Baloji, realizador y artista congole?o: ¡°Fuera del continente, seguimos siendo vistos como gente sucia¡±
El polifac¨¦tico creador, que se cri¨® en B¨¦lgica, trabaja hoy sobre las paradojas que viven las personas racializadas en Europa. Su obra, que se expone en el MAAT de Lisboa, habla tambi¨¦n de neocolonialismo, ecolog¨ªa o de las maneras de vivir el amor
Baloji (Lubumbashi, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, 1979) era bien conocido como rapero en su pa¨ªs de residencia, B¨¦lgica, antes de convertirse en artista pol¨ªmata (que maneja diversas materias), como ¨¦l mismo elige definirse en este di¨¢logo que transcurre en Lisboa, entre las paredes del Museo de Arte, Arquitectura y Tecnolog¨ªa (MAAT). All¨ª, hasta el 17 de marzo de 2025, se pueden ver dos de sus piezas de videoarte dentro de la muestra colectiva Black Ancient Futures.
Este hijo belga de la di¨¢spora congole?a ha destacado en el hip hop de est¨¦tica afrofuturista, al tiempo que se permite s¨¢tiras agudas en relatos audiovisuales sobre asuntos tan dispares como la brujer¨ªa o la dependencia de la ayuda oficial (y la servidumbre debida) de quienes se dedican al entretenimiento y las artes en ciertos pa¨ªses africanos.
¡°Puedo ser realizador, dise?ador de vestuario y director de arte, pero tambi¨¦n puedo hacer otras cosas: es el proyecto el que decide la forma¡±, afirma Baloji, quien en este momento est¨¢ instalado en Kinshasa, capital congole?a y prepara su segundo largometraje, tras el ¨¦xito del primero, Omen (2023) (Augure en el t¨ªtulo original) premiado en 2023 en el Festival de Cannes en el marco de la secci¨®n Un certain regard.
En sus obras ha destapado, asimismo, los ensue?os y falacias del primer mundo, as¨ª como el colonialismo que se perpet¨²a en los negocios de grandes empresarios occidentales en el suelo africano que un d¨ªa poseyeron. Esto da cuenta de ¡°la fascinaci¨®n de los africanos por el dictador, la misma que experimentan los europeos¡±, acota, recordando a Mobutu, dictador que gobern¨® el antiguo Zaire durante tres d¨¦cadas.
En ?frica, durante 50 a?os nos dijeron que ten¨ªamos que consumir pl¨¢stico. Ahora no sabemos qu¨¦ hacer con el pl¨¢stico, y por eso la pel¨ªcula del museo de Lisboa tambi¨¦n trata de esa situaci¨®n de saturaci¨®n
No obstante, Baloji tambi¨¦n elige hablar del amor y las maneras de vivirlo en el presente, casi siempre como un espejismo que sostiene nuestra mirada, m¨¢s que como una comuni¨®n imperecedera con la pareja. Cuando leemos que se encontr¨® por primera vez con su madre congole?a cuando ya hab¨ªa cumplido 20 a?os, porque su padre ¡ªun hombre de negocios belga¡ª se lo trajo a vivir a Europa con tres a?os, no resulta dif¨ªcil unir su biograf¨ªa con algunas de sus existenciales preguntas sobre la afectividad. Esas que transmite en su largometraje de estreno , y tambi¨¦n en las piezas de videoarte que se muestran en el MAAT de Lisboa,
En Omen (2023)¡ªpel¨ªcula que represent¨® a B¨¦lgica en la carrera hacia los Oscar 2024 y que puede verse en la plataforma Filmin¡ª, la protagonista blanca, asustada por el desprecio con el que su suegra congole?a trata a su propio hijo, pregunta a su marido: ¡°?Se puede amar a alguien si uno no ha sido amado?¡±.
Las virtudes de Balojino acaban en sus reflexiones, sino en c¨®mo las expresa: con una riqueza estil¨ªstica singular, que hay quien describe como un realismo m¨¢gico y on¨ªrico. El artista acompa?a visualmente su talento musical con dise?os de m¨¢scaras, trajes, tocados y escenograf¨ªas con simbolismos de la regi¨®n congole?a, confeccionadas con g¨¦neros refinados, hojas de plantas tropicales y desechos pl¨¢sticos. Es la coreograf¨ªa del glamour y la basura, perfectamente conjuntados, lo que le otorga la categor¨ªa de arte mayor a sus creaciones.
Con todo, Baloji reniega de la figura del sapeur o dandi de la sociedad urbana congole?a, como tambi¨¦n reh¨²sa mostrar la cultura africana resumida en ¡°la cultura del baile y la fiesta¡±, aunque, como ¨¦l dice, ¡°forme parte de ella¡±.
Pregunta. Los comisarios de Black Ancient Futures eligieron una pieza suya de videoarte sobre el amor. ?Qu¨¦ quiere contar en ella?
Respuesta. Es una met¨¢fora del amor, una reflexi¨®n sobre la pareja, sobre el amor carnal, el deseo y la cuesti¨®n de amar a alguien por la proyecci¨®n que hacemos en el otro, m¨¢s all¨¢ de lo que en realidad es. Algo as¨ª como ¡°me ves como te gustar¨ªa que fuese, pero no como soy¡±. De hecho, hay, b¨¢sicamente, tres tiempos en la relaci¨®n amorosa: el pasado, el presente y el futuro, lleno de fantasmas. Y a menudo amamos a nuestra pareja en la forma en que lo vemos en nuestros recuerdos del inicio de la relaci¨®n.
P. ?Tiene soluci¨®n el amor?
R. No, pero eso es lo interesante. En la relaci¨®n amorosa entra en juego tu propia cabeza. Es casi una elecci¨®n, una decisi¨®n.
P. ?Frente a semejante dilema, solo nos queda el arte?
R. No s¨¦ si podemos hacer arte, pero en cualquier caso es interesante desarrollarlo, intentar comprender el sentimiento del amor y el sentimiento de la sexualidad. Tambi¨¦n el deseo sexual. La canci¨®n del video va de eso y de la soledad, porque la otra persona te da acceso a ella. Sin embargo, al final, todo depende de ti. Son preguntas de las que intentamos alejarnos, pero contienen una verdad.
Por razones culturales, las cosas en ?frica est¨¢n menos disimuladas que en Europa. Por ejemplo, el arte de la pol¨ªtica es mucho m¨¢s refinado en Europa y EE.UU. El arte de mentir en p¨²blico de alguien como Donald Trump ha cambiado definitivamente la forma de hacer pol¨ªtica
P. ?Encuentra eco para este tipo de reflexi¨®n en ?frica? Quiero decir si ve diferencias entre las preguntas acerca del amor en un continente y en otro.
R. Es exactamente lo mismo en un lado y en otro. Creo que, por razones culturales, las cosas en ?frica est¨¢n menos disimuladas que en Europa. Por ejemplo, el arte de la pol¨ªtica es mucho m¨¢s refinado en Europa y EE.UU. El arte de mentir en p¨²blico de alguien como Donald Trump ha cambiado definitivamente la forma de hacer pol¨ªtica, en el sentido de que puedes mentir delante de todo el mundo: ¨¦l lo sabe y todos sabemos que la verdad siempre tendr¨¢ menos impacto que lo que ¨¦l haya dicho. Una vez que dominas eso, no hay quien te pare.... Puedes decir una gran mentira y la gente dir¨¢ ¡°no, no es verdad¡±, pero el eco del ¡°no es verdad¡± es muy peque?o comparado con la mentira. Y todo el mundo lo est¨¢ haciendo. Emmanuel Macron lo est¨¢ haciendo, el gobierno italiano lo est¨¢ haciendo¡
La sociedad siempre est¨¢ cuestionando nuestra higiene, nuestros olores, nuestra relaci¨®n con la limpieza
P. ?C¨®mo resistir para no caer en el cinismo?
R. ?C¨®mo no ser c¨ªnico aqu¨ª? En Europa te hacen comprar bolsas de basura para la clasificaci¨®n selectiva de residuos que luego se llevan a pa¨ªses africanos o de Oriente Medio, donde se queman. Y en ?frica durante 50 a?os nos dijeron que ten¨ªamos que consumir pl¨¢stico. Ahora no sabemos qu¨¦ hacer con el pl¨¢stico, y por eso la pel¨ªcula del museo de Lisboa tambi¨¦n trata sobre esta saturaci¨®n. Nos dijeron que ten¨ªamos que consumir gas¨®leo y hoy nos damos cuenta de que no; de hecho, deber¨ªamos limitarnos con el gas¨®leo.
P. En cuanto a la est¨¦tica de sus pel¨ªculas, ?pone el acento en mostrar este rasgo cultural de la innegable elegancia africana junto con la acumulaci¨®n de basuras por la deficiente gesti¨®n del espacio p¨²blico urbano?
R. No s¨¦ si eso tiene que ver con la cultura o con ?frica. De hecho, ?sabes que hoy estoy trabajando en el color azul? En la vestimenta azul. Esa que usan la mayor¨ªa de las personas que, en Europa, trabajan en los cuidados, muchas de ellas africanas. En los hospitales, en las instituciones, hay muchos africanos vestidos con uniformes o batas azules. Al mismo tiempo, la sociedad siempre cuestiona nuestra higiene, nuestros olores, nuestra relaci¨®n con la limpieza. Y eso me parece superinteresante, porque entre nosotros se entiende que la limpieza significa tener la camisa bien lavada y las u?as siempre limpias. Y eso crea una cultura en la que la gente respeta al que venga de cualquier lugar, de cualquier ciudad, siempre que su ropa est¨¦ limpia y sus u?as, cuidadas. Aun as¨ª, fuera del continente, seguimos siendo vistos como gente sucia.
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