Santiago Torres: ¡°El sistema judicial no ha dado respuesta al crimen organizado¡±
El juez que investig¨® a Gil denuncia la falta de reformas en la Justicia
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La serie El Pionero (HBO) ha recuperado la figura de Jes¨²s Gil, icono de la corrupci¨®n que supo rentabilizar deporte y televisi¨®n, como Berlusconi, aunque con un populismo de impronta castiza. Santiago Torres (57 a?os) fue el juez que cort¨® su espiral, aunque acabar¨ªa abandonando la judicatura despu¨¦s de dos infartos, seis anginas de pecho y decepciones. Torres, con quien EL PA?S mantuvo una conversaci¨®n telef¨®nica, ha vetado su aparici¨®n en la serie.
Pregunta. No pocas voces cr¨ªticas ven un blanqueo del personaje, en un relato muy marcado por los hijos que tiende a veces obscenamente a lo hagiogr¨¢fico¡
Respuesta. No he visto la serie. Pero pionero es quien emprende una actividad sin antecedentes, y yo no veo un pionero. Fue una persona que realiz¨® actos delictivos. La familia puede tener la mejor consideraci¨®n, pero no es socialmente aceptable.
P. El Pionero pone de relieve el uso populista del discurso justiciero. Mientras montaban la estructura delictiva del gilismo, su abogado, Jos¨¦ Luis Sierra, dec¨ªa: ¡°Gil hace lo que es justo, y nosotros le buscamos la percha legal¡±.
R. Ni siquiera iban por el borde de la legalidad. Se pueden contar cosas sangrantes. Era un nivel de ilegalidad muy obsceno.
P. El f¨²tbol fue su parapeto, ya en el primer indulto, y a partir del triunfo liguero y electoral del 95, hay jueces que no resisten la presi¨®n.
R. Completamente de acuerdo. El f¨²tbol es un instrumento populista de primera magnitud. Desde que en 1992 le permitieron presentarse vulnerando algunas normas. No se puede negar el trato de favor pol¨ªtico. Y tampoco el efecto de un gran sector medi¨¢tico conectado con el f¨²tbol que le proporcionaban un altavoz formidable. El f¨²tbol hizo al personaje.
P. Un factor clave del gilismo fue su relaci¨®n con la administraci¨®n de justicia. Sol¨ªa decir: ¡°los jueces no se venden; se regalan. Y otras veces se alquilan¡±. Estaban aquellos congresos judiciales en Marbella con todos los gastos pagados, a caviar.
R. Ciertamente. Y esto remite al papel de la Justicia en Espa?a. Algunos viv¨ªan muy bien sin querer ver lo que era notorio hasta la obscenidad. Otros decidimos no mirar a otro lado. La Justicia en Espa?a puede ser muy d¨®cil al poder pol¨ªtico y las influencias econ¨®micas. Y el problema es que no pasa nada.
P. El control de los juzgados de Marbella, a trav¨¦s de la familia Ram¨ªrez, fue muy escandaloso. Pilar Ram¨ªrez dictamin¨® que usted no era el juez competente al paralizar una obra emblem¨¢tica.
R. Pero no solo era Pilar Ram¨ªrez, sino todo un grupo de jueces, muchos de los cuales a¨²n permanecen. No hay m¨¢s que ver el escalaf¨®n judicial, qui¨¦n estaba entonces en Marbella y conviv¨ªa con el gilismo y qui¨¦n sigue all¨ª.
P. Para usted tuvo un coste personal alto, y para su familia. Manifestaciones contra el juez, no contra el corrupto; despu¨¦s llegaron los infartos.
R. Se paga con gusto por cumplir tu trabajo. Era eso o mirar para otro lado. Tuve que salir de all¨ª porque al final la presi¨®n era incompatible con la salud.
P. Termin¨® abandonando incluso la judicatura.
R. En alg¨²n momento asum¨ª que el sistema judicial era absolutamente ineficiente y que no val¨ªa la pena. Es una de las grandes reformas pendientes en Espa?a.
P. Entiendo que va m¨¢s all¨¢ del gilismo.
R. S¨ª, incluso m¨¢s all¨¢ de la corrupci¨®n, que no sino una de las manifestaciones pol¨ªticas y econ¨®micas de lo realmente importante: el crimen organizado. La criminalidad en Europa ya no va de robagallinas, como a finales del XIX. El crimen organizado es el gran problema al que todav¨ªa no se ha enfrentado nuestra Justicia. Tenemos un sistema judicial ineficiente salvo para robaperas, que es para lo que se dise?¨®.
P. Lo sucedido con el gilismo, ?nos ha permitido aprender algo?
R. S¨ª, precisamente que el sistema fallaba y permit¨ªa que desde las instituciones se pudieran crear redes para la producci¨®n delictiva. Nos hizo ver la necesidad de cambios en la administraci¨®n local, el urbanismo y la financiaci¨®n de los partidos¡ y en la Justicia para afrontar redes organizadas y sostenidas en el tiempo.
P. ?Se han adoptado al menos medidas b¨¢sicas para afrontarlo?
R. Ninguna. Lo digo con toda desolaci¨®n: no se ha modificado nada en nuestro sistema judicial.
P. ?Tan poco cree que se ha progresado desde entonces?
R. Nada. Muchos y buenos jueces se desazonan y pasan a convertirse en meros funcionarios que expenden papel. No es ya el gilismo, sino a mayor escala. Salvo casos puntuales, nuestro sistema judicial no ha dado una sola respuesta al crimen organizado.
P. ?Cree que alg¨²n partido o plataforma plantea medidas bien orientadas?
R. PP y PSOE no han hecho nada. No les conven¨ªa acabar con la politizaci¨®n de la justicia bajo el bipartidismo. S¨®lo Ciudadanos apunta al dictado del Consejo de Europa: separar los nombramientos judiciales de los intereses pol¨ªticos. Se necesita un cambio de leyes y estructuras, en definitiva, del sistema.
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