. Existe la idea de que lo que est¨¢ pasando no nos est¨¢ pasando a nosotros o que tendr¨ªamos que sacrificar alguno de nuestros derechos. Si pens¨¢ramos que estamos conectados, sabr¨ªamos que lo que ocurra en ese bosque afectar¨¢ al aire y tambi¨¦n nos afectar¨¢ a nosotros. Creo que tenemos que tener un enfoque de aliados m¨¢s que de amables salvadores. Tiene que haber m¨¢s alianzas, porque tu supervivencia es tambi¨¦n mi supervivencia. No es que yo vaya a salvarte.
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