Profec¨ªa autocumplida
La profec¨ªa de que la crisis pol¨ªtica e institucional acabar¨¢ con nuestro cl¨¢sico bipartidismo imperfecto tiene visos de hacerse realidad. Ah¨ª est¨¢n los datos de las encuestas, corroborados ahora, en menor medida, por el ¨²ltimo bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). A tenor de ellas, el PSOE, que ya se desplom¨® al final de la legislatura anterior, apenas puede esperar sino una ligera mejor¨ªa. El m¨¢s afectado es, sin embargo, el PP al que todos los sondeos auguran una sustancial ca¨ªda de votos. Las causas saltan a la vista y son conocidas por todos. Lo sorprendente no es, por tanto, que esta p¨¦rdida se produzca, sino la forma en la que pretende ser combatida. A este respecto la Convenci¨®n del Partido Popular del pasado fin de semana en Valladolid nos ofreci¨® algunas pistas importantes.
Si los ciudadanos se apartan de los partidos que ponen su propio inter¨¦s particular por encima del general y claman por una mayor unidad y un cambio radical en las formas de hacer pol¨ªtica, Rajoy parece haber decidido que eso da igual, que la terapia que da resultado es la de ¡°prietas las filas¡± y la de identificar n¨ªtidamente al adversario para poder demonizarlo con fruici¨®n. Dividir y enfrentar en vez de unir y consensuar, que es lo ¨²nico que nos puede sacar del atolladero. De nuevo las viejas recetas de la pol¨ªtica peque?a, del inter¨¦s del partido por encima del inter¨¦s general, como si no sigui¨¦ramos en tiempos excepcionales. Primer gran error de bulto.
Rajoy parece haber decidido que el ¡°prietas las filas¡± le da resultados
El segundo traspi¨¦s se concreta en la ya ic¨®nica frase de Dolores de Cospedal: ¡°O el PP o la nada¡±, que equivale a decir que el ciudadano carece de alternativas pol¨ªticas efectivas. Es la ¨²nica idea que nunca puede trasmitir un responsable pol¨ªtico porque niega el sentido mismo del sistema democr¨¢tico, la capacidad de optar entre candidaturas.
Si la pol¨ªtica social y econ¨®mica ya se nos presenta como la ¨²nica posible, ?hemos de aceptar tambi¨¦n que solo hay un partido con capacidad para implementarlas? Tecnocracia y partido ¨²nico. ?Ese es el mensaje?
Tercero, otra frase para la historia, esta vez de Mariano Rajoy: ¡°Mientras yo sea Presidente, ni se celebrar¨¢ el refer¨¦ndum ni se fragmentar¨¢ Espa?a¡±, la nueva versi¨®n de ¡°o yo o el caos¡±. Pues mire, no. Nadie es imprescindible, el bonapartismo es ya cosa del pasado. Y, en efecto, si esa es la alternativa para el conflicto catal¨¢n, el seguir sin hacer nada es la mejor garant¨ªa del fin de nuestro orden de convivencia.
Entretanto, siguen apareciendo cad¨¢veres en el armario de los G¨¹rtel y B¨¢rcenas sin que muevan su posici¨®n al respecto, y la econom¨ªa empieza a fallarles como tabla de salvaci¨®n final. ?Tan dif¨ªcil es aprender de los errores? ?Tan incapaces son de pensar en alg¨²n discurso novedoso o en otra forma de hacer pol¨ªtica? ?Tanto cuesta salirse del rancio gui¨®n de siempre? Un poder sin imaginaci¨®n es la aut¨¦ntica pesadilla de la democracia; nos condena al vuelo gallin¨¢ceo: sin proyecto, sin ambici¨®n ni esperanza; a un eterno m¨¢s de lo mismo.
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