¡°Si puedes leer y escribir la actividad neuronal, puedes leer y escribir las mentes de la gente¡±
Los neurocient¨ªficos Rafael Yuste y John Krakauer reflexionan sobre las implicaciones de los avances tecnol¨®gicos que permiten interpretar y modificar la actividad mental
La ambici¨®n de controlar el comportamiento humano viene de lejos. Seg¨²n John Krakauer, profesor de neurociencia y director del Laboratorio BLAM de la Universidad Johns Hopkins, "hemos estado intent¨¢ndolo durante milenios", y no hemos escatimado en esfuerzos. "Es lo que hace la propaganda, las noticias falsas, los anuncios, tu iPhone... Hay muchas maneras sofisticadas de controlar la mente de la gente", asegura durante su intervenci¨®n en el WebSummit, que se celebra estos d¨ªas en Lisboa y de forma virtual. Pero en los ¨²ltimos a?os ha cambiado algo. "Ahora la tecnolog¨ªa puede entrar en tu cr¨¢neo y llegar hasta tus neuronas", se?ala el experto. Y esa posibilidad es "m¨¢s preocupante" que todas las anteriores.
Los r¨¢pidos avances de la neurotecnolog¨ªa entendida como las t¨¦cnicas que hacen posible grabar la actividad de las neuronas en el cerebro y cambiarla son tambi¨¦n para el neurobi¨®logo espa?ol Rafael Yuste, un motivo de profunda preocupaci¨®n. "El cerebro no es como cualquier otro ¨®rgano. Es el ¨®rgano que genera tu mente: tus habilidades cognitivas, tu percepci¨®n, tu memoria, tus pensamientos, tu imaginaci¨®n, tu comportamiento, tus emociones... Todo es generado por las neuronas", explica.? En ese sentido, lo que est¨¢ en juego es la identidad humana. "Si puedes leer y escribir la actividad neuronal, puedes leer y escribir la mente de la gente. Y esto no es ciencia ficci¨®n. Ya lo estamos haciendo en animales de laboratorio. Va a pasar".
La inminencia de que estas pr¨¢cticas alcancen a la sociedad hace para Yuste urgente que se avance sobre lo que ¨¦l llama "neuroderechos". "Esta es una cuesti¨®n de derechos humanos, porque la neurotecnolog¨ªa puede alterar los mecanismos que nos hacen humanos", insiste. Estas nuevas figuras proteger¨ªan la privacidad, la identidad y el libre albedr¨ªo, entre otros. Krakauer no discute la necesidad de limitar el alcance de estas tecnolog¨ªas, pero se pregunta si la soluci¨®n est¨¢ en las leyes. "?Solo porque algo puede hacerse deber¨ªamos hacerlo? ?Es la regulaci¨®n la ¨²nica manera de prevenir consecuencias inesperadas?", cuestiona, convencido de que la historia de la humanidad ya ha demostrado que esta postura puede traer problemas.
Por lo pronto, la declaraci¨®n universal de los derechos humanos, lanzada en 1948, permanece intacta desde entonces. "Los derechos humanos no son perfectos, pero nos guste o no, son uno de los pocos pedazos de papel en los que la mayor¨ªa de la humanidad est¨¢ de acuerdo", razona Yuste. "Tenemos que repensar qu¨¦ queremos ser como sociedad".
La industria circundante
La situaci¨®n de las otras formas de manipulaci¨®n menos invasivas y el mercado que las rodea bien podr¨ªa ser un reflejo del aspecto que tendr¨¢ la 'industria neurotecnol¨®gica' y, seg¨²n Krakauer, ya podemos verlo. "Muchas de esas compa?¨ªas agitan la zanahoria de los beneficios m¨¦dicos, pero lo que quieren en realidad es una plataforma de consumo", asegura. Esto explica que esas compa?¨ªas se resistan a ser objeto de regulaciones m¨¦dicas, puesto que estas limitar¨ªan su actividad comercial. "Esto es lo que pasa cuando tienes un capitalismo neoliberal rampante donde todo vale. Va a ser un reto dar la vuelta y decir que ese impulso debe estar ahora regulado".
Yuste se muestra m¨¢s optimista y pone el ejemplo de Espa?a, donde la Secretar¨ªa de Estado de Digitalizaci¨®n e Inteligencia Artificial, ha incluido los neuroderechos en el cap¨ªtulo 24 de la carta de derechos digitales que ahora est¨¢ abierta a consulta p¨²blica. "Esto es un esfuerzo pionero en Europa".
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