15-M y Podemos: ?almas gemelas?
Tanto Podemos como el 15-M tienen bases sociol¨®gicas muy transversales
Este s¨¢bado Podemos ha vuelto a la casilla de salida, aunque no lo hizo en su efem¨¦ride: el 15 de mayo. No es posible entender el fen¨®meno de Podemos sin comprender lo que signific¨® el movimiento de los indignados. Si miramos los datos demosc¨®picos con perspectiva, vemos que aquella movilizaci¨®n ya anticipaba lo que pas¨® despu¨¦s. ?En qu¨¦ sentido?
La primera similitud es que tanto Podemos como el 15-M tienen bases sociol¨®gicas muy transversales. Es decir, gozan de la simpat¨ªa de amplios grupos sociales, muy distintos entre s¨ª. As¨ª, colectivos tan dispares como estudiantes, parados o personas con estudios superiores apoyan con gran entusiasmo a la formaci¨®n de Pablo Iglesias. Por cierto, grupos que tambi¨¦n en su momento ten¨ªan una mayor simpat¨ªa por el 15-M. Otro ejemplo: en estos momentos su intenci¨®n directa de voto es muy similar tanto en el mundo urbano como en el rural. Y si miramos sus apoyos por grupos ideol¨®gicos, van desde la extrema izquierda hasta el centro-derecha.
Pero en esta transversalidad hay algo que une a todos estos colectivos y que ya ve¨ªamos en el 15-M: son los grandes perdedores de la crisis. En las encuestas de Metroscopia, las mayores intenciones de voto de Podemos las vemos en aquellos que tienen m¨¢s dificultades para llegar a fin de mes, quienes m¨¢s posponen sus compras y aquellos cuya situaci¨®n econ¨®mica m¨¢s est¨¢ empeorando en la actualidad.
La segunda similitud est¨¢ en las motivaciones que hay detr¨¢s de sus apoyos: la indignaci¨®n. La mayor¨ªa de los votantes de Podemos declaran que su apoyo es fruto de la decepci¨®n y el desencanto con los dem¨¢s partidos. Estos sentimientos tambi¨¦n estaban en el 15-M. En 2011, la mayor¨ªa de los espa?oles ya pensaba que los partidos tradicionales representaban s¨®lo sus propios intereses como organizaci¨®n. Quiz¨¢s por ello en 2012 el 36% de los ciudadanos apostaba por que este movimiento se convirtiera en un partido nuevo, siendo la opci¨®n mayoritaria entre las posibles opciones.
La tercera similitud est¨¢ en la ausencia de propuestas. Si algo se le reclam¨® al 15-M en su momento es que pusiera soluciones sobre la mesa. Es cierto que era una cr¨ªtica injusta, puesto que s¨®lo se trataba de un movimiento ciudadano de protesta. Pero Podemos aspira a gobernar nuestro pa¨ªs y muestra la misma carencia. Lo poco que sabemos sobre su programa pol¨ªtico es que no ha cambiado en el ¨²ltimo a?o o est¨¢ sin definir.
Dice Pablo Iglesias estos d¨ªas que ha comenzado la cuenta atr¨¢s. Pero viendo los datos sociol¨®gicos, esta cuenta atr¨¢s no ha comenzado este s¨¢bado, sino que se inici¨® el 15 de mayo de 2011. Y no es Podemos quien est¨¢ contand o los d¨ªas, sino que son los ciudadanos. La mayor¨ªa quiere que las cosas cambien. Pero ?apostar¨¢n por un cambio sin propuestas? Dicho en otras palabras, ?bastar¨¢ s¨®lo la indignaci¨®n?
Ignacio Urquizu es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del seminario de an¨¢lisis pol¨ªtico de Metroscopia
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