Lentejas con 10 se?oras del PP: ¡°No me lo puedo creer, ?que me estoy haciendo de Vox!¡±
Seis meses despu¨¦s, en un barrio rico de Madrid, el hartazgo electoral hace mella y Santiago Abascal gana credibilidad entre un grupo de mujeres fieles al Partido Popular
Las lentejas saben a d¨¦j¨¤ vu. Hace seis meses Patricia Larrinaga invitaba?a fabada preelectoral a seis amigas y un cura en su casa de El Viso, un barrio privilegiado de Madrid. Hoy hay lentejas y las comensales son 10 (algunas repiten); amigas de hace a?os, conocidas de la parroquia, dos hermanas, una prima... El cura, habitual en estas reuniones semanales, no ha venido. Bendice la mesa el t¨ªo Alejandro, que ya cumple 99. Sus sobrinas no le dejan extenderse: ¡°Am¨¦n, am¨¦n, t¨ªo, ?qu¨¦ se enfr¨ªan las lentejas!¡±.
La escena parece algo m¨¢s desva¨ªda que el recuerdo. En la charla que sigue hay m¨¢s hartazgo, menos desparpajo. Cierta melancol¨ªa. Como Espa?a, las se?oras est¨¢n cansadas del bucle. Para no estarlo.
En el en¨¦simo debate sobre el en¨¦simo debate, gana Santiago Abascal. Hace seis meses algunas se tomaban con cierta sorna sus ocurrencias de llevar pistola. Le ve¨ªan envarado, con pinta incluso, dijo una, de ¡°pastor de ovejas¡±. Pero ahora, el l¨ªder de Vox es todo ¡°firmeza¡±, ¡°claridad¡±, ¡°determinaci¨®n¡±. ¡°Yo voy a seguir sin votarle, me parece un poco radical¡±, dice la anfitriona, ¡°pero en el debate, oy¨¦ndole hablar tan sereno pens¨¦¡ ¡®No me lo puedo creer, ?que me estoy haciendo de Vox!¡±. Su hermana corrobora entre risas: ¡°?Si hasta me mandaba fotos de la tele por WhatsApp cuando sal¨ªa!¡±.
¡°Santi¡± les gust¨®, lo m¨¢s cr¨ªtico que le sacan es que se pas¨® con lo de quitar las autonom¨ªas (varias: ¡°poco factible¡±, alguna: ¡°demag¨®gico¡±). ?Fue xen¨®foba su insinuaci¨®n de que los inmigrantes vienen a delinquir? ¡°No dijo eso¡±, ¡°interpretaciones de periodistas¡±, ¡°es de sentido com¨²n que hay que controlar las entradas, lo dem¨¢s es buenismo¡±¡ le defienden. Solo a Marta Belzuz, la m¨¢s joven, con 57, le chirri¨® ¡°que tuviera un tono tan tranquilo para lanzar un mensaje tan duro¡±.
?La exhumaci¨®n de Franco? ¡°Demasiada tele, mucho show¡±, afirman las mujeres
En ning¨²n caso le ven como un ultra. ¡°Se habla mucho de extrema derecha, pero poco de la extrema izquierda que representa Podemos: ?Es discriminaci¨®n del lenguaje!¡±. La prima Margarita conoci¨® un d¨ªa a Abascal: ¡°?Ultra? Para nada. Me pareci¨® comedido, casi naif¡ No dir¨ªa angelical, pero desde luego no es de ultraderecha, quiz¨¢s algunos de sus seguidores¡¡±.
El l¨ªder de Vox ha seducido en estos seis meses. Carmilla Quir¨®s se confiesa ¡°con el coraz¨®n partido¡±. Al otro lado de la mesa, Conchita asiente, ¡°te entiendo, pero no hay que votar con el coraz¨®n, sino con la cabeza. Y lo que suma es el PP¡±.
Estamos en un feudo del Partido Popular. Aunque ya no tanto: en las generales de 2016 el 81% de esta secci¨®n censal se volc¨® con los populares. En las del pasado abril, el voto azul cay¨® 32 puntos (hasta el 49%), principalmente por la irrupci¨®n de Vox que se llev¨® un 27% de los votos. Pero, pese a los corazones partidos y digan lo que digan las encuestas, en esta mesa ni fuga de votos, ni sombra de abstenci¨®n: ¡°Nosotras, fieles al PP, como siempre¡±.
Su l¨ªder, sin embargo, levanta las pasiones que despertar¨ªa un buen yerno: ¡°Coherente, s¨®lido, confiable¡±. Lo m¨¢s sexi sobre Casado, es que est¨¢ mejor con barba. Rivera queda para la an¨¦cdota; lo ven ¡°descolocado¡±, ¡°nervioso¡±. Lo del adoqu¨ªn les pareci¨® acertado, pero largo. ¡°Yo pens¨¦ que se lo tiraba a alguien¡±, dice con gracia Mari Pepa, exiliada cubana de 87 a?os a quien Pablo Iglesias (en la mesa, ¡°El coletas¡±) le ¡°recuerda horrores¡± a un joven Fidel Castro: ¡°Mucha labia y los mismos aires de salvador¡±. Las hermanas Larrinaga son tambi¨¦n hijas de exiliados. Elena, fundadora del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, cree que la visita de los Reyes por el 500? aniversario de La Habana, al d¨ªa siguiente de la votaci¨®n, ¡°lanzar¨¢ un mensaje de validaci¨®n de la dictadura¡±. ¡°?Qu¨¦ necesidad de poner al Rey en esa situaci¨®n y hacer ese desaire al pueblo cubano?¡±.
¡°Entre S¨¢nchez y unas quintas elecciones, las que hagan falta¡±, dice una de las reunidas
La culpa, como casi todo para la concurrencia, es de Pedro S¨¢nchez. El ¡°c¨ªnico¡±, el ¡°chisgarab¨ªs¡±, el ¡°narcisista¡±. A S¨¢nchez, ni agua. ?Preferir¨ªan que consiguiera gobernar o ir a unas quintas elecciones? Revuelo al mentar la bicha¡ ¡°?Otras no!¡±, ¡°?Un pacto constitucional, por Dios!¡±. ¡°Pues yo, entre S¨¢nchez y unas quintas, las que hagan falta¡±, sentencia Conchita. Carmilla analiza sin mucha esperanza: ¡°Lo que se vio claro en el debate es que ninguno quiere limar asperezas¡±. Mal presagio para una futura formaci¨®n de Gobierno. El t¨ªo Alejandro pide la palabra por primera vez tras bendecir la mesa. ¡°Si no se pueden entender entre ellos, ?c¨®mo van a entender a millones de espa?oles?", dice. "En vez de tanto aborto¡ Esos ni?os que matan podr¨ªan haber sido unos pol¨ªticos que no sean estos¡±.
Como tema, el aborto no prende. La exhumaci¨®n de Franco tampoco da mucho de s¨ª. Ninguna est¨¢ indignada, les fastidia m¨¢s lo que consideran una utilizaci¨®n electoralista por parte del PSOE del hecho, que el hecho en s¨ª. ¡°Demasiada tele, demasiado show¡±.
De todo les parece que ¡°hace un espect¨¢culo Pedrito¡±. ¡°Como lo de acoger al Open Arms o traerse la Cumbre del Clima¡±. Ojo, la defensa del planeta es importante, asienten estas mujeres que reciclan, usan bolsas de tela, incluso una va en patinete. Greta Thunberg, eso s¨ª, les da pena, tan enfadada y ¡°explotada por sus padres¡±. Para ni?as ideales, la princesa Leonor, que ¡°habla catal¨¢n, gallego y ¨¢rabe¡±.
Por no hablar de Catalu?a, hablamos del S¨ªnodo de la Amazonia y la posibilidad de que los curas se casen o haya sacerdotes mujeres. ¡°El celibato se invent¨® en Concilio de Letr¨¢n en el siglo XII producto de una doble preocupaci¨®n moral y cremat¨ªstica¡±, dice Elena. "Vamos, que los tiempos cambian¡±. ¡°Igual os parece extraterrestre, pero el sacerdocio requiere una entrega total, antes que padre, marido¡ uno es cura¡±, rebate Carmilla. En abstracto, al sacerdocio femenino no le ponen muchas pegas. Todas piensan que las mujeres ¡°deber¨ªan pintar m¨¢s en la Iglesia¡±.
Catalu?a llega, inevitable como los postres. Parece la raz¨®n de esa cierta melancol¨ªa. ¡°Tanto odio¡±, repite Patricia, ¡°tanto odio¡±. Le gust¨® que Cayetana ?lvarez de Toledo pidiese perd¨®n en nombre del PP (que luego le afe¨® el gesto): ¡°Algo han tenido que hacer muy mal los partidos democr¨¢ticos para que la gente apoye a partidos antidemocr¨¢ticos que solo buscan la divisi¨®n y el odio. Esto no es bueno para nadie. La gente solo quiere vivir en paz¡±. No entienden los disturbios por la sentencia del proc¨¦s. ¡°Si infringes la ley, apechuga¡±, dice una. ¡°?Entras en Madrid Central?, pues multa¡±, a?ade otra como ejemplo (por cierto, todas a favor de Madrid Central). El vandalismo ¡°no tiene cabida en un Estado democr¨¢tico¡±, ¡°hay que cumplir el pacto social¡±, dicen. Las medidas policiales fueron¡ ¡°Insuficientes. La polic¨ªa se la jug¨®, pero los pol¨ªticos no les apoyaron, una semana tardaron en dejarles sacar la tanqueta¡±. Elena apunta a que ¡°los desbaratados que quemaron contenedores¡± no eran tanto nacionalistas como un ¡°movimiento orquestado internacionalmente¡±. ¡°No son espont¨¢neos, sino profesionales pagados para desestabilizar Europa¡±. ?Por qui¨¦n? NS/NC.
De traca final, helado, flan, tarta de queso, bu?uelos, tejas¡ y la ¨²ltima de Amen¨¢bar. ¡°Pelicul¨®n¡±, las que la han visto. ?Seguro?, desconf¨ªan las que no. ¡°Bien documentada, sin ?o?er¨ªas, ni estridencias¡±, dice Elena. El ¨²nico pero: ¡°Mill¨¢n Astray queda como un arrebatado; y no lo era, tradujo el c¨®digo samur¨¢i, su concepto de la muerte era semejante al de los m¨¢rtires cristianos¡ El himno de la Legi¨®n no es una oda a la muerte, sino al sentido de la vida¡±. El t¨ªo Alejandro, que naci¨® en 1920, cuando tambi¨¦n se celebraban las cuartas elecciones en cuatro a?os, vuelve a pedir educadamente la palabra: ¡°La muerte no existe¡±. Y sus palabras flotan lac¨®nicas mientras los postres son retirados.
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