Las vacunas, la diferencia entre la vida y la muerte
A¨²n hay 23 millones de ni?os en todo el mundo que no est¨¢n siendo vacunados, y, por lo tanto, est¨¢n desprotegidos ante enfermedades potencialmente mortales y a la vez perfectamente prevenibles. Unicef alerta de que es un peligro a?adido que hoy no podemos permitir
En 2021, la Fundaci¨®n del Espa?ol Urgente (Fund¨¦uRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Espa?ola, eligi¨® vacuna como palabra del a?o.
?Cu¨¢ndo te toca? ?Cu¨¢l te han puesto? ?Ya han llamado a tu madre? ?Has pedido cita para la segunda dosis? Durante meses ¡°la¡± vacuna se convirti¨® en un tema habitual en nuestras conversaciones, en las noticias y en nuestras vidas. Tras la irrupci¨®n de la pandemia en 2020, y gracias a una importante inversi¨®n y priorizaci¨®n en la agenda global, la inmunizaci¨®n contra la covid-19, desarrollada en un tiempo r¨¦cord, abr¨ªan una puerta a la esperanza, y se convert¨ªan en una de las herramientas m¨¢s eficaces en la lucha contra el coronavirus.
A d¨ªa de hoy, en solo unos 16 meses desde la aprobaci¨®n por la OMS de la primera vacuna contra el coronavirus en diciembre de 2020, se han administrado en todo el mundo m¨¢s de 11.540 millones de dosis, y el 65,4% de la poblaci¨®n mundial ha recibido al menos una. Por supuesto, quedan muchos retos por delante, quiz¨¢s el m¨¢s acuciante sea el de lograr una inmunizaci¨®n universal y equitativa, que requiere acelerarla en los pa¨ªses de menos recursos.
Pero al mismo tiempo que avanzaba la protecci¨®n contra la covid-19, millones de ni?os y ni?as dejaban de recibir sus dosis contra enfermedades como el sarampi¨®n, la difteria o la poliomielitis. Las restricciones, la debilidad de sistemas de salud nacionales desbordados por la pandemia y despu¨¦s el alza de los precios del transporte y las dificultades log¨ªsticas, han interrumpido o retrasado en muchos pa¨ªses los programas de vacunaci¨®n de rutina y las campa?as.
En L¨ªbano, por ejemplo, la tasa de vacunaci¨®n infantil ha ca¨ªdo en un 31%. El pa¨ªs atraviesa una grave crisis con un alza general de los precios de los alimentos y la energ¨ªa que ha debilitado el sistema sanitario y desde luego, la vacunaci¨®n de rutina.
A d¨ªa de hoy, en solo unos 16 meses desde la aprobaci¨®n por la OMS de la primera vacuna contra el coronavirus en diciembre de 2020, se han administrado en todo el mundo m¨¢s de 11.540 millones de dosis
En Am¨¦rica Latina y el Caribe, por otra parte, se ha producido un retroceso muy preocupante, iniciado ya antes de la pandemia y que se ha acentuado con la misma. En solo cinco a?os, la pauta completa (tres dosis) de la vacuna contra la difteria, el t¨¦tanos y la tosferina (DTP3) ha ca¨ªdo del 90% en 2015 al 76% en 2020. Este indicador, que se utiliza como medida de la cobertura global de inmunizaci¨®n infantil, indica que uno de cada cuatro ni?os y ni?as en la regi¨®n es vulnerable ante m¨²ltiples enfermedades.
El coronavirus nos confront¨®, a menudo de forma dram¨¢tica, con nuestra vulnerabilidad y nuestra necesidad de protecci¨®n. Ante esa enfermedad, las nuevas vacunas nos devolvieron la esperanza de ser m¨¢s fuertes que el virus o, de contar con herramientas para prevenirlo, y de recuperar la capacidad de proteger y protegernos. Esta es una sensaci¨®n que no experimentamos habitualmente respecto a otras enfermedades, que, sin embargo, son igual de amenazantes para millones de ni?os y ni?as en el mundo. La neumon¨ªa, la diarrea, la malaria o el sarampi¨®n son amenazas muy reales para sus vidas, y protegerlos contra estas dolencias es la ¨²nica manera y el mejor regalo que pueden recibir.
Afortunadamente, existen hoy en d¨ªa vacunas efectivas para m¨¢s de 25 enfermedades, y gracias a ellas, m¨¢s del 80% de los ni?os del mundo pueden aspirar a una vida larga y saludable. Sin embargo, a¨²n hay 23 millones de ni?as y ni?os que no est¨¢n siendo vacunados, y, por lo tanto, est¨¢n desprotegidos ante enfermedades potencialmente mortales y a la vez perfectamente prevenibles. Esto es algo que no nos podemos permitir.
Hemos de conseguir que ¡°vacuna¡± sea mucho m¨¢s que la palabra de un a?o; tenemos que lograr que sea una realidad para cada ni?o y cada ni?a, a?o tras a?o, est¨¦n donde est¨¦n
De hecho, la mayor parte de esos 23 millones de ni?os sin inmunizar son precisamente los que m¨¢s lo necesitan. La mayor¨ªa de ellos viven en zonas de conflicto, en ¨¢reas remotas y en asentamientos urbanos informales. Est¨¢n, por tanto, m¨¢s expuestos a infecciones porque a menudo viven en condiciones insalubres o de hacinamiento, y adem¨¢s tienen un acceso precario a servicios de salud y atenci¨®n m¨¦dica adecuada. Para cualquier ni?o, pero a¨²n m¨¢s para ellos, una vacuna que evite que se contagien de sarampi¨®n, t¨¦tanos o diarrea puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Uno de estos contextos especialmente complicados es actualmente Ucrania. En octubre de 2021, debido a la ca¨ªda en la cobertura de vacunaci¨®n, la aparici¨®n de un brote de polio hac¨ªa saltar las alarmas. Era urgente revertir la situaci¨®n y, a 30 de diciembre de 2021, el Ministerio de Salud firmaba un plan nacional para, con apoyo de Unicef, frenar el brote y ampliar la cobertura para los ni?os entre seis meses y seis a?os. La guerra en Ucrania ha obligado a suspender las campa?as previstas, adem¨¢s de poner en una situaci¨®n cr¨ªtica la atenci¨®n sanitaria y la inmunizaci¨®n infantil en general. Sin embargo, pese al conflicto, y como parte de su respuesta a la emergencia, Unicef y los trabajadores de salud ucranianos trabajan para vacunar y proteger a tantos ni?os como sea posible.
La guerra en Ucrania ha obligado a suspender las campa?as de vacunaci¨®n previstas, adem¨¢s de poner en una situaci¨®n cr¨ªtica la atenci¨®n sanitaria y la inmunizaci¨®n infantil en general
Gracias a las vacunas se ha reducido a la mitad la tasa de mortalidad infantil y se salvan cada a?o hasta tres millones de vidas. Hemos de conseguir que ¡°vacuna¡± sea mucho m¨¢s que la palabra de un a?o; tenemos que lograr que sea una realidad para cada ni?o y cada ni?a, a?o tras a?o, est¨¦n donde est¨¦n.
Para lograrlo es necesario reforzar los sistemas de salud y la atenci¨®n primaria, de forma que los medios, el personal y los protocolos necesarios est¨¦n disponibles para vacunar a todos los ni?os y ni?as; debemos priorizar las comunidades y zonas con coberturas m¨¢s bajas y con ni?os ¡°cero-dosis¡±, con actuaciones integrales que atiendan a las familias en salud, nutrici¨®n, agua y saneamiento y servicios sociales, y destinar recursos espec¨ªficos a campa?as y programas de inmunizaci¨®n.
Cada vacuna, cada pinchazo, cada gota, es mucho m¨¢s que una palabra. Es un acto de cuidado y protecci¨®n hacia nuestros ni?os, y hacia todos los ni?os y ni?as del mundo, y hacia nosotros mismos, ya que la vacunaci¨®n de cada uno nos protege a todos. Por eso, seguimos #VacunandoAlMundo.
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