El PP propone como jefe del Poder Judicial al m¨¢ximo responsable del juicio al ¡®proc¨¦s¡¯

A la negociaci¨®n entre el PSOE y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) solo le falta la clave de b¨®veda: el presidente, que es el que desempata cualquier votaci¨®n. Las conversaciones est¨¢n muy avanzadas, pero se han encontrado con un problema importante: el PP propone para ese puesto a Manuel Marchena, que adem¨¢s de tener un perfil muy conservador es el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (la que juzga casos contra pol¨ªticos o jueces) y ser¨¢ el ponente de la sentencia del proc¨¦s.

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El CGPJ tiene 20 vocales, elegidos por el Congreso y el Senado. En el reparto que han acordado la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y Rafael Catal¨¢, su antecesor del PP, la situaci¨®n queda 10 a 10 para derecha e izquierda, un empate que solo deshar¨ªa el presidente, que hace el n¨²mero 21.

Los socialistas no han aceptado esta propuesta del PP y plantean, por el contrario, a mujeres de perfil completamente diferente del de Marchena como la jurista Encarnaci¨®n Roca, vicepresidenta del Tribunal Constitucional. La negociaci¨®n depende en este momento solo de pactar el nombre del presidente, que es clave en el Consejo, porque desempatar¨ªa y, adem¨¢s, tiene voto de calidad.

Los populares se quedar¨¢n con sus 10 puestos y no tendr¨¢n que repartirlos porque Ciudadanos ha decidido no entrar en la negociaci¨®n, ya que rechaza esta f¨®rmula de elecci¨®n de vocales mediante acuerdo entre partidos y plantea que sean los propios jueces los que elijan a los miembros del Poder Judicial, una idea que el PP manej¨® en la anterior legislatura pero que finalmente acab¨® descartando. La decisi¨®n de Ciudadanos de quedarse fuera para poder denunciar esta forma de reparto pone las cosas muy f¨¢ciles al PP, que se queda con los diez de la derecha.

Los socialistas, por el contrario, s¨ª tendr¨¢n que repartir sus 10 al menos con Podemos. En un acuerdo puramente proporcional por el n¨²mero de esca?os, le tocar¨ªan 8 al PP, 2 a Ciudadanos, 5 al PSOE, 4 a Podemos y 1 al resto de grupos, pero la negociaci¨®n la lideran el PP y el PSOE y nada indica que finalmente el reparto vaya a ser proporcional.

Lo m¨¢s probable es que se encuentre una salida de consenso entre ambos partidos, y perfiles como el de Marchena, claramente identificado con los conservadores y muy influyente dentro del PP, dejen paso a otros m¨¢s neutrales. Aunque todo est¨¢ abierto a¨²n. La elecci¨®n de Marchena ser¨ªa, sin duda, vista como un mensaje negativo por los independentistas catalanes, que lo consideran el ide¨®logo del juicio del proc¨¦s y de las medidas m¨¢s duras contra los l¨ªderes del movimiento que deriv¨® en la declaraci¨®n de independencia de 2017. Su actuaci¨®n ha provocado que est¨¦n en prisi¨®n preventiva desde hace un a?o dirigentes como Oriol Junqueras. El l¨ªder de ERC y otros 17 dirigentes independentistas se enfrentan a una petici¨®n de la fiscal¨ªa de hasta 25 a?os de c¨¢rcel.

Su nombramiento tendr¨ªa un efecto colateral importante en el juicio. Si fuera elegido para presidir el Poder Judicial, Marchena ser¨ªa nombrado autom¨¢ticamente presidente del Tribunal Supremo, en sustituci¨®n de Carlos Lesmes, cuyo mandato decae el 4 de diciembre, pero dejar¨ªa de presidir la Sala de lo Penal y, por tanto, de dirigir el juicio del proc¨¦s.

Este juez tiene adem¨¢s una larga trayectoria con algunos episodios pol¨¦micos. Por ejemplo, durante su etapa como miembro de la Sala de lo Penal del Supremo, Baltasar Garz¨®n fue condenado por prevaricaci¨®n y expulsado de la carrera. Adem¨¢s, en este tiempo fueron imputados los expresidentes Manuel Chaves y Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, que tuvieron que abandonar la pol¨ªtica, e I?aki Urdangarin y Rodrigo Rato acabaron en la c¨¢rcel al rechazarse sus recursos.

Los populares defienden que la presidencia del Poder Judicial es un puesto muy complicado que requiere a alguien con el perfil de Marchena, acostumbrado a duras batallas dentro del mundo de la justicia. El PP cree que una figura as¨ª es preferible a la de alguien con recorrido acad¨¦mico intachable pero poca experiencia en negociaciones complejas en un mundo muy competitivo, que son los perfiles que, en opini¨®n de los populares, est¨¢n manejando los socialistas.

La soluci¨®n llegar¨¢ probablemente este fin de semana porque el lunes termina el plazo para presentar en el Congreso los nombres de los ocho juristas nombrados por las Cortes. La idea es cerrar las negociaciones que empezaron en agosto, seg¨²n adelantaron Abc y eldiario.es, a tiempo de renovar en plazo el CGPJ, algo que ser¨ªa todo un s¨ªmbolo de estabilidad institucional precisamente en uno de los peores momentos de la historia del Tribunal Supremo, despu¨¦s del fiasco con el impuesto de las hipotecas y cuando tiene que enfrentarse al juicio del proc¨¦s.

En el pasado, el PP bloque¨® en varias ocasiones, y a veces durante meses, la renovaci¨®n del Poder Judicial cuando gobernaba el PSOE porque de esta manera pod¨ªa prolongar su hist¨®rico control del mundo judicial, dominado por los conservadores. En esta ocasi¨®n, todos los interlocutores insisten en que, por sorprendente que parezca en una legislatura aparentemente muy crispada, las negociaciones han ido muy bien y el acuerdo est¨¢ muy cercano. Tanto el PSOE como el PP parecen dispuestos a renovar el Poder Judicial a tiempo y darle as¨ª un nuevo impulso a la Justicia y en especial al Supremo, cuya imagen ha quedado muy tocada. La figura de Lesmes, al que le quedan tres semanas de mandato, ha quedado especialmente da?ada tras el cambio de doctrina en la sentencia de las hipotecas y el evidente choque entre ¨¦l y Pedro S¨¢nchez. El presidente del Gobierno sali¨® al d¨ªa siguiente anunciando una ley para corregir la decisi¨®n del Supremo y critic¨® al alto tribunal al que pidi¨® ¡°reflexi¨®n" y "autocr¨ªtica¡±? para recuperar la credibilidad.