La sombra de la democracia
Habr¨¢ votaciones pero nada que pueda presentarse como un refer¨¦ndum o ni siquiera un plebiscito
Habr¨¢ urnas, habr¨¢ papeletas, habr¨¢ algo parecido a un censo electoral, habr¨¢ incluso mesas formadas por los primeros votantes que lleguen. Pero no ser¨¢ un refer¨¦ndum y ni siquiera llegar¨¢ a un plebiscito, en el que se suelen preservar las formas de la votaci¨®n. Esta es la impresi¨®n que tengo al llegar sanos y salvos al viernes de la semana de todos los peligros, cuando ya ha empezado la ocupaci¨®n de colegios para garantizar que se podr¨¢ votar. La sombra de la democracia.
A la vista est¨¢ que Rajoy no cambiar¨¢. No lo ha hecho hasta ahora y no lo har¨¢ en el futuro. Actuar¨¢ el Constitucional y actuar¨¢n los jueces, y a lo sumo la fiscal¨ªa, aunque a la vista de los desperfectos hasta ahora producidos hay que pensar que m¨¢s bien se mantendr¨¢ recluida en la discreci¨®n. Las polic¨ªas se limitar¨¢n a cumplir las ¨®rdenes de la justicia e impedir¨¢n la votaci¨®n, con prudencia y estricta proporcionalidad si hacemos caso de los ecos que nos llegan de lo que piensan sus jefes.
Esto significa que, al final, se votar¨¢ y se podr¨¢ contar, que es lo que Puigdemont desea, para poder anunciar al mundo por la noche los porcentajes de victoria del s¨ª que permitir¨¢n, si lo cree conveniente, proceder a la famosa DUI en el Parlament a lo largo de la semana. Cabe pensar que as¨ª ser¨¢n las cosas por el alto grado de movilizaci¨®n y por la precisi¨®n de reloj con que se ha organizado la jornada de votaci¨®n, que ser¨¢ una simulaci¨®n de refer¨¦ndum organizada desde las redes y por esta raz¨®n de dif¨ªcil prohibici¨®n.
La organizaci¨®n estar¨¢ en manos de la misma gente que se apelotonar¨¢ para ir a votar desde primera hora de la ma?ana. Da toda la impresi¨®n de que las urnas y las papeletas cazadas por la guardia civil pertenec¨ªan al Plan A, pero los contenedores chinos con el escudo de la Generalitat que ayer fueron presentados al p¨²blico pertenecen al Plan B. Lo mismo sucede con la Sindicatura Electoral y con todos los medios log¨ªsticos paralizados por la acci¨®n de la justicia.
En el Plan B, las urnas, las papeletas, las listas e incluso las mesas y sillas las aporta la propia gente, organizada por la ANC y por Omnium a trav¨¦s de grupos de whatsapp y correos electr¨®nicos. Dif¨ªcilmente una polic¨ªa y una justicia anal¨®gicas podr¨¢n frenar un refer¨¦ndum que se est¨¢ organizando en el plano digital y que contar¨¢ con multitud de escenarios alternativos para realizar la acci¨®n teatral de colocar mesas, urnas y proceder a votar. Si no puede hacerse en un sitio, habr¨¢ otro cerca a donde desplazarse, y si no al final en mitad de la calle rodeados por la masa que pretende votar.
La enorme ¡®performance¡¯ que se est¨¢ preparando no hubiera sido posible sin la aquiescencia de Iglesias y Colau. El independentismo aporta el sujeto revolucionario que Podemos no ha conseguido materializar, este pueblo catal¨¢n que quiere liberarse, y Podemos le aporta la fuerza que le faltaba para convertir la jornada en un ¨¦xito como protesta aunque se pueda leer como votaci¨®n de la independencia. Habr¨¢ al final de la jornada una pugna entre quienes mantendr¨¢n su lectura como una movilizaci¨®n y desautorizar¨¢n la DUI y los propietarios de la iniciativa que insistir¨¢n en aplicar a rajatabla la hoja de ruta. Esta es una partida que est¨¢ por jugar y que habr¨¢ que seguir con atenci¨®n.
Veremos por tanto una acci¨®n ins¨®lita en la historia reciente de las democracias occidentales. Ins¨®lito es que un gobierno legalmente constituido se alce tan campante contra la legalidad en la que se apoya y que le permite funcionar. Muestra de esta contradicci¨®n es el constante uso de los tribunales que hace el Gobierno Puigdemont despu¨¦s de aprobar decisiones y textos de apariencia legal que desacatan la Constituci¨®n y la legalidad. La ley del embudo es la ley catalana vigente: solo me sirven las leyes que me gustan y convienen. La otra novedad, que debe admirar a los movimientos de calle de todo el mundo, es la brillante utilizaci¨®n de las redes sociales y de la propaganda viral, que contrasta con la triste y antigua realidad anal¨®gica en la que se desenvuelve el Gobierno espa?ol.
No todo es belleza, bien y bondad en esta celebraci¨®n independentista como suelen creer con fe del carbonero los entusiastas seguidores del Proc¨¦s. El destrozo que ha producido el movimiento en la sociedad catalana ha sido colosal: empez¨® por el sistema de partidos, uno detr¨¢s de otro, y pr¨¢cticamente no se ha ahorrado ni una sola instituci¨®n, hasta llegar a las familias y a los grupos de amigos. Por no hablar de la par¨¢lisis del Gobierno catal¨¢n y de buena parte de la administraci¨®n, tambi¨¦n la comarcal y local, concentradas todas en la organizaci¨®n del 1-O.
Tiene su explicaci¨®n: hab¨ªa que construir a toda prisa un nuevo pueblo independentista sobre las cenizas de aquel pueblo catal¨¢n unido y transversal en el que todos cab¨ªan. Esto se hace, seg¨²n los manuales al uso, que los aliados de Podemos conocen a la perfecci¨®n, mediante una adecuada operaci¨®n de exclusi¨®n que distingue entre amigos y enemigos, un nosotros excluyente y un vosotros maldito o la oposici¨®n infame, de factura ex profeso para el Proc¨¦s, entre independentismo y unionismo.
El resultado es que ahora hay dos pueblos, el que ir¨¢ a votar el domingo, y el que se quedar¨¢ en casa o ir¨¢ a comer una paella, como aconsejaba con muy bien tino Miquel Iceta.
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