Viaje a los or¨ªgenes africanos de los objetos robados
Los colonizadores saquearon durante d¨¦cadas de dominaci¨®n decenas de miles de objetos en el continente africano. Muchos de ellos todav¨ªa se encuentran expuestos o almacenados en museos europeos, descontextualizados y despojados del significado espiritual que tienen en sus pa¨ªses. Ahora, la sed de restituci¨®n recorre ?frica de la mano de una generaci¨®n que exige justicia y que busca conocer su patrimonio
Este es un viaje a lugares de los que militares, misioneros, cient¨ªficos y otras autoridades coloniales arrancaron objetos que acabaron expuestos como obras de arte en museos europeos o arrumbados en sus dep¨®sitos. Es a la vez un viaje para conocer el significado de esos artefactos en su contexto, el mismo que perdieron al ser trasladados a miles de kil¨®metros e interpretados con una mirada ajena. La estatua de una diosa camerunesa, un tambor sagrado en el que habitaba un esp¨ªritu marfile?o que se alimentaba de la sangre de los enemigos o la representaci¨®n del poder espiritual que ejerc¨ªan los soberanos en Ben¨ªn son algunos de los objetos reclamados. No son casos aislados. Son apenas la punta visible de un descomunal iceberg.
Las demandas de restituci¨®n que se extienden por todo el continente africano se enmarcan en el despertar poscolonial de una generaci¨®n que ha dicho basta y que demuestra que, aunque la historia cambie de un d¨ªa para otro, su digesti¨®n es a menudo mucho m¨¢s lenta.
Francia, Alemania, Espa?a u Holanda son algunos de los pa¨ªses que han puesto en marcha dilatados procesos de restituci¨®n. Fruto de ellos, algunos objetos han vuelto y otros volver¨¢n, si los alambicados procedimientos legales llegan a buen puerto. Quienes conocen esos bienes en sus pa¨ªses de origen hablan aqu¨ª de su importancia para los pueblos que ahora los reclaman. Son objetos, pero significan mucho m¨¢s.
La diosa robada de Camer¨²n
Alemania posee unos 40.000 objetos culturales cameruneses, mientras que el museo nacional del pa¨ªs africano cuenta con apenas 6.000. As¨ª es la campa?a de una activista camerunesa para devolver una escultura a su lugar de origen
NALOVA AKUA, Yaund¨¦
Estatua de la diosa Ngonnso
- Qu¨¦ es: Una escultura de madera cubierta de conchas que representa a la divinidad de la comunidad Nso.
- Se conserva en el s¨®tano del Museo Etnol¨®gico del suroeste de Berl¨ªn.
- Tras una movilizaci¨®n social, Alemania acord¨® en 2022 devolver la figura a Camer¨²n.
Sylvie Njobati, de 31 a?os, naci¨® m¨¢s o menos el mismo a?o en que su comunidad lanz¨® una petici¨®n de repatriaci¨®n de la estatua de la diosa Ngonnso, robada del reino de Nso¡¯, en el noroeste de Camer¨²n. La pieza fue transportada a Alemania en 1903 por el oficial colonial alem¨¢n Kurt von Pavel y hoy se conserva en el s¨®tano del Museo Etnol¨®gico de Berl¨ªn.
Njobati anhel¨® durante mucho tiempo encontrarse alg¨²n d¨ªa cara a cara con esta estatua. La oportunidad lleg¨® por fin en septiembre de 2021, en la sala de exposiciones del Foro Humboldt de la capital alemana. ¡°Cuando entr¨¦, no sab¨ªa qu¨¦ esperar; no hab¨ªa visto a Ngonnso antes. Cuando la vi en una caja de cristal, mi primer sentimiento fue de rabia. Se trata de algo espiritualmente significativo para una comunidad y estaba encerrado en una jaula¡±, recuerda. ¡°Pero luego me emocion¨¦. Tuve que apartarme y sollozar¡±, cuenta Njobati. ¡°Me la imaginaba reproch¨¢ndome: ¡®He dormido en los s¨®tanos, me han torturado; me han profanado. ?Por qu¨¦ no viniste a buscarme antes?¡¯ Pero tambi¨¦n sent¨ª una conexi¨®n; ten¨ªa la sensaci¨®n de que ahora se sent¨ªa segura. Sab¨ªa que iba a volver a casa¡±. En 2018, Njobati lanz¨® una campa?a en redes sociales llamada #BringBackNgonnso (Traed a Ngonnso de vuelta). Se trat¨® de un despertar cultural para una mujer que creci¨® m¨¢s apegada a la religi¨®n que a la tradici¨®n. ¡°Mi motivaci¨®n (como activista) proviene de lo que representa Ngonnso¡±, explica.
¡°La forma en que Ngonnso sostiene el cuenco entre sus manos sugiere que es alguien que une a la gente¡±, dice . ¡°Se trata de alguien que, a pesar de los retos a los que se enfrent¨® como mujer, fue capaz de armarse de valor e hizo gala de sus buenas dotes de liderazgo para reunir al pueblo Nso¡±, explica.
It is such a pleasure to be with the Fon of Nso and delegation to further talks on the restitution of our heritage in Berlin. Despite the fact that members of our team were denied Visas, we are here working tirelessly to make sure we achieve our objectives. pic.twitter.com/EYnnKHHMuK
— Njobati Sylvie (Sysy) (@sylvienjobati) November 13, 2022
La historiadora del arte francesa B¨¦n¨¦dicte Savoy es coautora del gran informe franc¨¦s sobre restituci¨®n, encargado por el presidente Emmanuel Macron y que dio pie a su discurso de Uagadug¨² en 2017, que abri¨® la caja de pandora de la restituci¨®n del patrimonio africano. Un descubrimiento inesperado dej¨® at¨®nita a Savoy: ¡±La gran sorpresa para nosotros fue encontrar m¨¢s de 40.000 objetos en 45 instituciones p¨²blicas alemanas¡±, explica por videoconferencia esta catedr¨¢tica de Historia del Arte en la Universidad T¨¦cnica de Berl¨ªn. En su madre patria, Francia, los museos p¨²blicos siguen reteniendo unos 9.000 objetos culturales cameruneses, frente a los apenas 6.000 que siguen en el museo nacional de Camer¨²n. La cantidad de bienes culturales cameruneses encontrados en Alemania supera, en n¨²mero, a toda la colecci¨®n africana del Museo Brit¨¢nico.
La actual Rep¨²blica de Camer¨²n fue colonizada primero por Alemania (1884-1916), y m¨¢s tarde se dividi¨® entre Francia y Gran Breta?a tras la derrota de los alemanes en la Primera Guerra Mundial. El Camer¨²n franc¨¦s obtuvo la independencia en 1960, a la que se unieron los cameruneses angl¨®fonos a trav¨¦s de una federaci¨®n un a?o despu¨¦s.
Me la imaginaba reproch¨¢ndome: ¡®Llevo aqu¨ª mucho tiempo, he dormido en los s¨®tanos, me han torturado; me han profanado. ?Por qu¨¦ no viniste a buscarme antes?¡¯ Pero tambi¨¦n sent¨ª una conexi¨®n; ten¨ªa la sensaci¨®n de que ahora se sent¨ªa segura. Sab¨ªa que iba a volver a casaSylvie Njobati, activista por la restituci¨®n de la estatua de Ngonnso
¡°Estos 40.000 objetos son solo los que no fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes ten¨ªan mucho m¨¢s. Ning¨²n otro pa¨ªs tiene tanto¡±, explica Savoy a este diario. Los museos europeos contienen hoy m¨¢scaras rituales, tejidos, estatuas reales, manuscritos, tronos e instrumentos musicales de Camer¨²n.
¡°La piel de gallina¡±
En los ¨²ltimos meses se han intensificado en Camer¨²n las campa?as en favor de la repatriaci¨®n de bienes culturales. Una comisi¨®n creada para tal fin visit¨® cuatro museos alemanes en octubre para sentar las bases. Apenas tres meses despu¨¦s, la delegaci¨®n realiz¨® una visita de cinco d¨ªas a Alemania para reiterar sus demandas. ¡°Se me puso la piel de gallina al ver los restos humanos [cabezas, manos y otras partes del cuerpo]¡±, atestigua Marie Thierry Edjoa Akoa, directora del patrimonio cultural del Ministerio camerun¨¦s de Arte y Cultura.
We made it. It all started in May of 2021 with the creation of this platform. Since then, we have been winning:
— BringBackNgonnso/Nso Royal Objects n Linden museum (@ngonnso) February 12, 2024
June 2022 - Decision by @kulturSPK to return Ngonnso
May 2023 - Decision by @ifeasmainz in @uni_mainz
January 2024 Decision by stakeholders of @LindenMuseum
Does this¡ pic.twitter.com/CHMtZLg4Pu
¡°La persistente demanda de devoluci¨®n de estos objetos es el resultado del despertar cultural y la presi¨®n de diferentes comunidades¡±, afirma Edjoa. ¡°Estos objetos culturales tienen una gran importancia para las comunidades: algunos fueron creados por inspiraci¨®n divina y simbolizan la prosperidad, la fertilidad, el poder, la fuerza y la determinaci¨®n¡±, subraya Edjoa.
Tras tres a?os de investigaci¨®n, Savoy y su colega, el profesor Albert Gouaffo, de la Universidad de Dschang (Camer¨²n), recopilaron sus hallazgos en un libro de 500 p¨¢ginas titulado Atlas der Abwesenheit (Atlas de la ausencia), de acceso abierto y presentado en Berl¨ªn en junio.
¡°Gran parte de las piezas fueron tomadas con enorme violencia en las expediciones militares. Hay mucha sangre en estos objetos, por as¨ª decirlo¡±, afirma. Savoy considera ¡°lamentable¡± que la mayor¨ªa de los alemanes ¡°ni siquiera son conscientes¡± del saqueo, dado que los museos s¨®lo muestran al p¨²blico ¡°una peque?a parte¡± de los objetos expoliados.
El primer lote deb¨ªa volver en diciembre de 2023, pero a¨²n no ha sucedido. Las autoridades camerunesas y alemanas acordaron que la primera remesa podr¨ªa repatriarse entre junio y julio. Mientras, Njobati, la activista que ha peleado por el regreso de la diosa, sigue esperando: ¡°Ngonnso es mi identidad, mi cultura, mi patrimonio. Soy quien soy gracias a ella. Estoy orgullosa de ser Nso porque Ngonnso tuvo el valor de unir al pueblo Nso¡±.
El regreso del poder y la fortaleza a Abomey
26 piezas pertenecientes al Tesoro Real de Abomey ya han llegado al pa¨ªs y esperan ser pronto exhibidas al p¨²blico
CHEMA CABALLERO, Coton¨²
Tesoro Real de Abomey, Ben¨ªn
- Qu¨¦ es: 26 piezas para rituales y ceremonias, saqueadas por las fuerzas francesas cuando concluy¨® la conquista del reino de Dahomey y trasladadas a Par¨ªs.
- Fueron devueltas en 2021.
- M¨¢s de 6.000 piezas originarias de lo que hoy es el territorio de Ben¨ªn siguen en Francia.
Tres figuras antropom¨®rficas, mitad hombre mitad animal, representan a los tres ¨²ltimos monarcas del reino de Dahomey, en el actual Ben¨ªn. La primera es la de Gh¨¦zo, su s¨ªmbolo fue el p¨¢jaro cardenal. La segunda, un le¨®n de cintura para arriba, pertenece a Gl¨¦l¨¦. La ¨²ltima, cuyo emblema era el tibur¨®n, a B¨¦hanzi. Son de madera, con algunos pigmentos, metal y cuero. Miden en torno a 1,70 metros de altura. Y no son simples estatuas. Contienen el poder espiritual y la fuerza del soberano que encarnan.
Estas im¨¢genes se llevaban en procesi¨®n en el desfile anual que exhib¨ªa las riquezas del reino en la capital, Abomey. Tambi¨¦n acompa?aban a las tropas durante los combates. El resto del a?o se guardaban en el Adanj¨¨ho, la casa del coraje. Fueron saqueadas por las fuerzas francesas lideradas por el coronel Alfred Doods, que luch¨® contra el rey B¨¦hanzin entre 1892 y 1894 cuando concluy¨® la conquista del reino de Dahomey, y trasladadas a Par¨ªs. ¡°Fue en Francia donde estas piezas se convirtieron en objetos de arte. Antes no ten¨ªan un car¨¢cter art¨ªstico¡±, asegura Didier Hou¨¦nnoud¨¦, profesor de Historia en la Universidad de Abomey-Calavi, antes de proseguir: ¡°Aqu¨ª tienen una fuerte connotaci¨®n espiritual. Contienen la potencia del rey. Son objetos que se usaban para rituales y no para adornar¡±.
¡°La gente ha sentido durante a?os que le faltaba fuerza o poder a Abomey porque estos objetos no estaban aqu¨ª. Somos un pueblo religioso. Practicamos el vud¨². Por eso sabemos que en esas figuras reside el poder del rey. En ellas se han apoyado nuestros soberanos para tener cientos de victorias durante a?os. Ahora es como si hubi¨¦ramos encontrado esa parte de nuestra potencia que nos faltaba¡±, explica Mathieu Hounkandji, mediador cultural y gu¨ªa en los Palacios Reales de Abomey.
Adem¨¢s del valor espiritual e hist¨®rico que estos bienes puedan tener, Parfait Zinsou, gestor cultural y formador de gu¨ªas tur¨ªsticos, se?ala que tambi¨¦n muestran la maestr¨ªa de los artesanos que trabajaban en la corte real. Apunta de manera especial a las simetr¨ªas del trono del rey Gl¨¦l¨¦. ¡°En aquella ¨¦poca no hab¨ªa tantas herramientas como ahora. De ah¨ª tambi¨¦n el valor de estas piezas. Adem¨¢s, demuestran, frente a lo que los colonos han querido transmitir, que en ?frica s¨ª exist¨ªa el arte, la proporci¨®n, la belleza y la historia¡±.
Las tres estatuas antropom¨®rficas regresaron a Ben¨ªn tras casi 130 a?os de exilio, en noviembre de 2021. Formaban parte de un lote de 26 objetos pertenecientes al Tesoro Real de Abomey devuelto por Francia. Fueron recibidos con grandes honores militares. Tal era la alegr¨ªa, que en Abomey se instalaron pantallas de televisi¨®n para que sus habitantes pudieran ver en directo los actos oficiales de bienvenida y el traslado hasta el Palacio Presidencial. All¨ª quedaron expuestas las obras para que los benineses pudieran contemplarlas en una muestra que tuvo que ser prorrogada, dada la gran afluencia de visitantes. En la actualidad, las 26 piezas se encuentran en una sala del Palacio Presidencial en Coton¨². All¨ª se aclimatar¨¢n a las condiciones de calor y humedad del pa¨ªs, antes de ser trasladadas a la Casa del Gobernador, en Ouidah, donde se expondr¨¢n temporalmente hasta que su destino final, el nuevo museo de Abomey, se construya.
La historia de varios de estos objetos ceremoniales devueltos por Francia, su viaje de vuelta a casa y los debates que ese retorno provoc¨® en la juventud de Ben¨ªn quedaron descritos en el documental Dahomey, dirigido por la cineasta francosenegalesa Mati Diop, que se alz¨® con el Oso de Oro en la Berlinale el pasado 24 de febrero.
Se calcula que solo en Francia hay m¨¢s de 6.000 piezas originarias de lo que hoy es Ben¨ªn. ¡°Adem¨¢s de las obras que salieron con la conquista, est¨¢n las que partieron durante la colonizaci¨®n y que se llevaban administradores y funcionarios de la colonia, las que sacaron los misioneros o las misiones culturales enviadas por la metr¨®polis¡±, comenta Nour¨¦ini Tidjani-Serpas, presidente del Comit¨¦ para la restituci¨®n, que ha liderado las conversaciones con el Gobierno galo. ¡°Adem¨¢s de en el museo Quai-Branly [que atesora m¨¢s unas 140.000 piezas procedentes de toda ?frica], se pueden encontrar tesoros de Ben¨ªn en el de Historia Natural de Toulouse, en el de la Sociedad de Misiones Africanas en Lyon e incluso en el Vaticano¡±, se?ala.
En varias ocasiones, el presidente benin¨¦s, Patrice Talon, ha recordado a su hom¨®logo franc¨¦s, Emmanuel Macron, que son muchos m¨¢s los bienes que esperan su repatriaci¨®n. Entre ellos se?ala dos muy importantes para su pueblo: la tabla del Fa y la estatua del dios Gou. La primera serv¨ªa para descifrar el or¨¢culo y avisar al rey de los sacrificios necesarios para tener ¨¦xito en sus acciones. La segunda es una representaci¨®n de una de las divinidades m¨¢s poderosas del pante¨®n vud¨², dios de la guerra y de los herreros.
Los j¨®venes africanos son cada vez m¨¢s radicales y muy opuestos a Francia. Gracias a internet tenemos acceso a informaci¨®n en tiempo real y sabemos lo que est¨¢ haciendo en el continenteDidier Hou¨¦nnoud¨¦, profesor de Historia en la Universidad de Abomey-Calavi
¡°Los j¨®venes africanos son cada vez m¨¢s radicales y muy opuestos a Francia¡±, agrega Hou¨¦noud¨¦. ¡°Gracias a internet tenemos acceso a informaci¨®n en tiempo real y sabemos lo que se est¨¢ haciendo en el continente. Si Francia no cambia su forma de tratar a ?frica y de cooperar con ella, se va a encontrar con que la gente ya no la escucha. No puede seguir trat¨¢ndonos con su mentalidad colonialista, tiene que vernos como iguales. La restituci¨®n de estos bienes es el primer paso de este nuevo marco de relaciones al que se ha visto abocada¡±. .
Redescubrir la historia de Ben¨ªn
Los objetos restituidos pertenecen al Tesoro Real de Abomey. Pero Dahomey tambi¨¦n saque¨® los tesoros de los Estados que conquist¨® y anexion¨® a su territorio. Este reino alcanz¨® su m¨¢ximo esplendor en el siglo XVIII gracias al comercio de personas esclavizadas con los pa¨ªses europeos. ¡°Saquearon los palacios de sus vecinos y se llevaron sus dioses, divinidades y otros objetos que confer¨ªan poder a esos pueblos¡±, explica el profesor de Historia de la Universidad de Abomey, Calavi Eb¨¦n¨¦zer Sedegan. Por eso, piensa que la devoluci¨®n de los objetos deber¨ªa ayudar a los benineses a redescubrir el pasado de su pa¨ªs. ¡°La historia de ?frica la conocemos sobre todo a trav¨¦s de los historiadores europeos . La llegada de estos objetos es una buena ocasi¨®n para enfrentarnos a nuestro pasado¡±.
Su colega, el profesor Hou¨¦nnoud¨¦, piensa que los j¨®venes investigadores africanos podr¨¢n analizar mejor su propia historia. ¡°Pero necesitamos una financiaci¨®n que nos permita hacer nuestros propios estudios, y no lo que quieran los inversores europeos. Por eso, parte de la reparaci¨®n de Francia por haber saqueado nuestras riquezas deber¨ªa ser ayudas econ¨®micas que permitan esas investigaciones¡±.
Dijbo, gu¨ªa tur¨ªstico en Oudah, piensa que ser¨¢n una buena fuente de ingresos para Ben¨ªn: ¡°Los franceses han hecho mucho dinero cobrando entradas para ver nuestros tesoros, ahora es momento de que nosotros tambi¨¦n consigamos algo a trav¨¦s de su exhibici¨®n¡±.
Una espada envuelta en pol¨¦mica, el primer objeto devuelto a ?frica
El supuesto sable de El Hadji Omar Tall, l¨ªder pol¨ªtico y religioso del siglo XIX, lleg¨® a Senegal desde Francia en 2018 como pr¨¦stamo y hoy forma parte de la colecci¨®n del Museo de Civilizaciones Negras de Dakar
JOS? NARANJO, Dakar
Espada de El Hadji Omar Tall, Senegal
- Qu¨¦ es: un sable que perteneci¨®, supuestamente, al fundador del Imperio Toucouleur, l¨ªder pol¨ªtico y religioso del siglo XIX, pero hay dudas sobre su origen.
- Es el primer objeto devuelto por Francia a ?frica. Lleg¨® a Senegal en 2018 como pr¨¦stamo, y luego como donaci¨®n definitiva a partir de 2020.
- Se exhibe en el Museo de las Civilizaciones Negras de Dakar.
Nada m¨¢s entrar en la sala de Religiones del Museo de Civilizaciones Negras de Dakar, el visitante se tropieza con una vitrina con una espada en su interior. Ni grande ni peque?a, con una empu?adura modesta pero decorada y una fina hoja de metal, no parece gran cosa, pero se trata de un poderoso s¨ªmbolo: es el supuesto sable de El Hadji Omar Tall, fundador del Imperio Toucouleur. Al mismo tiempo es el primer objeto devuelto por Francia a ?frica desde que, en 2017, Emmanuel Macron pronunciara el discurso de Uagadug¨². Sin embargo, todo lo que rodea a este hist¨®rico objeto, desde su procedencia europea y su propiedad hasta el propio proceso de devoluci¨®n, est¨¢ envuelto en la pol¨¦mica.
La primera inc¨®gnita que surge con el sable es si realmente perteneci¨® a El Hadji Omar Tall, un l¨ªder pol¨ªtico y religioso del siglo XIX nacido en Senegal, que fue fundador del imperio Toucouleur y hoy es venerado en ?frica occidental como un gran guerrero. Decenas de historiadores dudan de ello, mientras que otros se muestran totalmente convencidos de que nunca estuvo en sus manos. Para el arque¨®logo Hamady Bocoum, director del Museo de Civilizaciones Negras, ¡°es como investigar el sexo de los ¨¢ngeles. Este objeto tuvo una vida compleja, se fabric¨® en los hornos de Napole¨®n y se acab¨® convirtiendo en parte del patrimonio omariano. Eso es lo importante¡±, asegura.
Su proceso de restituci¨®n a Senegal tambi¨¦n est¨¢ plagado de sombras. Fue el primero que Francia devolvi¨® tras el informe elaborado por Benedicte Savoy y Felwine Sarr por encargo directo del presidente Macron. La espada, que ya hab¨ªa sido cedida temporalmente en el pasado y que era reclamada por los descendientes de Omar Tall, pertenec¨ªa al Museo del Ej¨¦rcito, cuyos responsables se negaron a que viajara a Senegal. Pero la decisi¨®n estaba tomada.
La primera referencia escrita de este objeto data de 1909, cuando el general Louis Archinard dona al Museo del Ej¨¦rcito en Par¨ªs, inaugurado pocos a?os antes, una colecci¨®n de 69 objetos procedentes de sus campa?as en ?frica occidental entre 1880 y 1893
La hoja de la espada es alsaciana y data de los a?os veinte del siglo XIX. No cabe duda. Por tanto, era un sable franc¨¦s de los que usaba entonces la infanter¨ªa. La empu?adura y la funda, sin embargo, son de factura toucouleur. Aunque se desconoce c¨®mo lleg¨® hasta ?frica, los historiadores barajan dos hip¨®tesis: o fue un bot¨ªn de guerra tomado a un soldado galo o fue un regalo con los que los oficiales franceses sol¨ªan obsequiar a los jefes guerreros africanos.
La primera referencia escrita de este objeto data de 1909, cuando el general Louis Archinard dona al Museo del Ej¨¦rcito en Par¨ªs una colecci¨®n de 69 objetos procedentes de sus campa?as en ?frica occidental entre 1880 y 1893, entre ellos el citado sable que ¨¦l atribuy¨® al conquistador africano. Este oficial hab¨ªa liderado las tropas francesas en campa?as contra Ahmadou y Abigou Tall, hijos de El Hadji Omar Tall, quien hab¨ªa fallecido d¨¦cadas antes. As¨ª cay¨® el sable en sus manos. Sin embargo, Archinard ten¨ªa fama de exagerar sus haza?as y dotar de un valor extra a sus botines de guerra, lo cual est¨¢ en el origen de la pol¨¦mica.
El ambiente pol¨ªtico era de lo m¨¢s propicio. Una poderosa corriente anticolonialista, que en la ?frica franc¨®fona ha cristalizado en un fuerte sentimiento antifranc¨¦s, se ha extendido en los ¨²ltimos a?os por todo el continente. Consciente de su p¨¦rdida de influencia y para tratar de frenarla, Macron, empe?ado en convertirse en el enterrador de la Fran?afrique, movi¨® ficha mediante el encargo del informe Savoy-Sarr, que identific¨® hasta 90.000 objetos africanos en Francia susceptibles de restituci¨®n de los cuales dos terceras partes se encuentran en el Museo de Quai-Branly. Decenas de historiadores denunciaron su falta de rigor cient¨ªfico, as¨ª como la inviabilidad jur¨ªdica de devolver piezas que, seg¨²n la legislaci¨®n francesa, son inalienables.
La espada fue recibida por el Gobierno senegal¨¦s con gran pompa y los descendientes de El Hadji Omar Tall, que se cuentan por miles, celebraron su vuelta a ?frica
La cuesti¨®n de la restituci¨®n de los objetos extra¨ªdos de ?frica durante la colonizaci¨®n se inserta en otros debates, como la presencia militar francesa o la existencia del franco CFA, una moneda heredada del colonialismo que comparten ocho pa¨ªses de ?frica occidental.
¡°Que el primer objeto devuelto a ?frica sea alsaciano es surrealista¡±, aseguraba en 2021 el historiador Francis Simonis. ¡°Se ha torcido la realidad hist¨®rica, pero el problema ya no es si es verdadero o no. Es un s¨ªmbolo y es la percepci¨®n lo que cuenta¡±. En efecto, la espada fue recibida por el Gobierno senegal¨¦s con gran pompa y los descendientes de El Hadji Omar Tall, que se cuentan por miles, celebraron su vuelta a ?frica. Que Senegal, donde naci¨® el conquistador, haya sido el pa¨ªs receptor tambi¨¦n gener¨® un cierto debate, porque todos los acontecimientos hist¨®ricos que rodean a la espada tuvieron lugar en Mal¨ª. Pero esa es otra historia.
El director del Museo de las Civilizaciones Negras ofrece un contrapunto. ¡°El pasado es importante, pero no podemos decir a la gente que lo importante de vuestra cultura es lo que se encuentra en Europa. Eso no es verdad¡±, a?ade. ¡°Quiz¨¢s el 80% del patrimonio africano durante el periodo colonial est¨¦ en Europa, pero se nos olvida que el patrimonio africano comienza desde que el hombre existe, al menos hace 6,5 millones de a?os. Y los africanos siguen produciendo todos los d¨ªas, hay que interesarse en todo eso para poder crear una combinaci¨®n para ofrecer a los j¨®venes¡±.
El tambor que narra la vida anterior a los colonos
El instrumento sagrado, que el pueblo bidjan de Costa de Marfil usaba como medio de comunicaci¨®n, es el primero en la lista de 148 que el pa¨ªs africano ha reclamado a Francia
ALEJANDRA AGUDO, Abiy¨¢n
Tambor parlante Djidji Ayokw¨¦, Costa de Marfil
- Qu¨¦ es: un instrumento sagrado del pueblo bidjan que se convirti¨® en s¨ªmbolo de resistencia, pues permit¨ªa avisar de los envites del enemigo.
- Fue usurpado en 1916 por colonos franceses.
- Sigue en el museo Quai-Branly de Par¨ªs a la espera de su restituci¨®n.
En el interior del tambor Djidji Ayokw¨¦ habitaba un esp¨ªritu que se alimentaba de la sangre de los enemigos decapitados que osaban invadir las tierras de los atchan (¡°los elegidos¡±), un pueblo de pescadores y guerreros que moraba a la orilla de la laguna Ebri¨¦, all¨ª donde hoy se asienta Abiy¨¢n, al sur de Costa de Marfil. A trav¨¦s de un int¨¦rprete percusionista, el genio preven¨ªa a la comunidad de los ataques de quienes quer¨ªan ocupar sus dominios y, agradecidos, los atchan victoriosos le ofrec¨ªan su sustento.
¡°El tambor es el antecesor del tel¨¦fono y la radio, y ya se usaba en la ¨¦poca precolonial. Ten¨ªa esa funci¨®n de medio de comunicaci¨®n entre humanos, y de estos con las divinidades y los ancestros¡±, explica Gboko Adjoumani Roger, experto marfile?o en tambores que hablan.
Djidji Ayokw¨¦ es una reliquia para los bidjan. Es un s¨ªmbolo de su resistencia y de uni¨®n entre los pueblos atchanFabrice Loba, arque¨®logo
De las siete comunidades atchan, la de Bidjan atesoraba el Djidji Ayokw¨¦. A¨²n hoy, transcurridas seis d¨¦cadas de la descolonizaci¨®n del pa¨ªs (1960), los bidjan conservan el orgullo de su fortaleza frente a los franceses gracias al tambor y el dolor del agravio de haber sido despojados de su sagrado instrumento. ¡°Djidji Ayokw¨¦ es una reliquia para los bidjan. Es un s¨ªmbolo de su resistencia y de uni¨®n entre los pueblos atchan¡±, detalla el arque¨®logo Fabrice Loba, que se presenta como ¡°hijo del pueblo bidjan¡± y especialista en gesti¨®n del patrimonio cultural. ¡°Este tambor es diferente a todos los dem¨¢s. Es ¨²nico. No tiene una membrana, sino una hendidura, y suena por fricci¨®n. Su sonido llegaba a 10 kil¨®metros¡±.
No tiene una membrana, sino una hendidura, y suena por fricci¨®n. Su sonido llegaba a 10 kil¨®metros. Su tama?o y forma son, tambi¨¦n, extraordinarios: mide tres metros de largo por uno de ancho, y pesa 430 kilos
Su tama?o y forma son tambi¨¦n extraordinarios: mide tres metros de largo por uno de ancho, y pesa 430 kilos. Adem¨¢s de la mencionada funci¨®n militar, todo acontecimiento relevante ten¨ªa lugar frente a ¨¦l. ¡°Regulaba la vida de la comunidad¡±, explica Loba. Su nombre significa pantera, el animal tallado a un extremo del instrumento, que es policromado. Todo en este objeto es simb¨®lico: su leyenda, su historia, su destino.
El silencio del tambor
En 1916, Djidji Ayokw¨¦ se qued¨® mudo. Cuenta la tradici¨®n oral que los abour¨¦s (vecinos que ya hab¨ªan sido sometidos por los franceses) usaron la m¨ªstica para ¡°trastornar¡± al tambor y apoyaron a las tropas francesas para vencer a los bidjan. ¡°Dos centenares fallecieron¡±, narra Loba. ¡°Se desconoce si el guardi¨¢n del tambor estaba entre ellos, pero nunca m¨¢s se supo de ¨¦l¡±. Con su desaparici¨®n, el conocimiento que atesoraba, que se transmit¨ªa de padres a hijos, de maestros a disc¨ªpulos, sobre c¨®mo comunicarse con el esp¨ªritu del tambor y hacerlo sonar para emitir sus mensajes, se perdi¨®. ¡°Ya no queda nadie que domine esta ciencia. Es un problema¡±, lamenta el arque¨®logo.
Separados tambor y bidjan, instrumento y pueblo corrieron similar suerte: la humillaci¨®n. El gobernador franc¨¦s instal¨® el Djidji Ayokw¨¦ a la intemperie en el jard¨ªn de su casa, sin protecci¨®n alguna, como un elemento decorativo cualquiera. ¡°Para demostrar que no era sagrado¡±, desaprueba Loba. ¡°Era una profanaci¨®n, una burla, un castigo¡±, dice, mostrando en su tel¨¦fono una fotograf¨ªa en blanco y negro de un ni?o cauc¨¢sico subido en el tambor como si de un caballito de juguete se tratase. ¡°Quer¨ªa demostrar que algo que era divino para nosotros, no significaba nada para los colonos¡±. En 1930, lo trasladaron a Francia, al Museo Etnogr¨¢fico de Trocadero.
?C¨®mo fue la vida de los bidjan despu¨¦s de perder su objeto protector? ¡°Los sometieron a un tipo de vida de trabajos forzados que hasta entonces no hab¨ªan conocido¡±, sostiene el arque¨®logo. ¡°Las tierras que cultivaban fueron usurpadas y los colonos las declararon de utilidad p¨²blica. Los ni?os bidjan no eran admitidos en las escuelas porque eran hijos de rebeldes¡±.
Una vez confiscado por los colonos, el Djidji Ayokw¨¦ fue instalado en la casa de un gobernador franc¨¦s a la intemperie en el jard¨ªn, sin protecci¨®n alguna, como un elemento decorativo
¡°Los tambores parlantes son un libro sonoro que cuenta la historia de los pueblos colonizados, y lo hacen en su idioma, no en el de los misioneros o a trav¨¦s de los escritos de los colonos¡±, expone Gboko Adjoumani Roger. ¡°En algunas aldeas han conservado tambores precoloniales y son atesorados en lugares secretos. Son un alma cultural porque contienen la historia, modo de vida y cosmovisi¨®n de las sociedades precoloniales¡±, explica.
El Djidji Ayokw¨¦ es el primero y el ¨²nico nombre que se revel¨® de la lista de 148 obras que Costa de Marfil pidi¨® a Francia el 19 de diciembre de 2018, aunque hay estimaciones de que el arte marfile?o en el pa¨ªs europeo asciende a unas 4.000 piezas.
Mientras que otros pa¨ªses como Senegal o Ben¨ªn s¨ª han visto regresar a casa parte del arte reclamado, el Djidji Ayokw¨¦ sigue en el museo Quai-Branly de Par¨ªs a la espera de ser devuelto a sus leg¨ªtimos due?os. Completamente restaurado, despu¨¦s de que una delegaci¨®n bidjan fuese a desacralizarlo en noviembre de 2022 para que otras manos pudieran tocarlo, ya est¨¢ listo para su regreso.
Plusieurs membres de la communaut¨¦ Bidjan ont fait le d¨¦placement au Mus¨¦e du Quai Branly ¨¤ Paris cet apr¨¨s-midi pour d¨¦sacraliser, dans une langue secr¨¨te, le djidji ayokwe, tambour parleur confisqu¨¦ par les colons fran?ais au d¨¦but du 20e si¨¨cle. pic.twitter.com/E1LgeRSdqC
— Youenn Gourlay (@YouennGourlay) November 7, 2022
El Ministerio de Cultura del pa¨ªs africano ha rechazado las reiteradas peticiones realizadas por este medio para conocer los detalles del proceso de restituci¨®n y su significado. Tampoco ha autorizado las entrevistas solicitadas con expertos de las instituciones dependientes del ministerio, como el propio museo o la Academia de las Artes. Los ¨²ltimos comunicados oficiales indican que, a la espera de un ¨²ltimo tr¨¢mite parlamentario en Francia, el Gobierno marfile?o ha decidido, en consenso con las siete comunidades y especialmente los bidjan, que Djidji Ayokw¨¦ se expondr¨¢ en el Museo de las Civilizaciones de Abiy¨¢n.
Entre las obras y proverbios locales que muestra al p¨²blico el museo, ninguna perteneci¨® ni hace referencia a los bidjan. Loba cree que el regreso del tambor supondr¨¢ concederles el protagonismo que se merecen. ¡°Ser¨¢ una satisfacci¨®n moral. Despu¨¦s de un siglo, pondr¨¢ bajo los focos a la comunidad atchan en general y a los bidjan en particular¡±, considera. ¡°Como cient¨ªfico, es una alegr¨ªa saber que los objetos que los colonos arrancaron de manera despiadada van a regresar. Es como si una parte de nuestra historia regresara a ?frica¡±.
Los huesos tanzanos quieren volver a casa
Miles de cr¨¢neos y restos humanos permanecen en museos alemanes. Los gobiernos de ambos pa¨ªses se disponen a empezar a negociar
RAQUEL SECO, Dar Es Salam / Nairobi
Cr¨¢neos de l¨ªderes tanzanos
- Qu¨¦ es: una cantidad sin determinar de restos humanos llevados a Alemania durante el periodo de Tanzania como colonia.
- Tanzania y Alemania acordaron comenzar un di¨¢logo sobre la restituci¨®n a partir de enero de 2024.
- El presidente alem¨¢n ha pedido perd¨®n p¨²blicamente por las atrocidades cometidas por su pa¨ªs durante la rebeli¨®n anticolonial conocida como Maji Maji.
A Is-Haka Mkwawa le urge llevarse el cr¨¢neo de su tatarabuelo, el jefe tanzano Munyigumba, a su hogar. Ya ha pasado demasiado tiempo para la ira, dice, pocos d¨ªas despu¨¦s de verlo en una sala del Museo de Historia M¨¦dica de Berl¨ªn. Aunque Is-Haka Mkwawa vive en Inglaterra desde hace dos d¨¦cadas, se enter¨® del paradero de su antepasado hace apenas dos a?os. Muy tarde para indignarse por la profanaci¨®n de la tumba, o por el traslado a Europa de otros tantos africanos para supuestas investigaciones cient¨ªficas con tintes racistas. ¡°Ya han pasado muchos a?os¡±, dice, sereno, pocos d¨ªas despu¨¦s de aquella visita. El objetivo de Mkwawa ¡ªcon un bisabuelo cuya calavera tambi¨¦n estuvo en Europa hasta 1954¡ª, a estas alturas, es devolver a su ancestro a casa.
La restituci¨®n es para Mkwawa cuesti¨®n de dignidad y de tradici¨®n: en su comunidad, explica, que los restos de un familiar est¨¦n lejos solo puede atraer cosas malas. Un estudio de los investigadores Alma Simba y Maximiliam Felix Chami (de la Universidad de Dar Es Salam) en la revista cient¨ªfica Africa Spectrum detallaba, respecto a otra tribu tanzana, los isanzu, la importancia de reconectar con sus ancestros, tanto f¨ªsica como espiritualmente: ¡°El proceso debe conducirse con coordinaci¨®n y sensibilidad para devolver la armon¨ªa a las comunidades¡±. En una entrevista telef¨®nica, se reafirman: ¡°No se trata tanto de cu¨¢ndo devolver estos restos, sino de c¨®mo¡±, puntualiza Simba. ¡°No se puede mandar estos restos centenarios de ancestros en cajas. Hay que hacerlo respetando las costumbres de cada comunidad, que en Tanzania pueden ser muy diferente de otra comunidad vecina¡±, corrobora Maximilam Felix Chami.
Tanzania fue colonia alemana desde 1885 hasta 1918, cuando pas¨® a manos brit¨¢nicas. Decenas de miles de tanzanos ¡ªalgunos estudios calculan que 300.000¡ª murieron durante la rebeli¨®n Maji Maji contra el imperio, entre 1905 y 1907. En enero del a?o pasado, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, admiti¨® su ¡°verg¨¹enza¡± por las atrocidades cometidas.
No est¨¢ claro cu¨¢ntos restos humanos y artefactos procedentes de ?frica tiene hoy Alemania. En el caso de los cr¨¢neos, muchos llegaron al Viejo Continente como trofeos o como objetos de inter¨¦s cient¨ªfico de la mano del m¨¦dico Felix von Luschan, que en el siglo XIX recolect¨® miles de calaveras para investigar la evoluci¨®n humana y las caracter¨ªsticas raciales. Expertos como Wilson Jilala, investigador y miembro del comit¨¦ por la restituci¨®n del Museo Nacional de Tanzania, calculan que son decenas de miles. Preguntado por los detalles de las negociaciones con Alemania, se limita a afirmar que el Gobierno del pa¨ªs est¨¢ poniendo en marcha los ¡°mecanismos necesarios¡± para la devoluci¨®n de restos humanos, y matiza que se trata de un ¡°proceso largo y dif¨ªcil¡±.
El Gobierno alem¨¢n respondi¨® por correo electr¨®nico a este peri¨®dico que ¡°la reconciliaci¨®n con las antiguas colonias alemanas es una prioridad¡±. Y contin¨²a: ¡°El proceso difiere de un pa¨ªs a otro y tambi¨¦n su velocidad. Aunque Alemania ha repatriado restos humanos a pa¨ªses como Namibia, no ha habido restituciones a Tanzania en los ¨²ltimos a?os. El Gobierno tanzano ha designado a su Ministerio de Asuntos Exteriores como autoridad competente para dirigir un di¨¢logo con la parte alemana sobre este y otros asuntos relativos a nuestra historia com¨²n en enero de 2024. Con ello se sientan las bases necesarias para que pronto comience un proceso de di¨¢logo¡±.
Bernhard Heeb es arque¨®logo del museo de la Prehistoria alem¨¢n y responsable de la supervisi¨®n de 7.000 cr¨¢neos procedentes de todo el mundo ¡ªalgo m¨¢s de la mitad provenientes de excavaciones arqueol¨®gicas, el resto, de la ¨¦poca colonial¡ª que llegaron a la instituci¨®n en 2011, ¡°en muy mal estado¡±, provenientes del Hospital Charit¨¦ de Berl¨ªn. Calcula que cuentan con 250 cr¨¢neos procedentes de la actual Tanzania, cuatro de los cuales han sido identificados con ADN como familiares de personas a¨²n vivas. ¡°Ofrecimos su repatriaci¨®n hace cuatro a?os. Que yo sepa, no ha habido respuesta¡±. ¡°Este no es un problema cient¨ªfico¡±, insiste Heeb. ¡°Es un problema pol¨ªtico (...) Queremos devolverlos lo antes posible¡±.
La oferta de devolver restos a su leg¨ªtimo hogar, como Alemania hizo con Nigeria en diciembre de 2022 con los bronces, puede tener una raz¨®n oculta, sostienen expertos como J¨¹rgen Zimmerer, de la Universidad de Hamburgo: evitar el incomod¨ªsimo asunto de las reparaciones por una ¡°guerra brutal¡± y extremadamente destructiva. Hay precedentes: Alemania ha devuelto decenas de cr¨¢neos a Namibia, y en 2021, al reconocer por primera vez que cometi¨® un genocidio en este pa¨ªs a principios del siglo XX, se comprometi¨® a pagar 1.100 millones de euros en indemnizaciones. Para expertos como Jan Kuever, director gerente del museo Iringa Boma de Tanzania ¡ªque colabora con museos alemanes en proyectos de restituci¨®n¡ª igual o m¨¢s urgente que devolver los restos al pa¨ªs africano es buscar formas de ayudar al desarrollo de las comunidades originarias. Alemania podr¨ªa, por ejemplo, apoyar el funcionamiento de museos comunitarios en los que se expongan las colecciones devueltas, y financiar campa?as educativas.
Los obst¨¢culos de la restituci¨®n
Alemania debe decidir adem¨¢s que hacer con miles de objetos, y tambi¨¦n con s¨ªmbolos como el dinosaurio m¨¢s grande que haya existido en ?frica, hoy convertido en atracci¨®n principal del Museo de Historia Natural de Berl¨ªn. ¡°El dinosaurio no se va a devolver¡±, afirma rotundo J¨¹rgen Zimmerer. ¡°Es como el busto de Nefertiti [en el Museo Egipcio de la capital alemana]. Los alemanes devolver¨¢n objetos que no sean tan famosos, o de los que tengan varias unidades. Es una mejor¨ªa respecto a hace una d¨¦cada, pero los museos no se van a vaciar¡±, concluye.
La devoluci¨®n por parte de Europa, opina Zimmerer, es un ¡°deber moral¡±: ¡°Decimos que no queremos beneficiarnos del expolio nazi a los jud¨ªos, pero ?qu¨¦ pasa con estos robos coloniales?¡±, se pregunta. ¡°El problema es que estos pa¨ªses no perciben la colonizaci¨®n de la misma forma que los colonizados: siguen vi¨¦ndola como una serie de aventuras, viajes y conquistas¡±, resume por su parte Ruben Carranza, experto en reparaciones del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ).
En Inglaterra, mientras tanto, Is-Haka Mkwawa sigue d¨¢ndole vueltas a c¨®mo devolver al jefe Munyigumba a casa. El primer paso, dice, es hacer entender a los ancianos de su comunidad en Tanzania que parte del cad¨¢ver de un gran jefe est¨¢ en una fr¨ªa sala de hospital a m¨¢s de 9.000 kil¨®metros de distancia.
La egiptoman¨ªa que saque¨® la tierra de los faraones
El movimiento por la repatriaci¨®n de objetos expoliados en la tierra de los faraones ha colocado en el centro del debate la ic¨®nica estela exhibida en el Museo Brit¨¢nico, pero plantea una revisi¨®n hist¨®rica m¨¢s profunda
MARC ESPA?OL, El Cairo
Piedra Rosetta, Egipto
- Qu¨¦ es: un fragmento del a?o 196 antes de la era actual con gran valor hist¨®rico porque contiene un decreto en tres lenguajes ¡ªjerogl¨ªficos, dem¨®tico y griego¡ª. Lo que facilit¨® que en el a?o 1822 el franc¨¦s Jean-Fran?ois Champollion descifrara la escritura egipcia antigua.
- Fue descubierta en 1799 durante la campa?a militar de Napole¨®n Bonaparte en Egipto, y entregada a las fuerzas brit¨¢nicas dos a?os despu¨¦s.
- Sali¨® de Egipto ilegalmente en el siglo XIX y actualmente se exhibe en el Museo Brit¨¢nico, en Londres.
Existen pocos lugares en el mundo donde el debate acerca de la repatriaci¨®n de patrimonio hist¨®rico expoliado en tiempos coloniales sea tan candente como en Egipto. Por la tierra de los faraones, fuente inagotable de hallazgos, fascinaci¨®n e inc¨®gnitas, han pasado una larga lista de imperios, por lo que sus reliquias llevan siglos circulando por la regi¨®n.
Fue sin embargo a ra¨ªz de la ocupaci¨®n francesa al filo del siglo XIX y luego la del Reino Unido que surgi¨® la llamada egiptoman¨ªa, un per¨ªodo de renovado inter¨¦s por el antiguo Egipto ¡ªsobre todo asociado a Europa¡ª acompa?ado de grandes descubrimientos y de una extracci¨®n sin precedentes de cientos de miles de objetos, tal y como atestiguan muchos museos del Norte global.
El Cairo lleva a?os trabajando para repatriar antig¨¹edades y para frenar la hemorragia que a¨²n sufre. Estos esfuerzos han cobrado impulso, motivado en parte por una mayor conciencia colectiva y por la esperada inauguraci¨®n del majestuoso Gran Museo Egipcio, en construcci¨®n desde 2012 y que se convertir¨¢ en el m¨¢s grande del mundo dedicado a una sola civilizaci¨®n.
Return the Rosetta Stone to Egypt. ?? https://t.co/bY0XeAcu2P
— Dena K. (@DenaKhalafallah) December 26, 2023
Dos iniciativas recientes dan buena cuenta de este empuje. Un grupo de arque¨®logos egipcios ha lanzado una campa?a para que el Gobierno solicite la repatriaci¨®n de la piedra de Rosetta, un fragmento de una estela del 196 antes de la Era Com¨²n que se encuentra en el Museo Brit¨¢nico y que, consideran, sali¨® de Egipto ilegalmente en el siglo XIX junto con otros 16 objetos que tambi¨¦n reclaman.
La piedra de Rosetta tiene gran valor hist¨®rico: contiene un decreto emitido en tiempos del fara¨®n Ptolomeo V inscrito en tres lenguajes: jerogl¨ªficos, dem¨®tico y griego. Esto facilit¨® que en el a?o 1822 el franc¨¦s Jean-Fran?ois Champollion descifrara la escritura egipcia antigua y sentara las bases de la egiptolog¨ªa. La pieza fue descubierta en 1799 durante la campa?a militar de Napole¨®n Bonaparte en Egipto, y fue entregada a las fuerzas brit¨¢nicas ante las que acabaron capitulando dos a?os despu¨¦s. Los impulsores de la iniciativa se?alan que se trat¨® de un bot¨ªn de guerra y de un acto de pillaje ocurrido cuando Egipto se encontraba adem¨¢s bajo ocupaci¨®n otomana y por tanto sin soberan¨ªa sobre su patrimonio.
Un grupo de arque¨®logos egipcios ha lanzado una campa?a para pedir al Gobierno del pa¨ªs que solicite la repatriaci¨®n de la piedra de Rosetta
¡°El debate est¨¢ realmente en marcha¡±, nota la arque¨®loga Monica Hanna, decana en funciones de la facultad de Arqueolog¨ªa y Patrimonio Cultural de la Universidad de Asu¨¢n, en el sur de Egipto, y una de las l¨ªderes del movimiento de repatriaci¨®n. ¡°El debate est¨¢ en su punto ¨¢lgido en los c¨ªrculos acad¨¦micos, y creo que muy pronto se trasladar¨¢ a la esfera pol¨ªtica para presionar al Gobierno brit¨¢nico para que cambie la ley y se pueda repatriar no s¨®lo la piedra Rosetta, sino muchos otros objetos¡±, agrega.
Al poco de lanzarse esta petici¨®n, el famoso y pol¨¦mico arque¨®logo egipcio Zahi Hawass lanz¨® su propia campa?a para que se retornara la piedra de Rosetta y un segundo objeto ic¨®nico expoliado de Egipto a principios del XIX: el zod¨ªaco de Dendera, un bajorrelieve que contiene una de las representaciones mejor conservadas del cielo y las estrellas observables en el mundo antiguo y que se exhibe en el Louvre.
I am literally bringing Nefertiti home! pic.twitter.com/8BENjLen6W
— Monica Hanna (@monznomad) February 29, 2020
Hawass ha recogido m¨¢s de 210.000 firmas, y considera que la devoluci¨®n de estos dos artefactos constituir¨ªa un primer paso hacia la descolonizaci¨®n de museos extranjeros. ¡°Se trata de objetos ¨²nicos, de unos iconos de nuestra identidad; es justo tener esas piezas¡±, desliza en una entrevista.
Una de las primeras preguntas que surgen es la de exactamente qu¨¦ objetos se reclaman de los decenas de miles que han sido sacados de Egipto a lo largo de los siglos. El consenso, aqu¨ª, parece s¨®lido solo en torno a piezas robadas desde que existe una ley estricta, redactada en 1983, y por la que cada a?o Egipto ya recupera cientos de objetos. Pero este consenso se empieza a difuminar a la hora de decidir qu¨¦ objetos sacados antes de esa fecha son lo suficientemente valiosos como para reclamar su restituci¨®n ¡ªni siquiera piezas como la piedra de Rosetta generan acuerdo un¨¢nime¡ª, y se vuelve a¨²n m¨¢s vago cuando se abre la puerta a repatriar antig¨¹edades que no sean bienes culturales.
¡°Las cosas est¨¢n cambiando un poco, pero la atenci¨®n sigue centr¨¢ndose en objetos ic¨®nicos, ya que tienen mayor repercusi¨®n econ¨®mica y nacionalista¡±, apunta Salima Ikram, una distinguida arque¨®loga y profesora de la Universidad Americana de El Cairo. ¡°Para algunas culturas es muy dif¨ªcil definir los objetos emblem¨¢ticos¡±, agrega.
Hay quienes consideran que la presencia de artefactos ic¨®nicos en museos en el extranjero resulta beneficiosa para Egipto porque despierta inter¨¦s por la historia del pa¨ªs y atrae a turistas. Hawass afirma que ¨¦l solo busca repatriar la piedra de Rosetta, el zod¨ªaco de Dendera y un busto de Nefertiti muy bien conservado que se exhibe en el Museo Neues de Berl¨ªn: ¡°Es mejor concentrarse en estos tres, porque si abro el tema se perder¨¢ la idea que intento transmitir, lo pelear¨¢n y nunca devolver¨¢n los objetos. Necesito un objeto, uno, de cada museo¡±. Hanna, en cambio, aboga por trascender la l¨®gica de los bienes culturales. ¡°Queremos recuperar todo lo que hallemos que sea significativo para colecciones egipcias y que los museos no tengan razones legales para conservar¡±. Adem¨¢s, la campa?a impulsada por Hanna sostiene que reducir la restituci¨®n de objetos expoliados durante la ¨¦poca colonial a una cuesti¨®n estrictamente legal limita el debate y omite la cuesti¨®n de fondo. ¡°Lo m¨¢s importante es el dilema ¨¦tico¡±, desliza la arque¨®loga. ¡°Actualmente, los museos occidentales tratan las antig¨¹edades como si estuvieran anclados en el siglo XIX, y creo que la restituci¨®n no es s¨®lo la restituci¨®n f¨ªsica de los objetos de esos museos, sino tambi¨¦n de la capacidad de los egipcios para producir conocimiento sobre su pasado¡±, afirma.
En el caso de que alg¨²n d¨ªa estas piezas regresen a Egipto, la siguiente pregunta inevitable es d¨®nde se exhibir¨¢n. La petici¨®n lanzada por Hawass, por ejemplo, plantea que la piedra de Rosetta y el zod¨ªaco de Dendera deber¨ªan trasladarse al Gran Museo Egipcio, llamado a convertirse en coraz¨®n cultural del pa¨ªs. Pero la petici¨®n de la que forma parte Hanna anota que la piedra de Rosetta tampoco acaba de pertenecer a El Cairo, y propone que, si fuera repatriada, deber¨ªa volver a la ciudad mediterr¨¢nea de la que sali¨® y que le dio su nombre, con el objetivo de situarla en el mapa y atraer tanto visitantes como la atenci¨®n de las autoridades.
El misterio de la joya real que se parece pero no es
La aut¨¦ntica joya fue robada en 2011 de un museo de Antananarivo, pero un ornamento con forma similar que perteneci¨® a la ¨²ltima monarca malgache y que Francia devolvi¨® al pa¨ªs en 2020 ha servido igualmente como s¨ªmbolo para reconstruir la identidad nacional
LOLA HIERRO, Antananarivo
Corona de la reina Ranavalona, Madagascar
- Qu¨¦ es: la corona real de las tres ¨²ltimas monarcas malgaches.
- Francia devolvi¨® en 2020, simb¨®licamente, un ornamento de un trono m¨®vil de la ¨²ltima reina, con forma similar a una corona.
- La r¨¦plica de la verdadera corona y el ornamento se exhiben en el palacio Rova de Manjakamiadana, en Antananarivo.
Los turistas suben y bajan por Lalana Ramboatiana, una empinada v¨ªa de adoquines que serpentea hacia la cumbre de la colina Analamanga, la m¨¢s alta de Antananarivo, capital de Madagascar. Sus ¨²ltimos metros de empedrado mueren en el p¨®rtico principal del palacio Rova de Manjakamiadana, o Palacio de la Reina. Fue la residencia de los reyes de la dinast¨ªa Merina hasta el siglo XIX, y ha permanecido cerrado desde 1995, cuando un incendio lo devor¨®.
Desde su primera llegada al Gobierno en 2009, el presidente Andy Rajoelina prometi¨® repetidas veces su reapertura. Se produjo el pasado 19 de junio y ahora se exhibe con todos los honores una corona real, que supuestamente perteneci¨® a la ¨²ltima reina malgache, Ranavalona III, y que Francia devolvi¨® a Madagascar en 2020. Se publicita como joya hist¨®rica, s¨ªmbolo de la identidad nacional.
Ranavalona III fue la ¨²ltima reina de Madagascar. Gobern¨® desde 1883 y fue depuesta por los franceses en 1897, a?o en que se exili¨® en Argel, donde muri¨® a los 55 a?os. Reclamar la ¡°corona¡± de esta ¨²ltima monarca fue una de las decisiones m¨¢s importantes de Rajoelina, con el objetivo de reconstruir la identidad nacional de Madagascar, bajo dominio franc¨¦s desde 1895 hasta su independencia en 1960.
El profesor Robert Aldrich, experto en historia colonial de la Universidad de Sidney, recuerda que¡°los europeos los tomaron porque sab¨ªan que el valor simb¨®lico de quitar una corona o un trono es que, esencialmente, amputas a una monarqu¨ªa parte de su poder¡±.
La pieza reclamada por Madagascar lleg¨® a suelo franc¨¦s en 1910 gracias a la donaci¨®n de Georges Charles Octave Richard, magistrado jubilado de la isla de Reuni¨®n, al Museo del Ej¨¦rcito de Par¨ªs. No se ha esclarecido la raz¨®n por la que este caballero la ten¨ªa en su poder. ¡°Probablemente fue durante sus visitas a la isla, como reclutador de mano de obra malgache¡±, aventura Sylvie Leluc, jefa en el Museo del Ej¨¦rcito de Par¨ªs. All¨ª, en el museo parisino, segu¨ªa esta controvertida pieza cuando, en el a?o 2019, el presidente Rajoelina escribi¨® una carta a Macron solicitando la vuelta de ¡°la corona de la reina Ranavalona¡±. Este acept¨® enviarla de vuelta.
La corona lleg¨® a Madagascar hace cuatro a?os, en medio de una solemne ceremonia retransmitida por la televisi¨®n nacional con militares, ciudadanos y el mism¨ªsimo presidente del Gobierno aplaudiendo. Se anunci¨® como la restituci¨®n de una pieza de gran valor hist¨®rico que simbolizaba la reafirmaci¨®n de la identidad malgache, el orgullo por su monarqu¨ªa y su historia.
M¨¢s all¨¢ de las controversias hay un problema adicional con la corona: no es la pieza que descans¨® sobre la cabeza de la reina malgache. ¡°No sabemos d¨®nde est¨¢ la aut¨¦ntica; la que hay es una r¨¦plica¡±, afirma Franz Florida Veloson, gu¨ªa oficial del Ministerio de Turismo.
La corona original perteneci¨® a Ranavalona I, que rein¨® con mano de hierro entre 1828 y 1861. Y desde la noche del 3 de diciembre de 2011 su paradero es un misterio. La pieza verdadera, que no es el objeto que don¨® el se?or Richard y acab¨® en el museo parisino, fue sustra¨ªda de su expositor en el palacio de Andafiaravatra. El suceso conmocion¨® a la sociedad malgache ya que la pieza ten¨ªa un gran valor hist¨®rico: fue un regalo de la reina Victoria de Inglaterra, la primera en reconocer la legitimidad de la realeza merina, que hab¨ªa unificado al pa¨ªs en el siglo XVIII y que fue gobernado por tres monarcas sucesivas. Todas ellas fueron portadoras de la joya. M¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s, ni la polic¨ªa ni Interpol han sido capaces de encontrar una pista fiable sobre el paradero. Poco tiempo despu¨¦s de la sustracci¨®n se encarg¨® una r¨¦plica de la corona, que es la que se ha mostrado al p¨²blico desde entonces en el palacio Andafiaravatra.
Aquella tarde de 2020 la corona fue transportada en un veh¨ªculo del ej¨¦rcito protegida por una urna cristal, por las calles de Antananarivo. Ten¨ªa que haberse exhibido en el Palacio Manjakamiadana, pero este no hab¨ªa reabierto a¨²n, por lo que qued¨® guardada temporalmente en una caja de madera los tres a?os siguientes. Desde el pasado 19 de junio, descansa en el palacio. Y all¨ª se puede ver la corona que no es tal cosa, pero que para los malgaches tiene el mismo valor que si fuera la real.
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