La familia L¨®pez Quera recupera a su abuelo tras 84 a?os de silencio
El Ayuntamiento de C¨¢diz entrega los restos de un asesinado por los golpistas en 1936 tras conseguir cotejar sus pruebas de ADN
Para Inma L¨®pez, la figura de su abuelo paterno Alfonso, asesinado en la Guerra Civil en C¨¢diz y enterrado en una fosa sin nombre del cementerio de San Jos¨¦, era tan nebulosa que ten¨ªa la sensaci¨®n de descender de ¡°un fantasma, de una figura incorp¨®rea¡±. Sab¨ªa por su padre, Miguel, y por su t¨ªa Concha que Alfonso era un ¡°buen hombre, cari?oso, comprometido y gran orador¡±, pero no dejaba de contemplarle como un ente abstracto, oculto en los rincones m¨¢s privados de la memoria familiar.
Este jueves, Alfonso L¨®pez Quera, ese practicante salmantino al que los golpistas sacaron de la c¨¢rcel y asesinaron ¡°por izquierdista¡± en un sitio ignoto de C¨¢diz el 30 de agosto de 1936, se volvi¨® algo m¨¢s ¡°tangible y real¡± para su nieta. Sus restos han sido entregados a la familia tras una ardua b¨²squeda de cuatro a?os, y sus hijos, Concha y Miguel, que ayer tocaba emocionado la caja que los contiene, han vivido para verlo.
L¨®pez Quera es el segundo de los 37 cuerpos de asesinados por el franquismo y enterrados en San Jos¨¦ que el Consistorio ¨Cen colaboraci¨®n con la Junta de Andaluc¨ªa y las asociaciones memorialistas¨C consigue devolver a sus familias tras una prueba de ADN. Es la cristalizaci¨®n del esfuerzo por que ¡°una familia deje de hablar del abuelo que mataron en la guerra como una abstracci¨®n, que se convierta en algo real y puedan completar el puzle¡±, explic¨® visiblemente conmovido el alcalde de C¨¢diz, Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Kichi.
¡°Quer¨ªamos recuperarlo, darle un descanso digno. Que sienta el cari?o profundo de una familia que nunca le olvid¨®¡±, ha apuntado Inma L¨®pez, poco despu¨¦s de que el regidor le entregara en su despacho los restos de su antepasado. Los L¨®pez Quera cierran la ¨²ltima p¨¢gina de un libro de horror que iniciaron en el verano de 1936 y que hace cuatro a?os inici¨® su ¨²ltimo cap¨ªtulo. Fue entonces cuando, a petici¨®n de los hijos, el Consistorio comenz¨® a buscar en el cementerio municipal clausurado de San Jos¨¦ los restos de ¨¦l y otros 15 inhumados en sepulturas verticales, una forma de enterramiento diferente a la fosa com¨²n en el que el cad¨¢ver s¨ª est¨¢ localizado.
La b¨²squeda estuvo llena de altibajos, por las inconexiones entre lo que hallaban los arque¨®logos y los libros de registros. Hasta que, en el transcurso de la b¨²squeda de tumbas de beb¨¦s robados, apareci¨® la sepultura de L¨®pez Quera y otro represaliado. ¡°Siendo perseverantes, se consigui¨®. Fueron tareas muy dificultosas¡±, ha rememorado Mart¨ªn Vila, concejal de Memoria Democr¨¢tica. El cotejo de ADN sac¨® a la familia del silencio y las dudas: el cuerpo que hab¨ªa aparecido en la sepultura 28, fila dos de la l¨ªnea de San Mateo del patio tres era el de Alfonso.
Los nietos ya llevaban tiempo reconstruyendo el puzle de la vida de su abuelo, ese practicante nacido en Salamanca en 1896, que estudi¨® en la Universidad de Sevilla, pas¨® por Huelva y recal¨® en C¨¢diz en 1925. Apenas un a?o despu¨¦s, se hizo mas¨®n e ingres¨® en la logia Ferm¨ªn Salvochea ¡ªllamada as¨ª por el anarquista de finales del XIX que fue alcalde de C¨¢diz¡ª, donde adopt¨® el nombre simb¨®lico de Nicola. L¨®pez Quera perteneci¨® a la directiva del Colegio Oficial de Practicantes.
La guerra le pill¨® reci¨¦n incorporado como sanitario en la Beneficencia Municipal. El 29 de julio le suspendieron de empleo y sueldo; apenas un mes despu¨¦s las autoridades militares sublevadas ordenan su encarcelamiento. El d¨ªa 30 de agosto le sacan y lo asesinan en un lugar desconocido de la ciudad. Naci¨® ah¨ª el silencio y el horror para Concepci¨®n Lluch, su mujer y para sus dos hijos. Miguel ten¨ªa ocho a?os y Concha, apenas unos meses. ¡°Nunca hizo da?o a nadie y fue un buen hombre¡±, ha resumido Inma como portavoz de un padre.
Hace un a?o el Ayuntamiento consigui¨® otro positivo de ADN para otro represaliado, el marinero vasco Dionisio Aretxabala Ulaziabajo, fallecido el 19 de abril de 1939, tras ser apresado mientras hac¨ªa escala en la ciudad. En estos a?os de trabajo en San Jos¨¦ se ha localizado a un total de 37 asesinados, todos ellos con signos de muerte violenta.
Sin embargo, hay hasta 500 personas desparecidas durante la guerra y el franquismo, seg¨²n aparece en los libros de registro del camposanto. Todos est¨¢n distribuidos en dos grandes fosas, de las que solo se ha excavado una parcialmente. All¨ª aguardan a que llegue su turno para que, al igual que Alfonso L¨®pez Quera, dejen de ser fantasmas et¨¦reos de un tiempo de horror que a¨²n est¨¢ por cicatrizar.
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