Londres rechaza la presencia de la polic¨ªa espa?ola en el aeropuerto de Gibraltar
Una propuesta para controlar las fronteras Schengen del aer¨®dromo del Pe?¨®n hace estallar las suspicacias sobre la pretensi¨®n olvidada de la soberan¨ªa
Tras cuatro rondas secretas de conversaciones y tanteos entre los equipos de Espa?a y el Reino Unido, el futuro de Gibraltar tras el Brexit ha encallado peligrosamente. La ¡°generosidad y buena disposici¨®n inicial¡± de ambas partes ha tropezado con un escollo que parece insalvable: la gesti¨®n com¨²n que se pretende del aeropuerto asentado en el istmo. La propuesta de Espa?a de introducir polic¨ªas nacionales para controlar las fronteras Schengen del aer¨®dromo ha reavivado las suspicacias sobre la olvidada pretensi¨®n de la soberan¨ªa.
¡°Hemos llegado al punto de inflexi¨®n en las negociaciones y hemos tocado hueso¡±, concluyen con frustraci¨®n los negociadores espa?oles tras cinco meses de contactos. Hay una sensaci¨®n de malestar ante la hip¨®tesis cierta de una gran oportunidad perdida por el equipo negociador del Ministerio de Exteriores espa?ol para tratar con sus hom¨®logos brit¨¢nicos sobre el futuro de Gibraltar tras el Brexit. En el lado gibraltare?o, que en ocasiones se integra en la delegaci¨®n brit¨¢nica, se constata sobre todo desconfianza. Nada est¨¢ a¨²n cerrado ni descartado pero cuando se ha abordado el meollo del conflicto, con ofertas concretas que implican cesiones, han resucitado los recelos.
Las conversaciones bilaterales empezaron a primeros de enero, en paralelo a las globales con la Uni¨®n Europea. El calendario fijado apremia y las condiciones deben plasmarse en un documento a finales de junio. En marzo de 2019, el Reino Unido abandonar¨¢ la UE y a¨²n no est¨¢ asegurado el periodo transitorio que debe prolongar las relaciones brit¨¢nicas con la Uni¨®n hasta las navidades de 2020. Gibraltar se ir¨ªa entonces, igual que el Reino Unido, con todo lo que ello conlleva. En el Campo de Gibraltar la preocupaci¨®n es m¨¢xima, entre otras razones porque unos 13.000 trabajadores transfronterizos que cruzan cada d¨ªa la verja.
En ese ambiente y con esos l¨ªmites se afrontaron las negociaciones. Las autoridades de ambos lados fijaron como prioridad, al menos p¨²blicamente, no perjudicar a los ciudadanos de la zona y, si fuera posible, hasta mejorar sus condiciones actuales. Pero los escenarios y las intenciones son muy diferentes. La renta per c¨¢pita de Gibraltar, el PIB nominal, se estim¨® en 2015-2016 en 54.979 libras (64.315 euros), el cuarto del ranking del Fondo Monetario Internacional (FMI), muy por encima de Reino Unido, que ocupa el puesto 28?; o de Espa?a, que est¨¢ en el 36?. En Gibraltar no hay paro, pero en los municipios del Campo ronda el 40%.
Capacidad de veto
El departamento de Exteriores de Alfonso Dastis considera que ahora es el momento de ¡°negociar algo muy novedoso e in¨¦dito con mentalidad del siglo XXI y no de personas del siglo XIX¡±. Tras los guerreros planteamientos de su antecesor, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo. Dastis rebaj¨® mucho el tono de sus declaraciones. En el entorno de Fabi¨¢n Picardo, el primer ministro de la Roca, se agradeci¨® esa disposici¨®n en privado. Pero en p¨²blico sigue presionando, sobre todo al Reino Unido, para que no afloje en sus pretensiones. Y contin¨²a con la campa?a europea e internacional (la pasada semana ante congresistas estadounidenses en Washington tras una visita del secretario de Estado espa?ol de Exteriores, Ildefonso Castro, que no gust¨®) para cuestionar el logro de la diplomacia espa?ola de incluir su capacidad de veto sobre cualquier acuerdo.
Ha habido cuatro rondas de contactos muy discretas, con aparente buena sinton¨ªa e intercambios de propuestas gen¨¦ricas, pero en la ¨²ltima sesi¨®n, hace apenas dos semanas, los recelos volvieron a la mesa, con consecuencias imprevisibles. El motivo: la gesti¨®n com¨²n del aeropuerto asentado el Pe?¨®n, construido por Gibraltar con una inversi¨®n de unos 70 millones de euros tras la firma de los acuerdos de C¨®rdoba, en 2006, con el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Espa?a se comprometi¨® entonces a realizar una terminal de acceso directa desde su territorio, que nunca se construy¨®. Con esos y otros incumplimientos gibraltare?os, el intento espa?ol de introducir ahora polic¨ªas nacionales para controlar las futuras aduanas aeroportuarias del espacio Schengen se ha visto como una injerencia inasumible.
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