La teja en la que Pablo Escobar apoy¨® la cabeza mientras agonizaba
El museo de la polic¨ªa de Colombia alberga piezas ¨²nicas de la lucha contra el narco, incluida una Harley Davidson del narcotraficante m¨¢s famoso y un trozo de tejado con su sangre
Solo unas horas despu¨¦s de cumplir los 44 a?os, Pablo Escobar, probablemente el narcotraficante m¨¢s famoso del mundo, se sab¨ªa acorralado. Llevaba semanas escondido en un piso cercano al estadio de su ciudad, Medell¨ªn, con la ¨²nica compa?¨ªa de su ¨²ltimo lugarteniente fiel. El 2 de diciembre de 1993 realiz¨® una ¨²ltima llamada con un tel¨¦fono sat¨¦lite a su familia. Hablaba con su hijo y antes de colgarle se percat¨® de que algo no andaba bien. En ese momento, la polic¨ªa colombiana irrumpi¨® en el apartamento y tras un intercambio de disparos, Escobar muri¨® en el tejado de la casa intentando escapar una vez m¨¢s.
La teja en la que apoy¨® la cabeza despu¨¦s de que una bala penetrara en ella reposa hoy en el Museo Hist¨®rico de la Polic¨ªa Nacional en Bogot¨¢. Un manchurr¨®n reseco ensucia este trozo de tejado sobre el que se apag¨® la vida del hombre que convirti¨® a Colombia en una carnicer¨ªa humana durante casi una d¨¦cada. Junto a la teja, el tel¨¦fono con el que realiz¨® su ¨²ltima llamada, una cinta de casete original con sus conversaciones con su mujer e hijos, la chaqueta que se encontr¨® en el apartamento y una de las m¨¢quinas para contar billetes que echaba humo en los a?os de auge de su cartel.
El inter¨¦s que se ha despertado en los ¨²ltimos a?os por la figura de Escobar gracias a la serie Narcos de Netflix no acaba de gustar en general a los colombianos, que ven en la ficci¨®n un modo de mitificar al narcotraficante. En Medell¨ªn, por ejemplo, los llamados narcotours que pasan por lugares clave en la historia de la vida del criminal, siguen generando rechazo entre muchos ciudadanos. Entre los puntos que se visitan est¨¢n su tumba o el lujoso edificio M¨®naco, en el que sufri¨® un atentado con bomba en el barrio del Poblado. ¡°Esta sala no es un homenaje a los narcos, sino un recuerdo del trabajo y esfuerzo policial que se hace contra ellos¡±, advierte la polic¨ªa que gu¨ªa el recorrido por este particular museo colombiano (de entrada gratuita).
En una vitrina se puede ver una peque?a muestra del arsenal empleado por Escobar y sus sicarios para matar. Una pistolilla del tama?o de una mano destaca en la esquina inferior: ¡°Es la moza, su favorita para matar polic¨ªas¡±. La gu¨ªa recuerda tambi¨¦n los a?os en los que el narco pagaba dos millones de pesos por agente abatido (unos 550 euros), con lo que miles de uniformados fueron asesinados en los peores momentos de su r¨¦gimen de terror. En medio del patio, una Harley Davidson que Escobar regal¨® a su primo reluce como s¨ªmbolo del poder¨ªo e impunidad que el criminal atesor¨® en los ochenta. Varias piezas del veh¨ªculo est¨¢n cubiertas de oro.
Pasear por este edificio hist¨®rico es meterse en la piel de un pa¨ªs que est¨¢ tristemente acostumbrado a la guerra: la de las FARC y la del narcotr¨¢fico. Tras Escobar, el poder pas¨® al cartel de Cali y al del Norte del Valle. La gu¨ªa habla de Juan Carlos Ram¨ªrez Abad¨ªa,?Chupeta (por su adicci¨®n a las piruletas), el narco perteneciente a este ¨²ltimo clan que se realiz¨® operaciones est¨¦ticas hasta quedar irreconocible. De nada le vali¨® porque acabaron caz¨¢ndole en 2007 con una cara que reflejaba la poca pericia de los m¨¦dicos que hab¨ªan trabajado en ella.
El secuestro tambi¨¦n ha tenido demasiado protagonismo en Colombia. De los casi 3.600 que se registraron en 2000, hasta los 42 de 2014, seg¨²n los datos que aporta la polic¨ªa. ¡°Hola, papi, ?c¨®mo est¨¢n? Como les dije en el v¨ªdeo esta gente que me tienen son muy peligrosa¡±, rezan las primeras l¨ªneas de una decena de cartas escritas por varias v¨ªctimas en sus cautiverios y que se pueden leer en el museo. Otras vitrinas contienen cascos, chalecos y gorras con agujeros de bala con los que la gu¨ªa propone un macabro juego al visitante para acertar si el agente que los portaba muri¨® del disparo o no.
Un controvertido cartel en una sala dedicada a la mujer polic¨ªa reza que ¡°la igualdad de g¨¦nero dio paso a que en todo el pa¨ªs la figura femenina demostrara su capacidad y talento como autoridad, dando as¨ª un toque especial con la belleza que caracteriza a la mujer colombiana¡±. En este espacio, la gu¨ªa dedica unos minutos a la teor¨ªa de que hay m¨¢s mujeres agentes de tr¨¢fico porque son menos propensas a la corrupci¨®n: ¡°Aqu¨ª en Colombia, se dice que si un polic¨ªa te para por exceso de velocidad o porque has tomado antes de conducir la frase que hay que decir es: ¡®Hay 50.000 razones para solucionar esto¡±.
La historia del crimen de un pa¨ªs deja v¨ªctimas y verdugos, y tambi¨¦n objetos con una historia negra detr¨¢s. Una teja, un casco agujereado o una carta de auxilio pueden contar mucho.
S¨ªguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.