En el centro ruand¨¦s que alojar¨¢ a los deportados por el Reino Unido: ¡°Entendemos lo que es tener que huir¡±
El alojamiento Hope, en Kigali, operativo gracias a la financiaci¨®n brit¨¢nica, lleva dos a?os vac¨ªo y se prepara ahora para recibir a los solicitantes de asilo que Londres planea expulsar este verano, pese a las cr¨ªticas de organizaciones de derechos humanos al r¨¦gimen de Ruanda
En el albergue Hope, las 50 habitaciones dobles se limpian a diario. Un par de zapatillas, art¨ªculos de aseo y el Cor¨¢n en la mesilla de noche: todo est¨¢ listo. Pero en sus dos a?os de existencia, este hotel, construido en un barrio acomodado de la capital ruandesa, Kigali, con vistas a la ciudad, jam¨¢s ha tenido un cliente. ¡°Estamos operativos al cien por cien¡±, afirma satisfecho el hotelero Isma?l Bakina durante una visita. ¡°Tenemos mesas de billar, un centro deportivo y salas de ordenadores. Y hay wifi en todas partes¡±.
Al entrar, en la pared, detr¨¢s de un recepcionista aburrido, un reloj mundial muestra la hora de Londres. Justamente all¨ª, el Parlamento aprob¨® en la madrugada del martes una pol¨¦mica ley que permitir¨¢ enviar a Ruanda a los solicitantes de asilo que hayan llegado ilegalmente al Reino Unido.
Con este pacto, renegociado por ¨²ltima vez en diciembre pasado despu¨¦s de que el Tribunal Supremo confirmara la ilegalidad de esta pol¨ªtica de deportaciones, los brit¨¢nicos quieren disuadir a los inmigrantes de tratar de alcanzar sus costas. El Gobierno conservador, dirigido por el primer ministro Rishi Sunak, se ha comprometido a acabar con los barcos cargados de migrantes que cruzan ilegalmente el canal de la Mancha desde Francia. Desde 2018, casi 120.000 personas han llegado al archipi¨¦lago por esa v¨ªa.
El albergue Hope es el primer ¡°centro de tr¨¢nsito¡± de Ruanda, con capacidad para 100 personas. Si hay m¨¢s deportaciones, el Gobierno ruand¨¦s construir¨¢ otros centros similares. El mantenimiento del lugar se ha pagado con dinero brit¨¢nico durante a?os, gracias a los 433 millones de euros previstos en un acuerdo firmado por los dos pa¨ªses en 2022, parte de los cuales ya han sido transferidos por el Reino Unido. Tras ser deportados, los migrantes y refugiados acabar¨ªan en el sistema de asilo ruand¨¦s, lo que les da derecho a vivir y trabajar en Ruanda. Si prefieren abandonar el pa¨ªs africano, tambi¨¦n estar¨ªa permitido.
Activistas de derechos humanos y miembros de la oposici¨®n brit¨¢nica acusan al r¨¦gimen represivo del presidente africano, Paul Kagame, de violaciones de los derechos humanos y consideran que el acuerdo migratorio con el Reino Unido es simplemente una forma de blanquear la reputaci¨®n del jefe de Estado y su Gobierno. Kagame est¨¢ en el poder desde 2000, tras el genocidio de la poblaci¨®n tutsi hace 30 a?os y en este pa¨ªs africano cualquiera que critique abiertamente al r¨¦gimen corre el riesgo de ser procesado.
¡°Ven como hu¨¦sped, vete como amigo¡±, se lee a la entrada del albergue Hope. El hecho de que a¨²n no haya llegado nadie a sus habitaciones parece no preocupar al gerente del hotel. ¡°Soy un hombre de negocios¡±, dice con una sonrisa mientras alisa una arruga de su chaqueta roja y gris. ¡°Hacemos lo que se nos pide. Si los brit¨¢nicos deciden subir hoy a nuestros hu¨¦spedes a un avi¨®n, estaremos listos para su llegada¡±, afirmaba Bakina a mediados de marzo, mientras mostraba el establecimiento al periodista.
Antes de que el albergue Hope abriera sus puertas, el edificio era conocido como el albergue de la Asociaci¨®n de Estudiantes Supervivientes del Genocidio (AERG). Fue construido para proporcionar alojamiento seguro a entre 150 y 190 j¨®venes que quedaron hu¨¦rfanos en el genocidio de 1994, cuando fueron asesinados hasta 800.000 tutsis y hutus moderados. A los residentes que a¨²n viv¨ªan en el edificio se les dijo que ser¨ªan realojados para hacer sitio a los solicitantes de asilo del Reino Unido. .
Ruanda, ?pa¨ªs seguro?
A la empobrecida Ruanda le viene bien la inyecci¨®n de fondos extranjeros incluida en este acuerdo con el Reino Unido. ¡°Nuestras ambiciones de desarrollar el pa¨ªs son grandes, pero nuestros recursos son limitados¡±, razona Yolande Makolo, portavoz del Gobierno ruand¨¦s, en su despacho lleno de arte y muebles de madera oscura. Parte del dinero se destina al desarrollo de Ruanda, por ejemplo, a la mejora de la educaci¨®n. ¡°Daremos una inyecci¨®n de capital a las escuelas donde van los ni?os refugiados¡±, asegura Makolo, ¡°para que tanto ellos como los ruandeses est¨¦n mejor¡±.
En diciembre, el Tribunal Supremo del Reino Unido dictamin¨® que Ruanda no puede considerarse un pa¨ªs seguro. La sentencia se bas¨® en informaci¨®n recopilada por organizaciones como Human Rights Watch, que afirma que, a d¨ªa de hoy, ¡°siguen produci¨¦ndose graves abusos contra los derechos humanos, como la represi¨®n de la libertad de expresi¨®n, detenciones arbitrarias, malos tratos y tortura por parte de las autoridades ruandesas¡±. Amnist¨ªa Internacional critica el ¡°vergonzoso plan¡±. Sacha Deshmukh, responsable de la ONG en el Reino Unido, ha declarado que ¡°el acuerdo con Ruanda ¡ªun pa¨ªs con un historial de graves violaciones de los derechos humanos, incluidas detenciones arbitrarias, tortura y represi¨®n de la libertad de expresi¨®n¡ª ha sido terriblemente mal concebido y cruel¡±.
Siguen produci¨¦ndose graves abusos contra los derechos humanos en Ruanda, como la represi¨®n de la libertad de expresi¨®n, detenciones arbitrarias, malos tratos y torturaHuman Rights Watch
En las ¨²ltimas semanas,la C¨¢mara de los Lores brit¨¢nica tambi¨¦n se ha ocupado de estudiar la situaci¨®n de seguridad en Ruanda. Los Lores enviaban sus enmiendas de la ley a la C¨¢mara de las Comunes, que proced¨ªa a devolv¨¦rselas sin tomarlas en consideraci¨®n, en lo que se conoce como ¡°ping-pong parlamentario¡±. Horas antes de que el Parlamento diera finalmente luz verde a la ley, Sunak anunciaba: ¡°El primer vuelo despegar¨¢ dentro de 10 o 12 semanas. Algo m¨¢s tarde de lo que quer¨ªamos, pero siempre dejamos claro que este procedimiento llevar¨ªa su tiempo¡±.
El 15 de abril, unos documentos del Gobierno brit¨¢nico filtrados revelaron que est¨¢ previsto deportar a Ruanda a ¡°m¨¢s de 30.000¡å solicitantes de asilo en los pr¨®ximos cinco a?os. Sin embargo, en el primer a?o se producir¨¢n entre varias docenas y centenares de deportaciones. En marzo, a petici¨®n del Parlamento, la oficina de auditor¨ªa brit¨¢nica calculaba que Londres ¡ªadem¨¢s de los 433 millones¡ª pagar¨¢ m¨¢s de 175.000 euros por ¡°persona reubicada¡±. Una cantidad que deber¨ªa cubrir gastos como vivienda, alimentaci¨®n y educaci¨®n. La indemnizaci¨®n se pagar¨¢ por fases a trav¨¦s del Gobierno ruand¨¦s durante un periodo de cinco a?os, siempre que el deportado permanezca en el pa¨ªs africano. Si este decide marcharse, por ejemplo, para regresar a su lugar de origen, se interrumpir¨¢ el pago. En ese caso, se pagar¨¢n unos 11.000 euros ¡°para facilitar la salida voluntaria¡±.
En los ¨²ltimos a?os, los brit¨¢nicos han enviado a Ruanda a varios expertos jur¨ªdicos y empleados del Servicio Brit¨¢nico de Inmigraci¨®n para ayudar al Gobierno ruand¨¦s a establecer los tr¨¢mites de asilo e inmigraci¨®n. Los refugiados pueden solicitar asilo en Ruanda en centros de tr¨¢nsito como el albergue Hope. Si no lo hacen, pueden someterse a un procedimiento alternativo tras el cual pueden convertirse en residentes o ciudadanos ruandeses.
Makolo espera que el procedimiento de asilo o inmigraci¨®n en el albergue Hope dure ¡°de dos a tres meses¡±. A continuaci¨®n, a los deportados se les asignar¨¢ una casa. Seg¨²n la portavoz gubernamental, ser¨¢n recibidos con los brazos abiertos por ¡°ruandeses hospitalarios¡±. ¡°Entendemos lo que es tener que huir¡±, se?ala, en referencia al genocidio que tuvo lugar hace exactamente 30 a?os, en el que al menos 800.000 personas fueron brutalmente asesinadas. Al menos dos millones de ruandeses huyeron del pa¨ªs.
Ruanda ¡°no es un castigo¡±
Los brit¨¢nicos se animaron a hacer negocios con Ruanda en 2021, porque el pa¨ªs centroafricano hab¨ªa mostrado anteriormente su disposici¨®n a acoger a refugiados y migrantes de la guerra civil libia. Despu¨¦s de que se difundieran por todo el mundo im¨¢genes de migrantes en este pa¨ªs maltratados, torturados y vendidos como esclavos, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidi¨® a los pa¨ªses en 2018 que ayudaran a evacuar a los migrantes varados. Los primeros vuelos llegaron a Ruanda en 2019.
Desde entonces, m¨¢s de 2.000 refugiados han llegado al pa¨ªs africano, desde donde ser¨¢n reubicados en un pa¨ªs seguro a trav¨¦s de ACNUR. Permanecen alojados a las afueras del pueblo de Gashora, a 65 kil¨®metros al sur de Kigali. En un gran recinto vallado, encajonado entre dos lagos, hasta 700 personas esperan sus solicitudes de asilo para Europa, Canad¨¢ o Estados Unidos. El ¡°centro de tr¨¢nsito de emergencia¡± est¨¢ financiado por la Uni¨®n Europea, que hasta ahora ha puesto a su disposici¨®n 34,5 millones de euros.
Los refugiados con familia se alojan en peque?os bungal¨®s entre un grupo de pinos. En una de las casas est¨¢ Abdulfattah Ahmed, de Somalilandia. Su hija mayor, vestida con una camiseta rosa de Barbie, est¨¢ sentada en la mesita junto al sof¨¢ mientras ve v¨ªdeos de TikTok en su tel¨¦fono. Ahmed y su esposa, Jamah, abandonaron Somalilandia en 2019 despu¨¦s de que sus familias los rechazaran y atacaran; ambos pertenecen a grupos ¨¦tnicos diferentes, lo que llev¨® a sus parientes a decidir que su relaci¨®n deb¨ªa terminar.
Tras un extenuante viaje, los dos fueron torturados y violados en un centro de detenci¨®n a su llegada a Libia. Lograron fugarse y llegaron hasta la capital, Tr¨ªpoli. Europa estaba al alcance de la mano, pero Jamah se qued¨® embarazada. Surgieron las dudas. ¡°Pensamos, ?de verdad nos vamos a subir a un barco destartalado rumbo a Europa con un beb¨¦?¡±, relata Ahmed. Poco despu¨¦s tuvieron otras dos hijas, gemelas. Un amigo los inst¨® a considerar una alternativa: quienes re¨²nen los requisitos para obtener el estatuto de refugiado en Europa pueden esperar su solicitud de asilo en Ruanda. Ahmed y su mujer no tardaron en enterarse de que ten¨ªan muchas posibilidades de conseguirlo. Se inscribieron en ACNUR, que traslad¨® a la familia a Gashora en noviembre. Como a los dem¨¢s refugiados, a Ahmed le ofrecieron permanecer en Ruanda. ¡°Mis hijas est¨¢n a salvo aqu¨ª¡±, dice agradecido, mientras pasa suavemente la mano por el pelo de su hija. Sin embargo, quedarse no es una opci¨®n para Ahmed. ¡°Quiero ir a Europa¡±.
En Gashora, muchos comparten ese sentimiento. ¡°Ning¨²n refugiado ha elegido la vida en Ruanda hasta ahora¡±, se?ala Dhananjaya Bhattarai, de ACNUR. Explica que solo se trae aqu¨ª a los refugiados que tienen posibilidades de obtener el estatuto de refugiado en un pa¨ªs occidental. De los 2.095 refugiados que llegaron de Libia, 1.569 fueron reasentados. El resto permanece en el centro de Gashora a la espera de que se les conceda el asilo.
Los compa?eros de alto rango de Bhattarai ubicados en Ginebra se muestran cr¨ªticos con el ¡°acuerdo de Ruanda¡±, que es diferente del acuerdo de migraci¨®n que ACNUR concluy¨® con el Gobierno ruand¨¦s. Seg¨²n el organismo de la ONU, el plan incumple la obligaci¨®n del Reino Unido con la Convenci¨®n de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, que establece la protecci¨®n internacional. Exige que los solicitantes de asilo sean protegidos en el pa¨ªs al que llegan, y no enviados por la fuerza a ¡°zonas inseguras¡± como Ruanda.
Las cr¨ªticas no han sentado nada bien a la portavoz Makolo. ¡°La respuesta de ACNUR es hip¨®crita¡±, afirma. ¡°Nos demonizan, pero llevamos a?os trabajando bien juntos en Gashora¡±. Seg¨²n Makolo, ACNUR nunca ha expresado a los ruandeses su preocupaci¨®n por los derechos humanos. ¡°Sabemos que el acuerdo migratorio est¨¢ siendo utilizado como elemento disuasorio por los brit¨¢nicos¡±, afirma. ¡°Pero hacemos lo que podemos para recibir a la gente con dignidad y darles una oportunidad. Los solicitantes de asilo buscan seguridad, aqu¨ª la tenemos¡±. Makolo califica de racistas las palabras de ACNUR. ¡°No consideramos que vivir en Ruanda sea un castigo¡±.
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