Feij¨®o ya no es pijo
En una d¨¦cada el presidente de la Xunta ha borrado su imagen de ni?o bien de Vigo y se proyecta como chico de la aldea de Os Peares, ¡®galego coma ti¡¯ en la mejor tradici¨®n de Fraga y Cui?a
En Galicia las cosas se hacen siempre a lo grande. Para poder pasear por el centro de Ferrol vestido de almirante y ser la sensaci¨®n de los se?oritos que le miraban por encima del hombro, Franco hizo una guerra, o eso dec¨ªa Torrente Ballester. Esta campa?a Feij¨®o hizo el anuncio electoral definitivo: nos prometi¨® un beb¨¦. A?os antes, Jos¨¦ Luis Baltar dej¨® en herencia a su hijo una provincia, Ourense. Lo se?al¨® para ponerle a cargo de la Diputaci¨®n y de algo a¨²n m¨¢s poderoso, el partido: una m¨¢quina de ganar votos y hacerse imprescindible en Santiago.?El heredero tambi¨¦n hace las cosas a lo grande: tras declararse fan eterno de The Beatles cont¨® que guarda en casa como oro en pa?o un recuerdo de la banda por el que puj¨® en internet con ¨¦xito: unos calcetines "usados" de John Lennon.
Baltar hijo, Jos¨¦ Manuel, sigue el patr¨®n de las segundas generaciones de esos hombres hechos a s¨ª mismos en el crimen y en la pol¨ªtica. Al contrario que su padre, cacique de una ¨¦poca despreocupada, hombre de entierros y trombones, colocador a tiempo completo, afable, campechano y siniestro, Jos¨¦ Manuel Baltar es moderno: tiene estudios. Ejerce el poder de forma m¨¢s delicada que su padre, al menos en p¨²blico; en la intimidad una mujer lo denunci¨® porque dice haberse acostado con ¨¦l a cambio de un empleo. Hubo sexo, dice ella, pero no trabajo, de ah¨ª la denuncia.?
Cuando Feij¨®o sucedi¨® a Fraga se habl¨® de la victoria absoluta de un sector, ¡®los del birrete¡¯, que hab¨ªa librado una larga batalla contra ¡®los de la boina¡¯. Aquella lucha tuvo momentos espectaculares: en 1997 el todopoderoso Cui?a mand¨® en un congreso regional del PP al ministro Rajoy al gallinero. Los dos eran los m¨¢s famosos de sus bandos, Rajoy como segundo de Romay Beccar¨ªa.?
Unos hablaban gallego, no ten¨ªan carrera, presum¨ªan de ser tan galleguistas que se declaraban ¡°al borde de la autodeterminaci¨®n¡± (?el PP!) y mandaban en sus instituciones como en su casa, sin ninguna discreci¨®n, con exhibiciones resumidas en la de Baltar y sus enchufes (¡°si no eres del Pep¨¦, j¨®dete¡±); de ellos sali¨® a mediados de los noventa un infundio sobre la sexualidad de Rajoy que se propag¨®, como todas las patra?as, con ¨¦xito. Otros eran chicos de estudios superiores, educados en la burgues¨ªa, con una forma m¨¢s elegante y presentable de hacer pol¨ªtica, que en realidad tambi¨¦n pod¨ªa llegar a ser una forma m¨¢s elegante y presentable de corromperse, y a los que no le sal¨ªa una palabra en gallego ni de casualidad (Rajoy ha llegado a hablar en japon¨¦s antes de decir ¡°bos d¨ªas").?
Los primeros quer¨ªan mandar en toda Galicia a su manera, hacer de ella un cortijo y tener la misma fuerza en Madrid que los nacionalista del PNV y CiU; la ambici¨®n de los segundos siempre fue Madrid como s¨ªmbolo de refinamiento pol¨ªtico, como manera de regresar diciendo que se ha triunfado (Rajoy, dice uno de sus amigos en la frase m¨¢s afortunada que se conoce sobre ¨¦l, siempre quiso ser ex presidente del Gobierno).
Gan¨® el birrete y se aplast¨® a ¡®los de la boina¡¯ descabezando a Cui?a Crespo, que jam¨¢s se recuper¨® del golpe. Y de aquello surgi¨® la figura de Feij¨®o, al que hab¨ªa llevado Romay a Madrid. Feij¨®o era la representaci¨®n del birrete, pero se encontr¨® en Galicia un electorado que por primera vez en dos d¨¦cadas le hab¨ªa dado el poder a la izquierda. Fraga siempre dec¨ªa que el PP ten¨ªa que parecerse a los gallegos; los gallegos, de parecerse a alguien entre Cui?a y Rajoy, se parec¨ªan a Cui?a. Un galleguismo intacto, irreductible; recibir la corrupci¨®n como una exageraci¨®n de realismo m¨¢gico, re¨ªrle las gracias y fabricar leyendas.?
En su primera campa?a la mayor prueba de sacrificio de Feij¨®o hacia los miles y miles de votantes de ¡®los de la boina¡¯ fue renunciar a la gomina. En esta ¨²ltima, como muestra del nivel premium alcanzado, se present¨® en campa?a directamente embarazado. Proclam¨® ya hace cuatro a?os estar casado con Galicia mientras alertaba contra los populismos. Aquel poderoso sector ruralita del PP fue tumbado en los despachos, pero la maquinaria electoral segu¨ªa intacta y los votos ten¨ªan due?o. Muertos Cui?a y Cacharro, el virrey de Lugo, tener a Jos¨¦ Manuel Baltar mandando en Ourense es el recordatorio del gatopardismo emprendido por Feij¨®o en Galicia. Y ¨¦l mismo ¡ªentre declaraciones de amor exacerbado a su tierra con el objetivo final de La Moncloa¡ª anda por ah¨ª con la boina por Galicia y el birrete por Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.