?C¨®mo pueden las mujeres romper los prejuicios?
La llamada ¡°pandemia en la sombra¡± de la violencia sexual y de g¨¦nero durante la crisis de la covid-19 demuestra que depender¨¢ de la propia poblaci¨®n femenina el derribar los obst¨¢culos estructurales que las han hecho vulnerables. Es posible
![Retrato de una mujer durante la protesta del D¨ªa contra la violencia de g¨¦nero y el feminicidio den M¨¦xico DF, el 2 de noviembre de 2020.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7UKWTOCDIJHSLG4RBGFNOPZ5TU.jpg?auth=650582b9b93b2540ed3d4bfd5c4bc96207f8c1c315f8e936aa0d85b65cd731c8&width=414)
Desde el a?o 1911, las sociedades de todo el mundo han dedicado d¨ªas, meses e incluso d¨¦cadas (esto en el caso de ?frica) a la celebraci¨®n de los logros de las mujeres y a la promoci¨®n de soluciones para superar desaf¨ªos nuevos y persistentes. Pero en los ¨²ltimos dos a?os, la pandemia de covid-19 ha expandido la dif¨ªcil situaci¨®n en la que se encuentran las mujeres a proporciones desmesuradas, poniendo claramente de manifiesto la urgencia del tema del D¨ªa Internacional de la Mujer de este a?o: ¡°Romper con los prejuicios¡±.
La obligaci¨®n de cumplir con este deber recae en nosotras, las mujeres del mundo. Fundament¨¢ndonos en nuestra propia ingeniosa inteligencia, debemos desplazar nuestro enfoque, actualizar nuestro discurso a nivel mundial y ser quienes guiemos el inicio de una nueva era de liderazgo femenino.
No cabe duda que las mujeres han soportado la peor parte de los costes de la pandemia. Muchas se vieron obligadas a confinarse para evitar a un enemigo silencioso que ahora sabemos es menos letal que los propios parientes m¨¢s cercanos de dichas mujeres. Muchas fueron v¨ªctimas de lo que la ONU Mujeres denomina como la ¡°pandemia en la sombra¡±, ya que sufrieron palizas, violaciones, insultos y traumas psicol¨®gicos en lo que deber¨ªa haber sido un refugio seguro contra un flagelo biol¨®gico.
Entre las estad¨ªsticas m¨¢s desconcertantes de este per¨ªodo se encuentra una que documenta el n¨²mero de aquellas que no sufrieron ni presenciaron violencia dom¨¦stica: una de cada diez. Usted ley¨® bien: en Liberia, durante el confinamiento por el covid-19, solamente uno de cada diez encuestadas inform¨® que no fue testigo de violencia sexual o de g¨¦nero, y dos de cada diez dijeron no haberla sufrido.
Entre las estad¨ªsticas m¨¢s desconcertantes hay una que documenta el n¨²mero de mujeres que no sufrieron ni presenciaron violencia dom¨¦stica: una de cada diez
Existe una clara correlaci¨®n inversa entre la educaci¨®n y la susceptibilidad a sufrir violencia sexual y de g¨¦nero. Las cohortes menos educadas son, de manera general, m¨¢s vulnerables, porque tienden a tener un nivel bajo de control en los ¨¢mbitos econ¨®micos y pol¨ªticos, as¨ª como tambi¨¦n escaso acceso a los sistemas de salud que podr¨ªan detectar y abordar los riesgos. Estas mujeres sufren solas pero juntas, escuchando los gritos de otras cong¨¦neres a trav¨¦s de ventanas y paredes.
A pesar de las desventajas estructurales a las que nos enfrentamos, las mujeres nos hemos puesto a la altura de las circunstancias. Como gobernantes, hemos establecido r¨¢pidamente medidas impopulares, pero sin duda eficaces, para frenar la propagaci¨®n de la covid-19. La Primera Ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, es una m¨¢s entre las muchas l¨ªderes que est¨¢n ampliando los l¨ªmites de la agudeza mental y la determinaci¨®n para salvar vidas. Desde Etiop¨ªa, Alemania y Eslovaquia hasta Dinamarca, Namibia y Finlandia, las 21 mujeres jefas de Estado y de Gobierno que estaban en funciones cuando estall¨® la pandemia lideraron el ataque contra la misma. Y lo hicieron con transparencia e integridad, superando a sus hom¨®logos masculinos, ya que implementaron pol¨ªticas eficaces de salud p¨²blica.
Como gobernantes, las mujeres hemos establecido r¨¢pidamente medidas impopulares, pero sin duda eficaces, para frenar la propagaci¨®n del covid-19
Los sistemas de salud tambi¨¦n se beneficiaron del liderazgo femenino. La directora general de la Agencia de Servicios Generales de Liberia, Mary Broh, ha demostrado una tenacidad inquebrantable. Ella estableci¨® herramientas de seguimiento basadas en la web para hacer un balance de los casos, los tratamientos, las vacunas y los suministros relacionados con la covid-19, y dirigi¨® una campa?a de limpieza en toda la ciudad de Monrovia antes de las celebraciones del bicentenario del pa¨ªs.
Las liberianas rompieron protocolos y tradiciones para salvar vidas, cerrando las brechas entre los sistemas tradicionales respetados por su antig¨¹edad y las necesidades del momento. Mientras que otros se centraron ¨²nicamente en la pandemia, las mujeres l¨ªderes tomaron la iniciativa de establecer centros de maternidad en los puntos de atenci¨®n de covid-19, minimizando as¨ª la mortalidad infantil. Tambi¨¦n solicitaron el apoyo de las comunidades religiosas para establecer centros para la realizaci¨®n de pruebas, ampliando as¨ª la red de puntos de control de brotes.
A lo largo de la pandemia, las mujeres han hecho a?icos el mito de que las estrategias basadas en la compasi¨®n y la construcci¨®n de consenso son d¨¦biles e ineficaces. Al ser adaptables y sensibles a las demandas del momento, las l¨ªderes han utilizado estas cualidades para crear unidad y apoyo con respecto a los comportamientos que salvan vidas. En lugar de verse derrotadas por los est¨¢ndares dobles que se imponen a las mujeres, las mujeres l¨ªderes se han mantenido humildes, diligentes y colegiadas. Pero, sobre todo, han sido coherentes y decididas.
Asimismo, hemos estado aprendiendo de nuestras experiencias la forma c¨®mo evaluar con precisi¨®n el desigual terreno social y pol¨ªtico en el que operamos, para que as¨ª podamos abordar nuestras circunstancias de manera m¨¢s estrat¨¦gica. Adem¨¢s de agudizar nuestro nivel de conciencia sobre la diferencia entre pandemia y endemia, entre la covid-19 y la gripe, tambi¨¦n hemos brindado mayor atenci¨®n a la violencia sexual y de g¨¦nero.
Este problema se ha considerado, durante mucho tiempo, end¨¦mico: un flagelo c¨ªclico que fluye desde la luna de miel hasta el hospital. Ahora deber¨ªamos tratarlo de la misma manera que tratamos a un virus. Eso significa aislar a los perpetradores y llevarlos ante la justicia, establecer sistemas para detectar y abordar los casos y comprometerse con las comunidades para detener la propagaci¨®n. Debemos idear medidas curativas y preventivas que incluyan hombres y a ni?os para que se produzca una transformaci¨®n cultural perdurable.
Debemos aprovechar la fuerza indirecta y descomunal contra la violencia que pueden ejercer las mujeres que est¨¢n pol¨ªtica y econ¨®micamente empoderadas
El camino pospand¨¦mico es largo. Navegarlo exige de la perseverancia y del buen juicio estrat¨¦gico que poseen las mujeres. Debemos dirigir nuestros esfuerzos y reformar los sistemas sociales y de justicia que nos han dejado a merced de los lobos, y debemos aprovechar la fuerza indirecta y descomunal contra la violencia que pueden ejercer las mujeres que est¨¢n pol¨ªtica y econ¨®micamente empoderadas. Debemos llenar los parlamentos y las oficinas gubernamentales de mujeres, creando una masa cr¨ªtica que pueda cambiar los paradigmas relacionados con la justicia, la paz, la seguridad y la salud.
Es posible que la ruptura de los prejuicios no conduzca a un inmediato alto al fuego en los entornos dom¨¦sticos. Pero, al contar con una mayor cantidad de mujeres l¨ªderes en todos los niveles y en todos los sectores, aumentaremos gradualmente nuestro acceso colectivo a la educaci¨®n, al empleo remunerado y a todos los dem¨¢s recursos necesarios para ayudar a que las mujeres escapen de la violencia.
Si eres mujer y est¨¢s leyendo esto, te desafiamos a que consideres la posibilidad de desempe?ar un papel de liderazgo p¨²blico, comenzando por hacerlo dentro de tu propia comunidad. Te retamos y creemos en ti. El mundo est¨¢ a tu alcance y conquistarlo depende de ti.
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