Fabada con seis se?oras bien: ¡°Tenemos el WhatsApp enloquecido con Vox¡±
Comemos en un barrio rico de Madrid con un grupo de amigas del PP de toda la vida. Tambi¨¦n hab¨ªa un cura
Los hombres de trajes caros caminan con prop¨®sito, aunque sea en c¨ªrculos, por el barrio de Salamanca. Estamos en?el c¨®digo postal m¨¢s rico de Madrid capital y el cuarto de Espa?a. Apoyados en los chaflanes, escoba en mano, los porteros miran la gente pasar: extranjeras con carritos de beb¨¦ o ancianos del brazo, turistas con elegantes bolsas de cartulina y asa de tela. Los que bajan del despacho a por caf¨¦ y los chavales con el flequillo vuelto hacia arriba. Y luego est¨¢n las se?oras, muchas se?oras. En Espa?a hay un 11% de hombres mayores de 60, un 14% de mujeres; en este barrio, solo ellas crecen, hasta el 19%. Y entre semana, a media ma?ana, dominan las calles, las tiendas y las iglesias donde por primera vez flota una duda.
"M¨¢s de una no sabemos a qui¨¦n votar, la corrupci¨®n ha dado que pensar..." Concha Castillo, 59 a?os
A la salida de la bas¨ªlica de la Concepci¨®n de Nuestra Se?ora, ¡ªdonde 75 personas atienden una de las ocho misas diarias (nueve los domingos)¡ª, Concha Almela, envidiables 83 a?os, confiesa su indecisi¨®n.?¡°Estoy pensando en dividir mi voto, que siempre ha sido al PP... En mi ambiente suena mucho Vox, dicen lo que queremos o¨ªr¡±,?admite en pleno feudo del Partido Popular,?que en este barrio obtuvo un 56,9% en las generales de 2016 (frente al 40,2% de Madrid).? ¡°?Habr¨¢ sorpresa como en Andaluc¨ªa? Yo me paso el d¨ªa viendo las noticias¡±, cuenta Concha Castillo, 59, que pasea un perrito en el exclusivo callej¨®n de Jorge Juan. ¡°M¨¢s de una amiga no sabemos a qui¨¦n votar, la corrupci¨®n ha dado que pensar...¡±.?
En Narv¨¢ez toman un taxi Cristina S¨¢ez, 58, y su madre Mar¨ªa, 83. Pelo perfecto, divinas, arrastran un carrito desvencijado con dos ollas de fabada en t¨¢peres que han tenido toda la ma?ana ¡°chup chup¡±. Van al colindante barrio de El Viso, en Chamart¨ªn, que est¨¢ al lado no solo geogr¨¢ficamente: cuarto por renta de Madrid, noveno de Espa?a, voto al PP en 2016, 57%, en la calle de nuestro destino, 81%. Desde hace a?os, los lunes hay comida en casa de Patricia Larrinaga y tenemos una silla privilegiada en un sal¨®n de la burgues¨ªa madrile?a.
Los invitados var¨ªan, hoy son seis amigas, de entre 57 y 87 a?os, y un cura, p¨¢rroco en la calle Serrano. El grupo no es un clich¨¦, unas no han trabajado nunca, otras tienen tres d¨¦cadas cotizadas; hay viudas, casadas y divorciadas, con m¨¢s y menos dinero, discretas y desenfadadas, pero convienen en que esta es una mesa de se?oras bien de toda la vida.
Ellas seguir¨¢n fieles al PP, pero sus grupos de WhatsApp est¨¢n ¡°enloquecidos¡± con Vox. ¡°No son extrema derecha como lo es la extrema izquierda, pero dicen algunas cosas absurdas¡±, opina Rosa Prado, 61. A Mari Pepa, 87, no le convence que Abascal, que tuvo hijos sin pasar por vicar¨ªa, ¡°vaya dando lecciones de unos principios morales que no cumple¡±.
En el programa de Bert¨ªn, coinciden, gan¨® Bert¨ªn. Casado estuvo genial, Rivera, listo y guapo. Abascal, ¡°m¨¢s tieso¡±, aunque a alguna le cay¨® bien. ¡°Por favor, ?si parec¨ªa un pastor de ovejas!¡±, exclama la anfitriona ante la carcajada general y con ello invita a pasar al comedor donde ya est¨¢n siendo servidas las fabulosas fabes.
Durante m¨¢s de tres horas las comensales recorrer¨¢n sin tapujos las preocupaciones de una derecha ¡°intranquila y deprimid¨ªsima¡± con una Espa?a que est¨¢ ¡°peor que nunca¡± porque ha perdido ¡°los valores y la educaci¨®n¡±. De primero, ¡°el bolsillito¡±. Los impuestos hay que bajarlos, ¡°se paga horrorres¡±; el de sucesiones a cero, ¡°porque el muerto ya ha pagado¡±. ?Renta b¨¢sica universal? No hay dinero y ¡°aunque beneficiar¨ªa a algunos, se presta a vagos¡±. La crisis no la notaron (¡°en esta mesa nadie va a vivir solo de la pensi¨®n¡±), pero les rompe el coraz¨®n que sus hijos se tengan que ir fuera para ¡°alcanzar el nivel de vida que se supone iban a tener en Espa?a¡± tras invertir en tanto m¨¢ster y triling¨¹ismo. Una no ha tenido, entre las otras cinco suman 19 hijos, 23 nietos y 16 bisnietos. Ninguno en edad laboral est¨¢ en paro.
Preocupadas por el independentismo, colgaron banderas. ¡°Antes era un planazo que te destinasen de m¨¦dico a Mallorca, pero ahora con lo del idioma, hemos dado un paso atr¨¢s¡±, defiende una, con lo que la conversaci¨®n deriva a que con Franco tampoco se estaba tan mal, y de ah¨ª a la memoria hist¨®rica, ¡°cosa de cuatro chiquilicuatres¡± seg¨²n Conchita, 58. ¡°Pero el Papa ha dicho que c¨®mo no vamos a ver d¨®nde est¨¢n los muertos, eso s¨ª, todos, tambi¨¦n los curas y las monjas¡±, le contesta Patricia, que admite que est¨¢ ¡°aprendiendo a entender a Francisco¡±. Encantarle, el Papa solo le encanta al cura. Las mujeres le vieron en Salvados ¡°un poco populista¡±.
Del Papa, al aborto (todas en contra) y la eutanasia, que es el tema que m¨¢s divide a la mesa. Tres, a favor en casos extremos; otras dos, lo ven complejo para opinar sin conocimiento y solo una lo zanja con un ¡°Dios da la vida y la vida quita¡±. Todas de acuerdo en ampliar los paliativos y las ayudas a quienes cuidan.
"?Vientres de alquiler? Concho, ni que fu¨¦semos maquinitas de hacer ni?os a las que echar monedas" Mari Pepa, 87 a?os
La ampliaci¨®n de la baja paternal les parece sin embargo ¡°un poco chorra¡±: ¡°?Pero si la van a usar para irse a jugar al p¨¢del!¡±. ?Ellas tuvieron ayuda? ¡°De la chica¡±, ¡°de mi suegra¡±, contestan sin pensar siquiera en los maridos (aunque Mar¨ªa defiende al suyo, que siempre volv¨ªa para el ba?o). ?Y c¨®mo hacen sus hijas y nueras? ¡°Tambi¨¦n con chica¡ pero externa¡±. Imposible no preguntar por feminismo. ¡°Se han pasado de frenada¡±, opinan ya en los postres. Con el vino, crece la incorrecci¨®n pol¨ªtica. ¡°Ll¨¢mame diplodocus, ?pero a m¨ª una t¨ªa futbolista me pone de los nervios! ??Militar?! ??Bombero?!¡±, dice Conchita, a lo que al resto, tronchadas, le dicen que un poco diplodocus s¨ª que es.
¡°?El #Metoo? Un co?azo¡ A m¨ª nadie me acos¨® nunca y era mon¨ªsima¡±, provoca Cristina. Se dicen ¡°femeninas¡±, nada discriminadas. Apret¨¢ndoles, admiten cierto machismo social, carreras sacrificadas por la familia, falta de reconocimiento del trabajo que supone llevar una casa, desplantes varios: ¡°Menuda tuve con mis hermanos¡ pues no hacen un grupo de WhatsApp para jugar al golf y no me meten, ?pero si tengo h¨¢ndicap 16 y ellos no pasan del 32!¡±, se queja la anfitriona. Coinciden con las feministas, eso s¨ª, en que los vientres de alquiler son una ¡°mercantilizaci¨®n de la maternidad¡±. ¡°Concho, ni que fu¨¦semos maquinitas de hacer ni?os a las que echar monedas¡±, chasquea Mari Pepa.
A la manifestaci¨®n del 8-M no fue ninguna. ?Alguna hija, sobrina, nieta que fuese? ¡°Uy, no, no, ninguna, nadie¡±, afirman. Pasa por all¨ª la hija veintea?era de la anfitriona. ?T¨² fuiste? ¡°Pues claro¡±, contesta arqueando las cejas. Carcajada general, su madre, muerta de risa, la abraza y besa, ¡°?y qu¨¦ disgusto me diste, hija, qu¨¦ disgusto!¡±.
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