Guerra abierta entre PP y Vox: de candidatos a ministros a ¡°patriotas de pacotilla¡±
La Mesa del Congreso desata una guerra entre el PP y Vox y pone en riesgo los acuerdos presupuestarios en gobiernos auton¨®micos y municipales
¡°Yo he defendido mucho m¨¢s a Vox que ellos a m¨ª¡±, declar¨® este martes con amargura Pablo Casado. Lo dec¨ªa cargado de raz¨®n porque el partido de extrema derecha, que surge como una escisi¨®n cr¨ªtica del PP ¡ªdonde hab¨ªa militado su l¨ªder, Santiago Abascal y buena parte de sus candidatos¡ª, atac¨® a la matriz desde el principio, mientras el presidente popular adopt¨® un papel de hermano mayor, normalizando su presencia en las instituciones y defendi¨¦ndoles de los ataques de la izquierda hasta asegurar, por ejemplo, que ¡°el partido peligroso y m¨¢s radical de la historia de la democracia espa?ola¡± era Podemos, y no Vox.
La relaci¨®n empez¨® a cambiar para el PP la pasada campa?a, cuando detect¨® que Vox recortaba distancias, y este martes estall¨® en una guerra de tuits y declaraciones por la composici¨®n de la Mesa del Congreso. Los populares temen ahora que el partido de Abascal traslade el campo de batalla a las plazas donde el apoyo de Vox fue imprescindible para que ellos conservasen o se hiciesen con el poder y que el hermano menor eleve el coste de sus votos para sacar adelante los presupuestos auton¨®micos y municipales.
La Mesa del Congreso es el ¨®rgano que decide la actividad de la C¨¢mara y sus integrantes reciben cuantiosos complementos econ¨®micos (3.106 euros los vicepresidentes; 2.589 los secretarios). El PP ofreci¨® apoyar a Vox a cambio de que estos cedieran uno de los dos puestos que reclamaban a Ciudadanos, pero el partido de Abascal se neg¨® y el PP decidi¨® votarse a s¨ª mismo para elegir las vicepresidencias y prestar votos a Ciudadanos para las secretar¨ªas. Vox defini¨® esa maniobra como un ¡°cord¨®n sanitario¡± contra ellos y acus¨® al PP de permitir que ¡°el comunismo¡± sumara un puesto m¨¢s. Los populares les lanzaron el mismo reproche: el de haber tendido un cord¨®n sanitario, en este caso, contra Cs, y haber favorecido a Podemos, que gan¨® un sitio en el ¨®rgano de gobierno de la C¨¢mara. ¡°No se puede dar carn¨¦s de espa?olidad o patriotismo cuando prefieres que Podemos tenga un puesto en la Mesa a que lo tenga un partido como Ciudadanos¡±, les afe¨® Casado cuando eligi¨® comparecer personalmente en el Congreso tras la sesi¨®n constitutiva de las Cortes para calificar lo sucedido de ¡°lamentable¡±.
Diputados de ambos partidos salieron en tromba a atacarse mutuamente en redes sociales: ¡°patriotas de pacotilla¡±, declar¨® el popular ?scar Gamazo con una foto de Abascal. ¡°Menos testosterona y m¨¢s neuronas¡±, escribi¨® Jaime de Olano, diputado por Lugo y vicesecretario de participaci¨®n del PP. ¡°El PP ha preferido darle in¨²tilmente sus votos a Cs, en vez de al candidato de Vox¡±, replic¨® Abascal. ¡°Es el ¨²nico responsable de que el comunismo y el separatismo tengan un sitio m¨¢s en la Mesa. Tomamos nota¡±, advirti¨®. ¡°El PP, que un d¨ªa signific¨® algo en este pa¨ªs, por un capricho infantil ha permitido que el comunismo se adue?e de un sitio m¨¢s en el Congreso¡±, a?adi¨® posteriormente su portavoz, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros. ¡°A partir de hoy, nuestros equipos auton¨®micos y municipales ser¨¢n m¨¢s exigentes a la hora de llegar a acuerdos con el PP¡±, a?adi¨®.
La votaci¨®n de la Mesa abre una grieta en el bloque de Col¨®n, manifestaci¨®n que Casado hab¨ªa recordado precisamente el d¨ªa anterior como ejemplo de uni¨®n frente a Pedro S¨¢nchez.
Ciudadanos se neg¨® durante un tiempo a sentarse con Vox, pero acept¨® sus votos para los gobiernos aut¨®nomos de Andaluc¨ªa, Madrid y Murcia, adem¨¢s del Ayuntamiento de la capital, y particip¨® con incomodidad y divisi¨®n interna en la protesta de Col¨®n. Pero el PP nunca tuvo ese problema y durante meses Casado presumi¨® de su buena relaci¨®n con Abascal e incluso cerr¨® la campa?a electoral de abril ofreci¨¦ndoles ministerios si sumaban para gobernar: ¡°?Para qu¨¦ andar pis¨¢ndonos la manguera entre nosotros?¡±, pregunt¨®.
En esa campa?a, en contra de la opini¨®n de un importante sector del partido, Casado hab¨ªa endurecido su tono para tratar de frenar la fuga de votos a Vox acerc¨¢ndose a su discurso. La estrategia fracas¨® estrepitosamente en las urnas, los barones se lo recriminaron y el presidente del PP cambi¨® entonces su actitud hacia el partido de Abascal. Lo defini¨® por primera vez como ¡°ultraderecha¡± y atac¨® a su l¨ªder por haber estado ¡°cobrando de chiringuitos y mamandurrias¡± ¡ªen alusi¨®n a dos fundaciones de la Comunidad de Madrid, presidida entonces por la popular Esperanza Aguirre¡ª. Pero las elecciones auton¨®micas y municipales de mayo obligaron a la reconciliaci¨®n. Fue el apoyo de Vox el que permiti¨® al PP conservar poder y recuperar la capital, y a Casado, ganar ox¨ªgeno en un momento en el que su liderazgo estaba muy cuestionado internamente.
Las elecciones de noviembre volvieron a distanciarles. Casado critic¨® ¡°el populismo de derechas¡± y el d¨ªa de las v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero, el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida, ech¨® un rapapolvo en p¨²blico a Javier Ortega Smith por ¡°reventar minutos de silencio¡± e impedir una declaraci¨®n institucional de condena a los asesinatos machistas. La gravedad de la tormenta en su relaci¨®n es proporcional a todo lo que comparten. El puesto de Vox en la Mesa lo ocupa Ignacio Gil L¨¢zaro, hist¨®rico miembro del PP desde los tiempos de Alianza Popular.
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