Arranca la campa?a interminable
A diferencia de lo que ocurre en otros pa¨ªses, aqu¨ª el enemigo no es exterior. Catalu?a, y ¨²ltimamente Espa?a, viven en un estado de exaltaci¨®n nacional permanente
La pol¨ªtica es una disciplina narrativa: no es casualidad que el parlamentarismo moderno sea coet¨¢neo de Shakespeare y Cervantes. En las ¨²ltimas horas se han hallado en el mundo evidencias de una nueva especie humana, se ha fotografiado por primera vez un agujero negro, se ha desprendido la fachada de la sede del PP ¡ªla tentaci¨®n de la met¨¢fora¡ª y Pedro S¨¢nchez ha aceptado por fin salir de su torre de marfil para debatir con el resto de los candidatos, Santiago Abascal incluido. El debate se har¨¢ en Atresmedia, del grupo que acaba de editar un libro del presidente. La campa?a interminable, en fin, arranca hoy de sobresalto en sobresalto ¡ªy tras casi un lustro de precampa?a¡ª, y el relato coge velocidad. S¨¢nchez se perfila sin rubor hacia el hueco que dejan PP y Cs en el centro; Podemos trata de sacar partido al Watergate de Rajoy (una polic¨ªa patri¨®tica para machacar al partido de Pablo Iglesias), y el resto est¨¢ en una confusi¨®n general en la que Vox marca la agenda, que suele romper por Catalu?a. ¡°S¨¢nchez no da la cara porque tiene que dar indultos a cambio de esca?os; si puede pactar¨¢ la independencia con Torra¡±, acert¨® a decir este jueves Pablo Casado, a pesar del anuncio del debate, en ese laberinto en forma de tela de ara?a que conduce siempre a Catalu?a.
Porque ese era y es el tema de fondo: Catalu?a. A diferencia de lo que ocurre en otros pa¨ªses, aqu¨ª el enemigo no es exterior: el PP de Casado y Aznar, el partido de Albert Rivera y desde luego Vox no han dudado en ali?arse un buen enemigo ¡ªel independentismo¡ª para pulir su estrategia. El juicio a los l¨ªderes del proc¨¦s est¨¢ en marcha. Rajoy ha pasado por el Supremo. Vox ha provocado altercados en Barcelona, los independentistas se manifestaron hace poco en Madrid y este jueves mismo Cayetana ?lvarez de Toledo, del PP, fue abucheada en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. No, Espa?a no es un pa¨ªs en llamas. Pero la pol¨ªtica espa?ola va de incendio en incendio.
El ruido y la furia: Catalu?a, y ¨²ltimamente Espa?a, viven en un estado de exaltaci¨®n nacional permanente, que llev¨® a una parte a traspasar todas las l¨ªneas rojas de la desobediencia y la deslealtad institucional, y a la otra a caer en una especie de fundamentalismo jur¨ªdico, en feliz expresi¨®n del escritor Jordi Gracia. Un solo d¨ªa basta para forjar un drama en cuatro actos: el l¨ªder de ERC, Oriol Junqueras, clamaba por el ¡°di¨¢logo¡±; a la vez, su partido y la antigua Convergencia ¡ªay, Convergencia¡ª se negaban a renunciar a la v¨ªa unilateral. In¨¦s Arrimadas protagoniz¨® el en¨¦simo episodio de tensi¨®n al acusar a los independentistas en el Parlament de ¡°obviar los ataques fascistas del independentismo en las sedes de los partidos constitucionalistas¡±. Y el impresentable acoso a ?lvarez de Toledo puso la guinda: el s¨¦ptimo c¨ªrculo de la Divina Comedia es el de los violentos.
La precampa?a empez¨® con un misterio (?cu¨¢nto le va a costar al PP abandonar el perfil de partido de orden y estabilidad?), y la campa?a arranca con otro enigma: cu¨¢n salvaje va a ser el debate catal¨¢n. El PSOE se agarra al perfil sin estridencias de S¨¢nchez, y por ahora le va bien. Pero la campa?a puede romper en cualquier momento: siempre lo hace.
Pasan los meses y el apoyo al independentismo no baja: si hay que creerse las encuestas (y los condicionales suelen ser una maniobra de distracci¨®n), el 28-A constatar¨¢ la mala salud de hierro del secesionismo, con m¨¢s votos que nunca en las generales. ¡°Esa solidez no se deshar¨¢ mientras dure el juicio y los l¨ªderes sigan en la c¨¢rcel: eso cohesiona al independentismo y da alas a los discursos incendiarios del nacionalismo espa?ol¡±, aduce el analista Jos¨¦ Fern¨¢ndez-Albertos.
La pol¨ªtica espa?ola miraba hacia Europa durante la Transici¨®n: el Estado del bienestar europeo era higiene, vacaciones, anestesia, l¨¢mparas de lectura, naranjas en invierno. El independentismo intenta hacer algo similar. Los l¨ªderes catalanes hicieron este jueves el en¨¦simo intento de aliarse con Bruselas, pero salieron escaldados: ¡°En Espa?a los derechos democr¨¢ticos se respetan plenamente. Si Catalu?a tiene un problema con la Constituci¨®n, tiene derecho a luchar pol¨ªticamente para cambiarla, pero no tiene derecho a violarla¡±, espet¨® el vicepresidente comunitario Frans Timmermans.
Los italianos no tuvieron novela popular, pero tuvieron la ¨®pera: quiz¨¢ por eso Berlusconi fue cantante de boleros y Matteo Salvini es una suerte de guitarrista heavy metal. Arranca la campa?a y la pol¨ªtica espa?ola, a pesar de su tradici¨®n narrativa, se italianiza por momentos y parece abonada a la zarzuela. El libreto lo pone la cuesti¨®n catalana, convertida en una tragicomedia con car¨¢cter circular y estructura de pesadilla.
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