¡°No tenemos a nadie que nos ayude¡±: la falta de medios y el hacinamiento, caldo de cultivo de la mpox en los campos de desplazados de Congo
En el campamento de Kanyarutshinya, que alberga a 4.000 personas que huyen de la guerra, se vive el miedo al contagio, en medio de unas condiciones de vida muy precarias
Situado a pocos kil¨®metros de Goma, en el este de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), el campo de Kanyarutshinya acoge a cerca de 4.000 personas desplazadas por los conflictos armados que asolan la regi¨®n. El campamento, ya bajo presi¨®n debido al hacinamiento y la falta de recursos, es el caldo de cultivo perfecto para una nueva amenaza: la mpox. ¡°La gente aqu¨ª tiene miedo. En cuanto supieron que est¨¢bamos enfermos, dejaron de hablarnos¡±, cuenta Marie, una viuda de unos 40 a?os, contagiada junto a su hijo mayor, de 10.
Marie y su hijo se encuentran en una peque?a y destartalada tienda de campa?a en el extremo m¨¢s alejado del campo. Originarios del pueblo Rutshuru, 70 kil¨®metros al norte, huyeron hace unas semanas de los combates para buscar refugio en Kanyarutshinya, pero tan pronto como llegaron fueron atacados por el virus. Sus rostros est¨¢n marcados por las erupciones caracter¨ªsticas de la mpox, conocida como viruela del mono, y est¨¢n debilitados por la fiebre y los dolores que acompa?an a la enfermedad. ¡°No tenemos a nadie que nos ayude¡±, dice Marie con voz cansada, mientras sus otros tres ni?os, de 6, 7 y 9 a?os, deambulan por la tienda, hambrientos y angustiados. El miedo al contagio a¨ªsla a la familia de la comunidad del campamento. Los vecinos, asustados por la posibilidad de infectarse, se niegan a ayudarlos.
En este campo donde la atenci¨®n sanitaria es escasa y los recursos limitados, la mpox ha sumido a esta familia en una situaci¨®n desesperada de supervivencia. Marie y su hijo, demasiado d¨¦biles para trabajar o incluso para desplazarse, dependen totalmente de la ayuda humanitaria, insuficiente para cubrir las crecientes necesidades en el campo.
En los campos de refugiados y desplazados, la gente suele vivir hacinada y con acceso limitado a elementos esenciales como jab¨®n, agua limpia o ropa de camaAllen Maina, jefe de Salud P¨²blica de ACNUR
Las autoridades no permiten que las organizaciones que trabajan en Kanyarutshinya den informaci¨®n sobre el n¨²mero de afectados por la mpox en el mismo. Sin embargo, la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, alertaba hace unos d¨ªas del peligro de expansi¨®n de la enfermedad en los campos atestados, tanto en Congo como en los pa¨ªses vecinos. ¡°En los campos de refugiados y desplazados, la gente suele vivir hacinada y con acceso limitado a elementos esenciales como jab¨®n, agua limpia o ropa de cama¡±, afirmaba Allen Maina, jefe de Salud P¨²blica de ACNUR, en un art¨ªculo. ¡°Esto dificulta la aplicaci¨®n de medidas preventivas como el lavado de manos. El acceso a la atenci¨®n sanitaria tambi¨¦n es un reto. Estamos empezando a ver algunos casos sospechosos¡±.
En la cercana ciudad de Goma, al final de la semana del 18 al 24 de agosto, ¡°se contabilizaban 72 casos confirmados de viruela del mono¡±, seg¨²n Gaston Lubambo, jefe de la divisi¨®n de Salud de Kivu del Norte. El m¨¦dico explica que ¡°se est¨¢n intensificando las medidas para contener la propagaci¨®n del virus, especialmente en los campos de desplazados, donde la vulnerabilidad es mayor¡±. ¡°Hemos activado la respuesta para garantizar que ning¨²n caso pase desapercibido, dado el contexto espec¨ªfico de la provincia y los informes de casos en los emplazamientos de desplazados internos¡±, a?ade, en entrevista con este diario.
Para contrarrestar esta epidemia, las autoridades sanitarias de Kivu del Norte han puesto en marcha una estrategia por zonas, apoy¨¢ndose en las principales infraestructuras hospitalarias, explica Lubambo. Cada caso confirmado se deriva inmediatamente a los centros m¨¦dicos. Lubambo subraya la importancia crucial de la informaci¨®n en la lucha contra la epidemia. ¡°Es esencial que la gente est¨¦ bien informada sobre la enfermedad y sobre c¨®mo protegerse de ella¡±, dice.
La expansi¨®n de esta enfermedad en 14 pa¨ªses africanos, que oblig¨® a la Organizaci¨®n Mundial de la Salud a declarar la emergencia sanitaria el mes pasado, afecta sobre todo a Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, con m¨¢s de 19.000 casos sospechosos, casi 5.000 confirmados y 629 muertos, seg¨²n datos del d¨ªa 5. Cuatro de cada cinco fallecidos son menores, seg¨²n Unicef.
El este del pa¨ªs est¨¢ sufriendo la propagaci¨®n m¨¢s preocupante en los ¨²ltimos meses, en concreto la provincia de Kivu del Sur, vecina de Kivu del Norte, donde se encuentra Kanyarutshinya. Aunque el fin de semana llegaron a RDC 100.000 vacunas donadas por la Uni¨®n Europea, las dosis a¨²n no se han distribuido a esta provincia.
A unos 800 kil¨®metros de la casa de Marie, est¨¢ Christine, una joven madre de Masisi, un territorio de Kivu del Norte golpeado por la violencia. Temiendo la propagaci¨®n del virus en el campamento, decidi¨® alejarse con sus dos hijos. Desde hace varias semanas, se refugian en una peque?a iglesia situada a pocos kil¨®metros de Kanyarutshinya. ¡°Cuando me enter¨¦ de que varias personas en el campamento estaban enfermas, me asust¨¦ mucho. No quiero que mis hijos contraigan esta enfermedad¡±, dice.
Cuando me enter¨¦ de que varias personas en el campamento estaban enfermas, me asust¨¦ mucho. No quiero que mis hijos contraigan esta enfermedadChristine, desplazada de Masisi
Aunque huir ha reducido las posibilidades de contagio, sigue viviendo en unas condiciones precarias. La iglesia donde se refugian cada noche est¨¢ abarrotada, carece de agua potable y comida. ¡°Vivimos con miedo. Todos los d¨ªas tenemos que buscar algo para comer, y no siempre hay suficiente para todos¡±, explica, con ojos que delatan agotamiento.
Claire ha adoptado un enfoque m¨¢s organizado para hacer frente al brote. Su marido, Jean, y su hijo Simon contrajeron la viruela del mono poco despu¨¦s de llegar a Kanyarutshinya desde Bwito, en Masisi. Entonces, Claire tom¨® r¨¢pidamente medidas para proteger al resto de la familia. ¡°En cuanto mi hijo mostr¨® los primeros signos de la enfermedad, lo aisl¨¦. Escuch¨¦ en la radio que hay que lavarse las manos con regularidad y evitar el contacto con los enfermos¡±, dice. Gracias a estas precauciones, sus otros dos hijos no se infectaron. Claire, con una determinaci¨®n palpable, convirti¨® su tienda en una peque?a fortaleza, desinfectando constantemente las superficies y limitando las interacciones f¨ªsicas.
Aunque su situaci¨®n sigue siendo dif¨ªcil, su resiliencia frente a la enfermedad es notable. Su hijo se est¨¢ recuperando lentamente, y la vigilancia de Claire ha evitado que los otros ni?os se infecten. Sin embargo, la vida en el campo sigue siendo extremadamente dura. El acceso a la atenci¨®n m¨¦dica es limitado y la comida escasa.
El ministro de Salud de RDC, Roger Kamba, ha descrito la situaci¨®n como una grave crisis sanitaria, con la mpox propag¨¢ndose r¨¢pidamente en varias regiones. En respuesta a esta emergencia, la OMS y el Centro Africano para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades (Africa CDC) han puesto en marcha un plan conjunto de 600 millones de d¨®lares (unos 540 millones de euros) para luchar contra el brote en 14 pa¨ªses africanos afectados, incluido Congo.
Este plan, que se extiende de septiembre de 2024 a febrero de 2025, tiene como objetivo mejorar la vigilancia, la gesti¨®n de casos y la vacunaci¨®n, as¨ª como desarrollar la capacidad local para la prevenci¨®n y el control de infecciones. Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo recibi¨® el fin de semana un primer lote de 100.000 dosis de la vacuna MVA-BN contra el virus, suministrado por la Comisi¨®n Europea, a los que deben sumarse otras 100.000 en los pr¨®ximos d¨ªas.
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