La Euroc¨¢mara aprueba definir a Gibraltar como colonia brit¨¢nica
Espa?a logra incluir por primera vez en una ley europea una menci¨®n al estatus colonial del Pe?¨®n
El Reino Unido empieza a sufrir las consecuencias del Brexit incluso antes de su salida de la UE. Tras varias semanas de tensas negociaciones, amenazas de bloqueo y destituciones expr¨¦s, el Parlamento Europeo otorg¨® este jueves un firme respaldo a Espa?a al apoyar, por una amplia mayor¨ªa, el reglamento de exenci¨®n de visados. El texto recoge el derecho de los ciudadanos brit¨¢nicos a entrar en la UE sin dicho documento en caso de Brexit sin acuerdo, e inaugura una nueva terminolog¨ªa para referirse a Gibraltar, mencionada por primera vez en una ley como "colonia de la corona brit¨¢nica" para enojo de Londres.
Las batallas diplom¨¢ticas son a veces batallas sem¨¢nticas. Una nota a pie de p¨¢gina ha bastado para provocar en las ¨²ltimas semanas un duro encontronazo en Bruselas a cuenta de Gibraltar. Como en casi todas las contiendas, en esta tambi¨¦n ha habido vencedores y vencidos: sobre el papel, Espa?a gana y el Reino Unido pierde. As¨ª lo ha determinado este jueves el Parlamento Europeo al dar luz verde al reglamento de exenci¨®n de visados por 502 votos a favor, 81 en contra y 29 abstenciones. El texto se refiere a Gibraltar como "colonia de la corona brit¨¢nica" por vez primera en una ley comunitaria, un latigazo ling¨¹¨ªstico impulsado por Espa?a que evidencia la soledad del Reino Unido incluso antes de consumarse el Brexit, y remata el viraje de la UE desde la neutralidad hasta las tesis espa?olas.
Sus efectos pr¨¢cticos, m¨¢s all¨¢ del simbolismo y el desaire a Londres, est¨¢n todav¨ªa por determinar. El alcance del logro es de momento limitado. La alusi¨®n al estatus colonial no implica avances en reclamaciones tradicionales como el uso conjunto del aeropuerto, construido sobre un istmo que no fue cedido en el Tratado de Utrecht, ni garantiza adelanto alguno en el camino hacia la cosoberan¨ªa del Pe?¨®n, objetivo al que ninguno de los inquilinos de La Moncloa ha renunciado expresamente, pero abre una nueva etapa en la que Espa?a negociar¨¢ al abrigo de sus 26 socios frente a un Reino Unido aislado desde antes del Brexit. "Es la primera vez que el Parlamento Europeo y el Consejo, es decir los Estados miembros, asumen que Gibraltar es una colonia siguiendo el lenguaje de la ONU y del TJUE. Se trata de un gran paso adelante para la posici¨®n y reivindicaciones formuladas por Espa?a", ha destacado el Ministerio de Exteriores en un comunicado.
Londres apenas se ha inmutado ante el cambio de terminolog¨ªa. La primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, est¨¢ plenamente centrada en la misi¨®n de evitar un Brexit salvaje, el desaf¨ªo que probablemente la har¨¢ aparecer como hero¨ªna o villana en los libros de Historia. Y de reojo vigila los motines internos en su propio partido, al borde de la fractura. En ese escenario, Gibraltar ocupa ahora mismo un lugar marginal en su lista de preocupaciones. Eso no impide que vaya a engrosar el desastroso parte de da?os del Brexit: sin ¨¦l, la posibilidad de que la UE tomara partido en un conflicto entre dos Estados miembros y aceptara la denominaci¨®n de colonia se antoja remota, pero dentro del club comunitario, el Reino Unido ha dejado de ser percibido como "uno de los nuestros", y los Veintisiete han hecho suya la postura espa?ola.
Con la Comisi¨®n Europea y el Ejecutivo brit¨¢nico absortos en lograr una salida al laberinto del Brexit, el Parlamento Europeo ha sido el centro de la discordia sobre Gibraltar. All¨ª, las diferencias ideol¨®gicas se han difuminado y el envite ha tomado un cariz nacional: los eurodiputados de PP,? PSOE y Ciudadanos han maniobrado para sacar adelante el reglamento de visados frente a la dura resistencia de los parlamentarios brit¨¢nicos laboristas, conservadores y euroesc¨¦pticos.
Finalmente, el caso se ha zanjado en cuatro d¨ªas de infarto. El lunes, el laborista Claude Moraes, ponente de la ley y encargado de negociar la norma con el Consejo, fue apartado de su puesto en una votaci¨®n tras ser acusado por eurodiputados espa?oles de parcialidad por su condici¨®n de brit¨¢nico. El martes, su sustituto, el socialista b¨²lgaro Serg¨¦i St¨¢nishev, cerr¨® el acuerdo con el Consejo. El mi¨¦rcoles lo aprob¨® la comisi¨®n de Libertades, Justicia e Interior del Parlamento con sendas emboscadas fallidas de euroesc¨¦pticos brit¨¢nicos tratando de restituir a Moraes en su puesto. Y este jueves ha llegado la puntilla final con la votaci¨®n en el pleno de la Euroc¨¢mara, precedida de intentos, tambi¨¦n fracasados, de introducir enmiendas y aplazar el voto.
El ¨¦xito espa?ol viene empa?ado por los reproches a los m¨¦todos desplegados. La inusual destituci¨®n como ponente de un eurodiputado moderado y respetado como Moraes, colocado en una posici¨®n de sospecha y se?alado por su nacionalidad como una suerte de caballo de Troya brit¨¢nico en el coraz¨®n de la UE, ha generado numerosas cr¨ªticas. Muchas de ellas han ido dirigidas contra el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez, al que desde el hemiciclo han acusado de ejercer fuertes presiones y utilizar Gibraltar como arma electoral.
El pol¨ªtico laborista se hab¨ªa convertido en el gran obst¨¢culo para la norma: mantuvo durante cinco reuniones una f¨¦rrea negativa a aceptar el enunciado que calificaba a Gibraltar como colonia. Y como si de dos coches acelerando hacia el precipicio se tratara, ninguno de los bandos, Consejo y Parlamento, parec¨ªa dispuesto a pisar el freno: permanecieron inflexibles mientras los d¨ªas corr¨ªan y la posibilidad de un Brexit sin acuerdo ganaba enteros.
De cumplirse esos negros augurios que hablan de un divorcio a las bravas el 12 de abril, si el reglamento no hubiera salido adelante, los ciudadanos brit¨¢nicos habr¨ªan tenido que solicitar visado para entrar en la UE, incluso para estancias de menos de 90 d¨ªas. Eso significa que un simple fin de semana de vacaciones en la costa habr¨ªa ido precedido de burocracia y pago de tasas. Dado el compromiso de reciprocidad, lo mismo hubiera sucedido a la inversa con los europeos. La magnitud de ese caos ha pesado m¨¢s, a la hora de votar, que el descontento de algunos eurodiputados por el adi¨®s forzado de Moraes, decantando as¨ª la balanza abrumadoramente a favor del texto.
El golpe no ha sido recibido por ahora con grandes aspavientos por Londres, distra¨ªda en otros menesteres, con lo que las autoridades gibraltare?as han asumido su autodefensa ante lo que perciben como una provocaci¨®n perge?ada por Espa?a. En un comunicado publicado este mi¨¦rcoles, acusa a los eurodiputados espa?oles de emplear "t¨¢cticas intimidatorias" y restan importancia a la referencia colonial por considerar que su inclusi¨®n en un texto legal carece de "consecuencias pr¨¢cticas". No opina lo mismo el eurodiputado popular Esteban Gonz¨¢lez Pons: "Es una victoria hist¨®rica. Y si finalmente hay Brexit, es el primer paso en la negociaci¨®n hacia la cosoberan¨ªa de Gibraltar, que resolver¨ªa el conflicto igual que el backstop resuelve el problema de Irlanda".
El t¨¦rmino colonia ha mutado en las ¨²ltimas d¨¦cadas hasta convertirse en una ofensa para gran parte de los gibraltare?os. Hasta 1981, el Reino Unido utiliz¨® la denominaci¨®n "colonia de la corona" para citar al Pe?¨®n, pero actualmente aluden a ¨¦l como "territorio brit¨¢nico de ultramar", y la palabra, empleada recurrentemente desde Madrid para pedir la cosoberan¨ªa, genera rechazo.
Voto en contra independentista y error socialista
Los eurodiputados independentistas Jordi Sol¨¦ y Josep Mar¨ªa Terricabras (ERC), y Ramon Tremosa (PDeCAT) votaron en contra de que se denomine a Gibraltar como colonia de la corona brit¨¢nica. Lo mismo hicieron los eurodiputados socialistas Jos¨¦ Blanco, Soledad Cabez¨®n e Inmaculada Rodr¨ªguez-Pi?ero, pero en su caso la negativa fue por un error al marcar su preferencia, y ya han pedido corregir su voto. La europarlamentaria del PNV, Izaskun Bilbao, se abstuvo. Y el resto de fuerzas espa?olas en la Euroc¨¢mara respald¨® la denominaci¨®n de colonia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.