La representante de Acnur en Mauritania: ¡°Tenemos muchos testimonios de mujeres que aseguran haber sido violadas y de pueblos saqueados¡±
Elizabeth Eyster celebra la acogida que brinda este pa¨ªs a los reci¨¦n llegados, pero advierte de la necesidad de m¨¢s apoyo internacional ¡°antes de que la hospitalidad se convierta en hostilidad dados los altos niveles de pobreza y vulnerabilidad de la regi¨®n¡±
Dos guerras se entrecruzan en Mal¨ª. Por un lado, la insurgencia yihadista que desde el centro del pa¨ªs irradia a pr¨¢cticamente todas las regiones; por el otro, el conflicto del norte entre las Fuerzas Armadas y los grupos rebeldes tuaregs, que conoci¨® un periodo de precaria paz entre 2015 y 2023 y que el a?o pasado volvi¨® a activarse tras la ruptura de los acuerdos de Argel. Ambos se sufren sin apenas testigos internacionales, prohibida la presencia de medios de comunicaci¨®n y expulsada Naciones Unidas, pero sus ecos llegan a trav¨¦s de quienes huyen. En el ¨²ltimo a?o, unas 75.000 personas cruzaron la frontera hacia Mauritania, un pa¨ªs pobre que los acoge pero que no puede, por s¨ª solo, atender sus necesidades b¨¢sicas.
Desde su oficina en Nuakchot, Elizabeth Eyster, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Mauritania, advierte de las amenazas de una situaci¨®n que conoce bien. ¡°El campamento de Mbera, que fue concebido para unas 70.000 personas, alberga ahora a 107.000. Est¨¢ saturado. La gran mayor¨ªa de los reci¨¦n llegados est¨¢n fuera del mismo, solo el 60% tiene acceso a un centro de salud, los puntos de agua sufren una enorme presi¨®n¡±.
A juicio de Eyster, es necesario actuar cuanto antes. ¡°A pesar de la fragilidad de la regi¨®n, el pueblo mauritano ha mostrado una generosa hospitalidad hacia los refugiados malienses a lo largo de los a?os. Sin embargo, necesitamos canalizar ahora el apoyo de la comunidad internacional antes de que la hospitalidad se convierta en hostilidad dados los altos niveles de pobreza y vulnerabilidad de la regi¨®n¡±, comenta.
El conflicto en Mal¨ª data de 2012. Fue entonces cuando se cre¨® Mbera, cerca de la frontera, en las proximidades del pueblo de Bassikounou. La mayor¨ªa de los all¨ª acogidos en la ¨²ltima d¨¦cada pertenecen a las comunidades que habitan en las zonas fronterizas, sobre todo tuaregs, pero tambi¨¦n ¨¢rabes y peuls. Los acuerdos de Argel de 2015 entre los rebeldes y el Gobierno ralentizaron la llegada de nuevos refugiados.
Sin embargo, tras el golpe de Estado de 2021 todo cambi¨®. Las nuevas autoridades militares buscaron el apoyo de Rusia y de los mercenarios de Wagner, expulsaron a los soldados franceses y de la ONU y, en 2023, se lanzaron a la recuperaci¨®n del norte de la mano de sus nuevos aliados, provocando la huida de decenas de miles de civiles.
¡°Sus relatos nos hablan de unos niveles de violencia alarmantes. Tenemos muchos testimonios de mujeres que aseguran haber sido violadas y de pueblos saqueados. La poblaci¨®n llega a Mauritania en una situaci¨®n de gran vulnerabilidad. Por ello, es importante reforzar urgentemente su registro y documentaci¨®n¡±, explica Eyster.
Una de las masacres m¨¢s conocidas, pero no la ¨²nica, sucedi¨® entre el 27 y el 31 de marzo de 2022 en el pueblo de Moura, donde soldados malienses y supuestos mercenarios rusos, ¡°blancos que hablaban un lenguaje desconocido¡± dijeron los supervivientes, asesinaron a unos 500 civiles y violaron a 58 mujeres y ni?as, seg¨²n un informe publicado por el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas. La junta militar que gobierna en Mal¨ª neg¨® los hechos y dijo que los ¨²nicos muertos en Moura hab¨ªan sido terroristas yihadistas. Este informe fue la causa que provoc¨® la expulsi¨®n de la misi¨®n de la ONU en Mal¨ª.
Tenemos que cambiar la narrativa, abandonar el concepto de ayuda humanitaria y evolucionar hacia pol¨ªticas de integraci¨®n, resiliencia y autosuficiencia¡±
Elizabeth Eyster considera que, en cierto modo, estamos ante una crisis olvidada. ¡°Tenemos que cambiar la narrativa, abandonar el concepto de ayuda humanitaria y evolucionar hacia pol¨ªticas de integraci¨®n, resiliencia y autosuficiencia. El Gobierno mauritano est¨¢ excepcionalmente abierto a ello y los propios refugiados quieren una oportunidad de trabajar, de contribuir. Un ejemplo son las brigadas anti incendios de Mbera, refugiados que dedican sus vidas a proteger las tierras mauritanas alrededor del campamento¡±, comenta.
Ello pasa, a juicio de Eyster, por una respuesta financiera internacional a la altura del desaf¨ªo. En la actualidad, seg¨²n Acnur, tan solo est¨¢ cubierto el 14% de los 42 millones de euros necesarios para atender a los refugiados en 2024. ¡°Mauritania est¨¢ haciendo un esfuerzo impresionante. Les permite el acceso al mercado laboral y los m¨¢s vulnerables reciben ayuda social¡±.
La representante de Acnur en Mauritania recuerda que ¡°este es un pa¨ªs con muchas necesidades tambi¨¦n. Por eso tenemos que financiar desarrollo para todos, mauritanos y no mauritanos, en las localidades donde est¨¢n los refugiados y tenemos que hacerlo ya, cuanto m¨¢s tiempo pase, m¨¢s aumentar¨¢ la tensi¨®n entre las diferentes comunidades. La mediaci¨®n tambi¨¦n hay que reforzarla¡±, explica.En la regi¨®n fronteriza de Hodh Chargui, donde se encuentra Mbera, todos los malienses que llegan consiguen autom¨¢ticamente el asilo. En la actualidad, esta zona acoge a unos 181.000 de ellos. En el resto del pa¨ªs, donde hay unos 19.000 refugiados, el personal de Acnur lleva a cabo una entrevista personalizada para evaluar la demanda de protecci¨®n. ¡°La guerra en Mal¨ª es compleja e imprevisible, ya afecta pr¨¢cticamente a todo el pa¨ªs. Por eso tenemos que reforzar el sistema de asilo en las zonas urbanas (sobre todo Nuakchot y Nuadib¨²)¡±, a?ade Eyster.
Aunque en marzo las salidas se redujeron sobre todo debido al mal tiempo, entre noviembre y febrero, Mauritania se convirti¨® tambi¨¦n en el principal punto de origen de la migraci¨®n irregular que llega a Canarias por v¨ªa mar¨ªtima. A bordo de las precarias embarcaciones viajan muchos malienses, sobre todo procedentes del sur y el oeste del pa¨ªs, que, en muchas ocasiones, huyen de las consecuencias directas o indirectas del conflicto. Fruto de todo ello, el pasado mes de febrero, la Uni¨®n Europea se comprometi¨® a invertir 210 millones de euros en Mauritania.
¡°Es positivo ver que la UE se abre por fin a un enfoque global que incluye inversiones en la resiliencia de los refugiados y las comunidades de acogida para la asociaci¨®n con Mauritania. Saludamos esta apertura para tener un enfoque m¨¢s amplio porque, de lo contrario, un enfoque limitado a la gesti¨®n de las fronteras ser¨ªa una oportunidad perdida¡±, concluye.
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