El legado real de Juan Carlos I
El padre de Felipe VI cumple 80 a?os con la memoria de un reinado que propici¨® la democracia y el despegue econ¨®mico de Espa?a
El rey Juan Carlos I cumple este viernes 80 a?os. Hace casi cuatro que abdic¨® en un momento ag¨®nico, rodeado de contrariedades f¨ªsicas y precipitado por el esc¨¢ndalo del caso N¨®os, que salpic¨® a la infanta Cristina. Sin embargo, los 38 a?os que dur¨® su reinado son mucho m¨¢s que esa foto final que debilit¨® a la Corona y que ha sido aprovechada desde sectores radicales para desacreditar el denominado r¨¦gimen del 78, que sin duda ayud¨® a poner en marcha. Su tiempo en el trono coincide con el per¨ªodo de mayor prosperidad democr¨¢tica y econ¨®mica de Espa?a y la base sobre el que se erigi¨® no fue otra que el consenso que tanto escasea en el presente y que, a menudo, ha llevado al pa¨ªs a situaciones de obstrucci¨®n pol¨ªtica.
Fue un per¨ªodo conceptuado por los especialistas como el de mayor pujanza democr¨¢tica y econ¨®mica de Espa?a y en el que la acci¨®n de Juan Carlos I como jefe del Estado fue determinante: trajo la democracia a Espa?a pudiendo perseverar en la deriva ante la presi¨®n militar, la defendi¨® frente a los golpistas el 23 de febrero de 1981 y ayud¨® a situar al pa¨ªs en el mundo.
No son pocos los expertos que consideran que los dos hechos m¨¢s relevantes en la evoluci¨®n de la econom¨ªa espa?ola en los ¨²ltimos 40 a?os (la estabilidad y la apertura al exterior, que internacionalizaron el tejido empresarial espa?ol) son indisociables de la Corona y la acci¨®n de Juan Carlos I. Ni tampoco los que defienden que es necesario revisar su figura porque muchas de sus actuaciones con trascendencia hist¨®rica han terminado relegadas y desdibujadas con los a?os, con el riesgo de que lo fundamental sea eclipsado por las an¨¦cdotas.
El rey Juan Carlos cumple 80 a?os en un momento en el que no es el mejor de su vida pero que puede dar pie a una segunda vida. A diferencia de otras casas reales, La Zarzuela, siguiendo las pautas de sobriedad que implant¨® Felipe VI tras su proclamaci¨®n en 2014, no ha previsto ning¨²n fasto para conmemorar el cumplea?os, que, adem¨¢s, se produce en un complejo momento pol¨ªtico y con la integridad de Espa?a bajo amenaza.
Sin embargo, el protagonismo de Juan Carlos I se acrecentar¨¢ a lo largo de 2018 ¡°en una serie de iniciativas y actividades p¨²blicas¡± que va a impulsar La Zarzuela ¡°desde distintos sectores sociales¡± coincidiendo con la efem¨¦ride y el 80? aniversario de la reina Sof¨ªa, y que se dar¨¢n a conocer ¡°en el momento oportuno¡±.
Para empezar, y por primera vez despu¨¦s de su abdicaci¨®n, Juan Carlos I asiste este s¨¢bado con su hijo, Felipe VI, a los actos de la Pascua Militar, una ceremonia castrense a la que acuden el presidente del Gobierno, varios miembros de su gabinete y mandos de los tres ej¨¦rcitos y la Guardia Civil. Su presencia en este acto, muy del gusto del padre del Rey, supone una enmienda al enojo que le caus¨® no haber sido invitado en el Congreso a la conmemoraci¨®n del 40? aniversario de las primeras elecciones democr¨¢ticas.
Aunque se trataba de un acto celebrado en sede parlamentaria que correspond¨ªa en exclusiva al Rey, como explicaron entonces fuentes de La Zarzuela, la naturaleza de la ceremonia (el tr¨¢nsito a la democracia que Juan Carlos l hab¨ªa allanado) subrayaba en fosforescente su ausencia.
El episodio destap¨® la incomodidad que produc¨ªa al rey Juan Carlos el alejamiento de ciertos escenarios que le impon¨ªa La Zarzuela desde su abdicaci¨®n. Hasta el punto que la exterioriz¨® a alguno de sus amigos asintiendo a la pregunta de si ¡°se hab¨ªa excluido al conductor del cami¨®n de la Transici¨®n¡±. El incidente (por imprevisi¨®n, por incontinencia) cre¨® una turbulencia innecesaria en la Corona. Otra m¨¢s de las que hab¨ªan estado sacudiendo a la instituci¨®n en los recientes a?os. En el ¨²ltimo tramo de su reinado, la figura de Juan Carlos I se hab¨ªa deteriorado tanto que estaba poniendo en riesgo la continuidad de la Corona. La abdicaci¨®n liber¨® buena parte de la presi¨®n acumulada en una Espa?a devastada por la crisis y amenazada desde la Uni¨®n Europea con la intervenci¨®n econ¨®mica.
Pero incluso habiendo abdicado, la toxicidad de Juan Carlos I segu¨ªa levantando recelos en La Zarzuela, que necesitaba marcar distancias y hab¨ªa iniciado un nuevo rumbo con las coordenadas de la moralidad, la austeridad y la transparencia para recuperar la credibilidad de la instituci¨®n que aviv¨® la democracia.
Recuperar la imagen
En este tiempo, Felipe VI ha definido su propio perfil como jefe de Estado y la Corona ha recuperado estabilidad (solo preocupa como problema al 0,1% de los espa?oles, seg¨²n el CIS), si bien en un entorno enmara?ado por el auge independentista y antimon¨¢rquico en Catalu?a y con una ins¨®lita (y proactiva) presencia republicana en el Congreso de los Diputados. Recuperar la imagen de Juan Carlos I a trav¨¦s de sus aspectos positivos era la asignatura pendiente. Recomponerla tras aquel momento terminal con la presi¨®n de N¨®os y los esc¨¢ndalos cineg¨¦ticos y afectivos que desemboc¨® en la abdicaci¨®n tras pedir perd¨®n, una decisi¨®n que comunic¨® el 28 de febrero de 2014 al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tres meses antes de ser oficial.
Pese a abandonar la escena principal, Juan Carlos I siempre tuvo un hueco en la agenda de actividades de la Casa del Rey, aunque tambi¨¦n siempre desde la discreci¨®n y con intensidades fluctuantes. En estos a?os ha protagonizado unos 90 actos, ha pronunciado 13 discursos y realizado ocho viajes oficiales, la mayor¨ªa de car¨¢cter cultural, aunque en el ¨²ltimo tramo (y coincidiendo con la etapa de interinidad pol¨ªtica de Espa?a que limit¨® la actividad del Rey) tambi¨¦n de significativa presencia pol¨ªtica. Fue el caso de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, la inauguraci¨®n del Canal de Panam¨¢, los funerales de Fidel Castro o varias tomas de posesi¨®n de presidentes iberoamericanos.
Con todo, en La Zarzuela siempre preocup¨® que aquel episodio final de Juan Carlos I, recrudecido por sus permanentes intervenciones quir¨²rgicas y las supuraciones de las denominadas cloacas del Ministerio del Interior sobre sus escarceos sentimentales, acabara contagiando todo su reinado. Pero en los montes de El Pardo tambi¨¦n produc¨ªa inquietud que ese desenlace contaminara la ¡°Monarqu¨ªa renovada para un tiempo nuevo¡± que arrancaba con el cambio din¨¢stico, como la defini¨® el Rey. El desaf¨ªo para la Corona y para los defensores del legado de Juan Carlos I ha sido desde su abdicaci¨®n c¨®mo poner fin a esa expiaci¨®n y que sus luces prevalecieran a sus sombras.
Horizonte despejado
La absoluci¨®n de la infanta Cristina el 17 de febrero de 2017 supuso un punto de inflexi¨®n en ese prop¨®sito. La Zarzuela respir¨® entonces, aunque el abismo familiar ya era demasiado profundo.
Para Cristina, que no quiso renunciar a sus derechos din¨¢sticos pese a las reiteradas peticiones de su padre, no hab¨ªa reparaci¨®n posible. Pero con el horizonte despejado era el momento de dar m¨¢s visibilidad a Juan Carlos I. Tras el segundo aniversario de la abdicaci¨®n hab¨ªan surgido algunas iniciativas que trataban de poner en valor su legado. Juan Carlos I empez¨® a emerger en actos asociados a destacables acontecimientos que tuvieron lugar durante su reinado, como las conmemoraciones del 25? aniversario de la Expo de Sevilla o del 30? aniversario de la firma del Tratado de Adhesi¨®n de Espa?a a las Comunidades Europeas.
Tambi¨¦n empez¨® a prodigarse en actos con su hijo, Felipe VI. Unos pertenec¨ªan a la agenda de actividades del Rey; otros ten¨ªan un car¨¢cter familiar. Pero todos, tras el desgarro familiar y el resto de acontecimientos que forzaron la abdicaci¨®n, propagaban sensaci¨®n de unidad familiar, incluso de reivindicaci¨®n y rescate de quien hab¨ªa tenido que abdicar en medio de continuos esc¨¢ndalos. Y, sobre todo, transmitiendo una imagen de apoyo del hijo al padre y de continuidad en los logros que la Corona comport¨® para la Espa?a de los ochenta.