Mujeres yemen¨ªes se convierten en reparadoras de m¨®viles para frenar la ¡®sextorsi¨®n¡¯
Los dispositivos que contienen im¨¢genes privadas pueden convertirse en un arma machista en este pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo. Cuando un tel¨¦fono se estropea, la usuaria puede pasar a?os sin arreglarlo, por miedo a sufrir chantajes

Un d¨ªa de verano de 2022, Warda Seif recorri¨® las calles de la ciudad yemen¨ª de Ad¨¦n bajo un sol abrasador durante dos horas, en busca de un taller de reparaci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles que arreglara un fallo de su dispositivo. Sab¨ªa que el problema pod¨ªa solucionarse en una hora, pero cuando los t¨¦cnicos le pidieron que compartiera su contrase?a y dejara el tel¨¦fono en el local durante uno o dos d¨ªas, ella se neg¨® y se fue a la siguiente tienda.
La negativa de Seif puede parecer peculiar, pero los riesgos que teme son graves: Yemen es un pa¨ªs conservador, con uno de los peores resultados en el ?ndice de Desigualdad de G¨¦nero (en 2021, ocupaba el puesto 155 de un total de 156 pa¨ªses). Las normas patriarcales profundamente arraigadas y los roles de g¨¦nero convierten a las mujeres en depositarias del honor de sus familias, lo que las convierte en blanco f¨¢cil de extorsiones y chantajes. Los tel¨¦fonos m¨®viles almacenan gran parte de ese honor, en forma de informaci¨®n confidencial e im¨¢genes personales, incluso cuando estas no son expl¨ªcitas ni reveladoras.
Las mujeres que caen v¨ªctimas de la sextorsi¨®n hacen todo lo posible por no provocar un esc¨¢ndalo, muchas acatan lo que les piden sus extorsionadores, d¨¢ndoles dinero o aceptando favores sexuales, y las que acaban siendo descubiertas por sus familias se enfrentan al riesgo inminente de violencia dom¨¦stica, muerte o suicidio.
¡°El analfabetismo inform¨¢tico generalizado entre las mujeres y su dependencia de extra?os para configurar sus correos electr¨®nicos o arreglar sus dispositivos las hace propensas a los extorsionadores¡±, afirma el activista Mokhtar Abdel al-Moez, fundador de Sanad, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro con cerca de 400 expertos digitales voluntarios que ofrecen apoyo a las v¨ªctimas de la ciberdelincuencia desde marzo de 2020.

Al final, Seif se dio por vencida, uni¨¦ndose a las filas de tantas mujeres que pasan meses, incluso a?os, sin tel¨¦fono m¨®vil porque son incapaces de arreglar los contratiempos t¨¦cnicos que puede sufrir cualquier aparato, y no pueden permitirse comprar otros nuevos.
Rana Fadl, una joven de 27 a?os tambi¨¦n de Ad¨¦n, trabajaba en 2021 en una organizaci¨®n internacional de ayuda cuando su tel¨¦fono se estrope¨®. Incapaz de arreglarlo ella misma o de encontrar a alguien lo bastante fiable para la tarea, y dado que no pod¨ªa permitirse comprar otro tel¨¦fono, no pudo desempe?ar su trabajo adecuadamente y acab¨® dej¨¢ndolo. ¡°Mi hermano me insisti¨® en que no dejara mi tel¨¦fono en manos de un desconocido¡±, explica.
¡°Recibimos entre 15 y 20 casos de denuncias de ciberdelitos cada d¨ªa. Algunas mujeres se enfrentan a la violencia dom¨¦stica, el divorcio o incluso se suicidan por temor al esc¨¢ndaloMokhtar Abdel al-Moez, fundador de la organizaci¨®n activista Sanad
Los ¨²ltimos casosde mujeres v¨ªctimas de extorsi¨®n eran demasiado recientes para ignorarlos. A finales de 2020, un brutal asesinato puso el tema sobre la mesa. Abdullah al-Aghbary, un joven de la ciudad suroccidental de Taiz, fue golpeado hasta la muerte semanas tras ser contratado en un taller de reparaci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles. Al-Aghbary hab¨ªa supuestamente empezado a reunir pruebas de que los t¨¦cnicos varones del establecimiento utilizaban el contenido de los tel¨¦fonos de las clientas para chantajearlas. El crimen coincidi¨® con una serie de testimonios en la prensa local de mujeres que fueron v¨ªctimas de t¨¦cnicos sextorsionadores.
¡°Recibimos entre 15 y 20 casos de denuncias de ciberdelitos cada d¨ªa¡±, declara Al-Moez. ¡°Algunas mujeres acaban siendo arrastradas a la prostituci¨®n con la esperanza de que su conformidad impida al chantajista hacer p¨²blicas sus im¨¢genes personales. Otras acaban con cicatrices mentales y emocionales, o se enfrentan a la violencia dom¨¦stica, el divorcio o incluso se suicidan por temor al esc¨¢ndalo¡±, remacha.

Una inconformista tecnol¨®gica
En 2020, en medio de una pandemia mundial y del fragor en torno al asesinato de Al-Aghbary, Anisa al-Salami decidi¨® acabar con la dependencia de las mujeres yemen¨ªes de los t¨¦cnicos de telefon¨ªa m¨®vil masculinos. Esta joven de 29 a?os, residente en Taiz, llevaba cuatro a?os sin tel¨¦fono despu¨¦s de que el suyo se estropeara. ¡°Estaba ah¨ª, y yo lo miraba, frustrada por no poder hacer nada. Cuatro a?os. Hasta que decid¨ª arreglarlo yo sola¡±, cuenta.
Para conseguirlo, hizo algo muy mal visto: se incorpor¨® al campo de la inform¨¢tica y de la reparaci¨®n de m¨®viles, dominados por hombres, estudiando en el Instituto T¨¦cnico de Programaci¨®n y Mantenimiento Inform¨¢tico (TICPM) y abriendo una tienda para ofrecer sus servicios a mujeres. ¡°Fui objeto de cr¨ªticas y burlas por parte de familiares y desconocidos, pero decid¨ª de una vez por todas que ninguna mujer debe verse obligada a vivir sin tel¨¦fono porque no hay ninguna mujer t¨¦cnica a la que pueda confiar la reparaci¨®n de su dispositivo¡±, explica Al-Salami.

En Yemen, donde los a?os de agitaci¨®n e inestabilidad se han sumado a la desigualdad y discriminaci¨®n , la disparidad entre hombres y mujeres en cuanto a participaci¨®n y oportunidades econ¨®micas es una de las m¨¢s grandes del mundo; en 2021, solo se hab¨ªa superado un 28,2% de la brecha de g¨¦nero. ¡°He sido difamada por t¨¦cnicos varones que me acusaban de trabajar para extorsionadores, y ahora se niegan a venderme piezas de repuesto que ellos monopolizan, oblig¨¢ndome a comprar lo que mi negocio necesita en San¨¢, con un gran coste econ¨®mico debido a la diferencia de tarifas entre las dos ciudades¡±, explica Al-Salami, refiri¨¦ndose a los obst¨¢culos y divisiones pol¨ªticas que parten a su pa¨ªs en dos administraciones en guerra.
Los tel¨¦fonos m¨®viles son una necesidad, y comprar uno nuevo cada vez que el tuyo se estropea es rid¨ªculo. La confianza en los t¨¦cnicos masculinos ya no existe. Aprend¨ª este trabajo en mi propio inter¨¦s y en el de las dem¨¢sTahani al-Jaafari, reparadora de tel¨¦fonos m¨®viles
Pero debido a la enorme necesidad, la tienda de Al-Salami en una de las calles comerciales de Taiz, la tercera ciudad m¨¢s grande de Yemen, tiene tantos clientes que ha tenido que contratar a otras mujeres a las que forma como t¨¦cnicas para que la ayuden. ¡°Hay d¨ªas en que recibo en la tienda a 10 clientes o m¨¢s, en su mayor¨ªa mujeres. Vienen de lugares cercanos y lejanos. Algunos hombres tambi¨¦n acuden a m¨ª porque les preocupan las im¨¢genes de mujeres de su familia que tienen en sus tel¨¦fonos. Los atiendo a todos, adem¨¢s de orientarles sobre la protecci¨®n de la privacidad en l¨ªnea, la seguridad de la informaci¨®n, y ayudar a las mujeres analfabetas a configurar sus tel¨¦fonos y ense?arles lo b¨¢sico¡±, explica.
Un paso incre¨ªble
Para la formadora en ciberseguridad Zainab al-Qadi, la irrupci¨®n de las yemen¨ªes en este sector es ¡°un paso incre¨ªble¡± que ayudar¨¢ a reducir los casos de extorsi¨®n a las mujeres. ¡°Esto no quiere decir que la extorsi¨®n sexual de mujeres haya cesado o que el problema est¨¦ resuelto, pero el hecho de que se conviertan en t¨¦cnicas y reparadoras de sus propios dispositivos eliminar¨¢ al menos ese riesgo para ellas¡±, declara.
Atentas al ¨¦xito de Al-Salami, otras mujeres se han animado a seguir sus pasos. Tahani al-Jaafari mont¨® en un rinc¨®n de su casa, en Taiz, un peque?o taller para reparar y arreglar los tel¨¦fonos de las mujeres que necesitan sus conocimientos, tras haber estudiado en el TICPM, como hizo Al-Salami. ¡°Es un peque?o esfuerzo por mi parte, pero es lo que puedo hacer para ayudar a otras mujeres y protegerlas de lo que acab¨® con la vida de muchas de ellas, metaf¨®rica y literalmente¡±, asegura esta joven de 27 a?os.
Amal al-Suroori tambi¨¦n realiz¨® un curso de programaci¨®n y, en mayo de 2023, convirti¨® una peque?a parte de su casa en Ad¨¦n en un taller de reparaci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles para recibir clientas. ¡°Los tel¨¦fonos m¨®viles son una necesidad, y comprar uno nuevo cada vez que el tuyo se estropea es rid¨ªculo. Y la confianza en los t¨¦cnicos masculinos ya no existe. As¨ª que aprend¨ª este trabajo en mi propio inter¨¦s y en el de los dem¨¢s¡±, explica. Azhar al-Jaafari, ama de casa de 32 a?os, recoge su tel¨¦fono tras ser reparado por Al-Suroori. ¡°Nos han quitado un gran peso de encima como mujeres. Ya no me asusto cada vez que se me estropea el tel¨¦fono¡±, afirma.
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