Ni?os descalzos, desnutridos y solos: el paisaje apocal¨ªptico de Rafah
Soraya Ali, trabajadora de Save The Children, describe la desolaci¨®n de esta ciudad de Gaza, donde se hacinan 1,5 millones de personas, la mayor¨ªa mujeres y menores
En mi primer d¨ªa en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, la madre de mi colega Hawa [nombre ficticio] sufri¨® un derrame cerebral. Sin ambulancia disponible, su madre fue llevada a un hospital parcialmente operativo. Muri¨® dos d¨ªas despu¨¦s. ¡°La tristeza de esta guerra la mat¨®¡±, me dijo m¨¢s tarde Hawa. Llegu¨¦ a Gaza con Save the Children, como parte de un convoy de pediatras, cirujanos y cooperantes para apoyar a los ni?os afectados por la creciente cat¨¢strofe humanitaria. Nada pod¨ªa prepararnos para lo que presenciar¨ªamos.
Por supuesto, nuestros colegas palestinos, como Hawa, llevan mucho tiempo sirviendo incansablemente a sus comunidades, incluso en medio de tragedias personales. La mayor¨ªa de nuestro personal ha sido desplazado por la fuerza, muchos han perdido a familiares cercanos y todos se han visto afectados por la guerra. Sameh Ewida, antiguo miembro de la oficina de Gaza, muri¨® junto con toda su familia en un ataque a¨¦reo israel¨ª en diciembre.
La brutal guerra en la Franja ha matado a m¨¢s de 33.000 personas, incluidos al menos 13.900 menores, seg¨²n el Ministerio de Salud de Gaza. Los ataques a¨¦reos israel¨ªes han acabado con la vida de m¨¦dicos, enfermeros, profesores y trabajadores humanitarios. Todo en un momento en el que las necesidades nunca han sido mayores.
Las escenas que presenci¨¦ en Rafah a principios de abril permanecer¨¢n conmigo para siempre. La peque?a ciudad, que albergaba a 275.000 personas antes de la guerra, ahora cuenta con una poblaci¨®n de aproximadamente 1,5 millones de personas, la mayor¨ªa mujeres y ni?os. Los drones sobrevuelan constantemente, y su incesante zumbido es un sombr¨ªo recordatorio de la amenaza que corren los peque?os. Cuando el zumbido se acerca, una explosi¨®n sacude las calles, normalmente a unos pocos kil¨®metros de distancia.
Me vi obligado a comer la comida que se dejaban las ratas [...]. Salir a buscar comida era simplemente demasiado peligroso
La gran cantidad de ni?os deambulando por la ciudad era abrumadora, casi apocal¨ªptica. Se encontraban descalzos, visiblemente desnutridos y a menudo solos. En febrero, al menos 17.000 menores en Gaza estaban solos o separados de sus familiares, seg¨²n Unicef. Es probable que esa cifra sea mucho mayor ahora. Los m¨¦dicos incluso se vieron obligados a acu?ar un nuevo y desolador t¨¦rmino para identificarlos en el hospital: ni?o herido sin familia sobreviviente.
Las enfermedades e infecciones tambi¨¦n se est¨¢n propagando r¨¢pidamente. Pero con el tiempo y los recursos limitados, los profesionales de la salud rara vez pueden dar diagn¨®sticos formales. En un hospital m¨®vil vi peque?os con sarpullidos, muchos de ellos con v¨®mitos y diarrea con sangre. ¡°Estamos viendo sarna, piojos y hepatitis¡±, me cont¨® un m¨¦dico. M¨¢s all¨¢ de la enfermedad, es imposible pasar por alto heridas con un gran impacto en las vidas: ¡°Tratamos a una mujer embarazada con una herida de bala en el est¨®mago¡±, comparti¨® otro doctor.
Conoc¨ª a un ni?o, de no m¨¢s de 12 a?os, que empujaba a su hermano menor en una silla de ruedas. El peque?o estaba visiblemente sucio, vest¨ªa ropas rotas y le faltaba una pierna: uno de los m¨¢s de 1.000 ni?os que han perdido una o las dos piernas desde el inicio de la guerra, seg¨²n datos de Unicef de diciembre. No iban a ninguna parte, explic¨® el mayor, porque las escuelas han sido destruidas o est¨¢n cerradas desde octubre.
Un chico de no m¨¢s de 12 a?os empujaba a su hermano menor en una silla de ruedas. El peque?o estaba visiblemente sucio, vest¨ªa ropas rotas y le faltaba una pierna
Los menores de Gaza pasan sus d¨ªas tratando de mantenerse con vida, protegi¨¦ndose de los bombardeos o buscando comida y agua. Un grupo de ellos, mientras jugaba con una vieja bolsa de pl¨¢stico, ped¨ªa comida o ¡°incluso una pelota de f¨²tbol¡± para pasar el tiempo. Se enfrentan a una sombr¨ªa realidad de desnutrici¨®n, enfermedades y desesperaci¨®n, si no de muerte. Todo es demasiado peligroso como para conseguir comida.
¡°Han muerto tantas personas que ni siquiera tenemos la oportunidad de llorar¡±, lamenta mi colega Zainab [nombre ficticio]. La semana pasada, su marido lleg¨® a Rafah despu¨¦s de haber estado atrapado en el norte de la Franja. Su padre, de 70 a?os, que padece alzh¨¦imer y c¨¢ncer, no pudo ser evacuado y por eso se qued¨®. ¡°Me vi obligado a comer la comida que se dejaban las ratas¡±, asegura. ¡°Salir a buscar comida era simplemente demasiado peligroso¡±, a?ade. Se libr¨® por poco del ataque mortal que mat¨® a m¨¢s de 100 personas que intentaban desesperadamente recolectar harina. Seg¨²n el Ministerio de Salud de Gaza, m¨¢s de 400 palestinos han muerto y 1.300 han resultado heridos por ataques israel¨ªes mientras intentaban conseguir alimentos, medicinas y otra ayuda vital para sus familias.
Llevar ayuda a Gaza y sus alrededores es extremadamente dif¨ªcil, con restricciones en todo momento. Hist¨®ricamente, cualquier ayuda que entre debe ser autorizada por Israel, que rechaza art¨ªculos que supuestamente tienen un potencial de ¡°doble uso¡±, civil o militar.
No hay excusa para los escandalosamente inadecuados niveles de ayuda en Gaza. Es urgente que llegue mucha m¨¢s ayuda y mucho m¨¢s r¨¢pido
En las ¨²ltimas semanas, hemos visto camiones enteros rechazados bajo esta norma por transportar art¨ªculos tan peque?os como un paquete de d¨¢tiles o unas tijeras. Incluso cuando la ayuda logra llegar a la Franja, las dificultades persisten: hay escasez de combustible, y los riesgos se han intensificado y las garant¨ªas de seguridad son insuficientes para los trabajadores humanitarios responsables de su entrega.
No hay excusa para los escandalosamente inadecuados niveles de ayuda en Gaza. Es urgente que llegue mucha m¨¢s ayuda y mucho m¨¢s r¨¢pido y, sobre todo, necesitamos un alto el fuego inmediato y permanente. Antes del 7 de octubre, alrededor del 80% de la poblaci¨®n de la franja de Gaza depend¨ªa de la asistencia humanitaria. Ahora, la necesidad es mayor que nunca. Sin un alto el fuego y sin un acceso pleno y sin restricciones a la ayuda, los ni?os seguir¨¢n sufriendo.
Seg¨²n Save the Children, casi 26.000 menores ¡ªo poco m¨¢s del 2% de la poblaci¨®n infantil de Gaza¡ª han resultado muertos o heridos en Gaza en seis meses de guerra. La muerte de estos ni?os es consecuencia de la incapacidad del mundo para protegerlos. La comunidad internacional debe intensificar urgentemente sus esfuerzos: se ha acabado el tiempo.
Lo ¨²nico que salvar¨¢ ahora a las familias en Gaza es un alto el fuego definitivo. El Consejo de Seguridad de la ONU exigi¨® un alto el fuego temporal, pero la ventana para su implementaci¨®n ¡ªel periodo de ayuno musulm¨¢n del Ramad¨¢n¡ª ha pasado sin avances. M¨¢s ni?os han pagado con sus vidas el costo de esa inacci¨®n. Se debe implementar ahora un alto el fuego y mantenerlo definitivamente porque, simple y llanamente, no hay alternativa.
El uso continuo de armas explosivas por parte de Israel en zonas densamente pobladas tiene efectos devastadores en la infancia. Todos los pa¨ªses deben cesar inmediatamente el comercio de armas con las partes en conflicto. Todo lo que no sea eso no es solo un fracaso, sino una traici¨®n a la humanidad.
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