Los pol¨ªticos y la crisis
La crisis econ¨®mica es tambi¨¦n una crisis de conocimientos En una ¨¦poca de avances cient¨ªficos, la ciencia econ¨®mica se encuentra atrasada
Que los candidatos a la presidencia del Gobierno no se aclaren demasiado sobre qu¨¦ har¨¢n para arreglar la maltrecha econom¨ªa si ganan las elecciones no es del todo culpa suya. Y es que la crisis econ¨®mica es tambi¨¦n una crisis de conocimientos. Resulta ser una penosa paradoja, pero lo cierto es que en una ¨¦poca de avances cient¨ªficos en casi todos los campos hay una excepci¨®n: la ciencia econ¨®mica se encuentra atrasada, como se hace patente cada d¨ªa con motivo de lo que todo el mundo llama ya la Gran Recesi¨®n.
Las recetas de los economistas para sacarnos del atolladero suelen ser contradictorias, sin que los gobernantes sepan a qu¨¦ carta quedarse. Como ellos no se presentan a las elecciones, son los pol¨ªticos, muy particularmente los que est¨¢n en el poder, quienes pagan el pato de la ignorancia, pues la mayor¨ªa de los ciudadanos no sabe que a corto plazo no hay o no se conocen soluciones para la crisis y piensa que lo que ocurre es que quienes gobiernan son unos incapaces.
En realidad, no es que los economistas no sepan qu¨¦ es lo que est¨¢ mal en la econom¨ªa y qu¨¦ es lo que requiere arreglo. Lo que no saben es en qu¨¦ orden y con qu¨¦ consecuencias habr¨ªa que tomar medidas para sanar al enfermo. Diagnosticar la enfermedad es f¨¢cil. Lo dif¨ªcil es prescribir el tratamiento, pues como la patolog¨ªa est¨¢ muy extendida, cualquier remedio para mejorar una parte da?ada hace que empeoren otras. Por ejemplo, es obvio que en Espa?a urge atajar el desempleo, ?pero c¨®mo?
Mariano Rajoy matiene una prudencia inteligente, pero una indefinici¨®n que no podr¨¢ mantener en La Moncloa, donde le esperan tiempos dif¨ªciles
Usar dinero p¨²blico para obras de infraestructura que diesen trabajo a desocupados, una de las soluciones llamadas keynesianas, no es posible, puesto que condici¨®n sine qua non para salir de la crisis es cuadrar las cuentas p¨²blicas y reducir el d¨¦ficit. Estimular la oferta de trabajo del sector privado con incentivos fiscales o subvenciones tropieza con el mimo problema, al igual que aumentar la demanda de los consumidores con menos impuestos o m¨¢s ayudas p¨²blicas.
Una soluci¨®n distinta ser¨ªa incrementar las exportaciones para que la demanda exterior sustituyera a la d¨¦bil demanda interna. Para ello, sin embargo, hace falta m¨¢s productividad y competitividad, lo que no se logra de la noche a la ma?ana y donde hay que recuperar a?os perdidos.
Otro c¨ªrculo vicioso es el que se registra en la econom¨ªa financiera. Para que haya crecimiento es esencial que bancos y cajas den m¨¢s cr¨¦dito, cosa harto dif¨ªcil cuando casi todas esas entidades est¨¢n en mala situaci¨®n por la morosidad y tambi¨¦n por tener mucha deuda soberana, es decir, emitida por los Estados. Esa deuda, antes de la crisis era un activo intachable. Hoy, ha perdido y sigue perdiendo valor, con lo que muchas entidades se encuentran descapitalizadas, no pueden dar cr¨¦dito, la econom¨ªa se paraliza, hay menos ingreso fiscal, la deuda p¨²blica se sigue debilitando, los bancos se descapitalizan a¨²n m¨¢s...
?Qu¨¦ dicen nuestros pol¨ªticos ante esa situaci¨®n? De los candidatos a la presidencia del Gobierno, el muy previsible ganador ha optado por la prudencia e incluso por la indefinici¨®n. Una prudencia inteligente, pero una indefinici¨®n que no podr¨¢ mantener en La Moncloa, donde le esperan tiempos dif¨ªciles en los que tendr¨¢ que hacer penitencia por haber dicho hasta la saciedad que la crisis se debe a la inepcia de los gobernantes, afirmaci¨®n que obviamente se puede volver en su contra, cuando pasen los meses y, si Dios o la Uni¨®n Europea no lo remedian, la crisis se mantenga o incluso se agrave.
El PSOE tendr¨¢ que pensar el futuro
En cuanto a los socialistas, su candidato proclama dos cosas. Una, que tomar¨¢ medidas concretas que aumenten el ingreso p¨²blico y reduzcan el gasto no social. Otra, que mantendr¨¢ e incluso mejorar¨¢ el Estado de bienestar. La primera tiene el inconveniente de que, al cuantificarse, todo ello se quede en el chocolate del loro. La segunda promesa, relacionada con el dif¨ªcil presente y el incierto futuro del Estado de bienestar, es el gran reto de la socialdemocracia. El PSOE tendr¨¢ probablemente cuatro a?os para pensar en ello, lo que deber¨ªa hacer de consuno con sus correligionarios europeos.
Por lo que ata?e al resto de los partidos, los nacionalistas ven la crisis con anteojeras al referirla solo a su nacionalidad, lo que supone un serio inconveniente en unos tiempos de globalizaci¨®n. Por lo que hace a la izquierda minoritaria, su objetivo es tan encomiable como inviable: salir de la crisis y, al tiempo, lograr un orden social y econ¨®mico m¨¢s justo. Los indignados del 15-M ni siquiera hablan de la crisis; su meta es hacer una suerte de revoluci¨®n mundial que acabe con las imperfecciones de este bajo mundo. Ojal¨¢ lo consiguieran, pero el simple sentido com¨²n obliga al escepticismo.
Francisco Bustelo es catedr¨¢tico em¨¦rito de Historia Econ¨®mica y rector honorario de la Universidad Complutense.
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