Juicio del crimen de la viuda del expresidente de la CAM: Los indicios frente a la falta de pruebas
La defensa del ¨²nico acusado tacha de ¡°error judicial¡± la instrucci¨®n del caso Sala en la que se basan los argumentos de la fiscal¨ªa y la acusaci¨®n particular
El juicio del asesinato de Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez, viuda del expresidente de Caja Mediterr¨¢neo (CAM) Vicente Sala, ha culminado este mi¨¦rcoles en Alicante como empez¨®. Sin variaciones, sin sorpresas de ¨²ltima hora. Con un ¨²nico acusado, el yerno de la v¨ªctima, Miguel L¨®pez. Con una fuerte disputa legal entre la relevancia de los indicios, que defienden la fiscal¨ªa y la acusaci¨®n particular, y la inexistencia de pruebas, como sostiene la defensa, que adem¨¢s ha cargado duramente contra la investigaci¨®n policial. Y con un argumento similar, no obstante, entre ambas partes. Diferenciar los hechos de las hip¨®tesis.
El jurado ya ha reunido todos los datos para comenzar a deliberar. Sus nueve integrantes han escuchado las conclusiones definitivas de las partes. En primer lugar, la del fiscal, Jos¨¦ Llor, quien ha calificado el asesinato como ¡°un crimen horrible porque fue por poder, entre gente que ten¨ªa m¨¢s dinero que la mayor¨ªa de los espa?oles¡±. Llor solicita la condena a 24 a?os para L¨®pez ¡°por indicios¡±, tal como, dice, ¡°avala el Tribunal Supremo¡±. Y tal como, contin¨²a, debe hacerse ¡°cuando no hay otra alternativa razonable¡±. El mismo razonamiento ha utilizado el fiscal para reprochar al acusado que se haya acogido al derecho de no declarar. ¡°Si no hay indicios¡±, asevera, ¡°deb¨ªa haber declarado¡±. La negativa a hablar ante el jurado, deduce Llor, ¡°es una estrategia de la defensa para no ponerlo en una situaci¨®n comprometida¡±.
El fiscal ha recordado los motivos econ¨®micos y de poder que podr¨ªan haber conducido a los hechos del 9 de diciembre de 2016, d¨ªa en que Mart¨ªnez recibi¨® dos tiros en la cabeza mientras recog¨ªa su coche del lavadero de Novocar, un concesionario propiedad de la familia Sala. Las malas relaciones familiares, la influencia del acusado sobre las hermanas Sala, enfrentadas a su madre y a su hermano, Vicente Jes¨²s, por el dominio del grupo legado por el padre. El manejo de armas de fuego que tiene el ¨²nico acusado. Y, sobre todo, ¡°los indicios m¨¢s fuertes¡±, los referidos ¡°a la preparaci¨®n de la escena del crimen¡±.
Sostiene el fiscal que L¨®pez alej¨® a sus empleados del lavadero, entreg¨® el coche a su suegra personalmente, algo que nunca hac¨ªa, seg¨²n los testigos, y tuvo el m¨®vil inactivo ¡°durante el tiempo en que se produjeron los hechos¡±. ¡°Los diferentes movimientos¡± del acusado indican, asegura Llor, ¡°que se estaba buscando una oportunidad¡± para cometer el asesinato. La acusaci¨®n es tajante, ¡°los disparos se produjeron cuando Miguel [L¨®pez] estaba en Novocar¡±. De ah¨ª que se le juzgue como autor material de los disparos.
Desecha as¨ª Llor otras hip¨®tesis apuntadas por la defensa, como un posible robo o la intervenci¨®n de un sicario por conflictos de la empresa principal del grupo, Samar Internacional, en sus sedes latinoamericanas. Y lo mismo hace Francisco Ruiz Marco, letrado de la acusaci¨®n particular, que defiende los intereses de Vicente Jes¨²s Sala. En su opini¨®n, en este caso hay ¡°dos certezas¡±. La primera, que ¡°el acusado era la ¨²nica persona del mundo que sab¨ªa¡± que ese d¨ªa, a la hora del tiroteo, ¡°Mari Carmen [Mart¨ªnez] se iba a quedar sola en el lavadero, de espaldas al concesionario, a oscuras¡±. ¡°No hay sicario ni ladr¨®n que pudiera saberlo¡±, ha a?adido. La segunda, que ¡°la ¨²ltima persona real e identificada a la que se vio junto a la v¨ªctima cuando a¨²n viv¨ªa fue el acusado¡±.
Apuntala Ruiz Marco su teor¨ªa en la coartada, ¡°el eje que gu¨ªa toda actuaci¨®n criminal¡±. ¡°Novocar es el ¨²nico sitio en el que el acusado tendr¨ªa coartada, ya que era su lugar de trabajo¡±, ha subrayado. ¡°En cualquier otra parte, la polic¨ªa le habr¨ªa preguntado que d¨®nde estaba¡± y no tendr¨ªa respuesta. El letrado de la acusaci¨®n particular ha reconocido, como el fiscal, la falta de pruebas que apunten directamente hacia L¨®pez, especialmente, la ausencia del arma utilizada en el crimen. Pero se ha escudado en la labor del juez instructor de la investigaci¨®n. ¡°Si el juez hubiera hallado una prueba irrefutable de la inocencia de Miguel L¨®pez, no estar¨ªamos aqu¨ª¡±, ha espetado.
La ¨²ltima intervenci¨®n ha sido la del abogado de la defensa, Javier S¨¢nchez-Vera. El acusado tambi¨¦n ha declinado ejercer su derecho a la ¨²ltima palabra, pero su letrado ha puesto en solfa toda la instrucci¨®n del caso. Uno por uno, ha ido rebatiendo todos los indicios en los que se basan las acusaciones, de los que ha dicho que son ¡°cuatro cosas¡±, que ¡°ni siquiera se pueden llamar indicios¡± y basados, en gran parte en ¡°medias verdades¡±. ¡°Cuando equivocas la investigaci¨®n desde el inicio, no puede salir nada bien¡±, ha manifestado.
Los testimonios presentados en contra de su defendido demuestran, seg¨²n el abogado defensor, que se hicieron las pesquisas ¡°como se investigaba en el siglo XIX¡±, que el instructor ¡°no parece que tenga fina intuici¨®n¡± y que en la actualidad hay que centrarse ¡°en la prueba cient¨ªfica¡±. Ha recurrido a las sentencias de algunos de los juicios penales m¨¢s c¨¦lebres del pa¨ªs, como los de Laura Luelmo, el ni?o Gabriel, el crimen del Solitario, el de Le¨®n o el de Fago. Que al final, han desembocado en el caso de Roc¨ªo Wanninkhof, que guarda muchas similitudes con el de los Sala. ¡°Fue una prueba cient¨ªfica, no estas birrias¡±, en referencia a los indicios que incriminaron inicialmente a una inocente, ¡°las que condujeron a la detenci¨®n del verdadero autor¡±, ha recordado S¨¢nchez-Vera. ¡°Cuando se sustituye la prueba cient¨ªfica por especulaciones, por tesis m¨¢s o menos noveladas de la Polic¨ªa, es cuando se cometen errores judiciales¡±, ha sentenciado.
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