Los ¨²ltimos elefantes del circo
El ins¨®lito accidente de una caravana de paquidermos revoluciona un pueblo de Albacete y simboliza la extinci¨®n de los espect¨¢culos con animales
Dentro de una enorme carpa roja y amarilla un domador da ¨®rdenes en alem¨¢n a cuatro elefantes asi¨¢ticos para que se inclinen ante dos agentes de la Guardia Civil que vienen a observar sus heridas. La escena es ins¨®lita para los 2.800 vecinos de un pueblo manchego rodeado de molinos de viento. Los ojos de los paquidermos, escondidos entre una corteza de piel arrugada, parecen tristes, pero sus trompas juguetean en las barbillas y manos de sus due?os pidiendo atenci¨®n.
El lunes 2 de abril un accidente dio un vuelco a la cr¨®nica local de Pozo Ca?ada. Este municipio de Albacete cuya principal misi¨®n era cancelar las deudas con los proveedores y mantener su econom¨ªa de reciclaje de material electr¨®nico se ha convertido en anfitri¨®n de 40 artistas de circo que se comunican en cinco idiomas. La caravana del circo Gottani tuvo que interrumpir su turn¨¦ por Castilla la Mancha: el tr¨¢iler que transportaba las cinco elefantes del espect¨¢culo se descontrol¨® en un adelantamiento y los animales, a pesar de las cadenas en sus patas y sus cuatro toneladas, salieron disparados a la A-30, a la altura de este pueblo. Una elefante muri¨® al instante. Los animales deambularon cerca de dos horas y media por la autov¨ªa, mientras la mujer de su domador se abrazaba sin consuelo a una trompa inerte.
El hospital de campa?a se ha instalado en un solar de un empresario local rodeado de una cerca. En los ¨²ltimos d¨ªas ha recibido la visita constante de c¨¢maras de televisi¨®n, vecinos con ni?os y hasta representantes de marcas de caf¨¦ y t¨¦cnicos de la luz que pasaban por all¨ª. De aqu¨ª salen todos cubiertos de polvo y alfalfa disparada de las trompas de los elefantes.
Las cuatro paquidermos que sobrevivieron ¨CThai, Belinda, Baby y Pira¨C caminan cabizbajas en c¨ªrculos. Una de ellas se rompi¨® dos u?as de la pezu?a y no apoya la pata. Los veterinarios tuvieron que coserle las perforaciones causadas en el accidente. A otra le duele la trompa al comer. Pero el estr¨¦s post-traum¨¢tico preocupa m¨¢s que las heridas. ¡°Son animales cuya principal defensa es la huida. Cuando tienen una situaci¨®n de estr¨¦s tan grande hay que recuperarlos psicol¨®gicamente, no se les debe mover¡±, explica el veterinario del circo Vicente Barrios. El m¨¦dico milita en la organizaci¨®n Los hombres y los animales en su sitio, que defiende la caza, los zoos o las carreras de caballo.
El tel¨¦fono del joven acr¨®bata Ronny Gottani no para de sonar desde el accidente. Su n¨²mero est¨¢ en la p¨¢gina web del circo. Pone el altavoz para que el resto escuche la ira al otro lado de la l¨ªnea. ¡°?Asesinos!¡±, ¡°?hijos de puta!¡±, ¡°?sois unos asesinos!¡±. ¡°As¨ª todo el d¨ªa¡±, se queja. El accidente de los elefantes ha resucitado una batalla pendiente de los animalistas: la prohibici¨®n en territorio nacional de los circos con animales. ¡°Ha generado tanta indignaci¨®n que debe ser el punto de inflexi¨®n. Hay que presionar a nivel social y pol¨ªtico para acabar con esto ¡±, defiende la presidenta del partido animalista PACMA, Silvia Barquero. Su sigla present¨® una propuesta de ley en el Congreso en mayo del a?o pasado para sacar a los animales de los circos y m¨¢s de 220.000 personas han firmado su petici¨®n online para pedir al Gobierno que proh¨ªba al Gottani trabajar con animales y para encontrar un retiro digno a las supervivientes.
El domador, Joy G?rtner, criado entre las trompas de sus elefantes, llora cada vez que se le hace una pregunta. Sus compa?eros dicen que lleva d¨ªas sin comer. Dos de sus seis hermanos han suspendido sus funciones en Francia e Italia y han venido hasta Pozo Ca?ada a consolarle. Entre todos los G?rtner tienen 10 elefantes, todas hembras ante la dificultad de controlar machos en celo. La mayor¨ªa tiene cerca de 40 a?os, aunque dicen que una de ellas lleva 90 present¨¢ndose ante el p¨²blico, desafiando la esperanza de vida de su especie. ¡°Son nuestra familia y nosotros la de ellos¡±, mantienen.
Claudio G?rtner, de brazos cruzados y sin dormir, recuerda el dos de abril, fecha del accidente, como un d¨ªa maldito para la familia: hace 22 a?os, mientras dos elefantes se peleaban, uno de ellos cay¨® encima de su padre y muri¨® aplastado. ¡°Nuestro trabajo es un poco como el del torero. Un toro puede matar a tu padre, pero t¨² lo llevas en la sangre¡±.
En Espa?a resisten menos de una decena de circos tradicionales con fieras y ya hay 455 municipios que han prohibido estos espect¨¢culos, seg¨²n una lista de la plataforma Info Circos, que promueve la aprobaci¨®n de leyes que acaben con el uso de animales salvajes en funciones circenses. Seg¨²n esa lista, pa¨ªses como Austria, B¨¦lgica, Finlandia, Dinamarca, Portugal, Suecia, M¨¦xico, Per¨² o Singapur han aprobado leyes nacionales para vetarlos.
En Pozo Ca?ada, los vecinos se recrean en el debate agarrados a la cerca que los separa de los elefantes que los han convertido en noticia. No se ponen de acuerdo; unos se mueren de pena al verlos confinados, otros advierten que tambi¨¦n son animales amenazados en libertad. Mientras, las familias Gottani y G?rtner no entienden a sus cr¨ªticos, defienden que sus elefantes nacieron en cautividad. Danny Gottani, director y maestro de ceremonia del circo, que luce las cicatrices en el cuello y en la cabeza del ataque de una tigresa en 2013, se enfada al hablar del tema. ¡°?D¨®nde est¨¢n los animalistas ahora que los necesit¨¢bamos para cuidar de los animales? Solo han aparecido para insultarnos y amenazarnos¡±. Los G?rtner, que heredaron la profesi¨®n del tatarabuelo, ven la pol¨¦mica inocua. ¡°Estos son los ¨²ltimos elefantes del circo. Cuando mueran, no habr¨¢ sustitutos. Se acabar¨¢ para siempre¡±
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