Un bar-tienda contra la despoblaci¨®n y la soledad
La Diputaci¨®n de Granada pone en marcha un plan para pueblos en los que no hay comercios ni cafeter¨ªas
En el pueblo granadino de S¨ªllar Baja no hay partida de cartas ni de domin¨® en el bar desde hace tres a?os. Tampoco en el de Limones. Y no es que los lugare?os hayan perdido el gusto por echar la partida. Es que en ninguno de estos dos pueblos hay bar. En ambos casos, el ¨²ltimo cerr¨® hace tres a?os y nadie tom¨® el relevo. En realidad, era cuesti¨®n de tiempo. Servir unos pocos caf¨¦s y cervezas al d¨ªa no da de comer al propietario. En pueblos como Limones o S¨ªllar Baja, con unas pocas docenas de habitantes, un bar no es rentable pero cumple una funci¨®n social necesaria. Es la excusa para reunirse, charlar y socializar. Para sacar de casa a las personas mayores. Cuando el ¨²ltimo bar de un pueblo echa la persiana para siempre, la vida cambia radicalmente.
Francisco Ruiz supera los 80 a?os y vive en Caparacena, otro pueblo sin bar: ¡°Hace siete u ocho meses que cerr¨®. Me paso d¨ªas sin hablar con nadie¡±, cuenta mientras pasea. Solo, por supuesto. La provincia granadina tiene, como tantas otras, un serio problema de despoblaci¨®n. Los pueblos se quedan vac¨ªos o est¨¢n habitados por personas mayores. Y as¨ª, los servicios b¨¢sicos cierran o huyen.
En S¨ªllar Baja, una pedan¨ªa de Diezma, cerca de Guadix, viven 67 personas, seg¨²n Emilia Troncoso, su alcaldesa. El bar cerr¨® hace tres a?os. Pero ¡°hace ocho o diez¡± ya hab¨ªa cerrado la ¨²ltima tienda. La oferta comercial se limita a una furgoneta que pasa a diario vendiendo pan, otra que vende pescado los mi¨¦rcoles y una droguer¨ªa ambulante que pasa por all¨ª cada s¨¢bado. La carne, la fruta y las hortalizas hay que buscarlas en Darro, a siete kil¨®metros, o en Diezma, a diez. Pero ¡°excepto una familia que tiene dos hijos j¨®venes, todos, todos, son gente mayor o muy mayor¡±. En S¨ªllar, tampoco hay farmacia.
En otro pueblos, como Lecr¨ªn, hay dos supermercados y carnicer¨ªa, no hay manera de comprar pescado fresco. Afortunadamente, para eso est¨¢ Jos¨¦ Manuel Aguilar Lirola, que cada d¨ªa llega con su furgoneta y su mercanc¨ªa reci¨¦n tra¨ªda del puerto de Motril, a media hora de all¨ª.
Al menos una veintena de pueblos o pedan¨ªas de Granada no cuentan con tienda ni bar. Algo m¨¢s de una docena tiene una de ellas y no la otra. Esas son las cifras de un censo que est¨¢ realizando la Diputaci¨®n para darle una soluci¨®n al problema. Su presidente, Jos¨¦ Entrena, viaja de pueblo en pueblo y en m¨¢s de una ocasi¨®n, cuando al terminar la visita oficial propone tomar un caf¨¦ o una cerveza, la respuesta es: ¡°Pepe, aqu¨ª no tenemos bar¡±. Esto le puso en alerta y puso en marcha ese censo. Hace unos d¨ªas anunci¨® un plan que, si tiene ¨¦xito, permitir¨¢ que muchos de estos pueblos dispongan de un espacio multiusos que sirva de bar y de tienda para los productos b¨¢sicos. Si los Ayuntamientos ceden espacio y sufragan el equipamiento, la Diputaci¨®n se har¨¢ cargo de los proyectos de reforma. Un negocio para entrar a despachar porque, a partir de ah¨ª, una concesi¨®n municipal y una ayuda de la Diputaci¨®n a emprendedores deber¨ªa facilitar que alguien quiera atender esa tienda-cafeter¨ªa que d¨¦ vida y servicio al pueblo.
Limones est¨¢ a 45 minutos de Granada. Rodeada de olivos, es una de las siete pedan¨ªas de Mocl¨ªn. Luc¨ªa Lucena es su alcaldesa ped¨¢nea y, adem¨¢s, la ¨²ltima tendera. Lucena cerr¨® hace ocho a?os su negocio de alimentaci¨®n y droguer¨ªa. A?os despu¨¦s, cerr¨® tambi¨¦n un bar que aguantaba como pod¨ªa en el hogar del jubilado. La compra ahora est¨¢ marcada por el calendario: pan diario, un frutero-pescadero que llega los martes y s¨¢bados y la visita espor¨¢dica del butano, de una furgoneta-droguer¨ªa y poco m¨¢s. Un quesero que lleva tambi¨¦n embutidos llega cada 15 d¨ªas. La carne hay que encarg¨¢rsela a alguien.
El problema de las medicinas est¨¢ resuelto desde hace un a?o. Tienen, a ratos, un farmac¨¦utico ¡ª¡°muy necesario porque aqu¨ª todos estamos entre los 60 y los 80 a?os¡±, cuenta su alcaldesa¡ª y lo que ellos llaman un ¡°botiqu¨ªn¡±. Es un espacio cedido por el Ayuntamiento al boticario de un pueblo cercano que, coincidiendo con las horas de visitas del m¨¦dico, pasa por all¨ª un par de horas cada lunes, mi¨¦rcoles y viernes y provee a los limoneros de medicinas
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