El l¨ªder del PP se reinventa un a?o despu¨¦s
Tras salvar los muebles en las elecciones del 26 de mayo, Casado trata de adoptar un perfil moderado
Pablo Casado ha reducido sus apariciones p¨²blicas, dosifica sus comentarios y ha bajado varios decibelios el tono de sus intervenciones. El presidente del PP, embarcado en la misi¨®n de reunificar el centro derecha y relanzar el bipartidismo, ha adoptado un nuevo perfil desde las elecciones del 26 de mayo para tratar de trasladar la imagen de pol¨ªtico moderado y hombre de Estado. As¨ª, mientras Albert Rivera rechaza asistir a las convocatorias de Pedro S¨¢nchez en La Moncloa, el l¨ªder popular acude cada vez ¡°por lealtad institucional¡±, aunque sea para reiterar que su grupo (66 diputados) no facilitar¨¢ la investidura.
Acostumbrado a tener actos a diario, incluso varios por jornada, Casado ha rebajado su agenda a una o dos intervenciones por semana. El presidente del PP ha escuchado las voces del partido que le advert¨ªan sobre los riesgos de la sobreexposici¨®n que se hab¨ªa impuesto en su primer a?o al frente de la formaci¨®n, y que cumple el 21 de este mes.
En sus contadas intervenciones p¨²blicas, Casado traslada desde hace semanas su disposici¨®n a dar ¡°estabilidad¡± al Gobierno, pese a que el secretario general, Teodoro Garc¨ªa Egea, declar¨® hace unos d¨ªas: ¡°El PP no es un partido bisagra. Es el l¨ªder de la oposici¨®n y no solo no va a facilitar la investidura de Pedro S¨¢nchez, sino que la vamos a dificultar. El antagonista del PSOE ha sido y va a ser siempre el PP¡±. Garc¨ªa Egea hizo esas declaraciones para enterrar el debate abierto por la candidata a presidir Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, quien manifest¨® que preferir¨ªa una abstenci¨®n de los populares a que el Ejecutivo dependiera de los independentistas.
Cuando Casado habla de dar ¡°estabilidad¡± al Gobierno se refiere a la oferta de pactos de Estado que ha llevado a La Moncloa desde su primera visita, el verano pasado, e incluso a la posibilidad de apoyar los Presupuestos, pese a que fue precisamente el voto en contra del PP ¡ªunido al de los independentistas¡ª el que provoc¨® el adelanto electoral. Los populares sostienen que estar¨ªan dispuesto a apoyar las cuentas del Gobierno del PSOE, pero con condiciones. Por ejemplo, que baje los impuestos. La ministra de Hacienda en funciones, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, ya ha manifestado que la intenci¨®n del Ejecutivo es ¡°corregir¡± (subir) algunas figuras tributarias como sociedades, sucesiones y donaciones, en direcci¨®n contraria al programa del PP.
En la negociaci¨®n de pactos poselectorales, Casado, como S¨¢nchez, ha adoptado la actitud de Rajoy: dejar pasar, dejar hacer. El l¨ªder popular traslada la idea de partido moderado ¡°que puede pactar a izquierda y derecha¡±, en alusi¨®n a Vox y Ciudadanos. Eso les ha obligado, en palabras del vicesecretario de organizaci¨®n, Javier Maroto, a actuar como ¡°cuidadora¡± o ¡°mediadora¡± entre los de Abascal y los de Rivera que, como bromean en las filas del PP, ¡°pactan en diferido¡±.
Son esas sumas ¡ªque les han entregado, por ejemplo, el gobierno de la capital¡ª las que han dado ox¨ªgeno a Casado tras el batacazo electoral del 28 de abril, cuando el PP baj¨® de 137 a 66 diputados. Renunciando a su viejo mantra para que gobierne la lista m¨¢s votada y buscando alianzas con Vox y Ciudadanos, el PP ha salvado los muebles, pero a¨²n debe cerrar acuerdos en la Comunidad de Madrid y Murcia para poder salir airoso. Y ha sido precisamente la negociaci¨®n para hacerse con el Ayuntamiento de la capital, dejando fuera del Gobierno a Vox, lo que ha complicado esos pactos. De momento, el partido de Abascal se ha tomado la revancha al dejar en suspenso la investidura del popular Fernando L¨®pez Miras en Murcia, viejo basti¨®n de los populares.
Casado espera a la foto finish de esas negociaciones para nombrar a sus portavoces parlamentarios. Tras el fracaso electoral de abril medit¨® no nombrar a Cayetana ?lvarez de Toledo como portavoz en el Congreso, y as¨ª se lo aconsejaron los barones, que culpaban del desastre en las urnas a la derechizaci¨®n del partido y prefer¨ªan un perfil menos duro que el de la diputada por Barcelona. Pero tras las elecciones de mayo, el presidente popular se ve reforzado y quiere dar a la que llama ¡°la Messi del PP¡± un puesto de visibilidad. En la C¨¢mara baja quiere un contrapeso de In¨¦s Arrimadas, pero tambi¨¦n alguien con capacidad de negociar y llegar a acuerdos con otras formaciones.
El PP recupera viejas costumbres y espera para tomar decisiones. De c¨®mo terminen los pactos depender¨¢n tambi¨¦n otros cambios en la estructura del partido. Casado traslada a los suyos la idea de que quiere incorporar nuevos perfiles. Tambi¨¦n para minimizar da?os tras el traum¨¢tico proceso de elaboraci¨®n de listas, decididas en G¨¦nova, que molest¨® a las organizaciones provinciales. Los resultados de mayo apagaron los tambores de guerra, pero al l¨ªder del PP le preocupan a¨²n algunos territorios rebeldes, como Euskadi y Asturias.
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