Saint-Exup¨¦ry vuelve a volar, amar y escribir
Cuando se cumplen 120 a?os del nacimiento del autor de 'El principito', un c¨®mic auspiciado por la fundaci¨®n del escritor repasa su vida en vi?etas y ofrece claves, sin excluir los aspectos pol¨¦micos
Habr¨ªa que ser un vencejo para tener una vida m¨¢s a¨¦rea que Antoine de Saint-Exup¨¦ry (1900-1944), aunque ¨¦l al menos dorm¨ªa y disfrutaba del sexo en tierra. El autor de Vuelo nocturno, Piloto de guerra o Correo del Sur, el padre de El principito, encarna como pocos ¡ªJames Salter, Roald Dahl, Richard Hillary, Pierre Clostermann, Beryl Markham¡¡ª la figura del aviador y escritor. Fue piloto militar en la II Guerra Mundial y tambi¨¦n protagoniz¨®, sobre desiertos poblados de estrellas y silenciosas cumbres de hielo, arrostrando innumerables peligros, la incre¨ªble aventura del pionero correo a¨¦reo en ?frica y en Sudam¨¦rica.
Su vida es indisociable del cielo ¡ª¡±es el avi¨®n lo que me alimenta¡±, escribi¨®¡ª, adonde siempre quiso regresar, y de donde proceden algunas de sus m¨¢s emotivas p¨¢ginas, y tambi¨¦n el arranque del mismo El principito. Y es en el cielo, a menudo su refugio ¡ª¡±mi ¨²nico consuelo es pilotar¡±, dice en una de sus cartas a su amiga Ren¨¦e de Saussiney¡ª, donde fue a morir, el 31 de julio de 1944. Sus empecinadas misiones de guerra ese a?o a los mandos de un caza Lockheed P-38 Lightning de reconocimiento, con 44 a?os cuando la edad l¨ªmite para pilotarlos era de 35, iban m¨¢s all¨¢ de la temeridad y rozaban, casi, el af¨¢n de suicidio. Porque Saint-Ex, como se le llamaba, pese a la imagen inocente que puede arrojar El principito y lo exultante del vuelo, era un hombre terriblemente complejo, marcado por una infancia cat¨®lica y aristocr¨¢tica sin padre pero idealizada, un anhelo vehemente de espiritualidad, trascendencia y misticismo ¡ªque desborda en su inacabada obra p¨®stuma Ciudadela¡ª, un af¨¢n de soledad, una angustia existencial que se retorc¨ªa en una amargura y una melancol¨ªa casi enfermizas, y una pulsi¨®n sensual que le llev¨® a tener aventuras sentimentales con muchas mujeres, pese a que se cre¨ªa ¡ªy era¡ª bastante feo. ¡°Necesito senos en los que beber amor¡±, dec¨ªa.
Explorador, aviador, amante.... Contar su vida es un reto
Ahora, cuando se cumplen 120 a?os del nacimiento del escritor (el pasado 29 de junio) y 76 a?os de su desaparici¨®n (el 31 de julio), un ¨¢lbum de comic excepcional del guionista Pierre-Roland Saint-Dizier y el dibujante C¨¦dric Fernandez, Saint-Exup¨¦ry (Norma editorial, 2020, edici¨®n integral compuesta por El se?or de las dunas, El compa?ero del viento y El reino de las estrellas), plasma en vi?etas la vida del ¡°arc¨¢ngel triste¡± con toda la intensidad, la emoci¨®n, la profundidad y la poes¨ªa de la que fue una de las existencias m¨¢s sensacionales de su ¨¦poca, con sus luces y sombras, sin eludir las controversias en que el escritor de Lyon se vio envuelto, como sus pol¨¦micas con De Gaulle, con el que se detestaba (el general lo ningune¨® olvid¨¢ndose voluntariamente de nombrarlo, al igual que a Andr¨¦ Maurois y a Saint-John Perse, al citar a los grandes escritores franceses), y Andr¨¦ Breton, con el que casi llega a las manos.
De la minuciosidad del trabajo de Saint-Dizier y Fernandez, apadrinado por la fundaci¨®n Antoine de Saint-Exup¨¦ry, da fe que cada episodio, cada imagen, cada frase, est¨¢n firmemente enraizados en la realidad de la biograf¨ªa del escritor y en su obra. Es el caso de unas hermosas vi?etas que lo muestran lanzando aviones de papel desde un balc¨®n en Nueva York sobre Central Park (una escena real que recoge Alain Vircondelet en ¡®El principito¡¯: la verdadera historia, Roca, 2009); las del feneco, el zorro del desierto, domesticado entre las dunas cerca de la base de Cabo Juby; las de la b¨²squeda desesperada de su amigo Guillaumet, perdido con su avi¨®n en la cordillera chilena; las de su discurso radiof¨®nico de noviembre de 1942 (¡°Francia no es m¨¢s que silencio¡±) o las tan conmovedoras y minuciosas de su ¨²ltimo vuelo en el P-38, acompa?adas de fragmentos de El principito. As¨ª, mientras a la derecha entre las nubes aparece cerni¨¦ndose un Messerschmitt 109 con el tim¨®n de cola pintado de amarillo sobre el avi¨®n de Saint Exup¨¦ry y antes de que su aparato se precipite como una estrella fugaz sobre el mar, leemos: ¡°Un rel¨¢mpago amarillo centell¨® en su tobillo. Qued¨® inm¨®vil un instante, sin gritar. Luego cay¨® lentamente como cae un ¨¢rbol, sin hacer el menor ruido a causa de la arena¡±. La tan triste muerte del principito, mordido por la letal serpiente amarilla, coincide con la de su creador. No est¨¢ de m¨¢s recordar c¨®mo denomina Saint-Ex a los cazas Me-109 en Piloto de guerra: cobras.
¡°Es la historia m¨¢s complicada en la que he trabajado¡±, explica Fernandez. ¡°En parte por la exigencia debida a la memoria del autor y a la gran historia que se desarrolla en este periodo, el de entreguerras y la II Guerra Mundial. Hemos trabajado conjuntamente con la fundaci¨®n Saint-Exup¨¦ry y diferentes historiadores para que el ¨¢lbum fuera lo m¨¢s fiel posible a la vida del autor y ofreciera claves sobre su obra. Ha sido un esfuerzo enorme. He llegado a investigar el modelo exacto de reloj que llevaba, los autom¨®viles que conduc¨ªa¡ Los aviones, desde luego, Br¨¦guet 14, Lat¨¦ 28, Dewoitine, Caudron C-630 Simoun, P-38, son todos exactos, incluso los n¨²meros de serie de los aparatos utilizados en los distintos vuelos. He hecho bastante c¨®mic de aviones, y ya tengo un poco el h¨¢bito de la intuici¨®n, del golpe de ojo para dibujarlos. Intento ser lo m¨¢s realista. Requiere tiempo pero al final es un placer. Son un elemento muy importante del relato. Saint-Ex era un gran fan de la aviaci¨®n, so?aba con volar desde ni?o. Yo deb¨ªa hacerlo lo mejor que pudiera a ese nivel de la exactitud para serle fiel y honrarlo¡±.
¡°La otra dificultad ha sido tomar la decisi¨®n de lo que ¨ªbamos a contar en el ¨¢lbum¡±, prosigue el artista. ¡°La vida de Saint-Exup¨¦ry fue tan rica que era imposible que la cont¨¢ramos toda. Ha habido que elegir entre lo que quer¨ªamos simplemente evocar y lo que desarrollar¨ªamos en las grandes escenas. Era un verdadero reto. Saint-Exup¨¦ry fue un explorador con la aeropostal, arriesg¨® su vida encima de los desiertos, liber¨® a otros pilotos retenidos como rehenes por las tribus tuareg, atraves¨® los oc¨¦anos con aviones poco seguros, rescat¨® a gente en la cordillera de los Andes¡ Es uno de los escritores m¨¢s conocidos del mundo, particip¨® en pel¨ªculas (escribi¨® el guion de Anne Marie, protagonizada por su amiga la actriz Annabella, mujer de Tyrone Power), fue inventor y piloto de guerra. Todos esos elementos son una mina en la que pod¨ªamos picar para contar la historia de una vida casi incre¨ªble hoy en d¨ªa, pero que es verdadera¡±.
El dibujante r¨ªe cuando se le pregunta c¨®mo representar a un personaje tan ¨¦pico pero que no era precisamente fotog¨¦nico y al que hasta Hugo Pratt tuvo que falsearlo un poco para dibujarlo. ¡°Jajaja, s¨ª, Saint-Exup¨¦ry ten¨ªa un rostro un poco particular. Muy redondo, con una nariz respingona y una mirada muy suya. No es f¨¢cil de dibujar, eso me ha exigido bastantes bocetos para llegar a encontrar los rasgos que le hicieran reconocible¡±. El trabajo de documentaci¨®n para una historia con tantos y variados escenarios ha debido ser copioso. ¡°El mayor trabajo del ¨¢lbum ha sido la b¨²squeda de informaci¨®n. He obtenido una parte, por ejemplo, de personas que rehacen una vez al a?o la vieja l¨ªnea de la aeropostal, y es una buena fuente fotogr¨¢fica. Algunos escenarios, como las caba?as en las que dorm¨ªan los pilotos entre vuelos no han cambiado¡±. La mezcla de aventura vital y vida interior y literatura parece dif¨ªcil de plasmarse en un comic. ¡°La ventaja con Saint-Exup¨¦ry es que sus escritos est¨¢n directamente inspirados en su vida. Es f¨¢cil hacer corresponder fragmentos de texto de Tierra de hombres o Vuelo nocturno en el ¨¢lbum. Para El principito, tambi¨¦n Saint-Ex espolvore¨® elementos de su vida, como la rosa que es su mujer Consuelo, o el zorro que encontr¨® en el S¨¢hara. Tratamos, el guionista y yo, de introducir indicios de esos elementos a lo largo de todo el libro¡±.
Saint-Exup¨¦ry es un personaje muy complejo con su carga espiritual y su escritura tan po¨¦tica. ¡°Es cierto. He tratado de resaltar algunas cosas con el dibujo. Por ejemplo, para subrayar el lado solitario del piloto en las largas jornadas de vuelo he utilizado los grandes planos donde puedes tomarte el tiempo de admirar los magn¨ªficos paisajes que Saint-Ex describe en sus obras. Otras veces cuando ¨¦l est¨¢ inmerso en sus pensamientos o cuando escribe, me ha gustado encuadrar las im¨¢genes m¨¢s cerradas. Y a?ado un escritorio que rebosa de papeles, de libros y de fotos para se?alar todo lo que pasa en su cabeza. Me gusta jugar con la narraci¨®n para traducir las emociones. Espero que se perciba en la lectura¡¡±.
Discut¨ªa a De Gaulle c¨®mo luchar con los nazis, pero los combati¨®
En cuanto a los aspectos pol¨¦micos de la vida del escritor, como las numerosas amantes (Silvia Hamilton, Natalie Paley), el desencuentro con los gaullistas o las acusaciones de connivencia con Vichy por su tardanza en denunciar a P¨¦tain, Fernandez explica: ¡°Saint-Exup¨¦ry amaba a las mujeres, es bien sabido. Es por eso que su relaci¨®n con Consuelo Sunc¨ªn, su esposa, era tan complicada. Lo hemos evocado en subtexto en cierto momento del ¨¢lbum. En cuanto al desencuentro con los gaullistas y la cuesti¨®n de Vichy, es m¨¢s complicado. De nuestras investigaciones se deduce que Saint-Ex ten¨ªa desacuerdos con la forma de actuar para combatir el r¨¦gimen nazi, pero est¨¢ claro que lo quer¨ªa combatir. En cuanto a la connivencia con Vichy, fueron sobre todo los detractores de Saint-Ex los que quer¨ªan mancharlo invent¨¢ndole relaciones que no existieron. En nuestra investigaci¨®n, no hemos encontrado nada que pudiera ensuciar al personaje. No hay que olvidar que Saint-Ex insisti¨® mucho tiempo para volver a ser piloto en la guerra. En condiciones normales, no habr¨ªa debido volar otra vez porque hab¨ªa sobrepasado con mucho la edad de hacerlo. Quer¨ªa participar en el esfuerzo de guerra para liberar el pa¨ªs que amaba y los valores que apreciaba¡±. Piloto de guerra logr¨® la dif¨ªcil combinaci¨®n de ser criticado por los gaullistas y prohibido por Vichy. A Saint-Ex le reprocharon los colaboracionistas la amistad con jud¨ªos y ser un ¡°traidor a la patria¡±. Del otro lado se le criticaba su supuesto derrotismo y simpat¨ªas con personalidades de Vichy. Sea como fuera, lo indudable es que muri¨® como combatiente de la libertad, pilotando un avi¨®n Aliado y bajo los ca?ones de un caza de la Luftwaffe.
Sobre el debatido vuelo final, Fernandez reflexiona que en esa ¨¦poca de su vida, Saint-Ex era depresivo. ¡°Muchos han dicho que se habr¨ªa dejado abatir por el piloto alem¨¢n sin tratar de huir aunque dispon¨ªa de un avi¨®n m¨¢s r¨¢pido. No s¨¦ si sabremos alg¨²n d¨ªa qu¨¦ pas¨® por su cabeza en el momento en que vio el caza alem¨¢n picar sobre ¨¦l. En nuestro ¨¢lbum hemos tratado de hacer percibir la melancol¨ªa que sent¨ªa en sus ¨²ltimos a?os. Al mismo tiempo tratamos de oponer eso con el debut de su carrera de piloto, cuando ten¨ªa en la cabeza la fiesta y sus amigos estaban a menudo cerca de ¨¦l¡±.
En el ¨¢lbum no se menciona al piloto de caza alem¨¢n Horst Ripper, al que se ha atribuido el derribo (v¨¦ase St-Exup¨¦ry, l¡¯ultime secret, enqu¨ºte sur une disparition, de Jacques Pradel y Luc Vanrell, ?ditions du Rocher, 2008; Pradell es el buceador que descubri¨® bajo el mar los restos del P-38). ¡°Durante la creaci¨®n del ¨¢lbum no ten¨ªamos a¨²n la certidumbre del nombre del piloto alem¨¢n que abati¨® a Saint-Ex. Despu¨¦s hemos tenido m¨¢s informaciones. Antes de morir pidi¨® a uno de los herederos del escritor que le fuera a ver. Quer¨ªa presentar sus excusas a la familia. Sent¨ªa que hab¨ªa llevado toda su vida la muerte del escritor sobre su conciencia. Era fan del autor y qued¨® devastado al saber que lo hab¨ªa abatido ¨¦l¡±.
En los a?os finales y en su ¨²ltimo vuelo era un hombre depresivo
El dibujante afirma que la parte de la historia que m¨¢s le ha gustado recrear es la primera. ¡°Est¨¢ llena de pasi¨®n, de amistad, de entusiasmo en relaci¨®n con el descubrimiento de nuevas l¨ªneas a¨¦reas. Los paisajes son magn¨ªficos. Me ha gustado dibujar las otras partes, claro, pero tengo tendencia a implicarme emocionalmente en los periodos sobre los que trabajo y entonces las ¨¦pocas de guerra son m¨¢s perturbadoras para m¨ª¡±.
Saint-Ex, en sus frases
¡°He comprometido mi cuerpo en la aventura¡±.
¡°Apoy¨® la nuca en el cuero del asiento y comenz¨® esa profunda meditaci¨®n del vuelo en la que se saborea una esperanza inexplicable¡±.
¡°Hab¨ªamos luchado, hab¨ªamos sufrido, hab¨ªamos atravesado tierras sin l¨ªmites, hab¨ªamos amado a algunas mujeres, jugado algunas veces a cara y cruz con la muerte¡±.
¡°Apoyado en el avi¨®n averiado, delante de aquella curva de arena, de aquella flexi¨®n del horizonte, velaba sus amores como un pastor¡±.
¡°?Una aventura? No queda de aquel segundo m¨¢s que un regusto en la boca, cierta acidez de la carne¡±.
¡°Correo precioso, correo m¨¢s precioso que la vida¡±.
¡°Una tierra vestida de sol, la alfombra clara de los prados, la luna de los bosques, el velo fruncido del mar¡±.
¡°Piloto muerto, avi¨®n destruido, correo intacto¡±.
¡°Desde all¨¢ arriba, abajo cada casa encend¨ªa su estrella¡±.
¡°Yo busqu¨¦ en la mujer el regalo que pod¨ªa dar. Pero eres distinto seg¨²n las estaciones, y los d¨ªas y los vientos¡±.
¡°Nadie llegar¨¢ nunca al conocimiento de una sola alma de hombre; hay el secreto de cada uno, un paisaje interior de llanuras invioladas, de quebradas de silencio, de pesadas monta?as, de jardines secretos¡±.
¡°No me dej¨¦is tan triste. Escribidme enseguida, decidme que el principito ha vuelto...¡±.
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