Viaje al epicentro del cambio clim¨¢tico en Guatemala
El reportero, afincado en el pa¨ªs centroamericano, conoce de primera mano los proyectos de la ONG Acci¨®n contra el Hambre para evitar una cat¨¢strofe alimentaria provocada por las lluvias err¨¢ticas. Su misi¨®n es contarlo
Hace m¨¢s de seis a?os llegu¨¦ a Guatemala impulsado por las protestas multitudinarias que en 2015 hubo en el pa¨ªs para exigir la renuncia del entonces presidente, Otto P¨¦rez Molina. Desde ese a?o, est¨¢ encarcelado por varios casos de corrupci¨®n. Lo que iba a ser una aventura de tres meses como periodista independiente se prolong¨® en el tiempo vendiendo reportajes para diversos medios de comunicaci¨®n de Espa?a. Durante esta etapa han sido muchas las ocasiones en la que he entrevistado a miembros de ONG para conocer su trabajo en un pa¨ªs donde seis de cada diez habitantes viven en la pobreza o extrema pobreza. Lo que nunca imagin¨¦ fue que me dieran la oportunidad en Acci¨®n Contra el Hambre de ver de primera mano los efectos del cambio clim¨¢tico en Guatemala, donde la miseria, la violencia y la desigualdad expulsan cada a?o a miles de personas en busca de una vida mejor, sobre todo, en Estados Unidos.
Mientras en Glasgow alrededor de 120 l¨ªderes mundiales han conversado sobre el clima en el marco de la Conferencia de las Partes de Cambio Clim¨¢tico de la ONU (COP26) para intentar salvar al planeta, yo me encontraba viajando por Guatemala observando sus efectos en las cosechas y en los lagos. Gracias a una consultor¨ªa estoy conociendo la labor de Acci¨®n Contra el Hambre para paliar los efectos del cambio clim¨¢tico en Chiquimula, Solol¨¢ y Huehuetenango. Mi trabajo era contar c¨®mo las familias m¨¢s vulnerables de este pa¨ªs centroamericano est¨¢n siendo golpeadas por las altas temperaturas y la escasez de lluvias que sufren en los ¨²ltimos a?os y que repercute directamente en la desnutrici¨®n infantil y en el aumento de la migraci¨®n. Para ello, nos adentramos en sus casas y en sus vidas cotidianas.
Mi primera toma de contacto fue en el denominado Corredor Seco, donde el calor no da tregua y la temperatura, que ronda los 40 grados, empieza a ser agobiante, pese a ser la temporada de invierno en Guatemala. Un lugare?o del Departamento de Chiquimula, que me traslada en un veh¨ªculo por carreteras sin asfaltar, asegura que ¡°ahora ves los ¨¢rboles verdes por las lluvias de los ¨²ltimos meses, pero en verano todo est¨¢ amarillo y ¨¢rido¡±.
As¨ª comienza mi viaje por el epicentro del cambio clim¨¢tico en Guatemala: adentr¨¢ndome en las aldeas m¨¢s remotas de Chiquimula, que en 2020 llegaron a quedar completamente aisladas tras los huracanes Eta e Iota. El ¨²nico puente de acceso a la comunidad La Ceiba, en Jocot¨¢n, qued¨® destruido por las fuertes lluvias que causaron la muerte de 61 vecinos y la desaparici¨®n de otras 99 en todo el pa¨ªs centroamericano, seg¨²n el conteo final divulgado por las autoridades de Guatemala. Por esta raz¨®n, fue necesario construir un puente Bailey port¨¢til dise?ado para uso militar.
Durante el trayecto en un 4x4 que serpentea por pedregosas carreteras hasta llegar a una aldea oculta en medio de la monta?a de La Ceiba, la jefa de proyecto de la ONG, Johana Chac¨®n, recuerda que los huracanes Eta e Iota incomunicaron estas peque?as comunidades de Chiquimula ¡°agravando los casos de desnutrici¨®n¡±. Ante la imposibilidad de entrar o salir durante ese periodo en el que no hab¨ªa puente, lamenta que fallecieron dos ni?as de nueve meses y de un a?o y tres meses a causa de la desnutrici¨®n, sin que las comunidades o las instituciones pudieran facilitar el traslado a tiempo hasta el hospital m¨¢s cercano.
Mientras me habla, observo a una madre y su hija de apenas seis a?os que cargan en su espalda un costal cada una en el que llevan decenas de maderas. Sus cuerpos, completamente doblados hacia adelante por el peso, caminan lentamente subiendo una gran cuesta hacia su aldea. Estas im¨¢genes se ir¨¢n sucediendo a lo largo del camino donde ni?os y ni?as de muy corta edad ayudan a sus familias en la econom¨ªa familiar acarreando madera cortada en los bosques cada vez m¨¢s escasos a consecuencia de la tala indiscriminada.
Tras varias horas de camino, llego a la comunidad La Ceiba, donde decenas de madres, la mayor¨ªa muy j¨®venes e incluso alguna menor de 18 a?os, se arremolinan en el ¨²nico lugar en el que hay un poco de sombra. Muchas tienen a sus hijos e hijas aliment¨¢ndose de sus pechos mientras esperan el turno para que midan el peso y la talla de todos los menores de cinco a?os de esta comunidad. El objetivo es detectar casos de desnutrici¨®n aguda, que ya ha causado en lo que va de a?o la muerte de 44 ni?os de menos de esa edad en Guatemala, mientras que se han registrado 23.028 pacientes, seg¨²n la Secretar¨ªa de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN).
Una de las mujeres que ha llevado a uno de sus cinco hijos a medir y pesar es Mar¨ªa Josefina Roque, a quien entrevisto. Ella me confiesa que el cambio clim¨¢tico ya ha empezado a hacer estragos en sus cosechas: ¡°Nos afecta porque hay a?os como este que llueve bastante y el frijol se pudre y aunque una trate de sembrar no da, y lo mismo sucede cuando hay mucho verano y no llueve¡±. Mar¨ªa Josefina lamenta que cuando se dan este tipo de p¨¦rdidas en la cosecha, ya sea porque llueve mucho o porque no cae ni una gota tienen que ¡°reducir la alimentaci¨®n¡±, lo que afecta a sus hijos de 19 meses y de 5, 11, 13 y 15 a?os.
Gracias a las raciones de alimentos que aporta Acci¨®n contra el Hambre, reconoce que su familia ha podido paliar el fracaso de sus cultivos a consecuencia del cambio clim¨¢tico. Asimismo, destaca el proyecto de j¨®venes consejeros que mensualmente visitan a unas 150 familias de varias comunidades para dar recomendaciones b¨¢sicas sobre c¨®mo alimentar a los beb¨¦s y a los ni?os de hasta dos a?os para evitar casos de desnutrici¨®n cr¨®nica, al tiempo que se dan recomendaciones de higiene y planificaci¨®n familiar para evitar embarazos no deseados. Asegura, orgullosa, que uno de sus hijos se dedica a dar este tipo de consejos a otras familias de su comunidad.
3,5 millones de personas se encontraban entre mayo y agosto en situaci¨®n de crisis o emergencia de inseguridad alimentaria en Guatemala
Seg¨²n el ¨²ltimo Informe del An¨¢lisis de Inseguridad Alimentaria Aguda, publicado el pasado mes de junio por el Sistema de la Integraci¨®n Centroamericana (SICA), 3,5 millones de personas se encontraban entre mayo y agosto en situaci¨®n de crisis o emergencia de inseguridad alimentaria en Guatemala, siendo Chiquimula uno de los Departamentos m¨¢s afectados.
Una de las principales causas de esta situaci¨®n, tal como detalla Chac¨®n, es el efecto del cambio clim¨¢tico en la agricultura de subsistencia: ¡°Los suelos se han empobrecido por el exceso de cultivo, la p¨¦rdida de bosques impide una mejor infiltraci¨®n del agua de lluvia, los manantiales se secan, a veces, las can¨ªculas son demasiado extensas y no se produce lo que se tendr¨ªa que producir, por lo que, aunque no haya una p¨¦rdida total de la cosecha, las familias no tienen lo suficiente para sobrevivir¡±. Adem¨¢s, apunta que tampoco tienen dinero para introducir sistemas de riego, sembrar variedades u otras especies resistentes a la sequ¨ªa o iniciar una nueva actividad ajena a la agricultura.
Chac¨®n advierte de que, si el cambio clim¨¢tico sigue avanzando, estas comunidades pertenecientes al pueblo ind¨ªgena chort¨ª, ¡°tendr¨ªan que emigrar, porque a la escasez de alimentos se suma el peligro de deslizamiento debido a que est¨¢n asentados en una ladera muy inestable de monta?a. En cualquier momento puede haber un deslave que los sepulte en sus casas. Tendr¨ªan que salir de aqu¨ª¡ Pero no tienen donde ir¡±.
Alternativas a los cultivos tradicionales
Ante este escenario en el que las instituciones p¨²blicas se ven incapaces de llegar y atender las necesidades b¨¢sicas en las diferentes partes del pa¨ªs centroamericano, necesitan del apoyo de organizaciones como Acci¨®n contra el Hambre, que ha impulsado junto al Ministerio de Agricultura los denominados Centros de Aprendizaje para el Desarrollo Rural (CADER). En ellos se ense?an pr¨¢cticas para conservar y recuperar suelos, identificar nuevos cultivos que sean sostenibles, se adapten al lugar y sean complementarios a los tradicionales caf¨¦, ma¨ªz o frijol que suelen verse m¨¢s afectados por la sequ¨ªa y las plagas que el cambio clim¨¢tico agrava.
¡°Nuestro trabajo est¨¢ enfocado en buscar otras opciones y alternativas como el cultivo del tomate y el chile introduciendo riego y otras pr¨¢cticas de manejo¡±, subraya Rudy S¨²chite, responsable de las actividades nutricionales de la ONG en Chiquimula. Recuerda, adem¨¢s, que hay a?os que ha llovido demasiado y se pierden las cosechas de los granos b¨¢sicos de ma¨ªz y frijol, mientras que en ocasiones no llueve y tambi¨¦n se pierden porque no hay suficiente agua para que el cultivo se desarrolle.
Esta variabilidad del clima ¡°no deja que las familias tengan unas cosechas que les rindan ni que obtengan alg¨²n beneficio, ya que muchas veces se pierde todo y los medios de vida de las familias se ven afectados y no tienen con qu¨¦ alimentarse, lo que se ve reflejado en los ni?os que sufren desnutrici¨®n¡±. En este sentido, Chac¨®n recuerda que uno de cada dos ni?os menores de cinco a?os sufre desnutrici¨®n cr¨®nica en Guatemala y ¡°esto para nuestra ni?ez es una barrera adicional ya que afecta el desarrollo y crecimiento¡±.
Mientras el G20 ha acordado el techo m¨¢ximo de 1,5 grados para el calentamiento global y destinar 100.000 millones de d¨®lares anuales hasta el 2025 a los pa¨ªses en desarrollo para ayudarles a adaptarse al cambio clim¨¢tico, estas promesas suenan lejanas en pleno Corredor Seco de Guatemala. Aqu¨ª sigue la vida pendiente del cielo. V¨ªctor Vicente Garc¨ªa es uno de los promotores de un CADER en la aldea Talquezal Centro de Jocot¨¢n, en Chiquimula, donde ense?a a 17 familias de su comunidad a sembrar r¨¢bano, cebolla, cilantro, chile dulce, pepino y berenjena, que son un complemento al ma¨ªz y al frijol y que sirven como alimento, teniendo en cuenta que cada vez var¨ªa m¨¢s la cosecha de los granos tradicionales. ¡°La siembra de la milpa no fue este a?o como en 2020 por falta de lluvia y en el caso del frijol afect¨® la plaga y no hubo cosecha de invierno, por lo que tuvimos que comprar¡±, me cuenta.
Ante este panorama que se agrava cada a?o y ante la imposibilidad de emigrar a Estados Unidos por falta de recursos econ¨®micos, Garc¨ªa revela que varias organizaciones les est¨¢n orientando para poner en marcha nuevos emprendimientos que no se vean tan afectados por el cambio clim¨¢tico, entre los que destaca una granja de gallinas ponederas de huevos, otra de pollo de engorde e incluso trabajar artesan¨ªas de bamb¨².
Los vaivenes del clima, que los pa¨ªses pretenden paliar con inyecciones millonarias de dinero para una transici¨®n verde hacia las energ¨ªas alternativas, est¨¢n obligando a estas comunidades del Corredor Seco de Guatemala a reciclarse y comenzar a dejar atr¨¢s las tradicionales actividades agr¨ªcolas a las que se dedicaron las generaciones precedentes durante siglos. Me esperan unos cuantos a?os m¨¢s en Guatemala para contar c¨®mo este pa¨ªs se adapta a lo que deciden los l¨ªderes mundiales a miles de kil¨®metros. Mientras yo escribo estas l¨ªneas, miles de agricultores llevan horas trabajando la tierra desde la madrugada con la esperanza de que caigan unas gotas de lluvia.
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