Rosa Mar¨ªa Calaf: ¡°La reina Letizia ha tirado la toalla¡±
La periodista, corresponsal de TVE durante casi 40 a?os, aborda los efectos del coronavirus en su vida personal y en la sociedad
Rosa Mar¨ªa Calaf (Barcelona, 75 a?os) ya sab¨ªa que el mundo estaba interconectado mucho antes de que existiese Internet. Sin embargo, a esta respetad¨ªsima periodista que, en su rol de corresponsal de TVE durante casi 40 a?os (Buenos Aires, Nueva York, Mosc¨², Roma, Hong Kong, Pek¨ªn), entr¨® en nuestras casas para narrar en primera persona lo que ocurr¨ªa en Chern¨®bil tras la cat¨¢strofe nuclear o lo que pasaba en Asia durante la crisis de la gripe aviar, no le importa admitir que lo de la pandemia no lo vio venir.
Pregunta. Esta crisis tambi¨¦n la vivi¨® en primera persona¡
Respuesta. S¨ª, s¨ª. He pasado el coronavirus sin gravedad, pero mi compa?ero s¨ª estuvo muy grave, ingresado en un hospital cinco semanas. Durante tres dudamos de si iba a salir adelante. Lo he vivido muy de cerca.
P. ?Pudo estar con ¨¦l mientras estuvo enfermo?
R. No. La comunicaci¨®n fue con los m¨¦dicos. ?l estaba con ox¨ªgeno y boca abajo y no pod¨ªa hacer nada. Fue muy duro porque no sabes lo que est¨¢ pasando. Como periodista no poder ver con mis ojos y o¨ªr con mis o¨ªdos me hace ser siempre desconfiada.
P. Usted ha estado presente en cat¨¢strofes como el tsunami de Indonesia, donde presenci¨® mucho horror. ?Esas vivencias le han ayudado a relativizar este momento?
R. Muchas veces me han dicho: ¡°Bueno, t¨² estar¨¢s acostumbrada¡±. ?Yo no estoy acostumbrada a nada! Much¨ªsimas situaciones l¨ªmite que viven tant¨ªsimos seres humanos no son nada relativas para quienes las sufren, y lo deber¨ªan ser mucho menos para quienes tenemos la responsabilidad en mucho de lo que les sucede.
P. ?Se le hizo muy duro el confinamiento?
R. ?No hab¨ªa estado tanto tiempo durmiendo en la misma cama desde mi adolescencia! En el verano de 2019 nos fuimos a recorrer Irlanda en un Land Cruiser que tenemos, el militar, el feo. En 2018 hicimos Sud¨¢n. El viaje m¨¢s largo lo hice en 1973, de Barcelona a Ciudad del Cabo en furgoneta. Ha sido rar¨ªsimo no poder moverme. Pero estoy disfrutando mucho esta pausa y he decidido, a ver si lo mantengo, bajar el ritmo.
Me aterran los dictadores pero tambi¨¦n los votantes desinformados
P. ?A qu¨¦ se ha dedicado entonces?
R. La lectura es una de mis grandes pasiones pero me costaba much¨ªsimo concentrarme, as¨ª que sobre todo me dedicaba a ordenar, a vaciar armarios. Ahora tengo una casa que parece la de Marie Kondo. ?Lo que no consegu¨ª nunca es hacer ejercicio de forma disciplinada!
P. Con respecto a leer. Usted dice a menudo que es muy importante la dieta informativa que uno escoge, igual que la alimentaci¨®n. ?C¨®mo supo en esta crisis llena de bulos de qu¨¦ informaci¨®n fiarse?
R. Esa es la gran pregunta. Eso deber¨ªamos pensarlo todos y no solo los periodistas. Para nosotros es m¨¢s f¨¢cil, porque sabemos c¨®mo hacerlo. Yo recib¨ªa informes de colegas, acad¨¦micos y diplom¨¢ticos, me conectaba a seminarios v¨ªa streaming de la Uni¨®n Europea, del Pulitzer Center¡ Y adem¨¢s, por mi ¨¦poca en Sudam¨¦rica, tengo contactos con Argentina, con M¨¦xico¡ Le recomiendo a todo el mundo que no consuma sin m¨¢s algo que le llega y que se alfabetice en el lenguaje de esta crisis, aunque con mucho cuidado. La tecnolog¨ªa es una herramienta de conocimiento, pero tambi¨¦n un arma magn¨ªfica de desconocimiento.
P. ?Es un deber ciudadano informarse bien?
R. Lo es. A m¨ª me aterran los dictadores pero tambi¨¦n los votantes desinformados.
P. ?Y qu¨¦ se hace cuando aparecen personajes p¨²blicos con teor¨ªas conspiranoicas, como Miguel Bos¨¦? ?Los medios no deber¨ªan darles cobertura?
R. Yo estoy en contra de la censura. Hay muy pocos casos, una negociaci¨®n para sacar a unos rehenes quiz¨¢, en la que se pueda admitir que te pidan silencio. Tampoco se puede decir que Miguel Bos¨¦ es un loco sin m¨¢s: hay que argumentar con datos por qu¨¦ lo que dice es mentira y darle un espacio proporcional. No puedes estar una semana abriendo informativos, y venga toda la tarde y venga directos¡
Para creer a alguien necesitamos que sea famoso
P. Hemos visto otro fen¨®meno paralelo que es la fetichizaci¨®n de una figura p¨²blica, Fernando Sim¨®n. ?Es eso peligroso?
R. Por supuesto y volvemos a lo mismo. No promovemos una cultura de conocimiento, sino de la fama. Para creer a alguien necesitamos que sea famoso y los famosos se fabrican pero no por su talento, que Fernando Sim¨®n lo tiene, no estoy diciendo que no lo tenga, estoy hablando del fen¨®meno. A este pobre se?or le han tenido que convertir en una celebridad porque si no nadie le hubiese hecho caso.
P. ?Nunca se ha comprado una revista del coraz¨®n por simple placer?
R. Las miro en la peluquer¨ªa, claro que las miro. No olvidemos que las primeras mujeres que trabajaron en el periodismo lo hicieron gracias a revistas que se llamaban ¡°femeninas¡±. Lo que s¨ª me disgusta es la frivolizaci¨®n y la confusi¨®n que se crea en las chicas j¨®venes priorizando la apariencia f¨ªsica y la dependencia de un hombre, la idea del pr¨ªncipe azul. Eso es da?ino.
P. Hablando del pr¨ªncipe azul, ?ha tenido que renunciar alguna vez al amor por su trabajo?
R. El amor ha sido importante, pero siempre por encima ha estado mi carrera profesional. He tenido la suerte de tener a mi lado personas que han entendido eso. Las que no lo han entendido no me han interesado.
P. Letizia Ortiz, una periodista que ha acabado formando parte de la Familia Real. ?Qu¨¦ opina del papel que desempe?a ella?
R. Alguna vez que he hablado con ella estaba extraordinariamente interesada en lo que hago. Ha hecho lo que ha podido y luego ha tirado la toalla, porque en la estructura actual, que es obsoleta, es dif¨ªcil. Lo que me irrita m¨¢s es que se ha desaprovechado un buen activo y la posibilidad de que se convirtiese en un referente, no solo de moda, sino como mujer. Al final es un personaje reducido a la esfera privada y al t¨ªpico rol de los cuidados que se asigna a las mujeres.
Estamos en una sociedad en la que las noticias mienten, los silencios enga?an y los ruidos distraen
P. ?Qu¨¦ le parece que le dieran el premio Pulitzer a Jodi Kantor y Megan Twohey por su investigaci¨®n sobre Weinstein? ?Cree que despu¨¦s se ha gestionado bien la informaci¨®n que ha ido surgiendo sobre otros casos de acoso sexual?
R. Es evidente que no siempre se ha gestionado bien, pero s¨ª es muy importante que se haya puesto sobre la mesa ese debate. Estamos en una sociedad en la que las noticias mienten, los silencios enga?an y los ruidos distraen. El MeToo es un ejemplo claro de que no se puede seguir mintiendo, callando y mirando para otro lado. La mala gesti¨®n que pueda haber en algunos casos es la habitual. Cuando algo o alguien molesta, la soluci¨®n f¨¢cil es matar o prohibir. En un Estado de derecho eso no se puede hacer. Pero cuando algo te molesta y no lo puedes eliminar, lo desacreditas. Se intoxica para enturbiar un tema que ha sido tratado correctamente y que ha conseguido poner el debate en la mesa.
P. Su padre, empresario, lector y viajero, fue determinante a la hora de darle alas. ?Qu¨¦ rol tuvo su madre?
R. Lo importante fue que no se interpuso. Ella era tambi¨¦n muy libre, ?eh? Nunca trabaj¨® porque no lo necesit¨® aunque, por ejemplo, fumaba en p¨²blico en los a?os cuarenta. En los sesenta se vino a verme cuando yo estaba estudiando en California y se march¨® sola a Nueva Orleans, a Memphis, a Miami. Por eso, la familia es esencial. Y no se trata solo de una cuesti¨®n material, sino de mente abierta.
P. ?Alguna vez se ha planteado qu¨¦ pasar¨ªa si no pudiese moverse nunca m¨¢s?
R. Yo me veo hasta mi ¨²ltimo suspiro movi¨¦ndome. Me gustar¨ªa morirme por la noche en un sitio que me guste mucho. En la Costa Brava, en una isla griega o si no... ?en el Salar del Uyuni! Estar ah¨ª. Ver ese anochecer y ya. Morirme [risas].
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