La c¨¢otica movilidad sostenible de Espa?a
Se dise?an proyectos cargados de buenas intenciones, se dibujan trazos y filigranas en las calzadas, pero pocos responsables pol¨ªticos se suben a una bicicleta si no hay fot¨®grafos o se dejar¨ªan ver viajando en patinete, un medio de transporte impopular en su reputaci¨®n y popular en su uso
Decididamente, hay que hacer cosas urgentes para poner freno a la cat¨¢strofe clim¨¢tica, lenta y silenciosa, que est¨¢ poniendo en riesgo el futuro del planeta. Entre otras cosas, es indispensable que las autoridades impongan medidas que restrinjan las emisiones de part¨ªculas en suspensi¨®n y di¨®xido de nitr¨®geno derivadas del tr¨¢fico de veh¨ªculos contaminantes en las ciudades. Ese combate se traduce en cambios dr¨¢sticos en los sistemas en favor de modalidades m¨¢s sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
Es as¨ª como las pol¨ªticas de pacificaci¨®n de espacios urbanos en todo el mundo van de la mano de campa?as de sustituci¨®n de medios de locomoci¨®n que dependen de la gasolina por otros no contaminantes, como la bicicleta, el pat¨ªn o el patinete; pero tambi¨¦n sus versiones el¨¦ctricas u otros medios con motor el¨¦ctrico como monociclos, el Segway o citycocos.
Esta apuesta por una manera menos da?ina de moverse por la ciudad es acuciante, sobre todo en casos como el de Barcelona. A pesar de la ofensiva anti autom¨®vil en que est¨¢ implicada desde hace a?os, cerr¨® 2021 con unos niveles de suciedad ambiental tres veces por encima de los fijados por la OMS. Por eso, en la capital catalana se est¨¢ produciendo un refuerzo de las medidas destinadas a desanimar el uso veh¨ªculos a motor de combusti¨®n, obstaculiz¨¢ndolo al m¨¢ximo y propiciando el empleo de medios de transporte limpios y vers¨¢tiles. Ese proceso conoci¨® en Barcelona una intensificaci¨®n con motivo de la pandemia, al igual que ocurri¨® en otras muchas ciudades ¨CBogot¨¢, Par¨ªs, Mil¨¢n, Budapest¨C, que aprovecharon el repliegue del tr¨¢fico motorizado causado por los confinamientos para implementar o ampliar redes de ciclov¨ªas.
El problema se suscita cuando el est¨ªmulo de esas formas higi¨¦nicas de desplazamiento urbano no se combina con una mejora radical en el transporte p¨²blico y se convierte en un acicate para el empleo de medios de locomoci¨®n, al fin y al cabo, individuales y privados. Que el perfil de sus usuarios sea preferentemente el de personas j¨®venes acaba convirtiendo los carriles bici en v¨ªas r¨¢pidas. Ese nuevo panorama de movilidades tiende a excluir a las personas mayores, a ni?os y ni?as, y a individuos no solo con dificultades de movilidad, sino sin las suficientes dosis de dinamismo y energ¨ªa.
La mayor¨ªa de especialistas en movilidad no se ha tomado la molestia de bajar a ras de suelo a comprobar si lo sostenible es siempre soportable
Hay m¨¢s problemas inesperados. En la pr¨¢ctica, vemos c¨®mo la utilizaci¨®n masiva de veh¨ªculos sostenibles no aparece apenas regulada y genera multitud de conflictos de uso. Este desbordamiento se ve agudizado en ciudades v¨ªctimas de la masificaci¨®n tur¨ªstica, donde han irrumpido los veh¨ªculos no contaminantes, que resultan muy invasivos de los espacios para peatones y que implican, a menudo, su privatizaci¨®n por parte de excursiones tur¨ªsticas ¡°ecol¨®gicas¡±. La proliferaci¨®n en tantas ciudades de tuk tuks, velotaxis, trixis, cortejos masivos de bicicletas o el Segway son un ejemplo.
Todo ello se pone en marcha intentando emplear infraestructuras de circulaci¨®n no siempre bien definidas y se?alizadas que generan nuevas formas de siniestralidad. En Barcelona, a lo largo de 2021, se contabilizaron un total 829 accidentes de bicicleta, con ocho heridos graves. Eran un 34% de percances m¨¢s respecto al a?o anterior. Hasta 750 patinetes el¨¦ctricos se vieron implicados en alguno de los 7.000 accidentes de tr¨¢fico que hubo en esa misma ciudad en ese a?o. Dos de las ocho v¨ªctimas mortales en Barcelona en su primer semestre conduc¨ªan patinetes. El 40% de atropellos a peatones en la capital catalana en 2021 fueron causados por patinetes y bicicletas.
Asimismo, la emergencia de nuevas tecnolog¨ªas que permiten la compra o contrataci¨®n en l¨ªnea genera flotas de veh¨ªculos ecol¨®gicos que emplean la trama urbana en clave de rentabilizaci¨®n del tiempo de traslado y suscitan a su vez un aumento de la irregularidad y la precarizaci¨®n laborales. La problem¨¢tica asociada a los derechos laborales de los riders es un ejemplo. La nueva ley de repartidores establece que esos trabajadores son asalariados y no aut¨®nomos, pero es demasiado justa como para que las grandes plataformas de distribuci¨®n como Glovo o Deliveroo la apliquen.
Este es uno de los asuntos que aborda el proyecto I+D, MOVER. Mobility overflow: a comparative study of new urban mobilities, que dirige el antrop¨®logo Roger Sansi desde la Universitat de Barcelona y con ciudades de diferentes continentes como escenario. Lo que atiende es una verdad que los programas institucionales y las proclamaciones en grandes foros internacionales ignoran u olvidan: la de las pr¨¢cticas y los usos reales de esos veh¨ªculos ecol¨®gicos que es posible que mejoren el medio ambiente, pero que no est¨¢n contribuyendo como debieran ¨Cy no por culpa suya¨C a hacer ciudades ni m¨¢s racionales ni m¨¢s igualitarias e inclusivas.
Eso es que, desde la mirada oficial, las cosas se ven no como son, sino como deber¨ªan ser. Se hacen proyectos cargados de buenas intenciones, se dibujan trazos y filigranas en las calzadas, se delinean planos y se presentan planes. Luego se hacen balances sonrientes y optimistas que cantan las bondades de desplazamientos cotidianos, limpios y sanos.
Pero pocos responsables pol¨ªticos se suben a una bicicleta si no hay fot¨®grafos, saben qu¨¦ es caminar apoy¨¢ndose en un bast¨®n o se dejar¨ªan ver viajando en patinete, un medio de transporte cada vez m¨¢s impopular en su reputaci¨®n y popular en su uso. Tampoco se arriesgan demasiado a ser atropellados por bicicletas o patinetes que, sin quererlo muchas veces, han convertido las aceras en lugares peligrosos. Probablemente, la mayor¨ªa de especialistas en movilidad no se ha tomado la molestia de bajar a ras de suelo a comprobar si lo sostenible es siempre soportable.
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