La justicia acorrala a Juana Rivas

Ya no quedan carteles. Han retirado el de la fachada de m¨¢rmol verde y gris del Ayuntamiento de Maracena y el del escaparate del bazar de enfrente, donde no luce el folio blanco con las letras moradas ¡®Juana est¨¢ en mi casa¡¯. ¡°Ya se ha entregado a la justicia y estar¨¢ en su casa, digo yo, as¨ª que no tiene sentido mantenerlo¡±, aclara la chica que atiende el negocio. Pero Juana Rivas permanece ilocalizable en este medio d¨ªa de viernes de calor pegajoso en Maracena (Granada), el pueblo de su familia y una localidad que hasta ahora se ha volcado con ella. Y la justicia la acaba de poner contra las cuerdas con un ultim¨¢tum que vence el lunes, cuando debe entregar a sus hijos. Su familia y sus asesoras, adem¨¢s, est¨¢n imputadas.

Rivas permaneci¨® casi un mes desaparecida con los dos ni?os, de 11 y tres a?os, para no entregarlos al padre, condenado por maltrato en 2009. Este martes compareci¨® finalmente ante el juez. Qued¨® en libertad provisional y sali¨® sonriente del juzgado: ¡°Me voy a mi casa con mis hijos¡±. Ese d¨ªa hubo celebraciones y abrazos con su hermana, Isabel Rivas, y con su asesora jur¨ªdica, Francisca Granados, a la que todos llaman Paqui. Y luego desapareci¨®, sin contar en el juzgado donde estaban sus hijos que esa tarde la Guardia Civil no encontr¨® al acudir a su casa.

La mujer no parec¨ªa consciente ese d¨ªa de que es firme la sentencia que le obliga a devolver a los menores con el padre, el italiano Francesco Arcuri para que los tres vuelvan al pueblo de Carloforte, en Cerde?a, de donde Juana se march¨® hace 15 meses y donde sus hijos tienen la residencia reconocida.

Los jueces, en distintos pronunciamientos, le han reiterado que es en Italia donde debe dirimir la custodia de los ni?os, que ahora tiene provisionalmente el padre, y los nuevos episodios de malos tratos que denunci¨® haber sufrido en los ¨²ltimos tres a?os de convivencia con Arcuri en la isla italiana. Su expareja niega haberle puesto ¡°jam¨¢s¡± la mano encima. El hombre, en Granada desde hace m¨¢s de un mes para recoger a sus hijos, rechaza pronunciarse sobre la orden de la juez.

El ¨²ltimo auto de la titular de Instrucci¨®n 2 de Granada, que adelant¨® el diario Ideal, la acorrala a ella y a su familia. Fija una nueva fecha para la entrega de los ni?os, el lunes 28 de agosto a las cinco de la tarde en un punto de encuentro. La juez encargada de la vertiente penal del caso, Mar¨ªa ?ngeles Jim¨¦nez, censura "la falta de colaboraci¨®n total y absoluta" de Juana Rivas, que se enfrenta a hasta cuatro a?os de prisi¨®n y a perder la patria potestad de sus hijos hasta 10 a?os por sustracci¨®n de menores y a otro delito por desobediencia a la autoridad. Y le advierte que, si no cumple, adoptar¨¢ "las medidas cautelares que, vista la gravedad de los hechos investigados, se requieran". El auto, contra el que cabe recurso, acuerda que la Guardia Civil se persone en su domicilio para asegurarse de la entrega.

La casa de Juana Rivas est¨¢ a la vuelta de la esquina de la de su madre. Es una segunda planta de un bloque de ladrillo visto de un barrio de casas bajas de Maracena. Cerrada a cal y canto. Nadie responde. En el callej¨®n perpendicular, su madre abre la puerta con el rostro abatido: ¡°Ojal¨¢ supiera donde est¨¢ mi hija¡±. Antes de cerrar, confirma estar al tanto de la ¨²ltima decisi¨®n judicial. Dos agentes de la Guardia Civil vestidos de paisano han pasado por su vivienda este viernes para darle una citaci¨®n judicial. Todos los integrantes de la familia de Juana Rivas, hasta segundo grado de consanguinidad, tendr¨¢n que acudir ante la juez el 31 de agosto para que se aclare su ¡°presunta intervenci¨®n en la sustracci¨®n de menores". El padre ¨C Manuel Rivas, que no vive all¨ª¨C, se ha enterado ¡°por la televisi¨®n¡±, seg¨²n le cuenta a Europa Press. ¡°Estamos machacados porque le van a quitar a sus hijos¡±, dice. Isabel, la hermana, responde lac¨®nica al tel¨¦fono: ¡°Mal, mal, muy mal¡±. Como cada d¨ªa, acude el Centro Municipal de la Mujer de Maracena, de donde se marcha antes de que se presenten los mismos dos agentes de paisano que acaban de visitar a su madre.

Son las 11.17 cuando uno de ellos toca a la puerta del centro, en la primera planta del edificio blanco, y deja dos notificaciones. Cita a declarar el 30 de agosto a la asesora jur¨ªdica de Juana Rivas y directora del Centro Municipal de la Mujer, Francisca Granados y a la psic¨®loga, Mar¨ªa Teresa Sanz, que ha atendido a Rivas en el ¨²ltimo a?o y que emiti¨® informes sobre ella y sobre el mayor de sus hijos. La juez quiere esclarecer si han podido participar como presuntas inductoras o ¡°part¨ªcipes necesarias¡± en un delito de sustracci¨®n de menores. El Ayuntamiento de Maracena emiti¨® el jueves una nota de respaldo a ambas funcionarias municipales, de las que alab¨® ¡°el rigor y la dedicaci¨®n¡± y su experiencia en violencia de g¨¦nero. Una vez conocidas las imputaciones, el Consistorio elude pronunciarse.

La asesora y la psic¨®loga no est¨¢n en su despacho, ni aparecer¨¢n en toda la ma?ana. Solo la secretaria del centro y un t¨¦cnico aguardan en sus mesas mientras el tel¨¦fono no para de sonar. Fuera, los obreros ultiman bajo el polvo y el calor la reforma de la escuela infantil donde el peque?o de los Arcuri Rivas estuvo escolarizado el curso pasado. Dos se?ores entran en la sala. ¡°Somos de la plataforma de Hombres por la Igualdad de Maracena, venimos a dar nuestro apoyo a Paqui¡±, dice uno. En la puerta exterior, junto al cartel que anuncia que all¨ª est¨¢ la sede para la igualdad de g¨¦nero, alguien dej¨® una pegatina con otro mensaje: Stop Feminazis.