La Universidad no es gratis
?Cu¨¢nto debe pagar el alumno y cu¨¢nto est¨¢ dispuesta a pagar toda la sociedad? Los expertos reclaman un modelo estable de financiaci¨®n p¨²blica por resultados
?Qui¨¦n tiene que pagar la universidad? Hay pa¨ªses, como los n¨®rdicos, en los que lo hace toda la sociedad, con sistemas gratuitos para los estudiantes. Hay otros, como Estados Unidos, en los que el alumno paga buena parte de sus estudios, entendiendo que es el titulado el que va a obtener la mayor parte del beneficio de sacarse una carrera, mientras el Estado solo pone una peque?a porci¨®n. Entre uno y otro extremo andan dando vueltas muchos pa¨ªses desde hace a?os. Incluida Espa?a, donde quienes proponen matr¨ªculas m¨¢s caras suelen insistir en que hace falta compensarlo con un potente sistema de ayudas. En los ¨²ltimos tres a?os de crisis lo primero se ha hecho (el encarecimiento), pero no lo segundo (m¨¢s dinero para becas). Se ha dejado adem¨¢s un sistema peor dotado por los recortes pero se ha avanzado muy poco en la b¨²squeda de nuevas formas de financiaci¨®n. Las reformas para modernizar el sistema y resolver las ineficiencias que aquejan el sistema han quedado a medio hacer.?
El debate recorre toda la vieja Europa desde finales de los a?os noventa, pues eso que llaman la sociedad del conocimiento empuja a mantener a buena parte de la poblaci¨®n con formaci¨®n universitaria y a la vez pisar el acelerador de la investigaci¨®n (que exige tambi¨¦n m¨¢s dinero), seg¨²n explica un trabajo de la Unesco de 2009. Y la llegada de la crisis econ¨®mica no hizo m¨¢s que dar argumentos a quienes aseguraban que el sistema mayoritario en el continente era insostenible: una financiaci¨®n de los campus eminentemente p¨²blica (de media, un 75%), m¨¢s o menos completada en algunos casos con las moderadas matr¨ªculas que pagan los estudiantes. El ministro de Educaci¨®n espa?ol, Jos¨¦ Ignacio Wert, opin¨® el verano pasado que ese modelo ¡°se lleva mal con las exigencias de consolidaci¨®n fiscal¡±.
Los presupuestos han mermado, las tasas han subido y las becas no
La inversi¨®n p¨²blica en universidades cay¨® en Espa?a un 11% entre 2008 y 2012 ¡ª1.168 millones¡ª, que ser¨¢n muchos m¨¢s, pues los ajustes han continuado hasta este a?o. Se trata, en todo caso, de una decisi¨®n pol¨ªtica. En Europa, otros 11 pa¨ªses han hecho recortes por encima del 5%, pero otros cinco se han quedado m¨¢s o menos como estaban y siete (incluidos Alemania y Polonia) lo han aumentado, seg¨²n los datos de la Asociaci¨®n Europea de Universidades (EUA, en sus siglas en ingl¨¦s)
¡°El modelo mayoritario en Europa es la financiaci¨®n p¨²blica ¡ªmatr¨ªculas gratuitas o simb¨®licas, y ayudas en forma de becas-salario, desgravaciones fiscales y subsidios¡ª porque promueve la igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad¡±, escribe la profesora de la Polit¨¦cnica de Catalu?a Vera Sacrist¨¢n en una de las tribunas que acompa?an a esta serie de reportajes. ¡°Y la igualdad no es solo una cuesti¨®n de justicia social sino tambi¨¦n de eficacia, ya que permite que los mejores accedan a los estudios y que el pa¨ªs no desperdicie su talento por causas econ¨®micas¡±.
El paradigma de este modelo est¨¢ en los pa¨ªses n¨®rdicos. Por ejemplo, Dinamarca, donde la Universidad no solo es gratuita sino que el Estado da un peque?o sost¨¦n econ¨®mico al alumno: entre 390 y 785 euros al mes. Aunque en este caso tambi¨¦n afloran disfunciones que encarecen la factura de todos y complican las cosas cuando llegan las crisis, como los estudiantes eternos: ¡°Hab¨ªa alumnos que no se licenciaban hasta los 35 a?os¡±, dice Nieves Hern¨¢ndez-Flores, profesora titular de Lenguas Rom¨¢nicas en la Universidad de Copenhague (n¨²mero 69 del mundo, seg¨²n el ranking de Shangh¨¢i). ¡°Eso ahora est¨¢ mejorando al endurecerse las condiciones para percibir el subsidio de estudiante¡±.
Ajustes en Europa
- Recortes. Doce pa¨ªses del continente han hecho recortes en la financiaci¨®n p¨²blica de las universidades por encima del 5% desde 2008: Espa?a, Croacia, Rep¨²blica Checa, Grecia, Hungr¨ªa, Irlanda, Italia, Lituania, Letonia, Serbia, Eslovaquia y Reino Unido, seg¨²n la Asociaci¨®n Europea de Universidades (EUA).
- Continuidad. Cinco sistemas han aguantado m¨¢s o menos como estaban, con ligeras bajadas o subidas: Francia, Holanda, Islandia y regi¨®n flamenca de B¨¦lgica.
- Aumentos. Siete sistemas los han incrementado: Noruega, Suecia, Dinamarca, Austria, Alemania, Polonia y la regi¨®n franc¨®fona de B¨¦lgica (para el resto de pa¨ªses la EUA no tiene informaci¨®n comparable).
En todo caso, ?ser¨ªa posible un modelo as¨ª en Espa?a? All¨ª se gasta por alumno universitario al a?o 17.120 euros; en Espa?a, 10.600 (incluyendo lo que ponen las familias); all¨ª se destinaba en 2011 el 1,9% del PIB a universidades; en Espa?a, el 1,1%; all¨ª, la presi¨®n fiscal es del 48% del PIB; en Espa?a, del 32,5%. ¡°Creo que no es posible ese sistema en las actuales circunstancias econ¨®micas del pa¨ªs¡±, zanja el profesor de la Polit¨¦cnica de Valencia Jos¨¦ Antonio P¨¦rez.
Vayamos al extremo contrario: Estados Unidos, donde solo el 35% de dinero de los campus procede de las arcas p¨²blicas. Otro 47% lo ponen los estudiantes y el resto, todo tipo de empresas, entidades y fil¨¢ntropos. Este sistema es paradigma de excelencia, al copar los primeros puestos de los ranking internacionales, pero tambi¨¦n tiene serios problemas de equidad, a pesar de que se gasta mucho en becas y ayudas. Adem¨¢s, el aumento continuado de precios de las matr¨ªculas ha causado un imparable endeudamiento de los titulados (con un monto total de 882.000 millones de euros), y muchos de ellos no pueden devolver los pr¨¦stamos porque su diploma no les ofrece los trabajos prometidos
El modelo de Espa?a est¨¢ entre los dos extremos, quiz¨¢ m¨¢s cerca del n¨®rdico, con un 77,5% de la financiaci¨®n de origen p¨²blico, pero un sistema de becas y ayudas m¨¢s bien pobre: les dedica el 0,11% del PIB frente al 0,31% de media de la OCDE o el 0,39% de EE UU. Pero media docena de informes elaborados o encargados por organismos p¨²blicos desde hace casi dos d¨¦cadas han dicho que las cuentas no salen a pesar de que el presupuesto p¨²blico para universidades iba aumentando considerablemente (aunque nunca lo suficiente como para acercarlo a los grandes pa¨ªses). Lo que propon¨ªan esos informes eran aumentos sustanciales del precio de las matr¨ªculas, que cubr¨ªan solo entre el 10% y el 20% de lo que cuestan sus estudios ¡ªel resto lo pone el Estado, es decir, todo el mundo que paga impuestos¡ª. Con una parte de ese dinero extra se aumentar¨ªan las becas y ayudas.
En los ¨²ltimos tres a?os s¨ª se han aumentado, de media, considerablemente las tasas, pero no las ayudas. Adem¨¢s, esas subidas no han compensado m¨¢s que parcialmente los recortes presupuestarios hechos entre 2008 y 2012, ¡°quedando un saldo negativo de 501 millones¡± para la universidad p¨²blica, seg¨²n los datos de la Conferencia de Rectores (CRUE).
¡°El precio deber¨ªa subir m¨¢s para los que se lo pueden permitir¡±, dice un catedr¨¢tico de Econom¨ªa
Y esa imagen general esconde, en realidad, situaciones muy distintas, fruto de decisiones pol¨ªticas, desde congelaciones o leves subidas de precios (en Galicia, Andaluc¨ªa, Asturias o Castilla-La Mancha), hasta aquellas que superan el 70% desde 2010 (Madrid, Catalu?a o Castilla y Le¨®n). Las diferencias se han disparado de tal manera que por el precio de una carrera en Madrid (1.820 euros de media al curso) se pueden estudiar dos en Galicia (713).
¡°Los precios p¨²blicos deber¨ªan subir mucho m¨¢s para los estudiantes cuyas familias pueden permit¨ªrselo y las becas deber¨ªan garantizar el acceso a la universidad a todos aquellos j¨®venes con capacidad que no podr¨ªan ir en caso de no contar con esa ayuda¡±, opina el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Pompeu Fabra Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo. ¡°No parece razonable que familias que han pagado por un colegio privado o concertado entre 2.000 y 6.000 euros piensen que pagar 1.100 en la universidad p¨²blica es caro¡±, a?ade.
Sin embargo, seg¨²n expertos como el catedr¨¢tico de la Complutense Julio Caraba?a, los m¨¢s perjudicados por las subidas son las clases medias, que ni acceden a las ayudas ni tienen econom¨ªas desahogadas. Este fue el argumento con el que el Gobierno conservador de Nicolas Sarkozy en Francia se neg¨® hace unos a?os a subir las tasas.
Por el coste de una carrera en Madrid se pueden estudiar dos en Galicia
Un punto intermedio entre ambas ideas lo ha desarrollado Catalu?a. En esta comunidad se ha producido una de las mayores subidas medias de tasas. Sin embargo, desde hace tres cursos los alumnos pagan un precio distinto en funci¨®n de la renta familiar: desde la gratuidad hasta el 50% de lo que valen los estudios.
Jos¨¦ Antonio P¨¦rez apuesta por precios progresivos, insiste en que habr¨ªa que hacer un ¡°gran esfuerzo en la parte de las becas¡± y defiende una financiaci¨®n p¨²blica en la que una parte importante dependiera de resultados docentes (por ejemplo, por n¨²mero de graduados) o de investigaci¨®n (art¨ªculos publicados, su impacto...), lo que dar¨ªa incentivos para mejorar y penalizar¨ªa a los que no lo hicieran. En Dinamarca, un tercio del dinero p¨²blico que reciben los campus es financiaci¨®n b¨¢sica y el resto es variable. Algunas comunidades han intentado esta reforma para ir sustituyendo el modelo cl¨¢sico ¡ªque consiste en dotar a cada universidad seg¨²n sus alumnos, llegando a acuerdos con los rectores o, simplemente, incrementando un poquito el presupuesto del a?o anterior¡ª. Pero la crisis frustr¨® la mayor¨ªa de los intentos.
¡°Hay muchos modelos. En Espa?a, y en cualquier otro pa¨ªs, lo importante es que el Gobierno y la comunidad universitaria compartan una visi¨®n y unos objetivos claros para dise?ar un sistema sostenible¡±, dice Thomas Estermann, responsable de financiaci¨®n de la Asociaci¨®n Europea de Universidades. Este organismo defiende que los campus europeos necesitan mantener ¡°una financiaci¨®n p¨²blica suficiente¡±, pero tambi¨¦n han de hacer un esfuerzo para aumentar los ingresos por la parte privada a trav¨¦s de nuevas fuentes: spin offs (empresas creadas por la universidad a trav¨¦s de resultados de la investigaci¨®n), distintos servicios (desde ense?anza continua a trajes formativos a medida de las compa?¨ªas) o buscando donaciones de antiguos alumnos o fil¨¢ntropos, patrocinios de c¨¢tedras o estudios por parte de empresas. En Espa?a se avanza muy lentamente (solo llega al 3,8%, seg¨²n los datos de la OCDE), pero las universidades est¨¢n haciendo esfuerzos, aunque el contexto de crisis no hace a las empresas ni a los fil¨¢ntropos muy receptivos.
Los campus est¨¢n abocados a buscar nuevas fuentes de financiaci¨®n
La otra gran pregunta que queda abierta ¡ªdespu¨¦s del cu¨¢nto dinero, de d¨®nde sale y el c¨®mo se distribuye¡ª es entre qui¨¦n se reparte. En la ¨²ltima d¨¦cada se ha extendido la idea de que en Espa?a hay m¨¢s universidades p¨²blicas y m¨¢s universitarios de los que el pa¨ªs puede mantener. Esa es otra decisi¨®n pol¨ªtica y social, pero en la comparativa internacional, Espa?a est¨¢ en la media: hay 1,03 universidades por cada mill¨®n de habitantes, mientras en Italia son 1,02, en Alemania 1,07 o en Francia 1,24. Con los titulados, lo mismo: un 27% de j¨®venes frente al 31% de la OCDE, (en Alemania es un 22%, un 35% en EE UU o un 47% en Dinamarca).
Otra cosa es si todas las universidades deben ofrecer casi todas las titulaciones. En Espa?a apenas hay especializaci¨®n en los campus. El modelo de ¡°proximidad¡± (poder estudiar lo m¨¢s cerca posible de casa) sirvi¨® durante los a?os ochenta y noventa para aumentar el acceso, pero hace a?os que empez¨® a presentar s¨ªntomas de colapso, con titulaciones casi vac¨ªas cuyos n¨²meros no justificaban la cantidad de recursos requeridos. Por ejemplo, en 2007-2008, entre las universidades de Zaragoza, Salamanca y Valladolid sumaban 30 estudiantes nuevos en la carrera de Estad¨ªstica.
P¨¦rez dice que la cifra de duplicidades se ha ido reduciendo (en 2008-2009 hab¨ªa un 18% de t¨ªtulos con menos de 20 alumnos nuevos y ahora es el 7,45%) y que se mejorar¨ªa a¨²n m¨¢s con esa financiaci¨®n por resultados. ¡°Si una universidad decide abrir una titulaci¨®n con muy pocos alumnos, ella ver¨¢ c¨®mo la sostiene¡±, dice. Lo mismo vale, a?ade, con el rendimiento: en 2008 se aprobaban el 64% de asignaturas matriculadas; cuatro a?os despu¨¦s, el 77%.
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