Una cooperaci¨®n internacional a la altura de los retos globales
La sociedad espa?ola es una de las que m¨¢s apoya la cooperaci¨®n y la solidaridad en Europa, por lo que la nueva legislaci¨®n que se est¨¢ preparando en materia de cooperaci¨®n debe estar a la altura
¡°Estamos al borde de un abismo y avanzamos en la direcci¨®n equivocada¡±. El secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, fue muy claro en la pasada asamblea general de Naciones Unidas: las consecuencias de la crisis global son y ser¨¢n muy graves. La celeridad con la que se suceden las crisis clim¨¢ticas, sanitarias, b¨¦licas, financieras y alimentarias nos pone frente a un espejo n¨ªtido: vivimos en un mundo interdependiente con desaf¨ªos complejos que solo pueden abordarse desde la cooperaci¨®n y la solidaridad.
La guerra de Ucrania y sus consecuencias han enmara?ado a¨²n m¨¢s el ovillo. No es tiempo de medias tintas; urgen pa¨ªses y sociedades responsables y con altura de miras. Es sorprendente comprobar que, a pesar de la urgencia, vivimos una par¨¢lisis del espacio multilateral y un incumplimiento de los compromisos asumidos por la comunidad internacional.
En este contexto, en nuestro pa¨ªs asistimos a la reforma del sistema espa?ol de cooperaci¨®n; una oportunidad ¨²nica para dar un paso al frente y apostar por una propuesta audaz, transformadora, democr¨¢tica, feminista y ecologista que responda a los retos globales. El Anteproyecto de la Ley de Cooperaci¨®n llega al Consejo de Ministros y Ministras, y de ah¨ª pasar¨¢ al Parlamento. Es en ese tr¨¢mite en el que nos jugamos consolidar los aciertos de este proyecto ¨Cresultado de un proceso de consultas y participaci¨®n¨C. Pero tambi¨¦n nos jugamos la posibilidad de incorporar elementos que garanticen una reforma que dote a la cooperaci¨®n de capacidades y medios para promover la justicia global y los derechos humanos.
El Proyecto de Ley: aciertos y desaf¨ªos
La Ley menciona las piezas de la crisis sist¨¦mica que vivimos: los l¨ªmites del actual modelo de producci¨®n y consumo, la extrema desigualdad y el ascenso autocr¨¢tico. A pesar de ello, su articulado es bastante tibio en lo que se refiere a una apuesta clara por el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la protecci¨®n del planeta.
Vivimos un momento en el que la libre interpretaci¨®n o los desarrollos legislativos inciertos no tienen cabida. Una cooperaci¨®n que quiera ser vanguardia tiene que liderar el cambio e incorporar con determinaci¨®n la coherencia de pol¨ªticas, la mirada ecologista y feminista, la participaci¨®n democr¨¢tica, la cultura de paz y el fomento de una ciudadan¨ªa comprometida con sus barrios y con el planeta. No hacerlo supondr¨¢ abrir la puerta a la continuidad m¨¢s que a la transformaci¨®n que tanta falta nos hace.
Vivimos un momento en el que la libre interpretaci¨®n o los desarrollos legislativos inciertos no tienen cabida
Veamos un ejemplo de la tibieza del Proyecto de Ley. La incorporaci¨®n de la coherencia de pol¨ªticas para el desarrollo sostenible en la acci¨®n exterior del Estado, y tambi¨¦n su integraci¨®n en los mecanismos de implementaci¨®n de la Agenda 2030, es positiva. Ahora bien, es imposible llevarla a cabo si no se analiza el impacto que tienen las pol¨ªticas p¨²blicas a nivel global. Est¨¢ ampliamente documentado c¨®mo las contradicciones de las pol¨ªticas empobrecen sus resultados y eso cuesta dinero y legitimidad. Por eso, es necesario que la Oficina de Evaluaci¨®n de la Cooperaci¨®n Espa?ola cuente con un mandato y recursos que den cuenta de tal desaf¨ªo.
0,7% y m¨¢s
La Ley contempla el objetivo de alcanzar el hist¨®rico 0,7% de la Renta Nacional Bruta para cooperaci¨®n, y el 10% de esos fondos a acci¨®n humanitaria. Despu¨¦s de d¨¦cadas con ese compromiso en la mochila, est¨¢ bien que sea reconocido por ley, aunque sin una hoja de ruta que lo haga realidad puede quedarse en otra mera declaraci¨®n de intenciones. Y no estamos para lanzar brindis al sol: la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) espa?ola se sit¨²a en un 0,25%, la mitad de la media europea. La falta de recursos (en cantidad y calidad) afecta a cuestiones clave como las capacidades de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n para el Desarrollo (AECID), la atenci¨®n de crisis humanitarias o las condiciones precarias en las que trabajan las personas cooperantes.
Por otra parte, allanar el camino hacia esa necesaria transformaci¨®n exige contar con la ciudadan¨ªa como motor de cambio y parte esencial de la pol¨ªtica de cooperaci¨®n. Para ello, debe destinarse el 3% de los recursos de AOD a la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa. Una pieza esencial en un contexto en el que no paran de crecer los discursos belicistas y de odio.
En ese camino, las ONG de desarrollo juegan un papel determinante. As¨ª lo recordaba recientemente el Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo de la OCDE (CAD). En ese reconocimiento destaca la diversidad de roles que juegan y que van m¨¢s all¨¢ de la ejecuci¨®n de proyectos y la atenci¨®n en crisis humanitarias. El CAD reconoce el papel de las ONGD en la movilizaci¨®n ciudadana, en la vigilancia sobre las pol¨ªticas p¨²blicas o en la defensa de los derechos humanos. La nueva Ley es una oportunidad para fomentar entornos que faciliten la promoci¨®n de ese rol, especialmente en pa¨ªses donde son atacadas las personas que defienden los derechos humanos, el medio ambiente, la democracia y la paz. El Marco de Relaci¨®n Gobierno-ONGD, firmado el pasado mes de marzo, es un gran avance.
En este sentido, el Proyecto de Ley acierta al reconocer el papel de la sociedad civil, pero debe incluir una definici¨®n que explique bien qu¨¦ se entiende por ello y cu¨¢l es su aporte espec¨ªfico al conjunto del sistema. Tambi¨¦n es necesario que reconozca la necesidad de promover instrumentos fiscales que incentiven las donaciones privadas a la cooperaci¨®n internacional.
M¨¢s all¨¢ de esta Ley, es tambi¨¦n urgente abordar la reforma de la Ley General de Subvenciones, de la que depende la normativa de cooperaci¨®n internacional. La burocracia debe dar paso a la efectividad porque, como dice un compa?ero, ¡°es crucial que dejemos de montar expediciones para buscar facturas en medio de la selva y pasemos a hacerlas para evaluar el impacto de nuestras acciones¡±.
Algunas piezas fundamentales
En relaci¨®n con la cooperaci¨®n financiera, se propone integrarla mejor en los objetivos y est¨¢ndares de esta pol¨ªtica p¨²blica. Esto es muy positivo, pero quedar¨¢ en papel mojado si no se establecen reglas que obliguen a todos los actores que participan en ella a respetar los derechos humanos y el medio ambiente. Por otro lado, la Ley deber¨ªa anticipar algunas cuestiones como son una estrategia que defina c¨®mo se abordar¨¢ la agenda de financiaci¨®n de manera coherente y con participaci¨®n de la sociedad civil, en un consejo asesor de este tipo de cooperaci¨®n.
La sociedad espa?ola lo tiene claro: es una de las que m¨¢s apoya la cooperaci¨®n y la solidaridad en Europa
En todo este puzle hay una pieza que es se?a de identidad de nuestro pa¨ªs: la cooperaci¨®n descentralizada. Es importante que sea reconocida como merece y que se articule de manera estrat¨¦gica en el conjunto del sistema, de forma que pasemos de un enfoque de coordinaci¨®n a uno de corresponsabilidad.
El momento es ahora y as¨ª se lo hemos dicho de manera reiterada al Gobierno, a los partidos pol¨ªticos y a la ciudadan¨ªa. Nos jugamos mucho en las pr¨®ximas d¨¦cadas. La sociedad espa?ola lo tiene claro: es una de las que m¨¢s apoya la cooperaci¨®n y la solidaridad en Europa. Es el momento de estar a su altura y girar el tim¨®n hacia un cambio que frene las m¨²ltiples y complejas crisis que golpean la vida de millones de personas en todo el mundo; que nos aleje del abismo del que hablaba Guterres. En ese giro ganamos todas y todos porque, si algo deja claro el contexto complejo que vivimos como humanidad, es que el momento de la solidaridad y la responsabilidad.
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