Operaci¨®n rescate a¨¦reo: con un caza F-18 y un tel¨¦fono m¨®vil
¡°Notar calmado al piloto me di¨® confianza, espero hab¨¦rsela dado yo tambi¨¦n¡±, relata el capit¨¢n que apoy¨® al avi¨®n de Air Canad¨¢ que aterriz¨® de emenergencia en Barajas
Los 130 pasajeros del Boeing 767 de Air Canad¨¢ que el pasado lunes estuvieron m¨¢s de cuatro horas volando en bucle por el cielo de Madrid se habr¨ªan quedado sorprendidos si, al mirar por la ventanilla, hubieran podido ver c¨®mo el piloto de un F-18 les hac¨ªa fotos con su m¨®vil. Estos cazas suelen llevar una c¨¢mara de alta velocidad cuando salen a interceptar un vuelo no identificado, pero la premura con la que el capit¨¢n Roberto Garc¨ªa Mac¨ªas despeg¨® de la base de Torrej¨®n de Ardoz hizo que no llevara encima m¨¢s equipo fotogr¨¢fico que su propio tel¨¦fono.
Si hubiera sido necesario, habr¨ªa bajado lo suficiente para tener cobertura en su m¨®vil y enviar por Whatsapp las im¨¢genes de los da?os sufridos por el avi¨®n. Pero no hizo falta.
El capit¨¢n, con 14 a?os de experiencia en el Ej¨¦rcito del Aire y m¨¢s de 1.000 horas de vuelo en F-18, se acerc¨® a solo dos o tres metros del aparato para observarlo con sus propios ojos.
A 0,85 mach (unos 1.000 kil¨®metros por hora) hab¨ªa cubierto en pocos minutos los 80 kil¨®metros que separaban la base de Torrej¨®n del lugar donde el Boeing daba vueltas desde hac¨ªa horas consumiendo las toneladas de combustible con las que deb¨ªa haber cruzado el Atl¨¢ntico. Se situ¨® a su lado, donde el piloto civil pudiera verle, y redujo la velocidad a 220 nudos (440 kil¨®metros por hora), para que el avi¨®n de pasajeros pudiera desplegar su tren de aterrizaje.
El caza F-18 Avisp¨®n (que es lo que significa Hornet, su nombre en ingl¨¦s) se balance¨® suavemente y empez¨® a girar en torno al gigantesco aparato de 150 toneladas: primero revis¨® la rueda trasera derecha (para ver c¨®mo era su aspecto normal), luego el tren de aterrizaje del morro y, finalmente, la rueda trasera izquierda, da?ada en el despegue. Mientras describ¨ªa lo que iba viendo al comandante del Boeing, le indicaba que girase 180 grados para que el sol a su espalda le iluminara. Inspeccion¨® la parte inferior de las alas, los alerones y los ¨¢labes. Las patas del tren de aterrizaje estaban intactas y solo el neum¨¢tico de una de las 10 ruedas hab¨ªa reventado. En esas condiciones, el Air Canad¨¢ podr¨ªa aterrizar con ¨¦xito.
El comandante del Boeing le pidi¨® que esperase hasta comprobar que el tren de aterrizaje se replegaba con normalidad. Luego, le dio las gracias y el F-18 regres¨® a la base. ¡°En todo momento le vi calmado, sereno. Eso a m¨ª me inspir¨® confianza. Espero hab¨¦rsela inspirado tambi¨¦n a ¨¦l¡±, recuerda el capit¨¢n.
De vuelta a Torrej¨®n, se enfrasc¨® en la preparaci¨®n de la misi¨®n que tuvo que aparcar cuando el coronel vino a preguntar si hab¨ªa alg¨²n avi¨®n y piloto disponible para atender una emergencia. Estaba ya visti¨¦ndose el traje anti-G cuando un soldado del Equipo de Preparaci¨®n de Vuelo (EPC) le comunic¨® que el avi¨®n de Air Canada hab¨ªa aterrizado sin problemas. Sinti¨® alegr¨ªa y alivio.
Frente a la atenci¨®n medi¨¢tica que ha levantado, el capit¨¢n se quita cualquier m¨¦rito. ¡°Esta misi¨®n la pod¨ªa haber realizado cualquier compa?ero. Es el pan nuestro de cada d¨ªa, se practica mucho y no requiere ning¨²n talento ni aptitud especial¡±.
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