Doudou Elhadri brilla en un deporte de hombres en Marruecos: ¡°No quer¨ªan que estuviera ah¨ª. Ten¨ªa que estar limpiando la casa y teniendo hijos, no patinando¡±

El suelo vibra con fuerza con cada golpe de los patines en la plaza Nevada de Casablanca. Entre obst¨¢culos y rampas de colores y j¨®venes que se elevan por los aires, aparece Doudou Elhadri (Taza, Marruecos, 28 a?os). ¡°Este lugar lo dise?¨¦ yo¡±, cuenta, se?alando la pista, en cuyo proyecto colabor¨®. En junio, Elhadri se convirti¨® en la primera mujer campeona nacional en la disciplina de patinaje sobre ruedas, pero su historia en este deporte urbano mayoritariamente masculino se remonta al verano en que cumpli¨® ocho a?os. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, la joven se ha convertido en la primera mujer africana en participar en la competici¨®n mundial, cuya ¨²ltima edici¨®n se celebr¨® a mediados de septiembre en Italia, aunque qued¨® desclasificada.

Cuando empec¨¦, los chicos del barrio me conoc¨ªan como la chica loca de los patines. Me insultaban, me tiraban piedras

¡°Cuando empec¨¦, los chicos del barrio me conoc¨ªan como la chica loca de los patines. Me insultaban, me tiraban piedras¡±, cuenta. Los primeros patines se los dio su t¨ªo. ¡°?l viv¨ªa en Holanda y nos visitaba todos los veranos. Fue el mejor regalo de mi vida, aunque yo entonces no lo sab¨ªa¡±, a?ade. Cuando cumpli¨® 15 a?os, sus padres le regalaron el segundo par. ¡°Los utilic¨¦ todos los d¨ªas durante cuatro a?os¡±. Estaban desgastados, pero ¡°no era una excusa para parar¡±. Con ellos, gan¨® su primera competici¨®n en Casablanca.

Desde entonces, y gracias al apoyo de su familia, empez¨® a cultivar su pasi¨®n. ¡°Mi padre me acompa?aba a este mismo parque para que practicara. Era solo una explanada, ahora es mi hogar¡±, explica. Al rato, una joven se acerca a gran velocidad y le choca la mano. Unos minutos despu¨¦s, otro patinador le silba desde lejos.

Un deporte urbano con trabas

¡°En Marruecos, cuando llega algo nuevo ¡ªen este caso, un deporte urbano¡ª primero aparecen las cr¨ªticas¡±, cuenta. ¡°Esta era una raz¨®n m¨¢s para demostrarme a m¨ª misma que pod¨ªa conseguirlo¡±. Durante la conversaci¨®n, Elhadri reitera c¨®mo estos los retos han influido en su trayectoria personal y profesional: ¡°Me mantienen viva y me dan la fuerza para seguir¡±.

A las trabas sociales e institucionales sobre los nuevos deportes en el pa¨ªs se suma la discriminaci¨®n de g¨¦nero, que tampoco ha esquivado. ¡°La situaci¨®n ha cambiado, pero antes no hab¨ªa expectativas sobre lo que pod¨ªa o no pod¨ªa hacer una mujer en el patinaje¡±, explica. Cuando sal¨ªa las primeras veces a recorrer el asfalto de su barrio, los mensajes eran claros: ¡°En el ambiente se percib¨ªa que no quer¨ªan que estuviera ah¨ª. Ten¨ªa que estar limpiando la casa y teniendo hijos, no patinando¡±, asegura.

Decid¨ª quitarme el ¡®hiyab¡¯. Era contraproducente pon¨¦rmelo en algunos entornos y quit¨¢rmelo en otros. No es una obligaci¨®n, es una decisi¨®n

Frente a un entorno hostil, la joven marroqu¨ª agradece el ambiente de su hogar, en el que siempre ha visto ¡°la luz y la esperanza al final del t¨²nel¡±. Elhadri explica que hace unos a?os se mud¨® a Dub¨¢i para trabajar y que, al tomar la decisi¨®n de volver a Casablanca para patinar, recibi¨® el apoyo de su familia. ¡°Tambi¨¦n decid¨ª quitarme el hiyab. Era contraproducente pon¨¦rmelo en algunos entornos y quit¨¢rmelo en otros. No es una obligaci¨®n, es una decisi¨®n¡±, a?ade.

En 2017, la joven inici¨® los tr¨¢mites para abrir su propia asociaci¨®n y escuela de patinaje en Casablanca, la primera en la ciudad. El proyecto Roll¡¯School Family, liderado por Elhadri, actualmente re¨²ne a m¨¢s de 60 j¨®venes. ¡°Empez¨® como un proyecto para crear comunidad alrededor del patinaje y motivar a las chicas, ense?ar que este tambi¨¦n era un mundo seguro para ellas¡±, explica. Desde entonces, la campeona nacional entrena a grupos en distintas disciplinas y niveles. ¡°No era solo cuesti¨®n de tecnicismos, de aprender a patinar, sino de confianza. Los alumnos de la escuela aprenden a cre¨¦rselo¡±, insiste.

Elhadri tambi¨¦n es miembro de otro grupo, conocido como Roll¡¯School, en Montpellier, Francia. Se cre¨® en 2011 y es una asociaci¨®n deportiva itinerante cuyo objetivo es promover el patinaje y el freestyle scooter (patinete), sobre todo entre j¨®venes y como medio de educaci¨®n e integraci¨®n en la vida comunitaria. El skatepark en Montpellier es uno de los m¨¢s antiguos de Francia y el proyecto prev¨¦ su mejora. ¡°El deporte tambi¨¦n es una buena excusa para viajar¡±, cuenta Elhadri, mientras enumera las ciudades que ha visitado, dentro y fuera de Marruecos, gracias al patinaje. ¡°Quiero ir pronto a Barcelona. Es una ciudad referente en este deporte urbano¡±, a?ade.

Con la mirada puesta en el futuro

En los ¨²ltimos Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs, un deporte urbano cop¨® por primera vez las c¨¢maras de la competici¨®n internacional: el breakdance. ¡°Hemos hecho historia¡±, exclama Elhadri cuando habla de Fatima Zahra El Mamouny, tambi¨¦n conocida como B-Girl Elmamouny, una de las dos deportistas que represent¨® a Marruecos. Y sue?a con la inclusi¨®n del patinaje como deporte ol¨ªmpico: ¡°Me encantar¨ªa. La realidad es que en 2032 ser¨¦ demasiado mayor para representar a mi pa¨ªs. Aun as¨ª, me encantar¨ªa formar parte de ese proceso de alguna forma. Espero ser uno de los alicientes para cumplir el sue?o de otros j¨®venes¡±.

Al terminar la entrevista, Elhadri saca su tel¨¦fono m¨®vil. En la pantalla aparece un v¨ªdeo que re¨²ne las acrobacias y logros de diferentes mujeres, todas marroqu¨ªes y j¨®venes. ¡°Ella hace parkour; esta otra chica es una bestia en el skate; y ella, ella es surfera. Es como mi hermana¡±, expresa. Se cuela un rostro familiar: es Maryam El Gardoum, la joven bereber que vence a las olas del Atl¨¢ntico.

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