Los inmigrantes abrigan a los sin techo en Jerez
J¨®venes africanos salen a la calle una noche a la semana para repartir ropa y mantas entre personas que no tienen un hogar
Ilyas El Masdouri sabe lo que es sentir fr¨ªo. El que sufri¨® cuando era un menor marroqu¨ª que, en el puerto de Ceuta, intentaba llegar a la Pen¨ªnsula oculto en los bajos de un cami¨®n cuyas ruedas ¡°pod¨ªan aplastarte la cabeza¡±. El que le cal¨® hasta los huesos cuando dorm¨ªa asustado entre cartones en las calles de Barcelona. El mismo que, en una h¨²meda noche de diciembre, no da descanso a quienes intentan dormir recostados en un portal o un cajero de Jerez de la Frontera (C¨¢diz). ¡°Yo estaba as¨ª, en el suelo, y ahora soy yo el que ayuda¡±, dice el joven, de 19 a?os, mientras tira de un carro repleto de mantas y abrigos listos para ser repartidos.
Apenas hace unos d¨ªas que El Masdouri est¨¢ acogido temporalmente en casa de una mujer jerezana, pero el tetuan¨ª ya es uno de los inmigrantes que, desde el pasado mes de noviembre, decidieron lanzarse a la calle a repartir ayuda a personas sin hogar que tienen a¨²n menos recursos que ellos. Todos forman parte de la Red de Apoyo a Inmigrantes de Jerez Dimbali, un colectivo de unas 30 personas, entre espa?oles y extranjeros, que empez¨® a actuar en el verano de 2018 ante el colapso migratorio que viv¨ªa la provincia. En este periodo, a la entidad incluso le ha dado tiempo a crear un equipo de f¨²tbol sala, integrado por j¨®venes de origen africano.
Abdullah Abass es otro de esos chicos que aprovecha las noches tras los entrenamientos de f¨²tbol para ir a repartir mantas a personas sin techo. Ahora es un joven curioso y sonriente de apenas 18 a?os, pero hace justo un a?o era uno de los menores somal¨ªes rescatados por el Open Arms en aguas cercanas a Libia y que acab¨® desembarcando un 28 de diciembre en el puerto de San Roque. A su lado, Bubaca Biaro ¡ªun guineano de 29 a?os vestido de elegante americana que, si le jalean, canturrea por Camar¨®n¡ª resume qu¨¦ les hace empujar ese carro por las calles de Jerez: ¡°Necesitamos ayuda, pero tambi¨¦n nos gusta ayudar. Tengo salud y no tengo m¨¢s, pero no me gusta ver a la gente en la calle¡±.
Es justo la filosof¨ªa que el activista Iv¨¢n Caro ha querido imprimir a Dimbali desde su fundaci¨®n y lo que ahora les mueve a salir por las noches en su iniciativa, denominada ¡°El fr¨ªo duele, la indiferencia mata¡±. ¡°Esto es un apoyo mutuo. Un d¨ªa estoy mal yo, otro t¨² necesitas ayuda¡±, explica el tambi¨¦n coordinador deportivo del equipo de f¨²tbol. Y as¨ª es como, aproximadamente una vez por semana, salen, pasadas las nueve de la noche, desde la sede del sindicato CNT en la plaza del Arenal para repartir ropa de abrigo hasta el filo de la madrugada.
Cuando Juan Carlos, un jerezano de 48 a?os, se encuentra a los chicos tirando de su carro azul en una fr¨ªa noche de mi¨¦rcoles de diciembre solo acierta a se?alarles el ¡°hambre¡± que arrastra. Pide un abrigo, un jersey de lana y calcetines. ¡°Llevo tres meses viviendo en la calle. Voy por ah¨ª busc¨¢ndome la vida como puedo¡±, reconoce antes de seguir su camino con varios electrodom¨¦sticos viejos a cuestas. Tras ¨¦l se adivina a un se?or mayor que, recostado en los bajos de un edificio, apenas puede articular una frase, y al que arropan con mantas. M¨¢s all¨¢ un alem¨¢n, al que ya conocen de veces anteriores que duerme en la puerta de un cajero.
¡°Es curioso cuando te dicen: ¡®Mira, el negro viene a ayudarnos¡±, tercia Biaro sin rodeos. Tanto ¨¦l como Abass tienen ahora un piso compartido en el que vivir, mientras se resuelve su solicitud de asilo. Lo mismo ocurre con Mohamed Samba, un joven de 22 a?os que intenta labrarse un futuro en Espa?a como sastre, su profesi¨®n en Guinea. Todos arrastran un pasado dif¨ªcil incluso de resumir. Biaro recuerda c¨®mo perdi¨® a un amigo y estuvo ¡°dos d¨ªas a la deriva¡± en el Estrecho, hasta que la Guardia Civil lo rescat¨®. Abass no es capaz de olvidar el a?o que pas¨® en Libia secuestrado en una habitaci¨®n de la que solo sal¨ªa cuando le hac¨ªan llamar a su madre para pedir un rescate que le permitiese acabar en una embarcaci¨®n en el Mediterr¨¢neo central.
Despertarse con miedo
Entre manta y manta, Ilyas El Masdouri es capaz de explicar c¨®mo colarse en los bajos de un cami¨®n ¡ª ¡°hay que moverse r¨¢pido y buscar el hueco¡±¡ª y, tambi¨¦n, c¨®mo dormir al fr¨ªo raso. ¡°Buscas un cart¨®n y un sitio para dormir, pero yo cuando alguien se me acercaba me despertaba con miedo por si me hac¨ªan algo¡±, recuerda el joven, cuyo ¨²nico recurso es el hueco que Dimbali le ha conseguido en el piso de una mujer voluntaria. El Masdouri ten¨ªa un hermano mayor que muri¨® ahogado en el Estrecho y, pese a que para ¨¦l la aventura europea no est¨¢ siendo tampoco nada f¨¢cil, reconoce que, de los cuatro hermanos peque?os que tiene, a dos ¡°no hay quien les quite de la cabeza venir a Espa?a¡±.
Abass ni siquiera pretend¨ªa acabar su periplo en el sur de Espa?a. Pero, tras pasar por el centro de menores de Algeciras y por un recurso asistencial en Sevilla, est¨¢ ahora feliz en Jerez. ¡°Lo ¨²nico que quiero es poder trabajar en lo que sea para ayudar a mi familia¡±, tercia poco antes de continuar con su recorrido. Estas ser¨¢n sus primeras Navidades en Europa y el joven mira a esa sobredosis de alumbrado extraordinario con curiosidad. De pronto, se topa con un portal de Bel¨¦n de tama?o real ¡ªReyes y pastores incluidos¡ª al aire libre. Abdullah levanta la vista y solo acierta a preguntar: ¡°?Y esa familia con esas personas alrededor qui¨¦nes son?¡±.
Una red de ayuda m¨¢s all¨¢ de lo p¨²blico
La Red de Apoyo a Inmigrantes de Jerez Dimbali surgi¨® en el verano de 2018 para dar respuesta a la crisis que se produjo entonces ante la saturaci¨®n de servicios p¨²blicos de atenci¨®n a inmigrantes. Ahora ha sumado otros fines sociales, como ayudar a los sin techo de una ciudad de 220.000 habitantes que cuenta con un ¨²nico albergue municipal de 47 plazas. En los ¨²ltimos meses, distintas iniciativas populares han surgido tambi¨¦n en las provincias de C¨¢diz, Sevilla y M¨¢laga para ayudar a migrantes que se quedan sin recursos cuando la Administraci¨®n no los cubre. En El Puerto de Santa Mar¨ªa, 10 familias ya se han integrado bajo el paraguas de Red de Acogida de El Puerto para dar residencia en sus propias casas a migrantes extutelados. En total, en la provincia de C¨¢diz, ya son m¨¢s de 50 familias las que se ofrecen a acoger a estas personas.
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