El tratamiento para la hepatitis C llega con retraso a las c¨¢rceles
Todav¨ªa no lo reciben todos los reclusos en peor estado, dice el presidente de los m¨¦dicos de prisiones
¡°Indudablemente, los presos est¨¢n peor¡± en cuanto acceso a los nuevos tratamientos contra la hepatitis C. Jos¨¦ Tom¨¢s Qui?onero, presidente de la Sociedad Espa?ola de Sanidad Penitenciaria es tajante al respecto. Fuera de las c¨¢rceles, pr¨¢cticamente todas las personas con hepatitis C en sus fases m¨¢s avanzadas (F3 y F2) y muchas en estados anteriores ya han recibido la medicaci¨®n o est¨¢n tom¨¢ndola (76.000 personas en junio de este a?o, seg¨²n Sanidad, de unos 100.000 diagnosticados). Pero en prisiones, donde se calcula que alrededor del 18% de los 52.000 reclusos tienen el virus (unas 9.400 personas), todav¨ªa quedan bastantes en los estados m¨¢s avanzados, que Qui?onero calcula que son unas 4.000, sin medicar.
La principal causa es organizativa. Adem¨¢s de los 17 sistemas de salud auton¨®micos, m¨¢s el Ingesa que gestiona Ceuta y Melilla, en Espa?a hay otros (Muface para los funcionarios, la sanidad militar y la penitenciaria) que funcionan aparte. En el caso de las c¨¢rceles (salvo Catalu?a, que las tiene transferidas), su sanidad no est¨¢ integrada con la del resto de la poblaci¨®n.
Y eso que el m¨¦dico explica que las prisiones son ¡°una puerta de entrada en el sistema de personas que hasta entonces han tenido muy poca relaci¨®n con ¨¦l¡±. Las caracter¨ªsticas de los nuevos f¨¢rmacos (son pastillas que hay que tomar durante 12 semanas como m¨¢ximo y con una eficacia de m¨¢s del 95%) las hacen id¨®neas para abordar esta enfermedad en la c¨¢rcel, muy lejos de los tratamientos anteriores, mucho m¨¢s largos (hasta 18 meses) y con medicamentos inyectados.
Ello implica que son f¨¢ciles de atender y de seguir. ¡°La vida en prisi¨®n facilita que sigan el tratamiento¡±, que es el principal requisito para que este sea efectivo, indica el sanitario. ¡°Al principio se les da y son directamente observados¡± hasta que se lo toman, dice. Luego, aunque cambien de centro o salgan en libertad, el sistema es sencillo. Solo tienen que comunicarse con sus futuros m¨¦dicos.
Por eso el obst¨¢culo no es solo econ¨®mico, dice Qui?onero, aunque este influye: en los hospitales, la medicaci¨®n cuesta actualmente unos 10.000 euros por persona, aunque al principio se habl¨® de precios de hasta 60.000, que deben pagar las comunidades. De estas, ¡°unas lo est¨¢n financiando y otras no quieren saber nada¡±, se?ala el m¨¦dico. ¡°Lo dan, pero ya se ver¨¢ qui¨¦n lo paga¡±.
Pero, adem¨¢s, cuando un recluso es tratado, eso ¡°implica salidas de la c¨¢rcel a realizar pruebas, a consultas especializadas, y a veces no hay personal para los traslados o las consultas est¨¢n atascadas¡±, dice.
El resultado es que hay un retraso en recibir lo que es habitual fuera de prisi¨®n. Y es una pena. El m¨¦dico lo tiene claro: salir con una hepatitis C curada es una muy buena manera ¡°de aprovechar el tiempo en prisi¨®n¡±.
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