La Uni¨®n Europea ha convertido sus fronteras en espacios ca¨®ticos, y todos pagamos las consecuencias
El Pacto de Migraciones y Asilo consolida un modelo de externalizaci¨®n del control migratorio que viola los derechos de los africanos y perjudica los intereses de los europeos
Entre 2021 y 2024, durante los ¨²ltimos a?os del Gobierno del presidente Macky Sall en Senegal, no menos de 60 personas perdieron la vida como consecuencia de la cruenta represi¨®n de las autoridades contra los grupos opositores. La comunidad internacional conden¨® de manera repetida estas acciones, pero pocos han se?alado a uno de sus c¨®mplices m¨¢s destacados: los programas de cooperaci¨®n de la Uni¨®n Europea (UE). Una reciente investigaci¨®n de la cadena Al Jazeera y la Fundaci¨®n porCausa demostraba que las fuerzas de seguridad senegalesas actuaron apoy¨¢ndose en el material y la formaci¨®n facilitados por el programa GAR-SI (Grupo de Acci¨®n R¨¢pida para el Seguimiento y la Intervenci¨®n) que la UE ha ido desplegando desde hace d¨¦cadas en diferentes pa¨ªses del Sahel.
El prop¨®sito de este programa ¡ªfinanciado por el Fondo Fiduciario de Emergencia para ?frica y que utiliza t¨¦cnicas antiterroristas desarrolladas por la Guardia Civil y otras polic¨ªas europeas¡ª es combatir el crimen transfronterizo, con un inter¨¦s particular en el control de las rutas de tr¨¢nsito migratorio.
Senegal es uno de los muchos espacios de abuso, sufrimiento y corrupci¨®n derivados de un modelo de gesti¨®n de la movilidad humana empe?ado en detener a toda costa el desplazamiento de africanos hacia la regi¨®n europea. Este modelo, conocido como la externalizaci¨®n del control migratorio, vende a los ciudadanos de la UE la quimera de una Europa impermeable a las llegadas no solicitadas. El precio es un costoso juego de incentivos que garantiza la colaboraci¨®n de los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito en la ¡°ordenaci¨®n¡± de los flujos migratorios.
El modelo vende a los ciudadanos de la Uni¨®n la quimera de una Europa impermeable a las llegadas no solicitadas
Europa vende orden, pero ofrece todo lo contrario. Si existe una palabra que describe de manera fiel nuestro modelo migratorio, esa palabra es caos. Las fronteras de Europa se han convertido en espacios de desorden que cumplen a duras penas, y con consecuencias indeseables, algunas de las funciones para la que fueron creadas. Para la opini¨®n p¨²blica en los pa¨ªses de destino de la migraci¨®n, el caos deriva en una frustrante sensaci¨®n de p¨¦rdida de control y constante emergencia fronteriza que justifica las respuestas m¨¢s extremas. Para las personas migrantes y sus familias, el desorden se traduce en muerte, sufrimiento y deudas de por vida.
Para la industria de las migraciones ¡ªla legal y la ilegal¡ª el caos es la fuente de un fabuloso negocio al que no est¨¢n dispuestos a renunciar.
La l¨®gica de la externalizaci¨®n ha alcanzado su paroxismo con el flamante Pacto Europeo de Migraciones y Asilo. Tratando de no dar argumentos a la extrema derecha, populares, socialistas y liberales han escrito en piedra la interpretaci¨®n temerosa y xen¨®foba de la movilidad humana que aquella reclamaba. Pero los fundamentos este modelo se construyeron mucho antes, cuando la aprobaci¨®n del Acuerdo de Schengen en 1985 estableci¨® lo que Josep Borrell ha descrito como un ¡°jard¨ªn¡± que debe ser preservado frente a la ¡°jungla¡± que lo rodea.
De acuerdo con el informe m¨¢s reciente de porCausa, hasta 27 instrumentos legislativos y pol¨ªticos y cerca de 10.000 millones de euros han sustentado a lo largo de estos casi 40 a?os un proyecto de control fronterizo que empez¨® en los propios l¨ªmites de la UE y que ha ido extendi¨¦ndose por ?frica y Oriente Pr¨®ximo a trav¨¦s de un entramado de fronteras verticales (ver mapa).
Un proyecto cuya ambici¨®n solo est¨¢ a la altura de su incompetencia. La gran paradoja de este sistema dise?ado y microgestionado por los responsables de seguridad de los pa¨ªses de la UE es que cuanto m¨¢s demuestra su ineficacia, m¨¢s parece consolidarse en el imaginario narrativo y pol¨ªtico de los gobiernos europeos. De acuerdo con los propios datos de la agencia europea de fronteras, Frontex, ¡°2023 ha registrado un aumento significativo del n¨²mero de cruces irregulares de fronteras, que se increment¨® un 17% en los 11 primeros meses hasta superar los 355.300. Esta cifra ya ha superado todo el total de 2022, marcando el valor m¨¢s alto registrado desde 2016¡±, en los estertores de la crisis de acogida por el conflicto sirio.
Lejos de la vista de los votantes europeos, la pol¨ªtica de externalizaci¨®n es responsable de decenas de miles de muertos, esclavizados y torturados en la telara?a de las rutas de la migraci¨®n africana. Pero la magnitud presupuestaria y pol¨ªtica de este esfuerzo tiene tambi¨¦n graves consecuencias en los intereses de los pa¨ªses de la UE. Las relaciones exteriores europeas est¨¢n condicionadas en ?frica por una colecci¨®n de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos o iliberales que utilizan la ansiedad migratoria europea para obtener concesiones y perpetuarse en el poder.
La cooperaci¨®n de la Uni¨®n y sus Estados miembros ha quedado atrapada en un juego de palo y zanahoria que violenta los prop¨®sitos de las pol¨ªticas de desarrollo y castiga a las mismas poblaciones a las que Europa niega la oportunidad de una migraci¨®n ordenada. En el peor de los casos, la ayuda europea obstruye la propia movilidad intrafricana, fomenta la corrupci¨®n y deriva en la financiaci¨®n indirecta de bandas criminales y grupos armados no estatales.
Si la pol¨ªtica migratoria estuviese gestionada por expertos en pensiones, mercado de trabajo o desarrollo, y no por gendarmes, hace tiempo que habr¨ªamos dejado de pegarnos disparos en el pie en medio de una carrera global por el talento
En cualquier otro ¨¢mbito de la pol¨ªtica p¨²blica, esta acumulaci¨®n de desatinos hubiese llevado a una profunda reconsideraci¨®n. No en el caso de las migraciones, donde cavamos cada vez m¨¢s hondo en el mismo agujero. Porque lo m¨¢s grave del nuevo Pacto Europeo no es lo que dice, sino lo que omite: las medidas que garantizar¨¢n la llegada legal, ordenada y segura de las decenas de millones de trabajadores migrantes que necesitamos para sostener nuestras econom¨ªas y modelo de bienestar. La aprobaci¨®n del acuerdo europeo ha coincidido con la publicaci¨®n de diversos estudios e informes que alertan sobre el agotamiento demogr¨¢fico de nuestra regi¨®n y la dificultad para cubrir millones de puestos de trabajo en toda la escala de cualificaci¨®n. Tambi¨¦n sabemos que una buena gesti¨®n de la migraci¨®n laboral es uno de los secretos mejor guardados contra la pobreza y la desigualdad globales. Si la pol¨ªtica migratoria estuviese gestionada por expertos en pensiones, mercado de trabajo o desarrollo, y no por gendarmes, hace tiempo que habr¨ªamos dejado de pegarnos disparos en el pie en medio de una carrera global por el talento. La propia UE es el escenario de numerosas iniciativas ¡ªdiscretas pero eficaces¡ª para racionalizar este modelo migratorio, como demuestra la propuesta para la regularizaci¨®n de medio mill¨®n de migrantes sin papeles que se discute en este momento en el Parlamento espa?ol.
Para millones de senegaleses atrapados entre el mar, los abusos y la falta de expectativas, la respuesta de Europa ha sido cerrar las puertas y armar a los represores. ?Qui¨¦n puede sorprenderse de que muchos de ellos busquen su escapada en un cayuco? La buena noticia es que existen alternativas a esta cat¨¢strofe colectiva. Su discusi¨®n deber¨ªa ser una prioridad en la campa?a para las elecciones europeas que comienza ahora.
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