La vida en una calle que se viene abajo
Una v¨ªa de la localidad alicantina de Callosa de Segura est¨¢ en riesgo de caer sobre otro grupo de viviendas cercanas
La calle San Bruno, en la ladera de la sierra del municipio de Callosa de Segura (Alicante), est¨¢ en riesgo inminente de precipitarse hacia la v¨ªa p¨²blica inmediatamente inferior. El desprendimiento de rocas, los agujeros bajo la l¨¢mina de hormig¨®n de la calzada y una vivienda llena de grietas por donde cabe una mano est¨¢ arrastrando calle y casas adyacentes. Todo el conjunto est¨¢ en peligro de derrumbarse sobre las viviendas habitadas que hay diez metros m¨¢s abajo.
Los dos hijos de Susana, de cinco y siete a?os, juegan a las puertas de su casa, en la calle San Bruno. El mayor corre en bicicleta de una punta a la otra. Al peque?o le basta un salvavidas medio desinflado para imaginar un mar que est¨¢ a media hora de distancia. Los dos tienen prohibido pisar la l¨¢mina de hormig¨®n que est¨¢ suspendida sobre el hueco de unos cinco metros de profundidad que, seg¨²n el informe entregado por los vecinos, naci¨® del desprendimiento de tierras que genera una fuga de aguas fecales desde el alcantarillado y no para de crecer. Los peque?os saben d¨®nde est¨¢ el hueco, pero nada lo se?aliza. De hecho, el Ayuntamiento lo ha tapado con un murete que, en opini¨®n del arquitecto t¨¦cnico Jos¨¦ Franco, en un informe realizado a petici¨®n de los vecinos, ¡°a?ade un peso muerto que puede precipitar la ca¨ªda¡±.
Todas las viviendas de la calle, y de buena parte de la ladera, son precarias. Tienen paredes de ladrillo con los agujeros tapados con papel de aluminio, los suelos se comban, entra agua, la instalaci¨®n el¨¦ctrica es muy deficiente. Pero tanto Susana como Julia, la vecina que vive frente al agujero excavado por el agua, coinciden: ¡°El verdadero problema es la calle¡±. ¡°Tenemos a los ni?os jugando encima de un peligro y cualquier d¨ªa va a suceder una desgracia¡±, se queja Julia. En su casa viven ocho personas repartidas entre dos habitaciones y la exigua acera de la calle est¨¢ cediendo al peso del hormig¨®n hasta dejar grietas bajo su vivienda. Todos los vecinos son de etnia gitana, menos una familia magreb¨ª. ¡°Si los ni?os que juegan fueran castellanos, el problema se habr¨ªa solucionado ya¡±, asegura Josefa, otra de las afectadas.
Los vecinos presentaron en julio de 2018 el informe del arquitecto t¨¦cnico que pone de manifiesto los da?os en muros, vallas, aceras, calzada y viviendas. El gobierno local, una alianza entre el PP y Ciudadanos, culpa al anterior ejecutivo de izquierdas, que lleg¨® a licitar un proyecto para reparar la v¨ªa basado en un estudio ¡°incompleto¡±, seg¨²n el actual concejal de Obras y Servicios, Adolfo As¨ªn. Los nuevos dirigentes municipales prometen presentar de inmediato un nuevo plan.
El informe pedido por los vecinos resalta la ¡°ruina inminente¡± de una de las viviendas, que permanece vac¨ªa. Consuelo vive justo al lado de esta casa colgante, puerta con puerta. Julia, su hija, cuenta que su madre ya no quiere dormir en su habitaci¨®n, cuya pared es medianera con la casa en ruinas. ¡°Prefiere dormir en el sof¨¢, porque tiene miedo¡±, dice Julia. Por las noches, a?ade, se oye el crujido de las grietas abri¨¦ndose y el desprendimiento de los ribazos de tierra.
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