Desmontando el crimen perfecto
La imposibilidad de hallar el cad¨¢ver de algunos desaparecidos complica la labor policial y obliga a recurrir a la prueba de indicios para obtener condenas por homicidios
Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez sali¨® a navegar la tarde del 11 de septiembre de 2008 y jam¨¢s regres¨®. Ten¨ªa 23 a?os y seg¨²n la ¨²ltima versi¨®n de la persona que viajaba con ¨¦l, fueron a cargar un alijo de hach¨ªs en la costa de Almer¨ªa y ambos se lanzaron al agua al agotarse el combustible. Pero su cad¨¢ver nunca apareci¨® y su compa?ero fue rescatado sin ning¨²n s¨ªntoma de hipotermia pese a haber pasado, supuestamente, siete horas nadando. Ante el juez, el superviviente dio tres versiones distintas sobre el tipo de barco en el que hab¨ªan salido y sobre c¨®mo hab¨ªan acabado en el agua. Tampoco logr¨® aclarar c¨®mo hab¨ªa muerto Joaqu¨ªn. Finalmente, la embarcaci¨®n, de ocho metros y robada la noche anterior, apareci¨® a 23,1 millas (37 kil¨®metros) a contracorriente del lugar donde un pesquero encontr¨® al superviviente. Algo, seg¨²n los expertos, completamente imposible. Nada encajaba.
Por eso el padre de Joaqu¨ªn sostiene, tras siete a?os de lucha, que su hijo fue asesinado. Pero no hay cad¨¢ver, arma o confesi¨®n. Y el juez solo imput¨® a su compa?ero por omisi¨®n del deber de socorro. Se acab¨®. Sin cuerpo, no hay delito, suele decirse. Y menos si, adem¨¢s, no existen pruebas materiales como restos biol¨®gicos o confesiones. ¡°Conseguir la verdad sin el cad¨¢ver a veces se hace imposible. Pero con tantas contradicciones y mentiras, quien miente deber¨ªa demostrar su inocencia con pruebas, no al rev¨¦s¡±, sostiene Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez, presidente de SOS Desaparecidos y padre del chico que se trag¨® el mar.
Dos personas desaparecen al d¨ªa en Espa?a sin dejar ni rastro: el 8% de los casos denunciados
Hay decenas de casos as¨ª en Espa?a cada a?o. ?Desaparecido o asesinado? Esa es una de las fronteras m¨¢s complicadas de traspasar por las investigaciones policiales, que deben recurrir a la prueba de indicios para esclarecer estos sucesos. Al final, pocas veces se logran condenas sin cad¨¢ver y el caso pasa a engrosar las borrosas estad¨ªsticas de desaparecidos.
El ¨²nico dato oficial es del 15 de enero de 2013, cuando el Ministerio del Interior explic¨® que los a?os 2010, 2011 y 2012 se produjeron en Espa?a 29.607 denuncias por desapariciones, de las cuales se resolvieron 27.279 (el 92%). Eso quiere decir que 800 personas desaparecen sin saber nada de ellas cada a?o en Espa?a. Son dos al d¨ªa, de las cuales muchos son fugados, accidentados o errores administrativos cruzando datos. Pero un importante porcentaje, calculan en las asociaciones de desaparecidos, se deben a motivos violentos. Cada vez se resuelven m¨¢s.
Hacer desaparecer un cad¨¢ver es relativamente sencillo si se ha planeado previamente. En el caso del reciente crimen de Cuenca, por ejemplo, muchos expertos se?alan que si la v¨ªctima no hubiera ido acompa?ada de su amiga a ver al asesino (Sergio Morate compr¨® cal viva solo para un cad¨¢ver), probablemente no habr¨ªa sido tan f¨¢cil encontrar el cuerpo. A¨²n as¨ª, el crimen perfecto no existe, coinciden en la Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra. Pero uno de los intentos de alcanzarlo supuso un punto de inflexi¨®n en la investigaci¨®n policial en Espa?a. Ram¨®n Laso mat¨® en Tarragona a su mujer y a su cu?ado el 27 de marzo de 2009. Ya hab¨ªa estado en prisi¨®n por asesinar a su anterior esposa y a su hijo. Pero esta vez plane¨® mejor el crimen y logr¨® que los cad¨¢veres, el arma y los restos jam¨¢s fueran encontrados.
As¨ª que tras la desaparici¨®n de sus nuevas v¨ªctimas comenz¨® una compleja investigaci¨®n desde los Mossos que desemboc¨®, al cabo de cinco a?os, en la primera condena (30 a?os) por asesinato en Espa?a sin cad¨¢ver, arma, restos biol¨®gicos o confesi¨®n. Como explicaba con detalle un reciente documental de TV3, el juez y jurado popular se basaron en una cadena de indicios [una serie de indicios que funcionan solo como conjunto] que el trabajo policial hab¨ªa logrado obtener: hab¨ªa desviado la pensi¨®n de una de sus v¨ªctimas, entre otras cosas, y se hab¨ªa hecho pasar por ella en una llamada a un peri¨®dico para pedir que dejasen de buscarle. Pero jam¨¢s aparecieron los cuerpos.
Pere S¨¢nchez es el jefe de la Unidad Central de Personas Desaparecidas de la divisi¨®n de Investigaci¨®n Criminal, que desde 2010 se encarga en los Mossos d'Esquadra de casos como el de Laso. Cuando una desaparici¨®n es sospechosa de ser un crimen, reconstruyen la vida del extraviado, exploran sus h¨¢bitos, costumbres, infidelidades, problemas de salud, hobbies... Llegan a conocerla como a un familiar. Lo m¨¢s importante es la constancia, explican, no desmoronarse cuando los resultados tardan en llegar. ¡°Nuestra labor es mutar una simple desaparici¨®n en un hecho criminal. ?C¨®mo se hace sin cuerpo y sin otros indicios? Tenemos que llegar a una inferencia l¨®gica y trasladarla a judicatura. Se trata de probar que no est¨¢ viva. Y si no lo est¨¢ solo puede ser accidental o intencionado. Y normalmente, si pasan 6 meses, la conclusi¨®n es que la muerte es intencionada y con la intenci¨®n de hacer desaparecer el cuerpo. Nuestra m¨¢xima es que no necesitamos el cad¨¢ver. No nos dedicamos a buscar cad¨¢veres, sino indicios de criminalidad¡±, sostiene S¨¢nchez.
Nuestra m¨¢xima es que no necesitamos el cad¨¢ver. Nosotros no nos dedicamos a buscar cuerpos, sino indicios criminales", dicen los Mossos
Para la Guardia Civil se trata, sin duda, de los casos ¡°m¨¢s complicados de resolver¡±. A¨²n as¨ª, cree Jos¨¦ Manuel Quintana, del grupo de Desaparecidos de la Unidad T¨¦cnica de Polic¨ªa Judicial de la Guardia Civil, ¡°el crimen perfecto no existe¡±. ¡°Y afortunadamente, con todos los recursos que tiene la Guardia Civil, la mayor parte de homicidios se esclarecen en menos de una semana¡±, sostiene este agente. A veces, tras a?os de investigaci¨®n, la Guardia Civil localiza a personas que siguen vivas, pero que no quieren volver ni remotamente a su vida anterior.
Sin embargo, hasta 2010 los distintos cuerpos policiales espa?oles no unificaron sus bases de datos de esta materia y eso dio lugar a terribles errores. El joven Ra¨²l Casero es un ejemplo de ello. Desapareci¨® de su casa el 6 de octubre de 2001. Al ser mayor de edad, su familia no pudo denunciar su ausencia hasta 48 horas despu¨¦s. Pero sab¨ªan que algo malo pasaba. Nunca apareci¨®. Diez a?os despu¨¦s recibieron una llamada de la Guardia Civil de tr¨¢fico: su hijo hab¨ªa fallecido el mismo d¨ªa de la desaparici¨®n. Fue atropellado y trasladado al anat¨®mico forense. Pese a tener la descripci¨®n detallada del desaparecido, no pudieron identificarlo a lo largo de los d¨ªas que permaneci¨® ah¨ª. Lo enterraron en una fosa com¨²n del cementerio de Carabanchel en un sepelio m¨²ltiple, donde estuvo los diez a?os que su familia pas¨® busc¨¢ndole por todos los rincones de la ciudad.
Estos casos son los m¨¢s complicados de resolver¡±, se?alan en el Grupo de Desaparecidos de la Guardia Civil
Los casos resueltos por indicios m¨²ltiples abren tambi¨¦n el debate sobre la posibilidad de cometer un error en la condena. Sin pruebas materiales, puede haber brechas en el argumento judicial. Pero la mayor¨ªa de expertos, como el catedr¨¢tico en Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma, Manuel Cancio, no lo ve tan distinto de otro tipo de situaciones. ¡°Una prueba de indicios comporta la posibilidad de una equivocaci¨®n, claro. Pero aqu¨ª las reglas que proceden son las de no tener dudas. Ese es un est¨¢ndar que se corresponde bastante con el proceso anglosaj¨®n. Y para no tenerlas, la cadena de indicios debe descartar otra posible explicaci¨®n. Y los tribunales en Espa?a no condenan por una sola sospecha, por muy fuerte que sea¡±. Por eso, el padre de Joaqu¨ªn, igual que las familias de muchos desaparecidos, no ha parado en siete a?os de reunir todos los indicios posibles para que el caso de su hijo se esclarezca.
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