Espa?a contra Catalu?a
Estamos ante una perversi¨®n de la l¨ªnea historiogr¨¢fica catalana que arranc¨® del 'Catalunya dins l¡¯Espanya moderna' de Pierre Vilar
Desde el ¨¢ngulo de la psicopatolog¨ªa social, Enrique Baca describe en Las v¨ªctimas de la violencia el proceso de construcci¨®n del enemigo. Ante todo, es el producto de una decisi¨®n estrat¨¦gica, adoptada por un sujeto individual o colectivo, quien luego tal vez se ver¨¢ desbordado por ella, aun cuando casi nunca abordar¨¢ la autocr¨ªtica. Una vez puesta en pr¨¢ctica, su intenci¨®n es bien simple: despojar al otro de toda caracter¨ªstica humana, salvo en lo que concierne a su condici¨®n de enemigo a eliminar. Es, pues, una cosa, un obst¨¢culo y un peligro, lo cual legitima una acci¨®n supuestamente defensiva de car¨¢cter agresivo. Su simple existencia autoriza al constructor para denunciar el aplastamiento, o bien, la ¡°humillaci¨®n¡± que sufre, legitimadora de la respuesta violenta.
En el l¨ªmite, el esquema encaja a la perfecci¨®n con los fundamentos ideol¨®gicos y psicosociales del terrorismo, pero conviene asimismo a los conflictos religiosos ¡ªah¨ª est¨¢ el papel central del ¡°enemigo¡± en Ignacio de Loyola, de la ¡°humillaci¨®n¡± islamista ante el dominio tecnol¨®gico de Occidente¡ª y a los procesos pol¨ªticos, con especial intensidad en los nacionalismos, tr¨¢tese del espa?ol, del vasco o del catal¨¢n, cuando tratan de imponer su monopolio de poder en un determinado espacio pol¨ªtico. No necesariamente en el marco de un sistema totalitario, aunque s¨ª totalista, en el sentido de Jay Lifton, ejerciendo una presi¨®n horizontal dirigida a homogeneizar las creencias en torno a un hecho nacional sacralizado y, por consiguiente, a eliminar ¡ªprevia condena¡ª las formas culturales y pol¨ªticas propias de una situaci¨®n pluralista vigente con anterioridad.
Tal es el problema de la resistible ascensi¨®n del independentismo animado en Catalu?a por Mas y el catalanismo radical. Defender la independencia y buscar en el orden legal los medios para alcanzarla es algo perfectamente democr¨¢tico. No lo es en cambio ejercer un monopolio de la comunicaci¨®n social, privando de voz a la posible mitad de catalanes no independentistas ¡ªy aunque fueran dos tercios o un tercio, a este efecto da igual¡ª, y satanizando como ¡°espa?olista¡± y anticatalana toda manifestaci¨®n p¨²blica en que ¡°el ¨²nico camino¡± tomado sea puesto en tela de juicio. Totalismo no es democracia, y sobran ejemplos en el mundo de hoy, como en el pasado, para probar que las elecciones son condici¨®n necesaria, pero no suficiente, para una vida democr¨¢tica.
El congreso de historiadores previsto sobre el tema ¡°Espa?a contra Catalu?a¡± se inscribe en esa deriva hacia un ensimismamiento agresivo. En buena medida, estamos ante una perversi¨®n de la l¨ªnea historiogr¨¢fica catalana que arranc¨® del Catalunya dins l¡¯Espanya moderna de Pierre Vilar. Vilar no elud¨ªa las tensiones, ya que incluso en la etapa regionalista, correspondiendo al ¡°proteccionisme que impos¨¤ un dia Catalunya¡± (Camb¨®), ve¨ªa forj¨¢ndose la naci¨®n catalana, un fuerte sentimiento comunitario asentado en la identidad ling¨¹¨ªstica. Lo que extra?a a Vilar en 1927 es la conversi¨®n por los intelectuales barceloneses en mitolog¨ªa de los hechos hist¨®ricos que contraponen Catalu?a a Espa?a, transfiriendo al presente el compromiso de Caspe (1412) o los enfrentamientos de 1640 y 1714. La ¡°humillaci¨®n¡±. Sin olvidar una rivalidad con Madrid que evocaba ¡°el di¨¢logo de sordos de las contiendas internacionales¡±. Nada cambi¨® en la democracia. Sirva de ejemplo el pleito de los archivos con Salamanca, donde el plan de devoluci¨®n a la Generalitat, elaborado a medias con Javier Tusell, disgust¨® por salvaguardar la unidad del archivo. Era un primer ¡°expolio¡± y como tal deb¨ªa ser resarcido.
Lleg¨® la historia interminable del Estatut y la frustraci¨®n al verse sometidos a una instancia constitucional, el TC. Insufrible humillaci¨®n. Som una naci¨°! fue la alternativa de las ¨¦lites catalanistas, con un amplio apoyo popular. ?Para qu¨¦ entonces abrir un espacio de debate abierto, reflejo del pluralismo de la sociedad catalana y del propio marco democr¨¢tico espa?ol? Con el manique¨ªsmo, practicado sin fisuras, basta para el objetivo de homogeneizaci¨®n independentista. El prestigio de Josep Fontana sirve de aval, aun cuando es posible que, frente a la v¨ªa de sus brillantes explicaciones socio-econ¨®micas, siga la de las tambi¨¦n brillantes frases lapidarias ¡ªrecordemos la calificaci¨®n de ¡°mojama sagrada¡± para Lenin incorrupto¡ª, algunas a lo Beppe Grillo: ¡°El PP es un partido nazi¡± o ¡°el Estado de las autonom¨ªas es un enga?o¡±. Para su conferencia retoma el concepto abertzale de ¡°conflicto¡±, ahora hispanocatal¨¢n.
Un Congreso que examinara el ¡°Espa?a contra Catalu?a¡± con interrogante y participaci¨®n plural ser¨ªa incluso necesario hoy. Planteado como est¨¢, atiende ¨²nicamente a la recomendaci¨®n de un conocido demagogo: ¡°La comprensi¨®n es una base demasiado fr¨¢gil para las masas; la ¨²nica emoci¨®n que no vacila es el odio¡±.
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