Caso #1: El dilema del odio y las ¡®fake news¡¯
Desde las elecciones de 2016 Facebook ha estado lidiando con la desinformaci¨®n y la violencia en Internet
Qu¨¦ sucede cuando la plataforma que has creado funciona como veh¨ªculo para el intercambio de noticias falsas, desinformaci¨®n y meg¨¢fono para los discursos de odio? Muchas cosas. Entre ellas, fraudes electorales, golpes de Estado, revueltas ciudadanas y planificaci¨®n de cr¨ªmenes. Combatir el discurso del odio y las fake news ha sido uno de los dolores de cabeza m¨¢s constantes para Facebook, al menos desde aquellas elecciones estadounidenses de 2016.
El t¨¦rmino fake news (noticias falsas) ya hab¨ªa sido ampliamente utilizado en otras ¨¦pocas y otros contextos. Pero fueron las elecciones del 8 de noviembre de 2016 ¡ªen las que gan¨® el republicano Donald Trump frente a la dem¨®crata Hillary Clinton en una de las sorpresas electorales m¨¢s dram¨¢ticas de la historia estadounidense¡ª y el auge de las redes sociales en la segunda d¨¦cada del siglo XXI las que impulsaron no solo la palabra, pero tambi¨¦n su puesta en escena.
Tan solo d¨ªas despu¨¦s de los comicios el fundador de la compa?¨ªa, Mark Zuckerberg, comentaba a trav¨¦s de una intervenci¨®n en directo en la red social que "el 99% de las historias que se comparten en Facebook son veraces. Solo una peque?a cantidad es falsa o con noticias inventadas". Sin embargo, unos d¨ªas despu¨¦s se supo que un grupo de empleados hab¨ªa actuado de forma independiente y en secreto durante la campa?a para frenar la difusi¨®n de informaciones falsas.
La desinformaci¨®n, pese a lo que dec¨ªa el jefe de una de las empresas m¨¢s importantes del mundo, era un problema enorme que pronto se saldr¨ªa de control. Cinco d¨ªas despu¨¦s, Zuckerberg anunciaba un plan de siete puntos para combatir las noticias falsas. Google se un¨ªa a la "batalla" imponiendo medidas en el buscador para evitar que los contenidos no verificados se beneficiaran de sus servicios de publicidad.
El a?o cerraba con una demanda que atrapar¨ªa todas las miradas. El 12 de junio hab¨ªa ocurrido la mayor matanza hasta entonces en Estados Unidos a manos de una ¨²nica persona. Omar Siddique Mateen de 29 a?os asesin¨® a 49 personas en la discoteca gay Pulse, de Orlando, Florida y unos meses despu¨¦s, en diciembre, los familiares de las v¨ªctimas demandaron a Facebook, Google y Twitter por no haber evitado que los grupos terroristas, cada vez m¨¢s complejos, esparcieran su propaganda en sus plataformas. Otra palabra, nada nueva, comenzaba a crearle problemas a la compa?¨ªa: odio.
Ese odio y esas noticias falsas en Facebook volvieron a ganar visibilidad en 2020, a tan solo meses de las pr¨®ximas elecciones estadounidenses. En junio, cientos de empleados de Facebook decidieron protestar por la decisi¨®n de la c¨²pula de la compa?¨ªa de mantenerse al margen de los mensajes incendiarios que el presidente Donald Trump, ha ido colgando en la plataforma en los ¨²ltimos d¨ªas sobre todo tras la muerte en manos de la polic¨ªa de George Floyd , un suceso que aviv¨® la discusi¨®n sobre el racismo en la polic¨ªa estadounidense.
A las protestas de los empleados se sum¨® un boicot comercial: m¨¢s de 160 empresas, entre ellas algunos de los mayores anunciantes del mundo, decidieron suspender la publicidad en Facebook en respuesta a la falta de compromiso de la compa?¨ªa con el control de la informaci¨®n t¨®xica y el discurso de odio.
El plant¨®n de los anunciantes y la ca¨ªda de las acciones de la compa?¨ªa llevaron a Zuckerberg a anunciar controles, a los que se hab¨ªa negado durante a?os, para evitar la propagaci¨®n de la violencia, el discurso del odio y las teor¨ªas conspirativas, particularmente lesivas en un contexto de pandemia. Era la senda seguida por otras empresas como Twitter o Google para afrontar el desaf¨ªo may¨²sculo de frenar la desinformaci¨®n en Internet. Est¨¢ por ver que lo consigan.
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