El cirujano que ense?a poes¨ªa a futuros m¨¦dicos: ¡°En la camilla y en el papel busco la simetr¨ªa¡±
El especialista portugu¨¦s Jo?o Lu¨ªs Barreto, profesor de la Universidad de Oporto, imparte la primera clase de an¨¢lisis de poemas en un curso de medicina en Europa
¡°El m¨¦dico que solo sabe de medicina, ni medicina sabe¡±. Este es el lema que est¨¢ grabado en el atrio principal del antiguo edificio del Instituto de Ciencias Biom¨¦dicas Abel Salazar en la Universidad de Oporto, en Portugal. Salazar, el m¨¦dico patrono del centro, fue un reconocido pintor que resisti¨® al r¨¦gimen dictatorial que gobern¨® el pa¨ªs a mediados del siglo XX. Durante sus seis a?os de estudio, el cirujano pl¨¢stico y poeta Jo?o Lu¨ªs Barreto Guimar?es pasaba junto a esta frase antes de entrar a clases. Y se entreg¨® a ella. Hoy, hace de ese dicho su gu¨ªa para ense?ar a interpretar los versos en la misma facultad donde se gradu¨® y donde su padre fue profesor.
Guimar?es, de 57 a?os, imparte la primera asignatura de poes¨ªa para m¨¦dicos en Europa. En un semestre se analizan m¨¢s de cien poemas en una clase de unos 30 alumnos. En septiembre, comenzar¨¢ el cuarto a?o consecutivo del curso. Todos los textos han sido cuidadosamente seleccionados durante sus 40 a?os, reci¨¦n cumplidos, de trabajo con la escritura. Algunos, incluso, traducidos por ¨¦l. ¡°Lo que une a todos los poemas es la empat¨ªa¡±, afirma minutos antes de encontrarse con algunos de sus lectores en un club de lectura en la librer¨ªa Peque?os Seres en el Rastro, en el centro de Madrid.
Antes de ser especialista en c¨¢ncer de mama, el ganador del Premio Fernando Pessoa de poes¨ªa de 2022, ya era escritor. ¡°Comenc¨¦ a los 16 a?os y pronto mis textos estaban en revistas literarias y en el Diario de Noticias de Lisboa. A los 20, publiqu¨¦ mi primer libro¡±, cuenta sin falsa modestia. Desde entonces ya ha publicado 15 obras en portugu¨¦s y en marzo aterriz¨® en Madrid para celebrar la traducci¨®n al espa?ol del libro Mediterr¨¢neo (Vaso Roto). ¡°Mis dos oficios salen de las mismas manos. En la escritura, no busco la exactitud porque es una palabra muy est¨¢tica, pero en la camilla y en el papel busco la simetr¨ªa¡±.
Empat¨ªa a trav¨¦s de la poes¨ªa
La poes¨ªa del cirujano aborda lo cotidiano: tomar un caf¨¦, el sol de enero o el ir y venir de los extra?os. ¡°Casi no escribo sobre la medicina¡±, aclara. Pero todos los textos que analizan en la asignatura tratan temas recurrentes en la vida de un m¨¦dico: el nacimiento, el uso de medicamentos, el diagn¨®stico, la cura y el cansancio tras una larga jornada. Seg¨²n Guimar?es, la muerte es el tema m¨¢s duro para los alumnos, que tienen en promedio entre 19 y 21 a?os. ¡°La mayor¨ªa de ellos nunca ha enfrentado la p¨¦rdida de cerca, y vivirla en el plano abstracto les permite prepararse para una profesi¨®n que, en muchas ocasiones, implica llevar malas noticias¡±, dice.
El valor did¨¢ctico de la asignatura radica en abrir mentes formadas para la t¨¦cnica a la subjetividad. ¡°Es tan satisfactorio hacer un diagn¨®stico brillante y poder aplicar un tratamiento que uno puede perderse y olvidar que hay una persona padeciendo una enfermedad¡±, detalla Guimar?es. Un an¨¢lisis que proviene de una experiencia personal: ¡°Una vez mi padre recibi¨® un diagn¨®stico complejo para una patolog¨ªa dif¨ªcil de descubrir y vi en los ojos del m¨¦dico y en su manera de expresarse que estaba m¨¢s entusiasmado con la complejidad del trabajo realizado que compadecido con la gravedad de la enfermedad de mi padre¡±, explica con los brazos cruzados y con la mirada fija en su esposa y onc¨®loga, Teresa Barreto Guimar?es.
La m¨¦dica ya ha cursado la asignatura de su esposo tres veces. Las clases son los viernes y Guimar?es insiste en que ella se quede para aprovechar a pasear y volver juntos a casa. Ella cuenta que le encanta ver la reacci¨®n y el asombro de los futuros colegas. El cirujano le pregunta con tono de provocaci¨®n si alguna vez ha recordado alg¨²n poema cuando trata a los pacientes con c¨¢ncer terminal. Ella reflexiona: ¡°Claro, el poema Biopsia de Helen Farish. Siempre pienso en lo que podr¨ªa haberse evitado si el diagn¨®stico hubiera llegado antes¡±, subraya mientras recita con naturalidad sus primeras l¨ªneas de memoria.
Voy a huir con mis pechos
a Barcelona, a las Canarias.
Les apetece un poco de vida junto al mar,
pescadores, vino local.
No dejo ni un trozo m¨¢s en el hospital.
Ahora comprendo el tumor,
la forma en que las c¨¦lulas se aglutinaron
en un creciente igual a una luna joven,
un barco en aguas calmadas, una red.
Todos esos s¨ªmbolos de anhelo:
de haber prestado atenci¨®n
no habr¨ªan tomado forma.
La onc¨®loga explica que nota la necesidad de esta formaci¨®n en especialidades como la suya. ¡°Tengo pacientes que necesitan m¨¢s que los 30 minutos previstos en mi agenda. Hay noticias que llevan tiempo para ser contadas, y la manera en que vamos a decirlas puede cambiar el rumbo de una enfermedad¡±, analiza. Sin embargo, la disciplina va m¨¢s all¨¢ de la necesidad de c¨®mo llegar al enfermo; tambi¨¦n trata sobre c¨®mo un futuro m¨¦dico quiere ser, antes que nada, un ser humano. ¡°Hay un poema que dice que lo primero que un m¨¦dico debe hacer cuando llega a casa es cambiar la bombilla. Les explico que es importante saber que la luz en su hogar es la familia, los amigos y sus aficiones¡±. El profesor enfatiza que el ¨¦xito de la disciplina tambi¨¦n est¨¢ vinculado a atender las demandas personales de los j¨®venes. ¡°Una vez, un alumno respondi¨® que asist¨ªa a las clases simplemente porque quer¨ªa ser una persona m¨¢s culta¡±, comenta entre risas.
Dos maneras de vivir el tiempo
Para el Guimar?es poeta, el tiempo es un recurso casi infinito; para el m¨¦dico, es la diferencia entre que una vida tenga m¨¢s o menos horas. As¨ª explica el cirujano la principal diferencia de sus dos rutinas. ¡°A mis pacientes, los conozco; a mis lectores, no¡±. Este club de lectura es una de las pocas oportunidades que tiene para encontrarse con sus lectores internacionales. Una neurocient¨ªfica madrile?a que participa en el grupo pide la palabra para hacerle una pregunta:
¨D ?C¨®mo aprovechas la ciencia para tu trabajo como escritor?
La formula frente a otros 13 compa?eros que se re¨²nen con una luz c¨¢lida, casi oscura. El poeta la mira y dice, rotundo: ¡°Casi no encontrar¨¢s nada en mi obra sobre mi oficio y viceversa. La primera vez que realmente los uno es en las clases que doy¡±.
Guimar?es resume sus dos vocaciones en un bistur¨ª y una pluma. ¡°En la sala de cirug¨ªa, cuando encuentro un tumor, no hay espacio para la creatividad¡±, sentencia. Salvar vidas exige rigor y dentro de un hospital no piensa en poes¨ªa, es el momento de entregar resultados precisos. Sin embargo, muchos elementos de la vivencia po¨¦tica est¨¢n presentes cuando se habla del cuerpo humano: el tal¨®n de Aquiles, el arco de Cupido, la nuez de Ad¨¢n. Y la sutileza del eufemismo para hablar de la partida en lugar de la muerte. ¡°La experiencia po¨¦tica est¨¢ por todos lados y tambi¨¦n puede estar en la ense?anza multidisciplinar de la empat¨ªa¡±.
El poeta portugu¨¦s Fernando Pessoa, que da nombre al premio literario m¨¢s importante que gan¨® el cirujano, vivi¨® toda su vida entre muchos heter¨®nimos, diferentes nombres o personajes a los que un autor puede atribuir su obra. La posibilidad de no vivir una vida doble es lo que Jo?o Guimar?es define como lo m¨¢s placentero de esta experiencia: ¡°Ser un m¨¦dico que ense?a poes¨ªa es poder vivir simult¨¢neamente en mi totalidad¡±. Un todo que hace que Jo?o y sus alumnos cumplan con la provocaci¨®n de Abel Salazar: aprender a curar con la medicina, pero no olvidar curar el alma.
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