Un 16% de los delitos de menores son de violencia contra sus padres
La Fiscal¨ªa General del Estado lamenta la falta de pol¨ªticas para enfrentar esta lacra Los expertos alertan del cambio en el perfil del joven agresor
La violencia de g¨¦nero y el maltrato infantil tardaron mucho en entrar en las agenda medi¨¢tica y pol¨ªtica espa?ola. Y cost¨® a¨²n m¨¢s cambiar comportamientos que la cultura daba por correctos. Ahora el velo ha ca¨ªdo, aunque todav¨ªa haya mujeres que mueren a manos de sus parejas o ni?os que reciben castigos f¨ªsicos excesivos. Sin embargo, otra violencia dentro del hogar sigue en el armario: hijos que agreden f¨ªsica o psicol¨®gicamente a sus padres o abuelos, llamada filioparental. Los datos oficiales muestran que el a?o pasado se abrieron 4.659 expedientes por estos delitos, el 15,8% del total de los casos donde est¨¢n involucrados menores.
Francisco Romero, del equipto t¨¦cnico de la Fiscal¨ªa de Menores de Barcelona, explica que solo desde 2011 se segregan las cifras de violencia filio parental dentro de los delitos cometidos por menores. Antes se juntaban con los de violencia de g¨¦nero. La memoria de la Fiscal¨ªa General del Estado demuestra que se trata de una problem¨¢tica que se ha mantenido muy estable, a falta de una serie hist¨®rica m¨¢s larga. En 2011 se registraron 5.377 expedientes (18.15% del total); en 2012 fueron 4.936 (16,6%) y el a?o pasado, se redujeron ligeramente hasta las 4.659 procedimientos. Romero asegura que un 7% de las familias espa?olas pueden sufrir este problema.
¡°Tienes que desculpabilizarte¡±
J.M., su pareja y los dos peque?os eran la familia tradicional de Sant Cugat del Vall¨¨s (Barcelona), una de las poblaciones con mejor calidad de vida de Espa?a. ?l ten¨ªa 48 a?os cuando su hijo, de 7 a?os, comenz¨® a tener problemas en el colegio. El caso del t¨ªpico ni?o rebelde termin¨® en un largo recorrido por especialistas y psic¨®logos. Y un diagn¨®stico: d¨¦ficit de atenci¨®n. La medicaci¨®n que se recomend¨® empeor¨® las cosas. Seis a?os m¨¢s tarde, el menor era expulsado del colegio. El abuso de alcohol y marihuana aumentaba su agresividad.
¡°Inicialemente eran gritos, pu?etazos en la puerta, quebraba cristales. Hasta que llegaron los empujones y algunas agresiones. Una l¨ªnea que ya no pod¨ªamos tolerar¡±, explica J.M. Interpusieron dos denuncias contra su hijo, a los 14 y a los 16 a?os. El juez intern¨® al menor en un centro. ¡°Siempre fuimos unos padres exigentes. Ten¨ªamos una gran sensaci¨®n de culpabilidad, nos pregunt¨¢bamos qu¨¦ hab¨ªamos hecho mal, porque nuestro otro hijo no era agresivo. Aqu¨ª fue b¨¢sico recurrir a la ayuda terap¨¦utica, encontrarte con otros padres en situaciones similares, no quedarte en el silencio¡±, explica el hombre, que prefiere el anonimato.
Tomar la decisi¨®n de llevar a un hijo a los tribunales, especialmente cuando hab¨ªa una patolog¨ªa de por medio fue muy complicada. ¡°Primero tienes que desculpabilizarte. Adem¨¢s del problema de la familia, la relaci¨®n con mi mujer estaba muy afectada. Aqu¨ª el apoyo en otras personas fue b¨¢sico¡±, agrega J.M.
En varias ocasiones tuvieron que pedir la intervenci¨®n de los Mossos d'Esquadra, que, seg¨²n J.M., fueron bastante comprensivos y dispuestos a ayudar con el tema. ¡°En los juzgados s¨ª encontramos m¨¢s problemas. Todos los procesos son m¨¢s farragosos y depende mucho de las personas que te encuentres, Te gustar¨ªa sentirte m¨¢s arropado en un momento como ese¡±, explica este padre de familia. ¡°Es clave no quedarse callado. Insisto, ante esto tienes que desculpabilizarte¡±, finaliza.
¡°Denunciar a un hijo no es f¨¢cil. A esta violencia la llamo la patolog¨ªa del amor. Los padres siempre tienen en mente qu¨¦ implicaciones jur¨ªdicas tiene tirar adelante un proceso¡±, asegura Jordi Royo, director cl¨ªnico de Amalgama 7, una entidad catalana que se dedica a la atenci¨®n terap¨¦utica de de j¨®venes y sus familias. ¡°Los padres sienten que tienen que justificarse, que son juzgados porque recogen lo que han cultivado. Hasta han de explicar que quieren a sus hijos¡±, asegura Jos¨¦ Lu¨ªs Sancho, director t¨¦cnico del Programa Recurra-Ginso de Madrid, que trabaja con menores en conflicto social.
Como en el caso de la violencia machista, ambas partes tienden a relativizar las agresiones. ¡°Nos encontramos con familias que dicen que no ocurre nada. Y comenzamos con un cuestionario: ?te da miedo decirle cosas a tu hijo?, ?te humilla?, ?rompe objetos?¡±, explica Royo. La violencia f¨ªsica no es el primer paso, explican los expertos. ¡°Pueden pasar largos a?os de sufrimiento, usualmente en solitario, antes de que se lleguen a estos extremos¡±, explica Sancho. La Fiscal¨ªa General asegura que no es infrecuente que los progenitores acudan a la justicia derivados por los Servicios Sociales y que, en algunos casos, ¡°los problemas de convivencia son referidos a menores de menos de 14 a?os¡±, dice la memoria anual de la instituci¨®n.
En un 70% de los casos los agresores son chicos. Sin embargo, ellas suelen comenzar antes, de una manera m¨¢s psicol¨®gica. All¨ª por ejemplo se inscriben comportamientos anor¨¦xicos o de consumo de drogas. ¡°Se agreden a ellas mismas, para as¨ª hacer da?o a lo que sus padres quieren. El absentismo escolar es una manera de agresi¨®n¡±, asegura Sancho. El perfil, alerta Royo, ha ido cambiando y se extiende a familias de clase media y media alta. En seis de cada diez casos uno de los padres tiene estudios universitarios. La tendencia mayoritaria es que los j¨®venes agredan a las madres y a las abuelas y hay m¨¢s incidencia en familias monoparentales.
¡°La ausencia de normas o las familias sobreprotectoras tambi¨¦n son propensas a generar el S¨ªndrome del Emperador, en el que los menores tienen a sus padres como sirvientes¡±, dicen los expertos, que tambi¨¦n critican ¡°cierto enaltecimiento de la violencia en los medios de comunicaci¨®n¡±.
Tanto la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Violencia Filioparental como la Fiscal¨ªa General del estado coinciden en ¡° la insuficiencia de pol¨ªticas y pr¨¢cticas preventivas de refuerzo a las habilidades parentales¡±, seg¨²n la memoria del Ministerio P¨²blico. ¡°Faltan protocolos oficiales como s¨ª existen con la violencia de g¨¦nero. Y la respuesta no puede ser solo jur¨ªdica¡±, pide Romero.
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