Erdogan en Catalu?a, ni de broma
Algunos comparan Espa?a con Turqu¨ªa porque siempre confunden sus deseos con la realidad
Comparar la Espa?a de Rajoy con la Turqu¨ªa de Erdogan es, en el caso m¨¢s leve, una exageraci¨®n. Y ya se sabe que todo lo que se exagera es tambi¨¦n insignificante, seg¨²n dicho magistral de Talleyrand. Quiz¨¢s los que lo hacen, como es el caso de algunos periodistas en la sala de prensa de la Comisi¨®n de Bruselas, no saben cu¨¢ntos ciudadanos detenidos, funcionarios destituidos, condenas penales y exilios ha habido bajo el r¨¦gimen de Erdogan desde el intento de golpe de Estado de julio de 2016. Quiz¨¢s no conocen las restricciones bien efectivas de la libertad de expresi¨®n, con cierre de peri¨®dicos, radios y canales de televisi¨®n, que se han producido ya no entre los partidarios de la secta G¨¹len, presuntamente la que organiz¨® el golpe militar, sino entre todos los partidos de la oposici¨®n, dem¨®cratas, kurdos, laicos e izquierdistas.
Entre quienes comparan la Turqu¨ªa de Erdogan con la Espa?a de Rajoy debe haber tres clases de personas: los que lo hacen con toda la conciencia y mala fe de los propagandistas contra el Gobierno espa?ol y en favor del proceso; quienes son sencillamente unos indocumentados, como estos periodistas europeos; y, finalmente, los que hablan de la realidad de sus deseos: saben que no es la Turqu¨ªa de Erdogan, pero querr¨ªan que lo fuera e incluso trabajan para que lo llegue a ser.
Su empe?o con la independencia y su detestaci¨®n de la actual autonom¨ªa de Catalu?a dentro del sistema constitucional espa?ol les lleva a preferir intensamente el fin de la democracia antes que una derrota del proceso. Est¨¢ claro pues que el precio que han fijado al desenlace desfavorable del Proceso que ya se acerca es que sea a la turca, es decir, que provoque una reacci¨®n del Gobierno central de dimensiones an¨¢logas a las que provoc¨® el golpe de Estado frustrado en Turqu¨ªa.
No es necesario que nos comparemos con Turqu¨ªa para saber que el balance de lo ocurrido hasta ahora no es precisamente alentador. Ya hemos dejado muchos pelos en esta gatera tan desgraciada en la que nos han metido entre unos y otros. El autogobierno de Catalu?a est¨¢ gravemente herido, esperemos que no sea de muerte como desear¨ªan tambi¨¦n los hooligans de ambas orillas. Pero buena parte de las heridas son autoinfligidas: en propiedad no hay Gobierno, ni Parlamento, ni instituciones reconocidas por todos, gracias a que 72 diputados se saltaron a la torera toda la legislaci¨®n catalana vigente, incluidos los dict¨¢menes y consejos jur¨ªdicos de todo tipo, y nos dejaron desguarnecidos y desautorizados.
Los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, TV3 y Catalunya Radio, con la ayuda de alg¨²n otro privado y bien subvencionado, se han convertido en el Iskra de la revoluci¨®n catalana (el Iskra era el ¨®rgano period¨ªstico bolchevique, que ten¨ªa funciones organizativas como las que tienen los programas punteros de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n). Desde las ondas se difunden las consignas y se pide vigilancia e incluso se solicitan denuncias de los oyentes sobre los movimientos de los furgones policiales. Muchos de sus tertulianos y periodistas m¨¢s entusiastas siguen la consigna del presidente Puigdemont respecto a los alcaldes socialistas, y aprovechan cualquier ocasi¨®n para interpelar a los pol¨ªticos y periodistas que a¨²n no se han dejado convencer de las bondades del proceso. Los medios de todos se han convertido en instrumentos sectarios y de partido, y una aut¨¦ntica verg¨¹enza dada su dependencia de los impuestos que entre todos pagamos.
El caso peor sucede en la tierra de nadie en la que se est¨¢n adentrando los Mossos. Cada vez se ve m¨¢s clara la estrategia de Puigdemont, que destituy¨® al consejero Jordi Jan¨¦ y al director de los Mossos Albert Batlle en clara previsi¨®n del momento actual, en que, por decirlo crudamente, nos encontramos a un paso de donde no deber¨ªamos haber llegado nunca, la desobediencia del mando de un cuerpo armado, que ya sab¨¦is que es lo que eso significa. Si la competencia de orden p¨²blico se pierde, provisional o definitivamente, esta ser¨¢ tambi¨¦n una herida autoinfligida, hija directa de la irresponsabilidad y la frivolidad de unos dirigentes torpes y cegados.
El autogobierno ha sido agredido desde dentro, por el Gobierno Puigdemont, y tambi¨¦n desde fuera, por el Gobierno Rajoy; y entre los dos lo est¨¢n matando
Me dicen que la libertad de expresi¨®n est¨¢ en peligro y que las entidades profesionales se movilizan. Pregunto: ?Hay alguien que no haya podido expresar sus puntos de vista? ?Alguien ha sido privado de palabra en alg¨²n medio? ?Se han producido censuras, castigos o despidos en alg¨²n medio p¨²blico o privado por publicar informaciones? ?O acaso hay alguien procesado o incluso encarcelado por haberse expresado en favor de la independencia de Catalu?a? Quiz¨¢s los periodistas de Bruselas me lo podr¨ªan decir.
Hay censura, ya lo s¨¦, pero me parece que es la prohibici¨®n de la difusi¨®n de la publicidad de un plebiscito convocado ilegalmente para conseguir la secesi¨®n de Catalu?a. Es decir, todo el mundo puede defender la independencia o el derecho a la autodeterminaci¨®n , pero los tribunales han censurado la propaganda del refer¨¦ndum. ?Es esto, no? A m¨ª no me gusta, es cierto. No me gusta ninguna censura. ?Pero es m¨¢s grave la prohibici¨®n de la publicidad del refer¨¦ndum que los ataques a los periodistas disidentes desde los poderes p¨²blicos catalanes, a los que se les niega informaciones y se les abronca y denuncia p¨²blicamente, por el ¨²nico pecado de hacer una informaci¨®n que no les gusta? ?Es normal que un consejero como Forn y alguien con un arma al cinto como el mayor Trapero empiecen una rueda de prensa se?alando a periodistas?
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No quiero perder el hilo: el autogobierno ha sido agredido desde dentro, por el Gobierno Puigdemont, y ciertamente tambi¨¦n desde fuera, por el Gobierno Rajoy; y entre los dos lo est¨¢n matando. Montoro ha liquidado la autonom¨ªa financiera. La Fiscal¨ªa asusta a los alcaldes, a los directores de colegios, a los ciudadanos convocados a formar mesas o votar. Un juez ha detenido e interrogado a un pu?ado de altos cargos de la Generalitat. Otros han dado ¨®rdenes de cerrar p¨¢ginas web oficiales y privadas. Y aqu¨ª no se ha acabado.
El m¨¦todo subterr¨¢neo de Rajoy, que lleva a una intervenci¨®n invasiva de la autonom¨ªa por la puerta de atr¨¢s, evitando la actuaci¨®n abierta y parlamentaria del art¨ªculo 155, podr¨ªa ser reversible si lograra su objetivo, detener el refer¨¦ndum, sin grandes desperfectos m¨¢s; pero de lo contrario, con la aplicaci¨®n del 155 y la intervenci¨®n entera de la autonom¨ªa, podemos encontrarnos cantando el responso y lanzando a la basura los mejores 40 a?os de nuestra historia.
Todo muy poco edificante e impropio entre poderes que funcionen y act¨²en dentro de la legalidad. Pero esta es la cuesti¨®n: hay dos legalidades, la ficticia del independentismo y la efectiva constitucional, que pugnan por imponerse una encima de la otra y ambas est¨¢n planch¨¢ndose el autogobierno que ten¨ªamos. Los de aqu¨ª lo han sacrificado en nombre de la independencia, a riesgo de quedarse compuestos y sin novio; y los de all¨ª se la est¨¢n puliendo para evitar la independencia, pero vaya usted a saber si querr¨¢n volver a la situaci¨®n anterior, cuando un poder catal¨¢n se sinti¨® lo suficientemente fuerte como para desafiar el poder constitucional espa?ol. Ojal¨¢ de la pelea no salga una Espa?a como la Turqu¨ªa de Erdogan, que es lo que algunos sue?an.
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